Vistas de página en total

29 abr 2011

Hechos 9:36-37

Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Ésta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía. Y aconteció que en aquellos días enfermó y murió. Después de lavada, la pusieron en una sala.



Se dice que si algo tenemos seguro es la muerte. No es fatalista, simplemente es real. No nos gusta hablar de ella. Evitamos conversaciones relacionadas con la muerte y cuando estamos en un funeral prácticamente no se comenta el punto que algún día alcanzaremos a aquellos que han sido llamados. El día de hoy tenemos un pasaje que nos habla de una discípula, Dorcas, que significa pequeña gacela, entregada y comprometida. Con gran testimonio. Ayudando a su prójimo y a la iglesia. No sabemos si era de edad avanzada o joven. Lo que sí sabemos es que en un instante Dios mostró sus planes y ella falleció. No importa si hemos sido de una forma u otra; si eres rico o pobre, de un país u otro, al final, todos vamos a morir.
Hace unos días vi un documental sobre personas mayores a 90 años las cuales se encontraban totalmente activas. Había incluso una mujer que estaba buscando su candidatura política para ser representante de su ciudad. La persona que más me sorprendió fue una mujer que seguía memorizando versículos de la biblia e incluso pasajes completos. ¡Esto es entrega y agradecimiento! No se quejaba si le dolía esto o aquello. Tampoco estaba pensando en que sus amigos habían fallecido. De hecho, conoció a un hombre con el cual decidió casarse a sus más de 90 años. ¡Simplemente increíble!
No tenemos que tener miedo a la muerte ni reclamar el que nuestros seres queridos sean llamados. ¿Quiénes somos nosotros para decidir? La muerte es la forma en la que podemos entender que no tenemos tanto control sobre nuestra vida como pensábamos. Pensamos que todos debemos llegar a cierta edad en la que es “correcto” morir y pensamos que es una tragedia si fallece alguien a edad temprana. Aunque no minimizo en lo absoluto el dolor y tristeza que genera la pérdida de un ser querido, insisto en que tenemos la perspectiva humana y no la del Señor. En la perspectiva de Dios, buscamos todos los días servirle y compartir de su palabra para que otras personas vengan a sus pies. Damos gracias por todo lo que nos permite tener en ese día pues sabemos que el siguiente podrá ser distinto. En la perspectiva de los hombres, pensamos que merecemos lo que tenemos y que nosotros decidimos cuánto y cuándo tener lo que tenemos y por esta razón nos molestamos y nos sorprende cuando Dios interviene y desacomoda nuestros planes. ¿Te suena familiar esta perspectiva?
Así como Dorcas, la pequeña gacela, quién después de entregar su vida a Dios fue llamada, tú, yo y nuestros seres queridos también seremos llamados. Esto nos impulsa a tomar acción e ir por el camino correcto mientras estamos aquí: el camino de Cristo. Corrige tu vida. Corrige tu perspectiva. Acude al Señor para poder entender el por qué de la muerte y por qué algunos son llamados. Tal vez te has quejado y has reclamado sobre algún fallecimiento. Hoy es el momento de reconciliarte con Dios y doblar tu orgullo porque las cosas no fueron como querías sino como el Señor dispuso.

Oración
Señor: es muy difícil entender que te lleves a nuestros seres queridos. No es fácil hablar de la muerte. Te pido que pongas paz en mi corazón y pueda venir humillado ante Ti en lugar de con reclamos y quejas. Ayúdame a entender que Tú decides y no yo, que Tú reinas y no yo. Quiero reconciliarme contigo y vivir con Tu perspectiva y no la mía. Quiero vivir agradecido por lo que hoy me das y no quejándome por lo que has quitado. Transfórmame. En Cristo Jesús. Amén.

28 abr 2011

Hechos 9:32-35

Aconteció que Pedro, visitando a todos, vino también a los santos que habitaban en Lida. Y halló allí a uno que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, pues era paralítico. Y le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo te sana; levántate y haz tu cama. Y en seguida se levantó. Y le vieron todos lo que habitaban en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron al Señor.



Lo primero que pienso cuando leo estos versículos es que Pedro estaba visitando a todos. No estaba quieto sino que cada día se levantaba y caminaba a otra ciudad para visitar las iglesias que se estaban formando. Tenemos que tomar acción en nuestra vida. No podemos quedarnos en nuestras casas, escuchando de Dios y conociendo a Jesús para no salir y compartir su evangelio. Esta responsabilidad es para cada uno de nosotros. No es para Pedro o para los pastores la ordenanza de ir y hacer discípulos sino para ti y para mí. Piensa en las distintas maneras en las que puedes “visitar” o ayudar a compartir a Cristo. Tal vez ya hay un estudio bíblico en tu casa, qué tal que ahora tú vas a otra casa o algún hospital y compartes de Jesús. Tal vez ya destinas tres días de la semana a la obra de Dios. ¿Qué tal si le dedicas otro día más con otra obra? Me parece que Dios no quiere que esperemos a tener “vacaciones” para que le dediquemos más tiempo. Él es celoso de nuestra vida. ¡Dediquemos más tiempo a Dios!
Por otro lado, me encanta leer pasajes como éste, donde se nos presenta la autoridad de Jesús: levántate y haz tu cama, le dice Pedro y al instante se levantó. Dios tiene el poder de sanar lo que le pongamos enfrente. No hay nada que Él no pueda hacer. ¿Entonces por qué tenemos tantos enfermos? ¿Por qué mi familiar o ser querido sigue enfermo? ¿Si hemos orado mucho por qué no pasa nada? ¿Por qué permitió que falleciera? Porque nuestra perspectiva de las cosas no es igual a la de Dios. Recuerda que Jesús pidió a Dios si era posible evitar su crucifixión. Aún así, el Señor la permitió. Sus planes tienen una perspectiva muy superior a la nuestra y debemos alinearlos con ellos. Debemos enfocar nuestra vida para darle gloria y buscar su reino. Si podemos hacer esto, las enfermedades y las dificultades que atravesamos en esta vida se minimizan. Hace algunos meses conocí a una persona que nació sin piernas ni brazos. Hoy puede escribir en computadora, comer solo, vestirse y realizar muchas actividades. ¿El milagro? No es que pueda hacer todo esto solo sino que él entendió que su vida la debe entregar al servicio de Dios y se dedica a ir por el mundo compartiendo su historia y anunciando a Jesús llevando esperanza a los que le escuchan. ¿Le gustaría tener piernas y brazos? ¡Seguro! Pero no deja de vivir y servir a Dios por no tenerlas.
Sé que las enfermedades no son fáciles. Pero nuestro deber es buscar el reino de Dios y amarlo sobre todas las cosas incluyéndonos a nosotros mismos. Tal vez es tiempo de cambiar nuestras oraciones y pedir porque nuestra vida de gloria y sirva al Señor en lugar de pedir por lo que nosotros consideramos que debe ser. Es un gran paso para nuestra vida espiritual el pedir por la voluntad de Dios por encima de la nuestra pero el resultado será increíble. ¡Hagámoslo!

