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30 jun 2011

Hechos 11:20

Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor.



La vida está llena de ciclos, altas y bajas, felicidad y tristeza. Pero por alguna razón se nos facilita olvidarnos del Señor cuando estamos en las altas y nos encanta acudir clamando a Él cuando nos encontramos en las bajas. Recientemente leí un artículo que hacía referencia a una prueba que se utiliza en contabilidad llamada “prueba del ácido” aplicada a la vida cristiana. Lo que proponía era que se puede distinguir entre una persona que realmente ha entendido su pecado, se ha arrepentido y ahora ha entregado su vida a Dios contra aquellas que “coquetean” con Dios. A lo que quiero llegar está relacionado con el versículo de hoy: y la mano del Señor estaba con ellos… No importa si estás en un pico o en un valle, cuando amas al Señor y entiendes que no mereces su misericordia y mucho menos su amor, puedes leer estas palabras y gozarte por que Él está contigo. Lo repito: la mano de Dios, su presencia está contigo. Podrá parecer distante Dios porque has atravesado situaciones difíciles o por el contrario lo sientes cerca porque hay paz en tu vida. Pon atención, la situación que atraviesas no determina la cercanía de nuestro Dios. Así como su mano estaba con los discípulos cuando gran número de personas creía en Su nombre y había gran gozo, de la misma forma su mano estaba cuando eran aprehendidos. No te dejes confundir. ¡Cuántas personas reclaman a Dios porque piensan que no son escuchados? Si puedes empezar tus días con una oración y recordando siempre que la mano del Señor está contigo, estoy convencido que tu día no será igual. Estas palabras te preparan para lo que está delante y te llenan de gozo y fe.
Por otro lado, es importante entender la gran comisión que tenemos sobre compartir a Cristo. Ojo, no nos corresponde criticar, señalar, juzgar o humillar sino hablar de la reconciliación que el Padre ha ofrecido a través de Jesús y sobre su segunda venida. Muchas personas tratan de “convertir” a la gente para Cristo y pienso que es un error tratar de intervenir así. Nuestro deber es dar llevar la palabra y vivirla como testigos de que Él es Dios. El Señor se encarga de tocar los corazones y de hacer el resto no nosotros. Su palabra es la que penetra no las nuestra. Su sabiduría es la que asombra y no la nuestra, su ejemplo es el que admiramos y no el nuestro. Tengamos cuidado de no desviar nuestra atención de lo que nos han llamado a hacer. Jesús no nos dijo que “fuéramos al mundo y lo convirtiéramos a Él” sino que habláramos de su palabra, anunciáramos su evangelio e hiciéramos discípulos.
Hoy te quiero animar a que hagas una pausa e independientemente de lo que estés atravesando puedas decir en tu corazón: la mano del Señor está conmigo. Ahora entiende que es misericordia y amor que no merecemos al recibir esta enorme bendición y ¡que tú deber es compartirlo!

Oración
Señor: gracias por tu misericordia. Perdona mis pecados y permite que mi vida siempre sea testimonio de que tu mano está conmigo sin importar las circunstancias. Permite que mi vida sea de servicio a Ti y te de gloria. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén

29 jun 2011

Hechos 11:19

Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que hubo con motivo de esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no hablando a nadie la palabra, sino sólo a los judíos. Pero había entre ellos unos varones de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioquía, hablaron también a los griegos anunciando el evangelio del Señor Jesús.



