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24 nov 2009

Filipenses 4:12

Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.




Se acerca la celebración del día de acción de gracias. Un festejo que involucra recordar, que debemos estar agradecidos por lo que tenemos. El día está enfocado en dar gracias a Dios principalmente, pero se ha expandido y permeado tanto en la cultura que muchas personas, aunque alejadas de Dios, también celebran y dan gracias por lo que tienen.

Pablo escribe a los filipenses sobre su aprendizaje en su peregrinaje espiritual. Les comparte lo que Dios ha hecho en su vida y cómo le ha servido para seguir adelante. Pienso que una de las enseñanzas de mayor relevancia es la que escribe en este versículo: aprendí a vivir con abundancia y en escases, a tener hambre y a estar saciado, a vivir humildemente y en abundancia. ¡Qué ejemplo tan increíble! ¿A quién le gusta vivir en la escases? ¡A nadie! ¿A quién le gusta la abundancia? ¡A todos! Justamente este es el concepto que como seguidores de Cristo debemos romper. No se trata más ya de vivir de una forma u otra con respecto a lo que hay para comer, para vestir o para dormir, sino aprender a estar contento, gozoso y agradecido con lo que hay para seguir el trabajo de siervos de Dios, de ser testimonio para los demás y de amar a nuestro prójimo.

Es bueno hacer pausas en la carrera de la vida y tratar de entender hacia dónde estás yendo. ¿Qué consecuencias han tenido tus decisiones? Entender cuáles fueron buenas y reconocer las malas. Pero sobre todo, debes reflexionar sobre tu actitud hacia los bienes materiales y las necesidades básicas. ¿Cuál es tu situación actual? ¿Vives contento con lo que tienes o crees que te faltan cosas? Si pones atención a la publicidad de la televisión o revistas, siempre tratan de transmitir que si tienes tal o cual objeto, serás más feliz de lo que eres actualmente, si utilizas este tipo de perfume o desodorante, tendrás a la pareja que siempre has querido, si haces esto o aquello, entonces serás más feliz. ¿Y si no puedo tenerlo? ¿Entonces estamos condenados a no ser felices? ¡No! Pablo no aprendió a vivir agradecido en cualquier necesidad por “arte de magia” o de un día para otro o por su poder adquisitivo. Fue un camino que tuvo que atravesar de la mano de Dios para aprender. De la misma forma, tú y yo debemos cruzar la misma vereda. Debes empezar a darte cuenta de aquello que deseas y que no tienes, de aquello que te quita la mirada de Dios y te hace olvidarte de Él. Comencemos a dar gracias por lo que tenemos y entender que Dios conoce nuestras necesidades, pero sobre todo, que sabe lo que es mejor para ti y para mí, así que, lo que sea que tengas, es lo que debes tener. Aprendamos a vivir gozosos y agradecidos por lo que tenemos y no tenemos.


Oración

Señor: a veces me olvido de Ti por pensar en lo que no tengo o lo que pienso que me hace falta. Te pido perdón por hacerte a un lado y poner lo material primero. Quiero pedirte que me muestres cómo vivir agradecido en abundancia y en escases, con comida y con hambre, con techo y sin él. Te lo pido en el nombre de Jesús

Amén

23 nov 2009

Daniel 6:5

Entonces dijeron aquellos hombres: no hallaremos contra este Daniel ocasión alguna para acusarle, si no la hallamos contra él en relación con la ley de su Dios.




Lo que estaba pasando en el contexto del versículo, era que Daniel se encontraba rodeado de personas que lo envidiaban y querían encontrar algo para acusarlo y que cayera de la gracia del rey, además de que le quitaran su puesto obviamente. Me llaman la atención dos temas que quiero tratar hoy: la envidia y celos que la gente puede tener y, lo obedientes y firmes que tú y yo debemos ser.

He estado meditando mucho en el cristianismo y la sociedad. El día de ayer vi un documental sobre una vertiente que busca involucrar o relacionar a la religión con el estado. Yo me pregunto ¿cuándo intentó Jesús meterse en los asuntos del César? ¿Cuándo intentó Daniel imponer su amor a Dios al rey o a los demás? Cristo no se comparte imponiendo sino siendo ejemplo de una vida diferente. ¿Lo puedes entender? Te lo repito: Cristo no se comparte imponiendo sino siendo ejemplo de una vida diferente. ¿Ahora sí? Si realmente siguiéramos a Jesús fielmente, nuestras vidas tendrían un impacto tan fuerte en los medios que nos rodean, que no nos estaríamos preocupando por leyes con o sin moral. Simplemente tendríamos a personas en una sociedad comprometidas con agradar a Dios en SUS casas, trabajos y amigos.