Oración
Padre: no logro entender el por qué de las enfermedades y el sufrimiento, pero sí entiendo que tienes planes y que mi vida la quiero entregar en servicio a Ti. Te pido que pueda tener paz y que sea sabio para utilizar mis circunstancias para crecer espiritualmente y compartir a Jesús. Transforma mi corazón y permite que mi perspectiva pueda estar en línea con la tuya para que no busque y pida por salud sino porque mi vida te de gloria. Te lo pido en Cristo Jesús
Amén

27 abr 2011

Hechos 9:31

Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.



Los últimos versículos/devocionales que escribí estuvieron enfocados a las pruebas y toda situación difícil de comprender y de atravesar, pero como dice la frase: después de la tormenta siempre llega la calma. Esta calma no debe estar caracterizada por la ausencia de problemas sino por la entrega a nuestro Dios y nuestra confianza puesta en Él.
Nos dice la biblia que las iglesias tenían paz y eran edificadas y fortalecidas. Sabemos que en el futuro, esa paz se vería atacada por una de las peores y más crueles persecuciones que han existido en la historia de la humanidad. Pero ahora había calma y paz en las iglesias. Tenían tiempo de estudiar la palabra de Dios, de tener compañerismo entre hermanos, de crecer espiritualmente y ser fortalecidos por el Espíritu Santo. Si bien, resulta un cliché el decir que todo tiene ciclos, la verdad es que dentro de nuestra aventura espiritual, también pasa algo similar. A veces Dios nos regala momentos donde todo marcha bien. Nuestro trabajo, nuestra economía, nuestra salud, nuestra familia, nuestros proyectos, en general todo se torna viento en popa y tenemos días en los que el nivel de estrés y preocupación se encuentra en los niveles más bajos. Recordamos aquellos momentos tan difíciles y llenos de desesperación y agradecemos que las cosas hayan mejorado. También es el momento donde podemos darnos cuenta del propósito de lo que atravesamos. Se abren nuestros ojos y comprendemos que a pesar de no entender el por qué, ahora vemos que Dios tenía planes impresionantes y perfectos.
¿Qué hacer en este tipo de épocas? ¿Qué hacer cuando hay bonanza y paz?
Pareciera una pregunta absurda pero no lo es. Es en la abundancia cuando más nos separamos de Dios. Cuando las aguas se calman comenzamos a confiar en nosotros y nuestros planes. Empezamos a pensar que podemos nuevamente emprender con nuevas ideas y proyectos y se nos olvida entregarlas a Dios para que Él sea quien apruebe o rechace. ¿Te ha pasado? A mí muchas veces y por eso no quiero que te pase. Ten cuidado. Mantén tu corazón humillado y sencillo. Reconoce siempre tu necesidad de Dios y no esperes a que las cosas se pongan difíciles para volver a entender tus errores. Utiliza este tiempo de paz y estabilidad para prepararte, fortalecer tu relación con Dios y aprender más de Él. La biblia nos dice que mientras hubo paz, la iglesia era fortalecida y edificada en el Señor y andaban en Su camino. ¡Hagamos lo mismo!

Oración
Señor: Gracias por estar a mi lado en momentos difíciles y en los de paz. Te pido que mi corazón siempre esté agradecido y humillado ante Ti sobre todo cuando hay abundancia. No permitas que mi corazón se enorgullezca y me aparte de tu palabra. Ayúdame a prepararme más y conocer más de Ti. Gracias por tu amor y por tus enseñanzas. Oro a Ti en el nombre de Jesucristo
Amén

26 abr 2011

Hechos 9:28-30

Y (Saulo) estaba con ellos (los discípulos) en Jerusalén; y entraba y salía, y hablaba denodadamente en el nombre del Señor, y disputaba con los griegos pero éstos procuraban matarle. Cuando supieron esto los hermanos, le llevaron hasta Cesarea, y le enviaron a Tarso.



¡Qué fácil es quejarse! Creo que es más fácil quejarse que tratar de encontrar una solución. Si un estacionamiento está lleno o si el tráfico está tan fuerte que hemos hecho el doble o triple de tiempo de lo normal, nuestra cabeza empieza a dar vueltas de desesperación y comenzamos a quejarnos. Si nuestro jefe no nos entiende; si nuestro negocio no va como nos gustaría; si no ganamos lo que nos gustaría; si no encontramos pareja, si nuestra vida toma giros inesperados; en fin, hay tantas y tantas cosas que nos suceden que nos resulta fácil quejarnos y pensar que no tiene nada de malo. Piénsalo. Pon ejemplos de tu vida. ¿Cuánto te quejas? Si hace calor. Si hace frío. Que estás enfermo. Que falleció alguien. No soy insensible, simplemente quiero resaltar nuestra facilidad para quejarnos y relacionarla con lo que Saulo estaba atravesando de nuevo.
Saulo comenzó su encuentro con Cristo perdiendo la vista por tres días. Después vemos que procuraron matarle y tuvo que salir huyendo. Después los discípulos no creen que haya sido transformado y desconfían de él. Posteriormente, sigue predicando a Jesús y nuevas personas procuran matarle. Imagina por un momento a Saulo y su situación. Ahora, ¿no tiene todo el derecho de quejarse? Yo pensaría que ya podría decir: ¿Señor, otra vez? No salí de tal ciudad para que no me mataran y aquí que estoy haciendo tanto trabajo en tu nombre y me quieren volver a matar. ¿Qué planes son estos mi Dios? Si todo parece ir tan bien ¿por qué quieres que cambien las cosas? ¿Cuánto nos estaríamos quejando nosotros? Pero Dios tiene planes específicos: transformarnos y pulirnos hasta que seamos llamados a casa o Él venga antes.
Ahora no solo el Consejo procuraba matarle sino estos griegos que entran en la escena también. ¿Cuántas veces nuestros problemas en lugar de terminar se multiplican? ¿Cuántas veces has dicho: ya es suficiente, no puedo más? ¿Cuántas veces te has desesperado porque no ves que las cosas puedan mejorar? Tal vez tu matrimonio está en problemas y ya no sabes cómo puedan resolverse; tal vez tienes un hijo con problemas de drogadicción o desorden alimenticio y no se deja ayudar. Dentro de todo lo que nos pasa, siempre podemos acudir a Dios y clamar a Él. Podemos decirle que estamos hartos y cansados, que ya no podemos más y que no entendemos lo que nos está pasando. Podemos decirle que tenemos miedo y que estamos preocupados. Podemos decirle que no sabemos por dónde caminar pues todo está oscuro. Pero lo mejor de todo es que podemos pedir por su paz, su gozo y su amor para poder seguir adelante. Podemos tener esperanza y paz viviendo confiados en Él. Podemos entregar nuestras cargas a Aquél que venció al mundo y dejar que Él las resuelva a su manera y a su tiempo. Podemos dejar de quejarnos y empezar a vivir agradecidos y buscando servir independientemente de que “quieran matarnos”. Sé que no es fácil pero sí sé que Dios tiene un propósito y que eso es lo mejor que nos podría pasar.