Por si no lo recuerdas, Esteban murió por compartir a Cristo. En su muerte, Saulo estaba presente y probablemente aceptando que siguieran apedreándolo. Resulta difícil entender que la muerte de alguien tenga un plan o propósito determinado pero con estos versículos podemos darnos cuenta que Dios tenía sus planes. Gracias a este evento, vemos que varios discípulos fueron a otras ciudades pero además, dentro de ese grupo esparcido, algunos comenzaron a compartir a Cristo no solo con los judíos sino ¡con los gentiles también! Lo mismo que Pedro estaba haciendo Cesarea se estaba replicando en Antioquía. ¿No te resulta increíble entender que más allá de lo que podamos ver e imaginar, hay un Dios todopoderoso que tiene todo bajo control y que sus planes se van desenvolviendo poco a poco en su perfección? A partir de un momento triste y difícil como la muerte de Esteban, se desarrollan eventos importantísimos. Sé que muchos están atravesando la pérdida de un ser querido y resulta sumamente doloroso, pero también sé, que así como la muerte de Esteban sirvió para el propósito de Dios, lo mismo sucederá con cada uno de los que somos llamados con el Señor. ¿Cuál será el propósito? ¿Qué vendrá después? No lo sé. Eso le corresponde a Dios y a nosotros nos corresponde el tener fe.
Por otro lado, también quiero reflexionar en el tema de compartir a Cristo. No debemos hacer a un lado el trasfondo cultural y lo dramático que era el que estuvieran compartiendo a Jesús a gentiles. Verdaderamente era algo insólito. No sabemos exactamente cómo empezaron y si tuvieron alguna visión como Pedro, pero lo que sí podemos tener por cierto es que en algún momento comenzaron a hacerlo y los resultados fueron increíbles. Hoy quiero animarte a que todas tus ideas o pensamientos que tienes para servir al Señor las pongas por práctica. Él se encargará de prosperarlas o frenarlas dependiendo lo que tenga para ti. Recuerdo cómo iniciaron las visitas al reclusorio sur: de un deseo por servir al Señor. También recuerdo cómo empezó este ministerio de devocionales: con una sola idea puesta en práctica. No tienes que encontrar el hilo negro ni reinventar algo. Solamente debes ponerte al servicio del Señor y poner en práctica lo que has aprendido de Él. Yo sé que a cada uno de nosotros nos llama de formas distintas y sé que algunos tienen cargas para ir con personas de la tercera edad o enfermos o jóvenes o adictos o cualquiera otra que pudieras pensar. ¡No dejes al aire esa idea y esa carga! Ponla a los pies del Señor y ¡entra en acción! Dios se encargará de lo demás.

Oración
Señor: quiero agradecerte por darme lo que no merezco: tu amor y tu perdón. Gracias por llenarme de bendiciones y por quitarme lo que no debo tener. Te pido que pueda entender que la pérdida de seres queridos tiene un propósito dentro de tus planes y sobre todo te pido porque pueda servirte dentro de todo lo que haga. Ayúdame a pensar menos en mí y más en Ti. Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús. Amén

17 jun 2011

Hechos 11:4,17-18

Entonces comenzó Pedro a contarles por orden lo sucedido, diciendo… Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios? Entonces oídas estas cosas, callaron y glorificaron a Dios, diciendo: ¡de manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento!



Si te preguntas ¿cómo debes reaccionar ante la gente que te señala, regaña o cuestiona lo que haces? La respuesta la vemos con Pedro al contarles lo sucedido. No se desesperó ni se enojó. Personalmente me hubiera enojado y les hubiera reclamado el hecho de que no se gozaran por lo que había acontecido y por el contrario me estaban regañando. En fin, por eso Pedro es nuestro ejemplo. Con calma y paciencia, Pedro comenzó a explicar punto por punto todo lo sucedido. No omitió nada. No quiso sentirse mayor a los demás guardando lo que había visto sino que lo compartió al cien por ciento. A veces encuentras personas que no quieren compartir lo que han aprendido o guardan información que podría servir a los demás simplemente por el hecho de ser los únicos beneficiados. Recientemente escuché una historia de una persona que en un trabajo nuevo, nadie quería ayudarlo. ¿El motivo? Envidias. Tal vez resentimientos o temor a que esta persona venga a tomar su lugar. ¡Esta no es forma de vivir! Tú y yo debemos compartir las bendiciones de Dios a los demás. Si a nosotros nos costó trabajo algo, ayudemos a nuestro prójimo para facilitarle la misma tarea. ¡Seamos de bendición y no estorbos! Pedro sabía que lo ocurrido era una gran bendición y no quiso quedarse toda la gloria tratando de que él solamente hablara a los gentiles. Expuso cómo se sintió confundido y cómo Dios respondió. Además dejó frente a todos la oportunidad de predicar a los gentiles.
Paciencia. Espero que mi corazón y el tuyo sean transformados para que, independientemente de la circunstancia, podamos estar tranquilos y serenos. Que podamos actuar como lo hizo Pedro sin ningún coraje o signo de desesperación. Con amor. Con paciencia. Así contó Pedro lo sucedido.
Cuando obedecemos a Dios los resultados son extraordinarios: Entonces callaron y glorificaron a Dios… aquellos que habían criticado y regañado a Pedro no tuvieron otra opción que callar y reconocer su error. Suena fácil pero cuando lo vivimos en carne propia no lo es.
Pide a Dios que transforme tu vida. Que renueve tu forma de pensar y ver las cosas. No podemos ni debemos seguir igual. Busquemos que los que están alrededor de nosotros también den gloria a Dios dando buen testimonio de Aquél en el que creemos. Amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos…