Por el otro lado, es increíble que las envidias y los celos daten de hace tanto tiempo o mejor dicho, que los tengamos tan aferrados a nuestra naturaleza. Aquellos que buscaban ocasión contra Daniel lo hacían por envidias. ¿Cuántas envidias no has atravesado en tu trabajo? Pero no terminan ahí, también hay envidias en tu cuadra, en tu familia y con tus amigos. Tristemente la envidia es como un parásito que contamina y se propaga fácilmente. Este mal existe y es evidente. Quieras o no, tienes una gran probabilidad de atravesar circunstancias que, aunque tú no hayas hecho nada, las personas te tendrán coraje y envidia. Así es y no se puede hacer nada al respecto para evitarlo. Lo que sí se puede hacer es lo que hizo Daniel: seguir firme en obedecer a Dios a pesar de las consecuencias. Por otro lado, Jehová se encargó de tener cuidado de Daniel y permitir que siempre saliera adelante aún teniendo gente en su contra.

Para terminar quiero animarte a meditar en tu forma de vivir tu comunión con Jesús. Quiero motivarte a ser una persona ejemplar, una persona feliz y en paz pues sabe que su Dios lo ama y que su vida tiene un propósito. Quiero animarte a que seas como Daniel, el cual, fue firme en obediencia pero sobre todo grande en testimonio. Dejemos a un lado las críticas a aquellos que están perdidos, mejor seamos testimonio a ellos amándolos y compartiendo lo que Dios puede hacer en sus vidas. Dejemos a un lado la “religión” y promovamos la verdadera comunión con Cristo aprendiendo de su palabra y obedeciéndolo siempre. Y por último, no permitas que las envidias y los celos frenen o desanimen tu relación con Jehová.


Oración

Padre: perdona mis pecados. Cuando leo tu palabra me doy cuenta de tu Santidad tan grande y me doy cuenta que necesito ser perdonado. Te pido perdón si no he sido obediente y no he dado el testimonio que quieres que de. También te pido que me des fuerzas para seguirte independientemente que me encuentre con críticas, envidias y celos. Guíame siempre en tu camino, en el nombre de Jesús te lo pido.

Amén

19 nov 2009

Salmo 27:7

Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo; ten misericordia de mí, y respóndeme.


Cada uno de nosotros hemos atravesado momentos difíciles, de incertidumbre, de dolor o angustia. Sin darte cuenta, conforme fuiste creciendo, aprendiste distintas formas de sobrellevar el dolor y las situaciones que están fuera de tu control. Algunos se refugian en no hablar con nadie, o todo lo contrario, algunos se vuelven adictos al trabajo o al deporte con tal de mantenerse ocupados y no pensar en lo que está pasando, otros más utilizan el alcohol o alguna sustancia similar para tratar de “aliviar” el momento. Independientemente de cuál sea tu “táctica” para atravesar por este tipo de circunstancias, hoy quiero decirte lo que la Biblia dice que debes hacer al respecto: clamar a Dios. Parece sencillo pero no lo es. Clamar a Dios involucra el reconocer que ya no puedes más, involucra admitir tu derrota e imposibilidad de actuar sobre lo que estás atravesando, involucra entender que tienes un límite y que por más que intentes y escuches que “tú siempre puedes” en realidad “no puedes”. Ojo, no estoy diciendo que te conviertas en una persona mediocre que nunca quiera salir adelante porque “no puede”. Cuando digo “no puedes” me refiero a las situaciones en las que no depende ya más nada de ti para que se muevan de una u otra forma, como por ejemplo: atravesar una enfermedad.

¿En qué momento nos convencieron que no debemos pedir ayuda? ¿Cuándo se nos prohibió doblar nuestro orgullo y reconocer que necesitamos de Dios? ¿Por qué es tan difícil doblar las rodillas y entender que solamente Jehová controla? ¿Te sientes cansado? ¿Te gustaría que todo se solucionara hoy mismo? ¿Te gustaría estar en paz?

Si tu respuesta es afirmativa, lo que necesitas es clamar a Dios.

Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo; ten misericordia de mí, y respóndeme. ¡Dile a Dios que estás exhausto! Dile que ya no puedes más…

¡Recuerda que Jehová es un Dios vivo! Un Dios que quiere tener comunión contigo. No está en el cosmos entreteniéndose con las estrellas y su reino sino que ¡está al pendiente de su creación! De ti y de mí. He escuchado personas decir que Dios debe estar muy ocupado como para escuchar mis problemas. ¡Falso! Él está a la puerta esperando entrar y cenar contigo (Apocalipsis 3:20). ¡Que no te engañen con ideas de dioses falsos! Al Dios de la biblia le preocupa que su creación pueda voltear a Él y reconciliarse. Dios te ama. Entrega tus problemas, tus angustias, clama a Él y pide que te escuche y tenga misericordia de ti.