Oración
Padre: hay tantas cosas que no entiendo y que ahora sé que tienen un propósito. Te pido que pongas paz en mi corazón pues no sé cómo seguir. Te pido que pongas esperanza en mí para poder caminar por donde no veo sabiendo que Tú estás al pendiente. Te pido perdón por mis quejas en lugar de vivir agradecido y en servicio a Ti. Quiero vivir diferente y te pido que me transformes. En Cristo Jesús. Amén.

25 abr 2011

Hechos 9:26-27

Cuando (Saulo) llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo. Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús.



Imagina que alguna persona famosa como el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, llegara con el presidente de Estados Unidos y le dijera que pensaba que el capitalismo es el camino correcto para que una nación se desarrolle correctamente y que todo lo que había dicho y criticado era un error. ¿Posible? Sí. ¿Probabilidad de que pase? Prácticamente cero. Pero con Saulo sí pasó. Ese punto cero, cero, cero, cero, cero, uno de probabilidad que existe de que una persona pueda ser transformada de un extremo a otro solamente puede pasar a través de Jesús. No siendo optimista, no con pasos o sistemas impuestos por personas que igualmente están atrapadas sino por la sangre de Jesús que nos redime y reconcilia con el Señor. Solamente Dios puede cambiar y transformar. Solamente Él puede abrir caminos donde nunca imaginamos que podrían existir y de la misma forma, sin importar que las estadísticas estén en su contra y todo parezca imposible, Él trabaja y transforma vidas destruidas. Regenera familias. Rescata vidas llenas de amargura, atrapadas en vicios y engaños, envueltas en celos y corajes. Nos permite nacer de nuevo y empezar por el camino correcto.
Saulo tenía una gran fama de perseguir a los creyentes y no es de extrañarse que los discípulos no le creyeran sobre su transformación. Fue a través de Bernabé y sobre todo, del testimonio que Saulo fue dando día con día que los discípulos pudieron darse cuenta de la obra de Dios en su vida. Por el contrario, hoy en día veo que las personas se dicen cristianas pero su testimonio nos hace dudar de que realmente crean y amen a Jesús. Saulo demostró con sus obras que lo que decía era realmente lo que creía y por lo que vivía. Y ¿nosotros? Decimos que creemos en Jesús pero ¿dónde queda nuestro testimonio? ¿La gente puede creer que seguimos a Cristo por nuestros actos? La biblia nos dice que seremos conocidos por nuestros frutos. ¿Cuáles son los tuyos? No puedes llevar una relación con Dios estática y sin movimiento. Debe estar en constante crecimiento y sobre todo activa. Si tuvieras que convencer a la gente que crees en Cristo con tus actos, ¿crees que los convencerías? Tal vez éste resulte un buen parámetro para medir nuestra entrega y obediencia a Dios. Saulo nos muestra que no basta con hablar de lo que creemos sino debemos vivirlo y demostrarlo día a día en todo lo que hacemos. Espero que dejemos a un lado el decir que creemos en Jesús y por otro lado nuestros actos son totalmente opuestos… ¡Tomemos un compromiso por Aquél que murió por nosotros!

Oración
Padre: perdona mis pecados. Quiero que mi vida tenga congruencia y mis hechos expresen mi deseo de servirte y ganas de estar pegado a Ti. Te pido que pueda ser sabio y entender que mi vida entera debe representar lo que creo y mi compromiso contigo. Ayúdame a entregarte mi ser y dejar que gobiernes en mí. Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús. Amén

20 abr 2011

Hechos 9:23-25

Pasados muchos días, los judíos resolvieron en consejo matarle; pero sus asechanzas llegaron a conocimiento de Saulo. Y ellos guardaban las puertas de día y de noche para matarle. Entonces los discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro, descolgándole en una canasta.



Pongámonos en los zapatos de Saulo por unos momentos. En el pasado, teníamos comodidades, estatus, prestigio y gente que nos obedecía. Perseguíamos a aquellos que consideramos que estaban haciendo mal. Un día tenemos un encuentro con Cristo y entendemos que debemos cambiar pues estamos en el camino equivocado. Mientras marchamos muy contentos por nuestra nueva revelación y entusiasmo de conocer más de Jesús y compartirlo, de repente nos encontramos con personas señalándonos, tratando de aprehendernos y matarnos, nos avientan piedras y recibimos insultos. ¿No estábamos mejor antes? Nos encontrábamos del otro lado viviendo cómodamente, respetando y sin molestar y hoy en día estamos llenos de problemas. La historia de Pablo no está tan alejada de nuestras vidas ¿no crees? Pensamos que venir a Jesús y comprometernos con Él significa decir adiós a nuestros problemas y la verdad no puede distar más de esta premisa. De hecho, vemos en el libro de Deuteronomio que Dios nos prueba y humilla para ver lo que realmente hay en nuestros corazones y lo que atesoramos.
Procuraban matar a Saulo. ¡Qué alentador! Seguir a Cristo, buscar un camino correcto y que la gente te busque para asesinarte. No es lo que hubiera pensado como la mejor forma de atraer personas pero Dios así lo puso en sus planes y fueron perfectos pues su palabra se distribuyó por todo el mundo. Me gusta pensar en el hecho de que, a pesar de que querían matarlo, de alguna manera milagrosa (fortuita dirían los escépticos) Saulo se entera de esta situación y logra salir del peligro. Los discípulos juegan un papel importantísimo al apoyarlo y arriesgar su vida también.
¿Qué aplicación podemos tomar de esto? Nuestra vida no es ni será fácil a los ojos con los que estamos acostumbrados a ver. Debemos ser transformados y renovados para comenzar a ver con la perspectiva de Dios y entender que, aunque existan amenazas de muerte en nuestra contra, el Señor tiene planes perfectos para nosotros y se encargará de que se cumplan. ¡No te desanimes! Todo puede parecer que está de cabeza. Lo está para el mundo pero no para Dios. Para Él apenas comienzan a desarrollarse sus planes en tu vida. Además, no olvidemos ser como los discípulos apoyando a Saulo. Sirvamos a nuestros hermanos. Demos no solo de nuestro dinero sino tiempo esfuerzo y caminemos junto a ellos en sus momentos difíciles. Esto es lo que agrada a Dios.

Oración
Padre: los problemas me han confundido y pensaba que no estabas aquí. Hoy entiendo que debo renovar mi forma de ver las cosas y entender que tus planes son perfectos y mucho mejores que los míos por lo que a pesar de que no los entienda sé que será lo mejor para mí. Te pido pueda tener paz y gozo en Ti. También te pido que pueda entregarme a mi hermano y apoyarlo como lo hicieron los discípulos con Saulo. En Cristo Jesús. Amén

19 abr 2011

Hechos 9:20-22

En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios. Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes? Pero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía a los judíos que moraban en Damasco demostrando que Jesús era el Cristo.