Oración
Señor y Padre: gracias por hablarme tan claramente. Perdona mis actitudes y reacciones. Hoy entiendo que debo amar a mi prójimo y compartir tus bendiciones sin restricción alguna. Ayúdame a cambiar y ser un canal que lleve fruto y lo comparta en lugar de quedarme todo yo. Guíame en tu camino. Te lo pido en el nombre de Jesús.
Amén

16 jun 2011

Hechos 11:1-3

Oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. Y cuando Pedro subió a Jerusalén, disputaban con él los que eran de la circuncisión diciendo: ¿Por qué has entrado en casa de hombres incircuncisos, y has comido con ellos?



De todos lados esperamos reclamos, señalamientos y oposición, pero pocas veces imaginamos que dentro de nuestra lucha espiritual nos encontraremos con “fuego amigo”. Por esta razón me fascina leer la palabra de Dios. Nos prepara perfectamente para lo que habremos de atravesar en nuestro desarrollo espiritual. Venimos saliendo de un gran final en Cesarea donde la gente había recibido a Cristo y se alababa a Dios. El ánimo de Pedro seguramente estaba alto. Las noticias eran extraordinarias y llegan a Jerusalén. Pero cuando Pedro se reúne con los apóstoles y hermanos llegando a Jerusalén, en lugar de encontrar gente contenta y gozosa por lo que había pasado, se encuentra con cuestionamientos y señalamientos. ¿Por qué comiste con los gentiles? ¿Por qué estuviste en su casa?
Hay dos puntos de vista en estos versículos: el de los apóstoles y el de Pedro. Los apóstoles no tuvieron la visión de Pedro ni estuvieron en los hechos para presenciar el suceso. Ellos simplemente recordaron sus costumbres y quisieron seguir viviendo a través de ellas. Por otro lado, Pedro tuvo una transformación en su forma de pensar a partir de la revelación en su visión. ¡Esto es lo que nosotros debemos buscar! Ser totalmente transformados y renovados dejando atrás a nuestro viejo yo. Cuando tu mente no está buscando las cosas de Dios, es muy fácil que te encuentres criticando y señalando lo que no entiendes. Ten cuidado. Los apóstoles no tenían malas intenciones. Ellos pensaban que estaban haciendo las cosas bien. Por esta razón, debemos ser precavidos con lo que decimos y hacemos. Sin darse cuenta, los apóstoles y hermanos estaban estorbando la obra de Dios. Piensa qué diferente hubiera sido si en lugar de cuestionar y reclamar a Pedro hubieran dado gloria a Dios por el resultado que se había dado. Acababan de presenciar un milagro. Más personas recibieron a Cristo. ¿Qué podemos argumentar en contra de Pedro? ¡Sería como cuando criticaron a Jesús por sanar en el día de reposo! Lo que Jesús tanto criticó de los fariseos, se estaba repitiendo con los apóstoles y se puede repetir en nuestras vidas si no estamos atentos en buscar dar siempre la gloria a Dios. Seamos humildes y sencillos. Busquemos obedecer y sobretodo dejemos que el Señor nos transforme. Si seguimos fielmente al Señor tenemos menos probabilidad de equivocarnos. Si buscamos permanecer siempre en obediencia, tenemos mayor probabilidad de estar presenciando Sus milagros como Pedro y gozarnos en ellos en lugar de cuestionarlos. No te sorprendas si recibes críticas o señalamientos de tus propios hermanos. Ten paciencia y explica con amor lo que ha acontecido para que todos puedan entender lo que Dios ha mostrado en tu vida…

Oración
Padre: En verdad no dejo de sorprenderme con la perfección de tu palabra y el cuidado que tienes de cada detalle que pueda sucedernos. Te pido que me renueves y transformes. Te pido que pueda vivir fiel a tu palabra y que mi testimonio nunca estorbe tu obra sino pueda darte la gloria. Te pido perdones mis pecados y me limpies en el nombre de Jesús. Amén

15 jun 2011

Hechos 10:47-48

Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.