Oración

Padre: a veces es difícil seguir adelante con tantos problemas y no sé por dónde ir. Te pido que escuches mi voz y tengas misericordia de mí. Te pido que traigas paz y calma a mi corazón y pueda recordar que Tú eres Dios y que tienes cuidado de mí. Te entrego mis cargas pues no puedo más. Hoy doblo mi rodilla ante Ti y te pido que escuches mi oración en el nombre de Jesús

Amén

18 nov 2009

Juan 8:34

Jesús les respondió: de cierto de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.




En la Nueva Versión Internacional lo traduce todavía más directo: les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado.

El pecado es uno de los temas que no nos gusta que nos recuerden. Preferimos escuchar acerca de tener fe, esperanza, ser consolados por Dios, recibir su amor, ser perdonados, en fin, todos los temas “bonitos”. Pero aunque no nos guste, es necesario estudiar la Biblia completamente incluyendo aquellos temas difíciles y complicados, pero sobre todo, aquellos donde nuestra comunión con Dios se pueda ver afectada. En este caso el pecado es uno de ellos.

El pecado no se define individualmente. Dios ha dado las pautas para entender lo que está bien y lo que no. Como humanos, nos hemos encargado de “flexibilizar” estos principios y tratar de escoger los que consideramos importantes y eliminar o minimizar los que no. Además, estamos viviendo un acercamiento al pecado muy peligroso con la eliminación de principios por ser considerados “extremistas” o demasiado conservadores.

¿A quién se le ocurrió hacer estos cambios y por qué lo permitimos?

Muy fácil. Nosotros mismos nos estamos “eliminando” las cargas de hacer bien las cosas y obedecer a Dios. Nos estamos haciendo “libres” a nuestra manera.

El problema radica en que tu forma y mi forma de aligerar nuestra vida, crear nuestros propios principios y nuestras propias maneras de vivir, no nos llevan a ningún lugar de bien sino que nos encierran en un círculo vicioso: el que peca es esclavo del pecado. Escucha bien esto: si no reconoces que has pecado y pides a Jesús que te perdone por ello, seguirás siendo esclavo del pecado. No importa si lo quieres aceptar o no. Es lo que Dios dice. Es lo que es. Si no lo quieres creer directamente de la Biblia, te recomiendo que pongas atención a lo que hay a tu alrededor. La gente ¿ama a su prójimo o lo critica? ¿Las parejas se casan una sola vez o las que cada quien considera necesarias? ¿La pornografía de todo tipo está en disminución o en aumento? ¿La prostitución infantil es imaginación o una realidad? ¿Las personas se están muriendo de hambre o de enfermedades básicas? ¿Hay guerras? ¿Hay luchas por el poder? ¿Hay pleitos y odios entre familias? ¿Hay pleitos entre las iglesias? Todo esto no son más que consecuencias del pecado y el círculo vicioso en el que caemos al ser esclavos de él. Todos sabemos que está mal robar o asesinar o violar a una persona. Aún así sucede. ¿Por qué? Porque al no aceptar tus pecados y entregarlos a Jesús te vuelves esclavo de tus pecados. Un esclavo no dirige ni controla, solamente obedece. Así que si pensabas que tenías el control sobre tus pecados, ahora sabes que no es como creías sino todo lo contrario, por ello, te quiero animar a que reflexiones sobre tu percepción del pecado, sobre tu actitud hacia él y lo que has permitido o rechazado y por qué.



Oración

Señor: perdona mis pecados. No quiero ser ya más esclavo de ellos sino ser libre a través de Ti. Tú conoces mi situación y te pido que me guíes para salir adelante. Ahora entiendo que Tú eres quién decide lo bueno y lo malo y no yo y sobre todo que definitivamente no tengo el control sobre el pecado sino que él lo tiene de mí. Te pido en el nombre de Jesús, que a través de Él pueda ser libre como Tú lo prometes en tu palabra. En ese mismo nombre oro.

Amén

17 nov 2009

Proverbios 11:11

Por la bendición de los rectos la ciudad será engrandecida, mas por la boca de los impíos será trastornada.