Tiene ya varios años que decidí tener congruencia en mi vida. Pensé y entendí que no estaba bien decir que creía en un Dios pero por otro lado yo decidía cuándo, cómo y hasta dónde acudir a Él. Honestamente, uno de los principales miedos que tuve fue el pensar la reacción que la gente tendría. Había que hacer ajustes a mi vida y no podría seguir igual por lo que seguro vendrían comentarios al respecto. No sabía si sería lo suficientemente fuerte para seguir adelante o caería atrapado de vuelta en lo que estaba. No me escondí pero tampoco hice nada extraño. Oré. Una y otra vez. Pedí a Dios que pusiera en mí el carácter y fuerza para decir: no, ahora hago las cosas de manera distinta. Cuando leo que la gente murmuraba de Saulo y se cuestionaban lo que estaba haciendo, me impresiona ver la reacción de él que dice que se esforzaba aún más. No se viene abajo ni frena su entusiasmo sino lo contrario. ¿Tú y yo tendremos momentos así? ¡Por supuesto! De hecho, espero que una vez que leas esto, pidas a Dios por fuerzas para comprometerte con Él sin importar lo que la gente diga o pudiera decir. ¿Sabes qué pasó en mi caso? Dios en su gran sabiduría, no puso el no en mí sino puso agrado en el corazón de los demás. ¿No se te hace increíble? Es una respuesta real de que Dios existe y trabaja con los que quieren seguirlo. Te animo a que pongas a prueba al Señor. Ora a Él. Entrega tus temores y barreras para comprometerte y entregarte. Después platícame el resultado.
Mucha gente piensa que la religión es una forma de manipular a la sociedad. Lo es. Y de hecho es muy efectiva. Pero lo que hoy estamos aprendiendo y estudiando no es una religión sino una relación personal y viva con el Dios de la biblia. Nadie nos ha lavado el cerebro ni manipulado para entender que Cristo es el Mesías y que tenemos redención y reconciliación a través de su nombre. Saulo vivió cada día anunciando esta noticia. Seguro que la gente pensaba que algo le había sucedido puesto que se dedicaba a perseguir y aprehender a los que ahora apoyaba. Pero piensa esto por un momento: ¿cómo confundir y convencer a un Saulo de que está en el camino incorrecto? No se utilizaron métodos de persuasión ni manipulación. Simplemente el Señor se mostró ante él “tumbándolo” y demostrándole quién es quién. Si eres de los que piensa que aquellos que seguimos a Cristo somos borregos te puedo decir que en algún momento Dios se presentará ante ti de una manera que no podrás evitarlo y sin la ayuda de nadie más entenderás que Él es Dios y que no manipula ni convence sino que busca reconciliación a través de nuestro arrepentimiento.
Saulo transformó su vida e hizo todos los ajustes necesarios para seguir a Cristo sin importar lo que la gente pensara o dijera. Él después de su encuentro con Jesús y de reconocer su error, decide cambiar y anunciar a los demás para que no cayeran en el mismo error que él. Hagamos lo mismo y compartamos lo increíble que es seguir al Mesías y las cosas que ha hecho en nosotros.

Oración
Dios Padre: quiero pedirte perdón y reconciliarme contigo. Quiero tener una relación contigo y conocerte cada día más. Entiendo que eres un Dios vivo y que tienes planes para mí. Te pido que transformes mi vida y que pongas en mí la fe y fortaleza para dejarte trabajar en mí sin importar lo que la gente pudiera decir. Trae congruencia a mi vida y que mis palabras y actos siempre vayan en la misma dirección: la Tuya. En Cristo Jesús te lo pido
Amén

18 abr 2011

Hechos 9:17-19

Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.



Aunque nosotros no podemos ver más allá de lo que pasa frente a nuestros ojos, Dios tiene una perspectiva mucho mayor y no solamente ve lo que pasa con nosotros sino con todo el mundo. Él puede acomodar infinidad de piezas que se irán acomodando conforme a su voluntad y en nosotros está el confiar y tener fe que Él se encarga. Ananías no sabía que Saulo había tenido ese encuentro con Jesús. No tenía conocimiento de lo que Saulo haría o cómo reaccionaría en el momento en que él llegara. Tampoco sabía que Saulo posteriormente sería uno de los pilares del cristianismo. Por ello, cuando Dios le pide que vaya le cuesta trabajo entender el motivo. ¡Piénsalo! Ananías es como tú y como yo. Humano. Con dudas y temores. Pero Dios es Dios. Perfecto. Todopoderoso. Amor. Por eso sus planes toman forma conforme se desarrollan y los entendemos hasta que podemos conectar punto por punto y vemos el resultado. ¿Entiendes la importancia de creer y confiar en Él? Nos dice la biblia que Ananías confió en Dios y obedeció. Le entregó su vida a Dios sabiendo que al ir y encontrarse con Saulo podría ser una situación de vida o muerte. Al llegar a la casa donde se encontraba Saulo, inmediatamente vio que el plan de Dios era perfecto pues ahí estaba él sin poder ver y estaban esperándolo.
¿Cómo trabaja Ananías? Ananías en esta ocasión nos muestra algo sumamente importante que debemos realizar cuando queremos trabajar para Dios. El Señor Jesús me ha enviado dice Ananías. Así es como trabajamos para Jesús. Dándole todo el reconocimiento a Él. Apuntando las luces hacia Él y dejando claro que es gracias a Él por quien estamos ahí. He visto cómo las personas se reúnen para ayudar gente de la calle y darles alimento y esperan que el amor que se muestra al compartir y ser generosos con ellos sea el ejemplo de Cristo. Está bien. No niego que pueda serlo, pero nuestro objetivo no es ayudar sino compartir el evangelio y hacer discípulos. ¿Cómo hacemos esto sin hablar de Jesús? ¿Cómo lo logramos sin anunciar que venimos de Su parte? Dios nos ha colocado en una ciudad y colonia en específico, y no solo eso, te puso en una familia y un núcleo especial porque tiene planes únicos para ti. Así puso a Ananías en su encuentro con Saulo y así quiere ponerte para muchos encuentros.
Saulo recuperó la vista, se bautizó y tomando alimento se recuperó y se quedó con los discípulos. Seamos así con la gente que ha escuchado de Dios. Pasemos tiempo con ellos. Compartamos comidas. Ayudémosles. Enseñemos que Dios quiere reconciliarse con ellos y que tiene grandes cosas. Confiemos en Aquél que todo lo puede y que nos ama.

Oración
Señor: quiero vivir confiado sabiendo que tus planes son perfectos y que ves más allá de lo que yo puedo ver o pensar. Ayúdame a compartir de tu palabra y siempre anunciar tu nombre como lo hizo Ananías. Permite que mi vida sea de servicio para Ti, en Cristo Jesús te lo pido. Amén

14 abr 2011

Hechos 9:15-16

El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.