Final feliz. A veces parece que nunca llegará. Nos desesperamos. Nos agobiamos. Nos dejamos envolver por todo lo que está sucediendo y nos olvidamos completamente de que Dios sigue acomodando piezas que eventualmente darán un resultado. Me parece que si algo tienen en común los personajes que vemos en la biblia es, que después de ser moldeados por el Señor, todos esos cuestionamientos y dudas respecto a Sus planes dejaron de existir. Pedro no entendía bien lo que estaba pasando. Era difícil comprender que ahora debía no solo testificar sino convivir y preocuparse por los gentiles. Su mente estaba siendo transformada de principio a fin. Todo lo que había aprendido se derrumbaba porque ahora Jesús estaba construyendo. Moisés que tanto cuestionó a Jehová en sus planes, lo vemos en un desierto guiando al pueblo de Israel esperando solamente la dirección del Señor.
Pedro finalmente entiende lo que está pasando y hace lo que Jesús le había pedido: discípulos bautizándolos en Su nombre. ¿Cuántas veces viviremos momentos difíciles? Muchas. ¿Cuántas noches cuestionando lo que sucede? ¿Cuánto nos tardaremos en entender y ver los resultados? Si el día de hoy te estás cuestionando sobre lo que te está pasando y no logras entender nada, quiero decirte que estás buscando por el lado equivocado. La palabra de Dios, en ningún momento nos dice que las respuestas a nuestras interrogantes llegarán inmediatamente. Al contrario, la biblia nos recuerda constantemente que debemos esforzarnos y ser valientes, que debemos meditar de día y de noche en Su palabra. Nos dice que pongamos nuestros ojos en Jesús y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, que tomemos el escudo de la fe para defendernos de todo lo que venga contra nosotros. En resumen, nos dice que busquemos su reino y Él se encargará de lo demás. ¿Qué quiere decir esto? Que tú y yo no debemos estar buscando respuestas ni entendimiento a lo que nos sucede. Nuestro deber es que todo lo que hagamos sea para la gloria de Él. ¿Para qué quieres entender Sus planes? ¿Para qué cuestionarlos? Créeme. Si de algo estoy convencido es que Dios los revelará en el momento preciso. No antes, no después. Pero a nosotros nos encanta correr y queremos adelantarnos. Corramos con paciencia y dejemos que Dios, así como mostró a Pedro sus planes, nos muestre a nosotros también.
Finalmente Pedro tuvo el gozo de trabajar para el Señor en lugares y con personas que nunca imaginó. En ese momento estaba lleno de alegría disfrutando de la obra de Dios y dejando que Él decidiera a dónde iría después.

Oración
Señor: perdona mis pecados. Quiero dejar de cuestionar tus planes y comenzar a crecer en mi fe caminando con paciencia hacia ti. Quiero aprender a esperar y confiar. Quiero pedirte que mi vida pueda servirte y que me guíes en tu camino. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén

13 jun 2011

Hechos 10:44-45

Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.