Dios me ha dado la oportunidad de vivir en tres ciudades distintas. Cada una con características muy peculiares, con sus pros y sus contras. En general, siempre se comenta sobre la belleza de la arquitectura, el buen o mal clima, la amabilidad de la gente, si hay inseguridad, si hay contaminación, si hay buena cocina, buen transporte público, etc. Lo que nunca se habla sobre una ciudad es del trabajo que “los rectos” están realizando por ella. Me explico mejor. El versículo nos dice que a través de aquellos santos entregados a la obediencia de Dios, se puede engrandecer una ciudad, por el contrario, si predominan los que siguen su propio camino la ciudad se dirige a la ruina. De esta manera, yo quiero llevarte a meditar sobre lo que haces por tu ciudad y tu preocupación hacia la misma. No solamente me refiero a ayudar a los necesitados. ¡Definitivamente no! Me refiero a que entiendas que hay personas en tu ciudad que no conocen a Jesús.

Cuando viajas, es muy fácil apreciar lo bonito del lugar que estás visitando. Honestamente puedo decir que me encanta donde vivo. Tiene prácticamente todo lo que necesito y me gusta hacer. Tristemente, nunca me he preocupado como debería para que además de que la ciudad esté limpia y sea ecológicamente sustentable, las personas que la integran conozcan de Dios. Tal vez te encuentres contento o a disgusto con el lugar en el que vives. Pero antes de comenzar a reclamar, ¿por qué no te pones a trabajar por aquellos que tienen un camino sin Dios? ¿Por los que llevan una vida sin propósito?

Por la bendición de los rectos la ciudad será engrandecida, mas por la boca de los impíos será trastornada.

Si quieres saber dónde está la raíz de los problemas de una ciudad, la Biblia te muestra que en los impíos o malvados se encuentra. Son ellos los que destruyen. Por el contrario, existen algunos rectos, siervos de Dios, que quieren obedecer y transformar su entorno.

Definitivamente hay muchas cosas que puedes hacer por tu ciudad para que no sea destruida sino se convierta en un lugar de bendiciones, pero el primer paso, y el más importante de todos, es comenzar con las personas para que conozcan de Dios y sean cada vez más justos los que trabajen por ella y menos malvados o impíos los que se apoderen y la utilicen para su propio bien.

Te animo a que medites un tiempo en tu ciudad. Encuentres la creación y grandeza de Dios en ella. Ahora, encuentra los problemas que hay. ¿Son causados por los que no siguen a Dios?


Oración

Señor: te pido por mi ciudad que se encuentra llena de personas que no te conocen. Te pido por mi falta de interés para que más personas vengan a Ti y lleven una vida diferente. Perdona que me quede viendo el paisaje y disfrutando de la ciudad cuando hay personas que no te conocen y necesitan reconciliarse contigo. Ayúdame a trabajar en ello. Te lo pido en el nombre de Jesús


Amén

13 nov 2009

Proverbios 10:12

El odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas.




Primero debes entender lo que significa rencillas. Según la Real Academia Española, significa: cuestión o riña que da lugar a un estado de hostilidad entre dos o más personas. En otras traducciones como la Nueva Versión, utilizan la palabra disensión, la cual significa: contienda, riña o altercación. También resulta interesante la definición de odio: antipatía y aversión hacia algo o alguien cuyo mal se desea.

¿Te suena familiar este sentimiento?

Todos nos hemos visto envueltos en la explosividad del odio. No creo que exista una sola persona que no haya tenido un momento de coraje y furia transformándose en odio. Así somos. Es más fácil odiar que amar. En general pienso que casi siempre es más fácil hacer lo malo que lo bueno pero ese es asunto de otro día. ¿Qué tiene de importante este proverbio? ¿Para qué sirve memorizarlo y analizarlo?

En este año, he asistido a varios cursos para mejorar mi desempeño laboral. El patrón más importante que he aprendido (¡y el que más me hace falta!) es la disciplina. De igual forma, pienso que si lo trasladamos a nuestra vida en Cristo, la disciplina es nuestro mejor aliado.

Con disciplina, todo tiene un orden. Primero estableces tus metas y en el caso espiritual también lo podemos hacer y aquí es donde el versículo entra en acción. No puedes ir por el mundo tratando de agradar a Dios sin ningún plan, sin ninguna estrategia: sin disciplina. No puedes andar pensando que no vas a odiar a nadie así nada más por haber leído estas palabras. Tal vez y estés pensando: pues así he estado todo este tiempo. Es hora de hacer las cosas bien. La disciplina en Cristo entra cuando quieres ser un buen siervo y entregar tu vida a Dios. ¿Cómo la quieres entregar? ¿Al 10, 20 o 100 por ciento? Yo pensaría que al cien.