La respuesta de Dios a los cuestionamientos de Ananías es: Ve. Pero Dios dentro de todo su poder y potestad, sigue siendo amoroso y le dedica tiempo a Ananías dándole una explicación del por qué debe ir. Si Dios siendo dios aparta un espacio para hablar personalmente con Ananías y aclarar sus miedos y dudas, ¿cuánto más debemos hacer nosotros por nuestro prójimo? Personalmente soy muy impaciente y no se me complica desesperarme. Me cuesta trabajo destinar de mi tiempo a los demás. En pocas palabras, soy egoísta. Al ver que Dios se toma la molestia de explicar el por qué de sus planes me hace darme cuenta lo mal que estoy al no amar a mi prójimo como a mí mismo y entregar de mi tiempo y esfuerzo. Piénsalo. Tal vez eres como yo…
Instrumento escogido me es éste. Si alguna vez te has sentido deprimido, sin mucha dirección y pensando que no vales mucho, quiero decirte que en Cristo tu vida tiene un propósito y está llena de sentido y valor. Aquellos que recibimos a Jesús, nos dice la biblia que somos adoptados dentro del pueblo de Dios, del linaje escogido. La gente busca sentido de pertenencia en una nacionalidad, en un grupo de amigos o en alguna actividad afín, pero esto llena parcialmente la necesidad. El ser hijos de Dios es lo que realmente nos permite sentirnos plenos e identificados. No pertenecemos más a este mundo sino a Aquél que nos rescató. Tu vida tiene un propósito. Instrumento escogido eres. ¿Estás dispuesto en ponerte a disposición de Dios?
Para llevar mi nombre en presencia de… Ir y hacer discípulos a todo el mundo nos dice Jesús. Esta es nuestra gran comisión. Este era el plan que Dios tenía sobre Saulo. Llevarlo ante reyes, judíos, gentiles y todo aquel que se le pusiera en frente para que diera testimonio de que Jesús es el Mesías. A veces nos atoramos con la ayuda física o mental. Tratamos de ayudar a los pobres, a las viudas, a los hambrientos, a los que sufren agresión, a los adictos y así los ejemplos abundan. Si bien, ayudarlos es una tarea ejemplar, nuestro propósito y motivo principal debe ser el compartir a Cristo y reconciliar a las personas con Él. Somos embajadores, representantes de nuestro Señor. Nuestra responsabilidad es hablar de Él y representarlo en todo momento. Hay gran necesidad por escuchar el evangelio pero ¿cómo habrán de escucharlo si no lo compartes?
Es necesario padecer por mi nombre… Seguir a Cristo no es fácil. Significa dejar que Él gobierne cediendo el trono de tu vida. Significa ir en contra de lo que se promueve a tu alrededor persiguiendo el dar gloria a Jehová. Dios no nos promete un camino sencillo pero sí uno lleno, abundante y desbordante de bendiciones. ¿Estás dispuesto a padecer para recibirlas?

Oración
Señor: estoy dispuesto a padecer por tu nombre. Quiero ser hijo tuyo, quiero que gobiernes mi vida y reines siempre en mí. Perdóname por mis pecados y permite que pueda vivir amándote y amando a mi prójimo. Gracias por darle sentido a mi vida y un propósito. Gracias por darme dirección y esperanza. Gracias por mostrarme que mi camino no llevaba a nada bueno y por tomarte el tiempo para explicarme cómo cambiar y por dónde caminar. Gracias Señor, en el nombre de Cristo. Amén.

13 abr 2011

Hechos 9:13-14

Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre.



El día de ayer escribí sobre la increíble disposición de Ananías al contestar: Heme aquí. Hoy podemos ver a un Ananías muy humano, muy real comenzando a dudar sobre lo que Dios le está pidiendo. De hecho, no debemos ser muy críticos con él puesto que le estaban pidiendo que fuera frente al enemigo y lo ayudara esperando que no le haría ningún daño. Cuando conocemos el final de la historia, los eventos pierden un poco de valor. Pero si analizamos bien cada hecho sin pensar en lo que ya conocemos, nos ayuda a darle la dimensión correcta y a aprender sobre lo que nosotros debemos o no hacer.
¿Cuántas veces te has encontrado con ganas de seguir a Dios, ser transformado, hacer las cosas diferentes y empezar de nuevo? Espero que muchas. Conforme expresas tu deseo a Dios, Él dice: muy bien, pongamos a prueba ese corazón, y las pruebas en tu vida comienzan. De repente te encuentras en situaciones que no esperabas, con problemas que no tenías y pareciera que estabas mejor antes. No eres el único que lo ha pensado, los judíos cuando se encontraron en el desierto se quejaron contra Moisés pues pensaban que era mejor ser aplastados por los egipcios que vivir en el desierto. El punto es que Dios examina nuestros corazones y esto se da a través de las pruebas. Es necesario “sacar” lo peor de nosotros para que Dios pueda comenzar a moldearnos. Jehová quería seguir moldeando el corazón de Ananías y le pide dar un paso más en su “entrenamiento” de fe al decirle que vaya y se encuentre con aquél que aprehende a los cristianos y permite que sean lapidados o colgados.
He oído cosas terribles de Saulo mi Dios… En otras palabras, le está preguntando a Dios si está seguro de lo que está diciendo. ¿Saulo? ¿Seguro? ¿Saulo de Tarso? Y nosotros preguntamos igual: ¿Señor a mí? ¿Perdonar, a esa persona? ¿Ayudar después de lo que me hicieron? ¿Pedir perdón? ¿Arrepentirme? Señor ¿no te has dado cuenta de todo lo que pasó? Le hablamos a Dios pensando que es como nosotros. ¡Por supuesto que sabe todo lo que ha pasado y lo que te está pidiendo! Pero nos encanta poner pretextos y tener una escusa para echarnos para atrás pensando que estábamos mejor antes. ¿Puedes darte cuenta de estas reacciones en ti? ¿Puedes recordar cómo le has cuestionado a Dios sus planes porque parecen imposibles? Señor, le dice Ananías, Saulo tiene incluso poder en esta zona de aprehenderme. ¿Qué respuesta podemos esperar de Dios? Perdona Ananías se me olvidaba quién era Saulo de Tarso. ¡Por supuesto que no! Más bien, esperamos un: lo sé, Saulo ha hecho cosas terribles, bástate mi gracia pues mi poder se perfecciona en tu debilidad y tengo planes específicos para ti…

Oración
Señor: no dejo de sorprenderme con tu palabra y la perfección que hay en ella. Entiendo hoy que mis pruebas son necesarias y que moldean mi carácter. Te pido que pueda confiar en Ti, depender de Ti y caminar en Ti pues tengo frente a mí a “Saulo” quien no me deja dormir tranquilo pensando en todo lo que pudiera pasar. Te pido por tu paz y gozo en el nombre de Jesús. Amén

12 abr 2011

Hechos 9:10

Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo de Tarso; porque he aquí, él ora y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista.