Es importante aclarar que no se sorprendieron por las consecuencias de haber recibido al Espíritu Santo. Su sorpresa vino al darse cuenta que personas no judías eran las que lo habían recibido. Recuerda que los judíos tenían muchas restricciones sobre juntarse con otros pueblos y hacían distinción entre ellos y los demás. De pronto, pensando que la salvación vendría exclusivamente para su pueblo, se dan cuenta que Dios tenía planes más allá de lo que podían pensar.
Hoy en día, nos pasa algo similar cuando vemos a personas que jamás pensamos que podían siquiera voltear a Dios y hoy nos acompañan en algún estudio bíblico o las encontramos en la congregación alabando al Señor. Personas que no soportaban que les hablaras de Jesús. Aquellos que se dedicaban a realizar actos ilícitos. Puedo decirte que en el reclusorio vi vidas transformadas de personas que eran consideradas basura y sobre todo sin remedio. Vidas que habían recibido al Espíritu Santo y comenzaban a reconstruir y resarcir todo el daño que habían realizado. Vidas que como tú y yo hoy luchan por seguir al Señor.
Quiero invitarte a que medites en tu forma de separar a aquellas personas que consideras buenas y malas. También a aquellas que por tu propia idea has decidido que no van a escucharte cuando les hables de Jesús. Quiero invitarte a que no nos sorprenda el hecho de que Dios transforme vidas que jamás pudimos imaginar y para ello debemos dejar de bloquear sus planes y servirlo en todo y con todos. Sé que hay personas que al parecer nunca querrán entregar su vida a Jesús. Entiendo que pueden haber sido groseros contigo, pero los planes de Dios son superiores a los nuestros y no queremos estar estorbando en ellos solamente porque pensamos que tal o cual no tienen forma de creer en Dios. Recuerdo una historia de un preso que antes de aceptar a Cristo llegó a lastimar físicamente a alguien que se le acercó para hablarle de Jesús. ¿Te das cuenta?
No quiero que nos sorprendamos de ver almas perdidas que ahora han sido encontradas porque eso sería limitar el poder de nuestro Dios. Por el contrario, lo que sí quiero promover es el gozo que produce ser parte de Sus planes y ver Sus resultados. Gocémonos y alabémosle, pero no nos sorprendamos por limitar lo que puede y no puede hacer. Tu responsabilidad es ir y compartir a Cristo anunciando su evangelio, su búsqueda por reconciliarnos con Dios y su próxima venida. El Señor se encarga de trabajar en los corazones y de transformarlos. Hagamos nuestro trabajo y ¡dejemos a Jehová hacer el suyo!

Oración
Padre y Señor mío: te quiero pedir perdón por mis pecados y también por mi forma de limitar tu poder y tus planes. Hoy entiendo que no debo hacer distinciones y que trabajas en personas que jamás hubiera imaginado. Te pido que pueda cambiar el asombro de tu Poder por el gozo de recordar siempre de lo que eres capaz. Guíame en tu palabra y renuévame. Me entrego a Ti en el nombre de Jesús. Amén

8 jun 2011

Hechos 10:36,42-43

Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos. Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.



Me parece sumamente claro y sin necesidad de buscar un significado alterno: Dios envió a Jesucristo quien es Señor de todos. No puedo entender cómo la gente puede transformar algo tan claro y directo en oscuro y confuso. Cantidad de hombres que se hacen pasar por un nuevo representante de Dios o que buscan ser intermediarios cuando Su palabra es clara acerca de Jesús siendo el enviado y nadie más.
Por otro lado, Pedro comparte lo que se le llama “la gran comisión” que es ir y hacer discípulos a todas las naciones compartiendo de las buenas nuevas. Nos mandó que predicáramos y testificáramos que Jesús es el Juez de vivos y muertos. Otra aclaración a muchas confusiones sobre Dios. Nos gusta escuchar que Dios es amor y que no juzgará a nadie. Verdadero y Falso. Definitivamente Dios es amor (1ª Juan 4:8) pero esto no le quita su aberración al pecado ni su papel de Juez. Dios nos ama y envió a Jesús para reconciliarnos con Él, pero no te confundas pues Cristo será redentor solamente de aquellos que lo reconocieron y pidieron ser perdonados.
Y los profetas confirman la venida del Cristo…
Si no te convences fácilmente, te animo a darle una estudiada a todas las profecías que se hicieron sobre Jesús y se cumplieron completamente. Desde su nacimiento en Belén hasta su muerte siendo inocente.
Entonces, nuestro deber es compartir esta información. Anunciarla y llevarla por el mundo. No es cuestión de querer o tener ganas, es un mandamiento. Tampoco se trata de llevar gente a una congregación y listo. Cada uno de nosotros debe dar testimonio y compartir a Cristo. Es nuestra responsabilidad anunciar que Él es Señor de todo y quiere reconciliarnos con Dios Padre. Es también nuestra responsabilidad aclarar todos los mitos y transformaciones que han hecho a la Palabra de Dios. Predicar y testificar a Cristo son un gran parámetro para conocer tu obediencia y entrega al Señor. ¿Te da pena hablar de Jesús? ¿Prefieres seguir la corriente y no crear conflicto? Tienes que saber que con Dios no puedes decidir sobre qué y cómo obedecer. Él quiere tu vida entera. No pedazos, no restricciones. Quiere tu corazón entregado y al servicio de su obra. ¿La mejor parte? Sus planes son increíbles y llenos de bendición.
Hoy te animo a que estudies más la palabra de Dios, que la aprendas y memorices para posteriormente puedas compartirla y vivirla. No te distraigas de los rumores que en ella hay y tú mismo busca si son rumores o verdades.