El odio es un sentimiento que debe atacarse con disciplina, con una estrategia. No puedes tener éxito contra el odio si no estás preparado. Si recuerdas la última vez que hayas tenido este sentir contra alguien o algo, podrás percatarte del poco control que tuviste sobre él, pero el amor cubre todas las faltas. El amor es la herramienta principal que tienes contra el odio. En la televisión, los libros y los consejos en general te dicen que está bien que odies a algunas personas y para “aliviarte” te recomiendan varias actividades. La Biblia no dice eso. La Biblia dice que para salir del odio es necesario amar.

Hoy quiero animarte a meditar sobre el odio en tu vida y tu forma de tratar con él, animarte a tener disciplina memorizando versículos como éste para estar preparado en situaciones futuras y poder reaccionar mejor, meditando pasajes de la Palabra de Dios, hasta que sus principios se vuelvan un hábito y no un evento forzado. Entiende que el odio causa conflictos, problemas, enemistades y no tiene ningún beneficio para ti más que destrucción. Por el contrario, el amor es constructivo. Ahora conoces las consecuencias del odio y la forma de evitarlo: en amor. Te corresponde tomar una decisión al respecto sobre cómo atacarás este sentimiento hoy y en ocasiones futuras…


Oración

Señor: creo que no había puesto atención al odio en mi vida. Lo había hecho a un lado y pensaba que no estorbaría en mi relación contigo. Gracias por mostrarme que no es así y que además lo único que causa son mayores conflictos. Te pido que pongas el amor en mi corazón para poder sacar el odio que hay en mí. Te pido que pueda grabar estas palabras y utilizarlas siempre. Te lo pido en el nombre de Jesús

Amén

12 nov 2009

Mateo 26:21,25

Mientras comían, Jesús les dijo: les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar. ¿Acaso seré yo Rabí? Le dijo Judas el que lo iba a traicionar. Tú lo has dicho le contestó Jesús.




Recientemente he estado meditando en esta escena…

Me parece que todos tenemos una parte de Judas dentro de nosotros. Cada uno de nosotros, de una u otra forma, hemos traicionado a Jesús. A veces pensamos que no son traiciones sino “fallas o deslices” pero en realidad lo estamos traicionando. Cada vez que decides realizar tu voluntad por encima de la de Dios, te estás convirtiendo en el enemigo. La Biblia nos dice que el que no está con Jesús está contra Él (Mateo 12:30). No se trata de desenfundar la espada y salir contra todos los que vemos que están alejados de Dios. ¡Por favor no! Se trata de entender tus propios errores, tus propias “traiciones” y reconocerlas poniéndolas ante Dios para poder corregirlas.

De alguna manera, hemos creado niveles de pecado dependiendo de sus consecuencias. Pensamos que Judas es el gran pecador y que no hay nadie como él. Piensas que si hubieras tenido la misma oportunidad de convivir con Jesús y conocerlo personalmente como lo hizo Judas, nunca lo engañarías. Quiero decirte que tienes una gran probabilidad de haber sido el que lo traicionara. Si metemos un poco las matemáticas a la historia, sabemos que fueron 12 discípulos y uno lo traicionó. Esto quiere decir que existe poco menos del 10 por ciento de probabilidad de que tú o yo traicionáramos a Jesús en su momento siendo Judas. ¿Por qué hago esta reflexión? Para que puedas entender y reconocer que eres pecador. Que no eres perfecto. Que te equivocas. Pero sobre todo, que entiendas que no eres mejor que tu hermano. Que eres igual de pecador y que tienes la misma probabilidad de traicionar y engañar a Jesús que el que se sienta a lado tuyo en la congregación. Tú y yo fuimos escogidos por Dios no por nuestros méritos sino por el amor y misericordia derramados sobre nosotros.

Como siempre, no me gusta escribir y compartir de Dios para que terminemos tristes o desanimados por nuestros errores. Todo lo contrario. Lo que siempre busco es que comprendamos el amor tan grande que Dios tiene con nosotros, el cual, habiendo fallado día a día, nos pone a Jesús (el camino) para poder reconciliar nuestras “traiciones” con Él. Lo que busco es que tú te humilles para que el Señor sea el exaltado.

Hoy te animo a que humilles tu corazón. Te animo a que dejes de pensar que eres mejor o “no tan malo” como otras personas. Te animo a que reconozcas tus traiciones y las pongas delante de Dios. Te animo a que evalúes tu comunión con Dios y no caigas en el camino de Judas, el cual, a pesar de convivir todos los días con Jesús, no comprendió el evangelio y ya sabes cómo terminó su vida…



Oración

Señor: quiero pedirte perdón por traicionarte. Ayúdame a entender que mi pecado, que tomar mis decisiones por encima de tus mandamientos significa una rebelión directa contra Ti. Guíame por tu camino y no permitas que me aparte de Ti. Te lo pido en el nombre de Jesús


Amén

11 nov 2009

Santiago 5:19-20

Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.




Conforme los años pasan, Satanás ha utilizado distintos métodos para separarnos de Dios y entorpecer nuestra comunión con Él. Pienso en el jardín del edén donde utiliza mentiras mezcladas con verdad para convencer a Eva de tomar el fruto prohibido. También pienso en la época de los romanos cuando los seguidores de Cristo eran puestos en el Coliseo para diversión del pueblo al verlos ser devorados por los leones. Pienso en la ex URSS y aquellos países que siguen prohibiendo la libertad de seguir a Jesús. Todos estos eventos buscaron romper nuestro compromiso con el Señor. A través del temor y la incertidumbre, Satanás pensó que podría salir adelante su plan. No funcionó. El día de hoy ha cambiado de estrategia. Ahora el enfoque no está en el cristiano por ser algo malo (ser perseguido) sino por lo que deja de hacer o se está “perdiendo”. Aquellos estorbos para seguir a Jehová, no son el que nos metan a una prisión o muramos asesinados por hacerlo. El estorbo de hoy en día es pensar que, al seguirlo, nos estamos perdiendo de muchas cosas en la vida, pensar que las bendiciones las tiene Dios, pero que también el mundo tiene mucho que ofrecer. Aunado a esta estrategia, existe una segunda. Ésta busca el “respeto y la tolerancia” de los demás. Ojo, no estoy diciendo que no se deba respetar o tolerar. Ésta busca desanimarte y limitarte en tu intervención con otras personas para compartirles de Jesús. Insisto, compartir el evangelio, no va acompañado de juicios ni críticas sino de perdón, misericordia y amor. El problema surge cuando pensamos que podemos incomodar a alguien por hablarle de Dios, surge al pensar que tiene que ser el momento “preciso”, surge cuando pensamos que lo puede tomar mal, surge cuando pensamos que es mejor que cada quien siga su camino, nos respetemos y nos toleremos. ¡Falso!


Si alguien se extravía de la verdad, está en camino a la muerte.


¡Santiago está tratando de despertarte a lo que está pasando! No te pierdas entre tantas telarañas. Si sabes que una persona no está siguiendo a Jesús, ¿qué estás haciendo al respecto? La Palabra misma dice que esta persona está en camino a la muerte separada de Dios. ¿Quieres eso para tus familiares y seres queridos? Yo se que no. ¿Entonces qué esperas? ¿Qué te detiene?


Si alguno se extravía de la verdad y alguno hace volver a ese pecador de su error, salvará de muerte un alma y cubrirá multitud de pecados.


Para hacer volver a alguien de ese camino es necesario que “rompas” con las ideas y atravieses los estorbos que hay para detenerte y no compartir de las buenas nuevas de Jesús. ¡Date cuenta de qué tienes enfrente y contra qué estás luchando! Tu deber y el mío es buscar a aquellos que están extraviados y motivarlos a que tomen el camino correcto con Jesús. No caigas en las estrategias de Satanás para frenarnos en estos mandamientos…



Oración


Señor: gracias por recordarme que Satanás quiere interrumpir nuestra comunión. Gracias por enseñarme a no caer en sus enseñanzas y poder discernir entre lo bueno y lo malo. Te pido perdón porque he puesto muchas escusas y pretextos para compartir de tu palabra a aquellos que se han extraviado de tu camino. Perdona que haya caído en la “tolerancia” y no me dé cuenta que esa tolerancia está llevando a las personas a una vida y sin Ti, guíame en tu camino y no permitas que me aparte de Ti, en el nombre de Jesús te lo pido.


Amén

10 nov 2009

Santiago 5:17-18

Elías era un hombre con debilidades como las nuestras. Con fervor oró que no lloviera y no llovió sobre la tierra durante tres años y medio. Volvió a orar y el cielo dio su lluvia y la tierra produjo sus frutos.




Te recomiendo que leas la historia en 1ª de Reyes capítulos 17 y 18.


¿Por qué utiliza Santiago a Elías como ejemplo? Porque su situación era muy similar a las que tú y yo atravesamos todos los días. Elías era siervo de Jehová y se encontraba en un mundo que cada día se apartaba más y más de Él. Basta mirar a tu alrededor para darte cuenta que de la misma forma la gente se está alejando más de su Creador. Posteriormente, Elías, obedeciendo lo que el Señor le había pedido, anuncia al rey que no habrá lluvia. Ahora, si nos detenemos unos momentos aquí, debemos analizar que Elías se encontraba debajo del mismo cielo que el rey. Esto quiere decir que también estaba anunciando ¡una mala noticia para él! Dios solamente le dijo que anunciara la sequía, no le dijo cómo se encargaría de la vida de Elías. Aún así, Elías obedeció y anunció la sequía. Después, Dios se encargó de darle instrucciones para que no pereciera y tuviera siempre agua y alimento. ¿Puedes ver la semejanza a tu vida? A veces estudiamos o aprendemos de la Palabra de Dios, queremos obedecerla, pero parece que nos estamos poniendo una soga al cuello si llevamos a cabo esos mandamientos. Así como el anuncio de Elías sobre la sequía. A veces, obedecer a Dios no es fácil, y requiere de tu entrega y fe. Si el Señor te dice que ames a tu prójimo y lo único que recibes de él son amenazas, burlas y desprecios, se vuelve complicado obedecer ¿cierto? De igual forma, cuando te dice Dios que no debes preocuparte por lo que habrás de comer o beber pues Él conoce tus necesidades, se complica entenderlo y creerlo cuando el trabajo escasea y los ahorros se acaban. Aún así, ¡Elías obedeció!


La oración es poderosa. La oración es efectiva. La oración es real.


Si alguno está enfermo, afligido, contento, preocupado y angustiado, que ore…


Si por medio de una oración, Jehová consumió el sacrificio de Elías e hizo que volviera a llover después de tantos años de sequía, ¿crees que ese mismo Dios no pueda actuar para tu situación en particular? Santiago aclara algo muy importante sobre Elías: era un hombre con debilidades como las tuyas y las mías. Los personajes que lees en la Biblia son humanos comunes y corrientes. Ninguno de ellos tenía poderes sobrenaturales. Elías no fue quien decidió que lloviera o dejara de llover. Lo único que hizo fue obedecer. Confiar en Dios y seguir el camino que le mostraba. Jehová es quien se encargó de frenar las lluvias, de darle alimento y agua en todo momento a pesar de la sequía tan grande y finalmente se encargó de que las lluvias regresaran.


Tu oración es escuchada por Dios. Dile tus problemas, expón tu gozo, cuéntale tus temores y confiesa tus pecados. No hagas a un lado esta poderosa herramienta que dejó Dios para nosotros. La oración



Oración


Padre: te pido que perdones mis pecados. Te doy gracias por enseñarme a vivir diferente y en obediencia a Ti, también te agradezco el que me llenes de confianza y fuerza para seguir obedeciéndote sabiendo que así como cuidaste de Elías, cuidarás de mí para que no me falte nada en época de sequía. Ayúdame a seguirte siempre y no desviarme de este camino. Te lo pido en Cristo Jesús


Amén

4 nov 2009

Santiago 5:16

Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.




Primero me gustaría aclarar que en ningún momento se hace referencia a que la persona que escucha la confesión de pecados es la que perdona, intercede o sana sino Dios y Cristo. Santiago está concluyendo el versículo anterior sobre la oración de los que estén enfermos y dice: además de pedir por su enfermedad, confiesen sus pecados para que oren por ambas cosas. La confesión de pecados no tiene como propósito ser absuelto por una persona al confesar los actos. Tampoco promueve el morbo ni los chismes. Algunas personas no han entendido bien estos pasajes y han promovido que una persona sea la que se encargue de perdonarte tus pecados por confesarlos a él. Esto no está bien y debes saberlo. Tu confesión y arrepentimiento de pecados lo debes hacer directamente con Jesús quien es el camino. Posteriormente, Santiago nos muestra que es bueno confesar nuestros pecados a otros hermanos y principalmente a los ancianos de la congregación, no para que nos perdonen sino para que oren por nosotros y que podamos corregirlos a través del Espíritu Santo.


La oración del justo es poderosa y eficaz.


Como he escrito anteriormente, a veces la oración no nos gusta por su falta de acción inmediata. Vivimos en medio de instrumentos que nos dan todo al instante. Desde comida, el clima de cualquier ciudad, las noticias de todo el mundo, hasta estar en contacto instantáneo con alguien que se encuentra a miles y miles de kilómetros, etc. Nos hemos vuelto impacientes. Queremos todo al instante. ¡Ya no nos gusta esperar! En algunas ocasiones, la respuesta a mis oraciones ha sido inmediata. En otras no. Es de gran importancia que recuerdes que ¡la oración del justo es poderosa y eficaz! Esto quiere decir que funciona. Quiere decir que, aunque no veas los resultados inmediatos, Dios ha escuchado esas peticiones y está acomodándolas a su voluntad. ¡La oración tiene poder! No dejes de orar por la falta de evidencia física de que tu oración ha sido escuchada. No conviertas a Dios en un dios cumple deseos y caprichos. Él es soberano y reina.


Si estás enfermo o estás luchando con algún pecado, confiésalo a Dios y pide por tu salud y tu perdón. Además, confiésalo a otros hermanos que puedan orar por ti y puedan guiarte para corregir tus pasos. Recuerda, ellos ni nadie son los que absuelven tus pecados, solamente Jesús. Lo único que harán será utilizar el instrumento poderoso y eficaz que Dios nos dio: la oración.



Oración


Señor: te quiero agradecer por permitirme tener comunión contigo y aprender cada día más de Ti y de tu amor hacia mí. Te pido perdón por mis pecados y te pido también porque siempre acuda a Ti cuando tenga enfermedad. Ayúdame a que mi orgullo no estorbe en la confesión de mis pecados contigo y con mis hermanos para que también oren por mí. Gracias por escuchar nuestras oraciones y dame fe para aguardar tu voluntad pacientemente. Te lo pido en Cristo Jesús


Amén

3 nov 2009

Santiago 5:14-15

¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.


Recientemente mi esposa se enfermó de gripa y tos. Pude estar varios días sin contagiarme pero al cuarto día me empecé a sentir un poco mal yo también. Una ida a la farmacia me recordó que tenemos una enorme cantidad de medicinas a nuestro alcance, sin contar las controladas por receta médica. Había pasillos destinados a distintos tipos de enfermedades y síntomas. Es muy fácil sentirse perdido sin saber cuál de todas esas medicinas tomar. Buscas la marca que tengas en mente pensando que será la mejor o incluso la que te han recomendado. Finalmente esperas haber tomado la mejor decisión.
A veces nos pasa algo similar en nuestro camino con Dios. Nos encontramos en una disyuntiva, un momento difícil de atravesar, la angustia y preocupación están latentes y la incertidumbre parece ser la reina del momento. ¿Cómo reaccionas? Te vas a la “farmacia” a buscar soluciones. Tratas de encontrar aquella “medicina” que pueda ayudarte a atravesar estos momentos o a tomar una decisión correcta. Intentas recordar consejos anteriores o soluciones que otras personas han tomado. Sin darte cuenta, estás olvidando lo más importante de todo: orar al Señor por tu situación.
Ahora que me enfermé, pude recordar lo frágil que somos. En la tarde comencé a sentir un malestar en la garganta, para el día siguiente no me sentía nada bien y mi cuerpo lo sentía sumamente cansado. No tardé nada en perder fuerzas y sentir la debilidad que no podía controlar y a mi cuerpo no le importó que llevara probablemente más de un año sin enfermarme... Si alguno está enfermo, llame a los ancianos para que oren por él. Hay que poner a los pies del Señor todo lo que nos pasa, bueno y malo. En este caso, las enfermedades. El aceite al que hace mención el versículo se utilizaba como medicina para ayudar al enfermo pero aclara muy bien que la oración es la que sanará al enfermo y no el aceite en sí. A veces preferimos encontrar la medicina que nos alivie rápidamente y olvidamos que es la oración o misericordia de Dios las que realmente nos regresan la salud. Orar puede tardar más de lo que queremos esperar para ser sanados y por eso es más fácil tomar la “vía rápida”. Ahora sabes que la oración puede mucho más de lo que imaginabas. No solo va a sanarte sino que también puede ser vehículo para el perdón de tus pecados.
Aunque sea difícil de aceptar, estás limitado en lo que puedes hacer. No decides cómo estar sano (podrás influenciar pero no decidir). El Señor decide qué, cómo y cuándo. Mientras más medites en esto, lo entiendas y lo aceptes, mejor será tu relación con Él. ¿Estás enfermo? ¿Tienes alguien enfermo? Comparte tu situación y pide que oren por ella. Recuerda que la oración tiene más fuerza que las medicinas y los remedios caseros…

Oración
Padre: gracias por recordarme lo valiosa que es la salud y lo misericordioso que eres en darla. Perdona porque olvido fácilmente acudir a Ti en oración e incluso pedir que oren por mí. Te pido que escuches mi oración en el nombre de Jesús
Amén