Heme aquí Señor. No puedo dejar de sorprenderme cuando la biblia nos relata sobre personas como Ananías que cuando Dios les habla su respuesta es: aquí estoy. ¿Por qué me sorprende? Porque pienso en cómo reaccionamos nosotros. Nos encanta decirle a Dios: al ratito; después; deja termino esto o aquello; en cuanto pase esto ya voy contigo. En cambio, los que sirven fielmente a Jehová, contestan inmediatamente: heme aquí Señor, en otras palabras, Señor, dime qué quieres que haga pues estoy listo para obedecer. ¿No te gustaría tener esa disposición siempre? ¡Qué increíble tener esa entrega! Dios quiere que tengamos esa disposición. Imagina a un padre que llama y llama a su hijo y éste nunca responde…
Y el Señor le dijo… Dios nos da muchas instrucciones en su Palabra: amarlo sobre todas las cosas, ama a tu prójimo, da fruto, ir y hacer discípulos, no echar raíces de amargura, no mentir, no robar, buscar su reino entre muchas otras. Dios nos está hablando así como le habló a Ananías. No tenemos que estar esperando una visión para ponernos a trabajar. Dios nos ha dejado su palabra con cada detalle de lo que debemos saber y sobre todo lo que debemos hacer pues no debemos ser oidores sino hacedores de la palabra. Lee la Biblia. Estúdiala. Memorízala.
Ve a la calle que se llama derecha y ahí encontrarás… Acabo de leer que en Japón están evacuando a personas de sus residencias pues el desastre nuclear puede ser peor de lo que habían imaginado. A estas personas les están diciendo vayan a tal refugio o simplemente salgan de esta zona. Seguramente no se lo esperaban y ahora se encuentran preocupados. Todo cambió en un instante. Dentro de posibles problemas nunca imaginaron algo así. Así nos pasa a nosotros. Pensábamos que podría pasar esto o aquello pero termina pasando lo que no esperábamos y ahora sí nos preocupamos y en lugar de contestarle a Dios por todas las veces que nos ha llamado, nos dirigimos a Él en súplica, desesperación y reclamo. Así como a Ananías le pidió que fuera a tal calle y ahí encontraría a Saulo, a nosotros nos dice que busquemos su reino y Él se encargará de todo lo demás, que hagamos tesoros en el cielo y ahí encontraremos bendición, que pidamos por su paz que no es como la da el mundo y ahí encontraremos gozo. ¿Te das cuenta? Dios da instrucciones y ahí hallamos. Lo que nos corresponde es obedecer y dejar que Él muestre por dónde caminar, cómo conducirnos y qué hacer. En otras palabras, entrega total a nuestro Señor.

Oración
Padre: entiendo que me llamas todos los días y no he respondido. Perdóname pues quiero reconciliarme contigo. Quiero tener una actitud de entrega y obediencia siguiendo tus instrucciones y escuchando y respondiendo a tu voz. Llévame por tu camino y permite que mi vida sea de servicio a Ti. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén

11 abr 2011

Hechos 9:8-9

Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.



¿Por qué Saulo perdió la vista por tres días? Podemos comenzar a examinar el hecho de que hayan sido tres días y no cuatro o siete. También podríamos hacer una investigación sobre el hecho de que no comiera o bebiera durante este periodo. Honestamente creo que hay muchas historias de la Biblia en las que Dios simplemente no quiere decirnos más y nosotros queremos encontrar donde no hay nada. Independientemente de los días que pasó sin ver o comer, nos dice la biblia que Saulo decidió obedecer la voz de Jesús y sin saber qué sucedería, se levantó e intentó caminar pero al abrir los ojos se dio cuenta que no veía.
La biblia nos dice que necesitó ayuda para poder llegar a Damasco. Esto me hace pensar en lo orgullosos que podemos ser. ¿Cuántas veces pides por ayuda? ¿Cuántas veces reconoces que necesitas apoyo? Imagina por un momento a Saulo. Hombre totalmente educado tanto en lo espiritual como en lo civil. Temperamento fuerte. Decisivo. Obstinado. Posiblemente con un gran rango o poder en el Consejo. Temido en gran manera. En un día como cualquier otro, en un instante, Jesús decide “tumbarlo” y toda su vida se viene abajo. Se levanta pero no puede ver y necesita ayuda. Ese gran hombre ahora no puede dar un paso sin que le apoyen. Pedir auxilio es una muestra de debilidad y el mundo no lo reconoce como una virtud. Se exalta al que apoya y no al que ha pedido por apoyo. Se engrandece al que puede hacer todo por sí mismo. Pero como en todo, los planes de Dios son distintos a los nuestros. Él exalta al débil y da sabiduría al ignorante para humillar al fuerte y al sabio. No debemos sentirnos mal cuando nos damos cuenta que la prueba que estamos atravesando nos ha superado y no sabemos qué hacer. Es normal atravesar momentos así. A veces tenemos un corazón tan duro y obstinado que es necesario que Dios nos “tumbe” con mayor fuerza para hacernos reaccionar.
El hecho de que Saulo no pudiera ver también me hace pensar en que no siempre entenderemos lo que nos está sucediendo y no podremos hacer nada al respecto. Por más que queramos encontrar una solución, estamos totalmente incapacitados para hacerlo. Sé que es difícil estar en un hospital, sé que perder un trabajo trae mucha preocupación, sé que perder a un familiar es incomprensible, pero también sé que Dios es soberano y sus planes perfectos. No puedo dar una explicación de por qué sucede esto o aquello pero sí puedo decirte con toda confianza que así como Dios trabajó con Saulo, está trabajando de manera individual contigo y tiene planes perfectos y maravillosos que, a su debido tiempo comprenderás.

Oración
Señor: gracias por enseñarme que no debo sentirme mal por pedir ayuda y reconocer que ya no puedo más. Hoy te pido por esa ayuda. Te pido porque me des fuerzas y paz para seguir adelante. Te pido que pueda entender que tus planes son perfectos y que mi orgullo probablemente esté estorbándote. Perdóname y transfórmame. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén

8 abr 2011

Hechos 9:6-7

Él (Saulo) temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie.



Analicemos la respuesta de Dios. Levántate y entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer. Recuerda aquellos momentos en los que te has sentido abrumado por la situación. Utilizando la palabra de estos versículos con Saulo te diría que recuerdes cuando has sido “tumbado”. ¿Qué clase de preguntas le hacías o incluso haces a Dios? ¿Por qué a mí? ¿Por qué lo permites? ¿Qué quieres que aprenda? O tal vez preguntas como Saulo ¿qué quieres que haga Señor? Con cualquiera de estas preguntas, estoy seguro que buscabas obtener respuestas que te pudieran orientar. ¿Cierto? Resulta que a tus preguntas la única respuesta que recibes de Dios es: levántate y entra a la ciudad y ahí se te dará mayor instrucción. ¿Es esto una respuesta? ¡Por supuesto que no! Nosotros esperábamos escuchar el plan completo de Dios para nuestras vidas. No queremos escuchar: ve a tal o cual lugar para que posteriormente te dé más instrucciones. ¿Señor, no estás viendo mi situación? ¿Cómo quieres que siga esperando? ¿Cómo quieres que no haga nada? ¿Por qué no me explicas lo que está pasando? ¿Te das cuenta de nuestras reacciones? Ir a la ciudad no le contestaba nada a Saulo y de ahí se presentan dos posibles escenarios. El primero es hacer caso a lo que está escuchando y dirigirse a la ciudad. La segunda es meditar en lo que le acaba de suceder. Pensar en el pasado. Recordar las muertes que había presenciado y autorizado sobre los seguidores de Jesús. Mucha reflexión pero finalmente se quedaría en ese lugar sin moverse. ¿En dónde estás tú? ¿Cómo reaccionas?
Vivimos a una velocidad extremadamente rápida. Tenemos tantos artículos que nos ayudan a realizar cantidad de operaciones en segundos y nos hemos olvidado de lo que significa esperar. Incluso en el área de agricultura en la que había que esperar por las lluvias, ahora tenemos métodos que nos permiten tener frutas o vegetales en cualquier estación del año. Todo esto nos estorba para poder entender las respuestas de Dios. Si ahora estás desesperado o conoces a alguien que se encuentre así, medita o comparte esta reflexión. Dios no da respuestas como nosotros las queremos. A veces debemos seguir caminando y esperar a que vengan instrucciones nuevas. A Saulo se le dijo que siguiera su camino a la ciudad. No más. No menos. Era lo que necesitaba saber. Igualmente, tú y yo no necesitamos saber más. Es nuestra desesperación y falta de fe lo que nos lleva a querer tener respuestas tangibles y limitar la incertidumbre. Sigamos caminando. Tengamos fe y esperanza en que Dios nos protege y, a su debido tiempo, nos irá revelando sus planes y enseñanzas.