Oración
Señor: gracias por permitirme leer de tu palabra y aprender de Ti. Quiero pedirte que mi vida de testimonio de Ti y que deje de hacer a un lado la gran comisión de ir y anunciar tu palabra y hacer discípulos y comience a hacerlo ya. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén

7 jun 2011

Hechos 10:29b,33,34

Pedro preguntó: ¿Por qué causa me habéis hecho venir? …Envié por ti y tú has hecho bien en venir… Ahora pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado. Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia… Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero. A éste levantó Dios al tercer día e hizo que se manifestase.



Finalmente Pedro se reúne con Cornelio y es excelente su pregunta: ¿por qué me has llamado? ¿Cuántos de nosotros estamos demandando tener toda la información y todas las respuestas antes de dar cualquier paso? Queremos toda la certeza, no queremos que pudiera existir algún cambio inesperado y además, queremos que todo salga bien. ¿Te suena familiar? Pues hoy Dios nos dice que esto no es vivir en la fe. Debemos aprender a confiar en que el Señor se encargará de llenar y de vaciar en su momento y de la forma más perfecta. Pedro fue a Cesarea sin saber lo que vendría con un solo propósito: obedecer al Señor. Cornelio le informa sobre su visión y le pide que ahora le hable no solo a él sino a todos sus familiares y amigos que se habían reunido. Un gran principio por aprender: cuando obedecemos, las bendiciones son compartidas. Cornelio, en su obediencia, abrió las puertas de su casa para que más personas presenciaran lo que vendría. ¡No frenes el flujo de bendición! Comparte.
Después de ver cómo Dios planeó a la perfección su encuentro con Cornelio, a Pedro lo único que le quedó fue adorar al Dios todopoderoso. Así sucede en nuestras vidas. Llegará un momento en que puedas comprender todo lo que ha estado pasando. No te desesperes. Recuerda que debes permanecer en Jesús. En oración constante. Meditando en su palabra. Esperando en sus promesas. ¿Cuánto tiempo esperar? Todo el que Dios considere necesario.
Sin perder un solo segundo, Pedro comienza a compartir a Jesús. Les dice cómo fueron testigos de su muerte y de su resurrección. Así debes dar testimonio también. Comparte lo que Cristo ha hecho en tu vida. Comparte de lo que tú has sido testigo. No tienes que haber presenciado grandes hechos. Simplemente puedes compartir que antes no sabías que hacer de tu vida y ahora tienes dirección. También puedes compartir cómo Jesús restableció tu matrimonio, cómo te libró de alguna adicción, cómo desbarató las cadenas del pecado en tu vida.
Piensa en esto: por obedecer a Dios Pedro tuvo que hacer a un lado sus planes y dejar que Dios mostrara lo que tenía para él. ¿Cuál fue el resultado? Una vida que llevaba bendición a donde quiera que iba. ¿Qué quieres que sea de tu vida?

Oración
Padre: Examina mi corazón y perdóname. Quiero vivir entregado a Ti compartiendo tus bendiciones y siendo testimonio vivo. Permite que tenga paz y me mantenga fiel a ti sin importar lo que pudiera venir. Te lo pido en el nombre de Jesús.
Amén.

3 jun 2011

Hechos 10:27-29ª

Y (Pedro) hablando con él (Cornelio), entró, y halló a muchos que se habían reunido. Y les dijo: vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo; por lo cual, al ser llamado, vine sin replicar.