Oración
Padre: te pido pongas paciencia en mi corazón. Quiero estar confiado en Ti y no permitir que lo que me rodea me haga dudar. Quiero aprender a esperar a tus tiempos y tus formas dejando mi desesperación y falta de fe a un lado. Dame fortaleza y paz para seguir por tu camino aunque no tenga el conocimiento de lo que vendrá. Te lo pido en el nombre de Jesucristo.
Amén

7 abr 2011

Hechos 9:5

Él (Saulo) le dijo: ¿Quién eres Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.



La frase que utiliza Jesús era fácil de entender en esa época pero el día de hoy, a la mayoría de nosotros nos cuesta trabajo entender lo que significa. De hecho, investigué un poco en internet para tener distintos puntos de vista. La Real Academia define la frase como: obstinarse en resistir a fuerza superior. Lo que la frase alude originalmente es a la manera en que un animal de carga como un caballo o buey, al ser guiado en cierta dirección, intentaba “reclamar” dando patadas (una coz es una sacudida violenta que realiza el caballo con sus patas). Entonces, se colocaban los aguijones para que cada vez que el animal pateara, se lastimara y dejara de hacerlo. Un poco cruel pero así funcionaba.
¿Qué quiere decir esto hoy en día y cómo se aplica a mi vida?
¿Cuántas veces te has encontrado en una situación complicada? Varias. ¿Cuántas de ellas has recordado lo que has aprendido de la Palabra de Dios y entiendes lo que debes hacer o lo que Dios está trabajando contigo? A pesar de conocer la dirección a la que debes encaminarte, por alguna razón decides seguir igual. ¿Te suena familiar? Lo único que estás haciendo con esto es darte de topes con el aguijón. Sabes que no puedes cambiar las cosas a tu gusto y acomodarlas de otra manera pero aún así crees que debes intentarlo. La lucha está perdida. Lo único que estás logrando es lastimarte más y más. De hecho, si eres honesto, estoy seguro que puedes recordar de varias ocasiones en las que saliste lastimado y al final no se logró lo que esperabas. Ahora, esto no es un capricho de Dios. Él no está buscando molestarte sino por el contrario, quiere que estemos en comunión pero debemos recordar quién es quién.
Cuando nos suceden cosas inesperadas, difíciles y preocupantes, lo que menos queremos es recibir críticas o correcciones. Suficiente tenemos con lo que pasamos. Pero con Dios no es así. Saulo estaba tumbado y la voz que le hablaba le decía que estaba haciendo las cosas mal. Ese es nuestro Dios queriendo abrir nuestros ojos. Nos “tumba” para luego mostrarnos nuestros errores. Mientras nosotros tenemos dos opciones: seguir dando patadas y resistiéndonos o aceptar que no estamos en línea con el Señor.
No es fácil. Por más que sabemos qué hacer, cuando llega el momento cuesta mucho pero mucho trabajo. Es normal. No te desanimes. Cambiar tu carácter y transformarlo no es sencillo. Nuestro orgullo es feliz dando de patadas y reclamando por todo y mientras tanto nosotros salimos todos lastimados.
Te animo a que examines tu vida y cuestiones si estás dándote de coces contra el aguijón. También te invito a que en tu siguiente prueba, salgas cada vez menos lastimado.

Oración
Señor Jehová: definitivamente entiendo que estoy lastimándome y dando patadas por orgulloso al no querer escuchar y aceptar tus correcciones. Quiero seguir con escusas pero estoy cansado y no quiero lastimarme más. Ayúdame a vivir diferente. Perdóname Señor en el nombre de Jesús
Amén

6 abr 2011

Hechos 9:3-4

Y yendo por el camino (Saulo), aconteció que llegando cerca de Damasco, súbitamente le cercó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?

He presenciado varias formas en las que Dios “tumba” a un individuo al suelo. Saulo estaba persiguiendo con enorme furia a la gente que quería seguir a Cristo y en su camino se da una situación fuera de su control. Una luz, un resplandor lo suficientemente fuerte para hacerlo caer en tierra y no moverse. Saulo iba con gran autoridad pues el consejo había autorizado que realizara cualquier aprehensión que considera necesaria. De cierta manera le habían dado carta “blanca” para tomar cualquier decisión para llevar a cabo su plan.
¿Cómo relacionarlo con nuestra vida?
Nosotros vamos en camino a nuestra rutina diaria. Estamos acostumbrados a levantarnos y realizar nuestros planes. Incluso nos damos el lujo de decir que en tal o cual día haremos esto o aquello. Todo se desarrolla como el día anterior. Como de costumbre. Como lo habías planeado. Así iba Saulo camino a Damasco. Confiado en que realizaría lo que tenía en mente. De repente, en un instante, sin que lo pudiera ver venir, una luz lo tumba y frena su camino. Nosotros podemos llamarle una enfermedad, la pérdida de un ser querido, la cancelación de un negocio que considerábamos ya como un hecho, recibir la noticia de nuestra pareja que quiere divorciarse, la pérdida de nuestro trabajo y así tú puedes pensar en cada evento que en tu vida ha creado un freno abrupto y que no viste venir ni pudiste prevenir. Simplemente te encontraste “tumbado” sin saber cómo seguir adelante. ¿Te ha pasado? ¡Seguro que sí! Y no creo que en una sola ocasión sino varias.
A Saulo le preguntó una voz ¿por qué me persigues? A ti y a mí esa voz nos dice ¿Por qué no me haces caso? ¿Por qué sigues dándome la espalda? ¿Por qué sigues sin confiar en mí? ¿Por qué te has alejado tanto? ¿Por qué te has olvidado de mí? Lo interesante y sobre todo importante es ser honesto y contestar estas interrogantes. Debemos meditar en qué momento nos dejamos seducir por lo que hay a nuestro alrededor y olvidamos al Creador. ¿Cuándo trabajamos para mantener a nuestra familia? Bien, dice Dios, ¿desde cuándo tú la mantienes? La verdad es que no tenemos una respuesta correcta. Honestamente hemos sido egoístas y nos gustó recibir las bendiciones de Dios sin comprometernos de vuelta. Pero ahora que las cosas cambian, nos recuerdan quién es quién y sobre todo quién es el que realmente manda. Dentro de toda esta dificultad que atravesamos cuando Dios decide que es tiempo de “tumbarnos” su amor siempre sobreabunda a nuestra preocupación. Dios no se ha hecho a un lado ni te ha olvidado. Simplemente está recordándote cómo deben estar tus prioridades y corazón en el lugar correcto.

Oración
Padre: perdóname. Sé que te he fallado. Sé que merezco no solo esto sino muchas cosas peores. Perdona mi soberbia, perdona mis pecados. Hoy quiero reajustar mi vida. Quiero vivir en línea contigo. Ayúdame a entender mi situación y no permitas que me aparte de Ti. Te lo pido en Cristo Jesús
Amén

5 abr 2011

Hechos 9:1-2

Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén.



A veces, cuando leo la biblia, debo poner atención para no pasar por alto ningún detalle. También debo recordarme en que a veces sus descripciones pueden sonar muy exageradas pero si las traigo a tiempo presente, con el vocabulario actual, logro entender que he caído en las mismas situaciones y logro identificarme con el contexto. Por ejemplo, cuando el versículo nos habla de que Saulo respiraba amenazas y muerte en contra de los discípulos mi primer pensamiento fue que yo no he estado en una situación así. Pero, si reflexiono un poco sobre aquellos momentos en los que mi enojo, mi ira o mi rencor han tomado dominio sobre mí, definitivamente que mis pensamientos y mis respiros no eran de amor sino que estaban llenos de amenazas. Piénsalo. No estamos muy distantes de lo que Saulo estaba pensando. ¿En cuántas ocasiones no has tenido sentimientos de venganza? Se honesto. Saulo era un hombre judío que no soportaba ver que los seguidores de Jesús pudieran tener éxito compartiendo el evangelio que él consideraba falso. Dentro de su coraje e ira, decide tomar cartas en el asunto pidiendo por la autoridad de poder arrestar y llevar a juicio a todos aquellos que estuvieran predicando al Nazareno.
¡Cuánto odio! ¡Cuánta amargura acumulada!
Aunque pareciera distante su reacción, es muy importante ser analíticos y entender si tenemos esas mismas reacciones. Cuando alguien nos hace algo, tenemos dos opciones para reaccionar: la difícil y la fácil. Empezaré por la fácil. En ésta, haces lo primero que te viene a la mente. De hecho no estás al control y solamente sientes un deseo de venganza. Puede ser que guardes este sentimiento por muchos años, incluso ahora mismo puedes estar recordando alguno que no has dejado ir y esperas el momento de poder desquitarte o sacarte esa espina. En cuanto a la segunda, involucra al Espíritu Santo y sus frutos: dominio propio. Entregas tus corajes, enojos e iras al Señor. Recuerdas que Él es quien hace justicia, que de Èl es la venganza y que Él es la Ley. Finalmente tú pones la otra mejilla y recuerdas que fuiste perdonado sin merecerlo por la increíble gracia y misericordia de Dios. ¿Difícil no? La mayoría estamos dentro de la primera, pero nuestra meta es estar en la segunda.
Perdona. Ama a tu prójimo incluyendo al que te ha lastimado o a tus enemigos. No permitas que la ira tome el control pues tus decisiones serán totalmente incorrectas. ¡Medítalo! Insisto, se honesto.

Oración
Padre nuestro: Tú que eres Todopoderoso te pido porque puedas quitar de mi corazón mis enojos, corajes, amarguras e iras. Quita de mí cualquier deseo de venganza y guíame para poder poner la otra mejilla como Jesús lo hizo. Ayúdame a hacer tu voluntad primero que la mía. Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús
Amén.

4 abr 2011

Hechos 8:36-40

Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: aquí hay agua; ¿Qué impide que sea bautizado? Felipe dijo: si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades hasta que llegó a Cesarea.



El bautizo no es un rito sin sentido. No se le ocurrió a alguien sino se estableció para reconocer públicamente nuestro arrepentimiento y nuestra fe en Jesucristo como el Hijo de Dios. Algunas iglesias tienen restricciones en las edades para bautizarse. Me parece adecuado. Si bien, es difícil decidir si a los diez años o a los quince sería una edad correcta, el hecho de esperar y dejar que la persona decida de manera individual y asimismo lo declare me parece que va en línea con la biblia.
¿Qué impide que sea bautizado? Preguntó el eunuco. ¡Nada! Todavía no he encontrado una persona que tenga un historial lo suficientemente negro como para cubrir la gracia de Dios. Todos podemos ser bautizados. El perdón de Dios a través de la muerte de Jesús se extiende para cada uno de nosotros. Sí. A todos. Incluyendo aquellos que han cometido actos ilícitos. Si crees de todo corazón que Jesucristo es el Hijo de Dios y en el evangelio que te he compartido, puedes ser bautizado. Le dijo Felipe. Jehová puso las reglas. No nosotros. No Felipe ni Juan o Pedro. Me da tristeza ver que existan personas desviando su atención de Jesús por exaltar a alguno de los discípulos. Si examinamos la vida de cualquiera de ellos, es fácil darse cuenta que siempre señalaron a Jesús y nunca se quedaron el reconocimiento.
Felipe había obedecido al Espíritu y se terminó encontrando con el eunuco a quien compartió de Jesús y terminó recibiéndolo en su corazón. En el momento en que se da la oportunidad y el eunuco pide ser bautizado, Felipe no duda en hacerlo. Así debemos ser nosotros. Felipe no pensó en que no había una preparación formal para el bautizo, tampoco pensó en que se mojaría la ropa y no habría como estar cómodos. Tampoco se detuvo porque no había cumplido con un prerrequisito para ser bautizado. Todas estas trabas las hemos inventado nosotros. Dios nos quiere compartiendo el evangelio y entregándonos a cualquier tipo de situación sin importar que pudiera afectar nuestro camino diario.
Cada día vive abriendo no solo tus ojos sino tu corazón. Busca ser sensible a la necesidad que existe del Dios Todopoderoso. Así, cuando la oportunidad llegue, estarás listo para “saltar al carro compartir de Cristo y bautizar”. No dejemos que los protocolos sean una escusa. Nuestro tiempo, nuestra vida llega a su clímax cuando nos entregamos a Dios. Espero que así sea cada día que vivas.

Oración
Señor: te doy gracias porque tu amor es tan grande que cubre todos mis pecados y no lo merezco. Te pido que transformes mi vida y pueda estar siempre abierto a compartir de Jesús sin importar el desvío de mi plan original. Quiero que mi vida sea de servicio a Ti. En Cristo Jesús te lo pido.
Amén.