Hoy en día resulta un poco difícil entender lo impactante de las palabras de Pedro puesto que vivimos en un país o países que promueven la tolerancia y aceptación. Pero si pudiéramos ir a aquellos en los que hay un enemigo (o varios) y simplemente no nos podemos acercar a él porque debemos odiarlo, nos serviría para comprender a detalle cuando Pedro dice: ustedes saben que tenemos prohibido juntarnos con un extranjero. Imagino que no fue fácil tener esa transformación. De hecho, la biblia nos dice que Pedro fue expuesto por andar haciendo diferencias entre judíos y gentiles. Actualmente tu vida puede ser distinta y realmente no te identifiques con esta situación, pero te voy a dar algunos ejemplos de cómo podemos atravesar circunstancias sumamente similares. Antes de conocer a Dios y hacer un compromiso con Él, mi vida tenía distintos principios y prioridades. Puedo decir que nunca imaginé que estaría yendo al reclusorio sur y hablar de Jesús. También puedo decir que en mi mente nunca había pensado que debía dar gloria a Jehová en todo lo que hiciera. Jamás pensé que cedería el trono de mi vida a alguien más: Jesús. Así como Pedro nunca pudo imaginar el sentarse en la misma mesa que un gentil y fue transformado por Cristo, nosotros debemos entender que nuestra vida debe estar encaminada en una dirección distinta a la que teníamos. Ahora Jesús es la meta. No nuestros deseos. No nuestras pasiones. No nuestros caprichos. No nuestros rencores o corajes entre muchas otras. Seguir a Jesús transforma vidas de manera radical. Imagina todo lo que cambiaría en tu vida si decides seguir un solo mandamiento: ama a tu prójimo como a ti mismo. No podrías odiar a los que te lastiman ni tampoco buscar venganza sino que perdonarías aunque no pidieran ni merecieran tu perdón. ¿Te das cuenta de la magnitud de la posible transformación?
Pedro estaba conviviendo con gente que antes de entregar su vida a Dios, nunca hubiera pensado siquiera acercarse. Hoy quiero animarte a subir un paso más en tu compromiso con Dios. Quiero remover tu estabilidad y confort para que te acerques más a Jehová y entregues más de tu vida a Él. Que puedas estar en lugares que nunca imaginaste y con gente que jamás pensaste compartiendo a Jesús. Tal vez tu transformación deba de empezar perdonando o entregando tus rencores. Cualquiera que sea tu situación, te animo a que dejes que Dios reine en tu vida. Él te ama y sus planes son buenos. Confía y déjate sorprender.

Oración
Señor: abre mis ojos y dobla mi corazón para que pueda entregarte mi vida sin restricción. Quiero que reines sobre mí y que tus principios sean mis principios. Quiero seguirte y hoy entiendo que esto significa que habrán grandes cambios. Dame fuerza para dejarte transformarme. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén

2 jun 2011

Hechos 10:24-25

Al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo convocado a sus parientes y amigos más íntimos. Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoró. Mas Pedro le levantó, diciendo: levántate, pues yo mismo también soy hombre.



El primer punto que sobresale en estos dos versículos es la gran pasión de Cornelio por escuchar y compartir lo que está a punto de presenciar. No esperó a que Pedro llegara y luego, después de analizar que tan buen orador era o si su presentación era correcta, él, sin dudarlo, invitó a sus amigos y familiares para que escucharan de Jesús. Me hace meditar en las limitaciones que nosotros ponemos para compartir de Dios. Queremos que el lugar sea de una forma, pensamos en que debe haber tal vez algo de comer, también pensamos en quién será la persona que hablará y así, poco a poco, nosotros empezamos a entorpecer los planes de Dios. ¿Quiénes somos para decidir quién, cómo y cuándo debe hablarle una persona a otra de Cristo? ¿Por qué no confiamos en que el Espíritu Santo es quien hace todo el trabajo? Si bien, estoy de acuerdo que debemos tener tacto, también estoy convencido que los planes de Dios son mucho mejores que los nuestros. Entonces, en lugar de andar limitando y preocupándonos por cómo compartirle a alguien de Dios, mejor hagámoslo y ya. Invitemos a cuantas personas podamos, amigos, familiares, compañeros de trabajo y todo aquel con quien tengas relación. ¡Comparte! Cornelio no se quedó todo para él sino que supo que lo que habría de presenciar sería de bendición y por ello lo compartió. Si el conocer a Cristo ha sido de bendición a tu vida, ¡debes compartirlo!
Como segundo punto, quiero hacer mucho énfasis en la manera que Pedro trata con la adoración hacia su persona. Levántate pues yo también soy hombre le dijo a Cornelio. Me da tristeza ver a líderes espirituales, diciendo que siguen al Dios de la biblia y aceptan todo tipo de reverencias y adoraciones. No hay mucho que interpretar en este pasaje para argumentar que los hombres podemos aceptar adoración en el nombre de Dios. Simplemente no nos corresponde. Debes ser muy cuidadoso y poner atención. La gloria y adoración siempre deben estar enfocadas a Jesús o a Dios Padre, no a los hombres. En otros pasajes vemos a ángeles rechazando tal adoración y explicando que solamente se debe adorar a Dios.
Definitivamente el conocimiento ayuda a tomar mejores decisiones y por ello te animo a que compartas el evangelio para que la gente conozca del Dios de la Biblia. ¿Cuánta gente no se está perdiendo de la increíble bendición que es seguir a Jesús, cuánta gente no está siendo engañada en el nombre de Dios por no conocer realmente su palabra? Comparte a Cristo. Comparte su palabra. Comparte sus bendiciones.

Oración
Señor: te pido perdón por mis pecados. Te doy gracias por enseñarme que solamente Tú eres digno de adoración. Gracias por enseñarme que debo compartir de Ti en todo momento. Te pido que transformes mi vida y pueda ser un testimonio de Ti. En el nombre de Jesús. Amén

1 jun 2011

Hechos 10:21-23

Entonces Pedro, descendiendo a donde estaban los hombres que fueron enviados por Cornelio, les dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que habéis venido? Ellos dijeron: Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos, ha recibido instrucciones de un santo ángel, de hacerte venir a su casa para oír tus palabras. Entonces haciéndoles entrar, los hospedó. Y al día siguiente, levantándose, se fue con ellos; y le acompañaron algunos de los hermanos de Jope.



Personalmente llevo tiempo trabajando para pensar menos en mí y más en los demás. Definitivamente no es una tarea fácil. No pienses que soy una persona que nunca ha hecho nada por nadie. En general pienso que he tenido momentos en los que doy a los demás. Pero cuando leo este pasaje me doy cuenta que el parámetro de Dios es mucho, pero mucho más alto y a él quiero aspirar. Me explico mejor.
Pedro había sido llamado para ir a Jope. De cierta manera se había instalado y estaba trabajando para el Señor. Probablemente tenía una rutina y comenzaba a disfrutar de la ciudad. Un día, sin saber lo que acontecería, unos hombres le dicen que si puede por favor ir a la casa de un desconocido llamado Cornelio que por cierto tiene excelentes credenciales (varón justo, temeroso de Dios y con buen testimonio). Pedro sin pensarlo dos veces le pide a los hombres que entren y les da hospedaje. Al día siguiente, después de despertarse, sale con ellos y se dirigen a su encuentro con Cornelio.
¿Cuántas veces haces una pausa en tu rutina para dedicarle tiempo a alguien más? ¿Pocas? ¿Ninguna? No es fácil. El darnos a los demás cuesta trabajo y significa dejar de pensar primero en nosotros. Recuerda la historia del buen samaritano. Tuvo que frenar su trayectoria. Ayudar al hombre, ponerlo en un lugar donde pudiera pasar la noche y además le costó dinero. Pero si las bendiciones que nos da el Señor no son para compartirlas entonces ¿para qué son? Me sorprende que Pedro no dudó ni un instante en servir y hospedar a estas personas además de estar listo para salir al día siguiente a su encuentro. ¡Cuántas cosas pasan por mi cabeza cuando veo una necesidad! Dudamos. Meditamos. Pensamos en los posibles escenarios, en lo que tendríamos que dejar de hacer, en lo que nos costaría, etcétera. Creo que debemos deshacernos de todos esos pensamientos y simplemente entender que nuestra responsabilidad es servir. Jesús lavó los pies de sus discípulos. ¡Hagamos lo mismo! Despojémonos de nuestro orgullo, de nuestro egoísmo y egocentrismo para transformarnos en personas de servicio. Entreguemos nuestra vida al Señor y compartamos de nuestras bendiciones a los demás. Así como Santiago dice que seamos prontos para oír, yo propongo que seamos prontos para ayudar y entregarnos a los demás.

Oración
Señor: me doy cuenta que pides más de mí. Hoy quiero entregarte toda mi vida sin restricciones. Quiero aprender a compartir lo que me has dado y servir a los demás. Ayúdame a tener un corazón que vea las necesidades y que esté listo para ayudar. Quita el egoísmo de mí. Permite que piense menos en mí y más en Ti mi Señor. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén