Vistas de página en total

16 nov 2011

Hechos 16:27-32


Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar pensando que los presos habían huido.  Mas Pablo clamó a gran voz diciendo: no te hagas ningún mal pues todos estamos aquí.  El entonces pidiendo luz se precipitó adentro y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?  Ellos dijeron: cree en el Señor Jesucristo y serás salvo, tú y tu casa.  Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.



Una injusticia había llevado a los discípulos a lo más profundo de la cárcel.  Pareciera no tener sentido que haciendo algo bueno te pase algo malo.  Aun así, ellos se encontraban en lo más profundo del calabozo como si fueran los peores delincuentes.  Ellos no sabían qué esperar.  Tampoco sabían que habría un terremoto y que todas las celdas se abrirían.  Así, tú y yo no tenemos idea de lo que sucederá en nuestras vidas y por ello comenzamos a angustiarnos y la preocupación comienza a robarnos la paz y nuestra comunión con Dios.  ¿Te ha pasado?  
Vuelve a leer el pasaje y si puedes el capítulo entero para que te des cuenta de todo lo que tuvo que pasar para que los discípulos se encontraran en el lugar correcto en el momento correcto.  ¡Qué ironía!  Ese lugar y momento correcto era el fondo de un calabozo y encarcelados por una injusticia.  Así también Cristo estuvo en el lugar y momento correcto cuando fue crucificado por nosotros.  Cuando veo estas similitudes, comienzo a entender que no se trata más de mí sino de Dios.  No se trata de que yo esté cómodo sino de que Cristo sea anunciado.  Se trata de obedecer y servir.  Entiendo que atravesaré circunstancias ilógicas, injustas y sin ningún beneficio físico, pero que a través de ellas, creceré espiritualmente y se podrá anunciar el evangelio para que otras personas puedan creer en él.  ¿Lo puedes entender?  Te lo repito.  No se trata de ti ni de mí sino de Dios.  Por esta razón, los discípulos alababan a Cristo mientras estaban en un calabozo.  Por esta razón tú puedes tener paz mientras todo a tu alrededor está de cabeza.  Deja de pensar en ti.  Deja de ser víctima o mártir.  Todo se centra en Dios, no en ti.  Te puedo asegurar que lo que te pasa puede ser utilizado para dar gloria al Señor, pero para ello, primero debes morir a ti y entregarte a Él.  Si has perdido a un ser querido, tal vez pueda ser utilizado para que des consuelo a aquellos que atraviesan algo similar.  ¡Piénsalo!  ¿Cuánto tiempo vas a querer estar recibiendo consuelo?  ¿Cuándo vas a empezar a dar de ti para que otros también sean consolados?  He escuchado historias que realmente son desgarradoras e incomprensibles.  Hoy, las “víctimas” alaban a Dios y volverían a pasar por esos momentos terribles, con tal de estar hoy sirviendo al Señor.  No se trata de ti ni de mí sino de Dios.  Solamente así podemos vivir en obediencia, en su paz y en su gozo.

Oración
Señor: definitivamente vivo para mí y no está bien.  Hoy quiero pedirte que me transformes y pueda vivir para Ti.  Quiero dejar de pensar en mí y comenzar a preguntarme qué quieres que haga para servirte.  Renueva mi mente y mi corazón mi Señor.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

15 nov 2011

Hechos 16:26


Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas y las cadenas de todos se soltaron.



Seguramente tenemos personas que buscan encontrar la explicación científica a este hecho para invalidar la razón sobrenatural.  Es muy común.  Lo vemos con la creación, el diluvio, la destrucción de Sodoma y Gomorra, la tumba y resurrección de Jesucristo, etc.  Siempre existirán aquellos que, en su soberbia, querrán negar al Señor y todas sus muestras de grandeza frente a nosotros.  Resulta imposible pensar en la coincidencia de que Silas y Pablo estuvieran orando y alabando al Señor y en ese instante viniera un terremoto y lograra abrir cada una de las puertas y además las cadenas.  No solo se abrieron unas cuantas puertas sino todas y para hacerlo más interesante, cada cadena se soltó.  ¿Puedes ver la mano de Dios?  La biblia no nos dice que fue Dios quien provocó el terremoto, simplemente nos dice que ocurrió.  Pero aquellos que confiamos en Él sabemos perfectamente que fue su voluntad.  ¿Lo puedes ver?  
¿Qué necesitamos que pase para poder ver a nuestro Señor trabajando?  ¡Nos hemos vuelto tan insensibles!  Cada vez que puedes ver un arcoíris ¿recuerdas que es el pacto de Dios con nosotros después del diluvio?  Cuando ves un atardecer o cualquier detalle impresionante de la creación, ¿das gloria a Dios?  No dejemos que la insensibilidad se apodere de nosotros.  El día a día y sus tareas se ha vuelto nuestro peor enemigo.  Nos absorbe y nos envuelve para no poder ver más allá de lo que tenemos enfrente. 
Por otro lado, quiero recalcar el momento en que ocurrió el terremoto.  El pasaje nos dice que mientras estaban orando y alabando ocurrió.  ¿Esto quiere decir que gracias a sus oraciones fueron liberados?  No.  Leíste bien.  No.  Fueron liberados por la omnipotencia de Dios.  Si lo piensas, ni siquiera sabemos si estaban orando por ser liberados.  Si bien, es probable que hayan pedido por su libertad, creo yo que se enfocaron en pedir por paz y por la oportunidad de compartir de Cristo a los demás presos.  Muchas personas toman estos pasajes para enseñar que nuestras oraciones pueden convertirse en instrucciones para Dios y que aquello que pidamos va a hacerse.  Mentira.  Por ello escribí que la razón por la que fueron liberados no fue por sus oraciones sino por la voluntad del Señor.  Es importante entender este punto.  Nosotros debemos orar constantemente porque la voluntad de Dios se haga en nuestras vidas y no la nuestra.  Debemos orar por ser servidores que llevan fruto en todo momento y no solo cuando nos encontramos “bien”.  Si después de estar orando y buscando el reino de Dios, Él decide que haya unos cuantos terremotos-milagros y las cosas se acomoden y te beneficien, esto, es puro amor y misericordia de Dios.  

Oración
Dios Padre: te doy gracias por tu palabra y enseñanzas.  Te pido que sea sensible y pueda ver tu obra y tu mano en todo momento.  Ayúdame a vivir pidiendo porque se haga tu voluntad y no la mía y aprendiendo a servirte.  Ayúdame a entender que Tú estás por encima de todo y que tu amor hacia mí se encargará de ver por mis necesidades.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

14 nov 2011

Hechos 16:23-26


Después de haberles azotado mucho, los echaron en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo.  Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos lo oían. 



Los discípulos fueron tratados como criminales.  De hecho, como uno de los peores al ser llevados a lo más profundo del calabozo.  No merecían estar ahí.  Mucho menos el trato “especial” que estaban recibiendo.  Pero ahí estaban.  Inocentes.  Encarcelados.  En ocasiones nosotros atravesamos momentos similares.  Nos encontramos buscando al Señor, orando, estudiando su palabra y obedeciendo.  Todo marcha bien y nuestra comunión con Él está creciendo.  De repente algún evento difícil y duro nos acontece y todo cambia.  Comenzamos a pensar qué hicimos mal.  ¿Por qué estamos en donde estamos?  ¿Qué hicimos para merecer esto?  ¿Qué nos faltó para evitar esta situación?  ¿Te ha pasado?  Así podían estar pensando los discípulos en este momento.  Encarcelados hasta lo más profundo del calabozo.  ¿Qué habremos hecho?  ¿Qué pudimos haber hecho distinto para evitar estar aquí encerrados?  Nada.  Absolutamente nada.  De hecho estaban haciendo justo lo que tenían que hacer: compartir a Cristo.  ¡No estaban haciendo nada malo!  Por la forma en que crecimos y fuimos educados, pensamos que cada vez que nos pasa algo malo de alguna u otra forma lo pudimos haber evitado.  También pensamos que es algo que “merecemos” por haber hecho tal o cual cosa.  ¡Mentira!  La prueba está en este pasaje donde los discípulos estaban haciendo todo bien y aun así ¡son encarcelados!  No podemos vivir pensando que al que obra mal le va mal y al que obra bien le va bien.  Tú debes enfocarte a obedecer sin importar lo que el de al lado haga o deje de hacer.  Cristo es tu parámetro.  No tu vecino ni tu pastor ni tus hermanos en la fe.
A pesar de estar encarcelados y pasando por un momento sumamente difícil, Pablo y Silas se ponen a orar y a alabar al Señor.  ¿Tiene sentido?  ¡Por supuesto!  ¿Qué más podían hacer?  ¿Pensar en cómo salir de ahí?  Ya habían presenciado la corrupción y las mentiras que los llevaron a ese lugar.  Tenían muy clara su situación.  Dios los podía liberar en cualquier momento y también podía dejarlos ahí cuanto tiempo quisiera.  Su situación estaba totalmente fuera de sus manos y por ello deciden entregarse al Señor y alabarlo esperando a que Él muestre lo que sigue.  ¡Que maravilla!  ¡Que diferente reaccionamos nosotros!  Nos encanta buscar solucionar y cambiar lo que nos pasa cuando lo que debemos hacer es orar y dar gloria a Dios.  Si en lo más profundo del calabozo había otros presos que veían y escuchaban el testimonio de Pablo y Silas ¿no crees que donde quiera que te encuentres, hay personas a tu alrededor que necesitan escuchar de Cristo y necesitan ver en ti lo que es seguirlo, obedecerlo sin importar las circunstancias?  ¡Piénsalo!  Estoy seguro que va a transformar tu manera de vivir.

Oración
Padre y Señor mío: Tu palabra transforma y renueva mi forma de pensar.  Gracias por darle sentido a mi vida y hacerme ver lo que tiene valor y lo que no.  Te pido que donde quiera que me encuentre pueda hablar de Ti y dar testimonio que soy tu seguidor.  No permitas que las circunstancias me distraigan y deje de buscarte y de vivir agradecido.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

11 nov 2011

Hechos 16:19-22


Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro ante las autoridades; y presentándolos a los magistrados dijeron: estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad, y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos.  Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas. 


Las acusaciones que estaban recibiendo eran totalmente falsas.  En ningún momento alborotaron la ciudad ni enseñaban lo ilícito.  Roma en ese entonces perseguía fervientemente cualquier tipo de movimiento que pudiera estar en contra del imperio.  Los amos de la adivina lo sabían y lo utilizan a su favor para vengarse de lo que Pablo había hecho. 
¿Por qué Dios permite esto?  Mi primera respuesta sería: y ¿por qué no?  Tampoco debemos confundirnos y pensar que es Dios quien está mandando este castigo a los discípulos.  Este proviene meramente de la naturaleza caída de los acusadores de Pablo quienes entre mentiras y trucos logran que los azoten y rasguen sus ropas públicamente.  Aprovecho para aclarar una pregunta muy común ¿por qué Dios permite las guerras, la hambruna y la desigualdad?  No es Dios sino el hombre alejado de Él quien crea todas estas cosas.  ¿Cómo estoy tan seguro?  Simplemente porque el Señor nos pide que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos.  ¿Qué persona podría permitir que su vecino se muera de hambre si lo ama como a sí mismo?  Entonces, no debemos confundir la maldad humana con un castigo divino.
Por otro lado, estoy convencido que todo lo que nos sucede tiene un propósito muy específico y el Señor lo permite para traer bendición a nuestra vida.  Sí, leíste bien.  Eventos que el día de hoy carezcan de sentido y bendición, el día de mañana podrás darte cuenta que sí tenían propósito y que ahora tu vida espiritual ha subido un escalón más.  Ojo, no estoy hablando de bendiciones materiales ni físicas sino espirituales.  El Señor utiliza las circunstancias para forjar nuestro carácter y “pulirnos” en nuestro andar espiritual.  Esto que atravesaban los discípulos simplemente era un entrenamiento para lo que vendría después.  Así también el Señor nos prepara hoy para lo que viene mañana.  De ti y de mí depende el aprender a fortalecernos en Él y entregar nuestras preocupaciones o el seguir buscando nuestro propio camino sin saber qué rumbo tomar con certeza.  ¿Qué vas a hacer?
Los discípulos fueron azotados y humillados.  A veces Dios tiene que hacer lo mismo con nosotros para que dejemos de distraernos con tantas cosas que interrumpen nuestra comunión con Él.  Es cuando sacuden nuestro piso que nos damos cuenta que algo no está bien.  ¡Para qué esperar!  Mejor corrijamos hoy nuestra comunión con Dios y busquemos tener un corazón sencillo, agradecido y dispuesto a entregarse para servir.

Oración
Padre: me cuesta trabajo entender lo que me sucede y ver o sufrir injusticias.  Hoy entiendo que estás trabajando con mi carácter y forjando mi crecimiento espiritual por lo que te pido pueda fortalecerme en ti y vivir en tu paz.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

10 nov 2011

Hechos 16:17-18


Esta (la mujer con espíritu de adivinación), siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación.  Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella.  Y salió en aquella misma hora.



Si Pablo y los discípulos estaban anunciando a Cristo y predicando a todos los que pasaban por su camino, ¿por qué se molesta de que una mujer estuviera anunciando lo que venían a hacer?  Yo pienso que la mujer no los anunciara como algo reverente o de importancia sino como burla.  Existen comentarios sobre este pasaje los cuales explican que los judíos entendían cuando se anunciaba al Altísimo, pero los gentiles lo relacionaban con Baal, Zeus o cualquier dios que adoraran.  Por esta razón, cada vez que la mujer atraía gentiles, Pablo tenía que estar aclarando que anunciaba a Jesús.  Al estar creando confusión, Pablo decide tomar acción y reprende al espíritu.
Lo que me sorprende es la actitud de la adivina.  Sabe quiénes son los discípulos y se percata perfectamente que tienen al Espíritu Santo.  En otros pasajes vemos a ciegos, paralíticos, enfermos y todo tipo de personas rogando por acercarse a Jesús y pidiendo ser sanados y reconciliados.  Esta mujer prefiere seguir su camino.  Los anuncia a gran voz tal vez tratando de dar reconocimiento a Dios a su manera pero simplemente logra hacer enojar a Pablo.  ¡Cuántas veces actuamos como esta mujer!  Sabemos de Dios.  Aprendemos de Él y aún así preferimos ir por un camino alterno.  La mujer caminaba con los discípulos y los anunciaba pero realmente no los estaba siguiendo.  Así nosotros podemos movernos.  Tenemos una parte de Dios pero por otro lado seguimos sin entregar nuestra vida a Él.  Ahí vamos.  No muy cerca ni muy lejos.  Caminamos escuchando un poco de la palabra y luego nos volteamos a seguir con lo nuestro.  ¡Esto no está bien!  Esto no es entrega ni obediencia.  No le des de tus migajas a Dios porque no las necesita.  Más bien eres tú quien necesita de Él.
Finalmente la mujer se queda “sin trabajo”.  Quién sabe por cuantos años estuvo adivinando y un día todo terminó.  Esto nos da aliento.  Nos ayuda a entender que Dios se encarga, en su tiempo, de lidiar y frenar a aquellos que están en contra de su voluntad.  No nos pertenece la venganza.  No nos pertenece el hacer justicia.  Nos corresponde obedecer.  El Señor es el pastor y nosotros las ovejas.  ¿En qué momento la oveja puede encontrar un mejor camino que su pastor?  A veces veremos muchas injusticias.  Personas que hacen lo malo y además parece que prosperan.  No tengamos celos, corajes o envidias.  Dejemos que Dios se encargue de ellos y mientras tanto vivamos agradecidos con las bendiciones que nos da.

Oración
Señor y Padre nuestro: te pido que quites los corajes, envidias y celos que he estado arrastrando por tanto tiempo.  Ayúdame a corregir mi vida y seguir tu camino.  Ya no quiero ir desde lejos sino a tu lado siempre.  Te pido que pueda vivir agradecido y viendo tus bendiciones en lugar de lo que los demás hacen o tienen.  Cambia mi corazón Señor.  En el nombre de Jesús.  Amén 

9 nov 2011

Hechos 16:16


Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos adivinando.



Todo lo relacionado con espíritus y adivinación resulta sumamente intrigante e interesante.  Mucha gente ha sido cautivada y seducida por estos temas y dedican no solo de su tiempo sino de su dinero para conocer y envolverse más en ello.  Otras personas consideran que es pura charlatanería o fraude y se mantienen totalmente alejados de esto.  ¿Qué dice Dios al respecto?  ¿Existe la adivinación?  ¿Puede alguien hablar con espíritus?  ¿Proviene de Dios?
La biblia, en repetidas ocasiones nos habla de adivinos y personas que se comunican con los espíritus.  También nos da advertencias sobre no consultarlos y repudiar todo espíritu de adivinación.  En el Levítico 20:27 la biblia nos dice que: el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, debe morir apedreados y su sangre será sobre ellos.  En Deuteronomio 18:10-12 nos dice: nadie entre los tuyos deberá sacrificar a su hijo o hija en el fuego; ni practicar adivinación, brujería o hechicería; ni hacer conjuros, servir de médium espiritista o consultar a los muertos.  Cualquiera que practique estas costumbres se hará abominable al Señor, y por causa de ellas el Señor tu Dios expulsará de tu presencia a esas naciones.
Me parece que con estos ejemplos (junto con muchos otros similares) podemos concluir que sí hay personas que pueden comunicarse con espíritus y tendrán la facultad de adivinar.  También me parece que Dios deja sumamente claro su postura ante dichas personas y actividades.  Repudio y abominación.
Hay mucha gente que no sabe en lo que se están metiendo y se vuelve una adicción.  Comienzan a transformar su vida y ya no pueden tener un día normal sin acudir a algún tipo de adivinación o energía que les “muestre” qué hacer.  La gente acomoda sus muebles en cierta forma para dejar que la “energía” mala se vaya.  Se realizan actividades para sacar las “malas vibras” de sus cuerpos.  Consultan adivinos para tomar decisiones.  Incluso, algunas de estas actividades involucran nombres como: contacto con ángeles o acercamientos a dios.  Tú puedes discernir sobre lo que está bien o mal poniendo atención a lo que se habla y exponiéndolo a la palabra de Dios.  ¿Hablan de Cristo como el único camino a Dios?  ¿Hablan de su sacrificio y nuestra necesidad de ser reconciliados con Él?  ¿Promueven el estudio exhaustivo de la biblia?  ¡Ten cuidado!  Como dice el dicho: no todo lo que brilla es oro.  Así, no todo lo que dice dios o ángeles está en relación con el Dios de la biblia.  
Nuestra herramienta para enfrentar cada día se llama Cristo y todo lo podemos en Él.  No necesitas conocer del futuro.  No necesitas que te contacten con los espíritus.  Necesitas de una relación con Dios.  Necesitas de Cristo como redentor y Señor.  Esto es lo que realmente transformará tu vida y te llenará de la paz que anhelas y buscas.  Si estás involucrado en adivinaciones y has permitido que en tu vida influyan este tipo de personas, te invito a que cambies de dirección y busques al Dios verdadero.  Si conoces gente que busca a los médiums o adivinos, te animo a que les platiques del Señor y les muestres que no tiene comunión con adivinos sino por el contrario los aborrece.  Seamos inteligentes.  Preocupémonos por la gran cantidad de gente que se desvía por falta de información.  Es tú deber compartir la palabra y más en estas áreas tan controversiales.

Oración
Padre: gracias por advertirme sobre los adivinos y espíritus.  Gracias por mostrarme que no provienen de Ti y que no tienes comunión con ellos.  Te pido que no permitas que caiga en estas ideas y conceptos que me alejan de Ti y que pueda aprender a confiar solamente en Ti.  Ayúdame a servir y compartir con la gente el peligro que es acudir a estas personas y extender tu amor y misericordia hacia ellas.  En Cristo Jesús te lo pido.  Amén 

8 nov 2011

Hechos 16:14-15


Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía.  Y cuando fue bautizada y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad.  Y nos obligó a quedarnos.



Primero quiero comentar acerca del momento en que la mujer estaba poniendo atención a lo que Pablo decía.  Estaba muy interesada.  Por experiencia propia, estoy convencido que todo su interior estaba con fuego mientras la palabra de Dios era compartida.  Es un momento increíble.  A veces son pasajes que ya habíamos leído varias veces, pero hay algo distinto en ese día que todo cambia.  ¿Sabes qué pasó?  Que has madurado y que te has enfrentado a situaciones distintas por lo que hoy tu discernimiento es distinto.  O tal vez estás en un momento específico en el cual puedes identificarte perfectamente con lo que estás escuchando o leyendo.
Es interesante ver la reacción de Lidia.  La biblia nos dice que “los obligó” a quedarse en su casa.  ¡Quería escuchar más!  ¡Quería conocer más de Dios!  Sus ojos se han abierto y su deseo es permanecer más tiempo escuchando de las enseñanzas.  Este fervor no lo debemos dejar apagarse en nuestras vidas.  Ese deseo de obedecer, de conocer más y de permanecer en Cristo debemos cuidarlo, alimentarlo y hacerlo crecer.  En ocasiones, el tiempo pasa y sin darnos cuenta ya estamos a “medio motor”.  Después dejamos de leer o de orar como antes y así, poco a poco, sin darte cuenta, tu fuego se ha apagado.  ¡No lo permitas!  Incluso si sientes que estás ya lejos de Dios, esto no es verdad.  Él está ahí esperando a que des la vuelta y regreses a caminar a su lado.  No dejes que el enemigo te confunda y te haga pensar que has cometido demasiados errores.  El sacrificio de Cristo cubre absolutamente todo y su perdón está disponible para los que reconocemos que hemos pecado.
No sé si llevas poco tiempo de conocer a Dios o varios años ya.  Hoy quiero animarte a procurar la actitud de Lidia al buscar aprender más del Señor.  A estar dispuesto a servir y abrir las puertas de tu casa.  A dedicar más tiempo a los demás y menos tiempo a ti.  A amar a tu prójimo como a ti mismo.  A buscar el reino de Dios y permitir que el Señor transforme tu corazón.  El mundo necesita de Cristo.  Solamente escucha las noticias y te darás cuenta del gran vacío que hay.  Renueva tu compromiso.  Revive el fuego de Cristo en tu vida.
Lidia les rogó y obligó a los discípulos a que permanecieran en su casa.  Imagina si todos los que seguimos a Jesús hiciéramos lo mismo.  Apoyando a aquellos que dedican su vida entera a evangelizar.  Abriendo nuestras casas a los necesitados.  Dando de nuestro tiempo y esfuerzo al prójimo.  Sirviendo a Dios antes que a nosotros.  ¡Sería otro mundo!  Busquémoslo y vivámoslo.

Oración
Padre: hoy entiendo que debo procurar mi comunión contigo y te pido porque renueves mi corazón y perdones mis pecados.  Quiero cambiar y vivir en servicio a Ti.  Quiero amar a mi prójimo y buscarte todos los días.  Guíame Señor en este nuevo camino.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén

4 nov 2011

Hechos 16:11-13


Zarpando de Troas, navegamos directamente a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis.  De allí fuimos a Filipos, que es una colonia romana y la ciudad principal de ese distrito de Macedonia.  En esa ciudad nos quedamos varios días.  El sábado salimos a las afueras de la ciudad, y fuimos por la orilla del río, donde esperábamos encontrar un lugar de oración.  Nos sentamos y nos pusimos a conversar con las mujeres que se habían reunido. 


Tratemos de meternos en la vida de los discípulos.  Pablo anuncia su visión de ir a Macedonia y comienzan su travesía.  Llegan a una ciudad y de ahí siguen a otra para finalmente llegar a Filipos.  “Bien, ya estamos en Macedonia, ¿ahora qué?”.  La visión de Pablo mostraba a un hombre diciendo que fueran a esa región.  ¿Esto significa que ahora debían ponerse a buscar a un hombre?  Ellos deciden permanecer unos días ahí y dejar que el Señor diera las siguientes instrucciones.  Mientras tanto, se quedarían ahí haciendo lo que saben hacer, orar y hablar de Cristo.  No se cuestionaron si habían hecho lo correcto viniendo a esta región.  Tampoco se quedaron parados sin saber qué hacer.  Oraban y hablaban de Jesús.
En ocasiones nuestras vidas son sacudidas en formas que no imaginábamos.  También existen aquellos cambios que buscamos y deseamos.  Independientemente de que sea esperado o inesperado, tu vida y la mía deben tener un principio fundamental: orar y compartir a Cristo.  Cuando te encuentres en una situación en la que te estás preguntando ¿y ahora qué?  No dejes que el afán y la desesperación tomen control.  Tranquilo.  Ten paciencia.  Ten fe y deja que Dios siga trabajando a Su tiempo y en Sus formas.  No dejes de orar.  No dejes de servir.  Si no lo estás haciendo, ¡qué estas esperando! 
Resulta sumamente sencillo distraernos con lo que nos sucede.  Esto no quiere decir que estoy minimizando cualquier evento que pueda acontecer.  Yo entiendo que atravesar la muerte de un ser querido es sumamente doloroso y difícil.  Así también pienso en muchos otros ejemplos de lo que atravesamos día con día.  Pero detente un momento.  Has una pausa y no te dejes controlar por los sentimientos que te quitan la perspectiva.  Si bien, estás atravesando un momento difícil e incierto y tienes ganas de tener mayor claridad y calmar tu dolor, el mejor remedio para ello está en la Biblia.  Leyendo.  Orando.  Obedeciendo.  La mejor forma para atravesar situaciones en las que no sabes qué hacer es estando pegado a Dios.  Te entrarán momentos de desesperación y tratarás de encontrar un remedio inmediato.  Créeme, tu paz y consuelo solamente los encuentras en Cristo.
No debemos quitar la mirada del cielo.  Todo lo que tenemos a nuestro alrededor nos distrae de lo que realmente importa: Dios.  Busca momentos de comunión con Él.  Expresa tus sentimientos.  Abre tu corazón.  Descansa en su consuelo.

Oración
Padre: a veces no entiendo lo que pasa y me desespero o me enojo.  Hoy entiendo que debo mantenerme firme en oración y comunión contigo.  Te pido que traigas paz y consuelo a mi vida.  Te pido que fortalezcas mi fe para vivir conforme a tu voluntad.  Gracias Señor.  En Cristo Jesús oro.  Amén 

3 nov 2011

Hechos 16:9-10


Durante la noche Pablo tuvo una visión en la que un hombre de Macedonia, puesto de pie, le rogaba: pasa a Macedonia y ayúdanos.  Después de que Pablo tuvo la visión en seguida nos preparamos para partir hacia Macedonia, convencidos de que Dios nos había llamado a anunciar el evangelio a los macedonios. 



Pablo tuvo una visión muy clara que le mandaba ir a Macedonia y por ello, en cuanto la tuvo, se prepararon para ir.  Pero para nosotros no siempre es así de sencillo.  La pregunta de todos los días es: ¿cómo puedo saber si lo que estoy planeando está dentro de la voluntad de Dios?   ¿Te lo has preguntado?  Bien.  Déjame desanimarte un poco primero.  No hay una fórmula que se repita siempre para poder llegar a la conclusión de que el plan A o el plan B son la voluntad del Señor.  Honestamente, pienso que incluso Dios permite esa incertidumbre y falta de claridad para probar nuestros corazones y sacar lo que realmente hay en ellos.  Ahora déjame animarte.  Primero debes estar convencido que Dios te ama.  No hay nada que puedas hacer para que te ame menos o más.  El te ama y punto.  Después, debes recordar que tu principal objetivo debe ser el servirlo a Él.  No crecer profesionalmente.  No tener dinero.  No vivir en tal o cual lugar.  No conseguir una pareja.  En general, nada relacionado con la vida material debe ser tu prioridad.  Esto te ayuda a desprenderte de aquello que no tiene valor y aprender a perseguir lo que sí.  Cuando completas estos pasos, te das cuenta que puedes estar en paz independientemente de que tu situación sigue igual de incierta.  Aquí es cuando das gloria a Dios por ser tan bueno y llenarte de su paz y su amor.  Te gozas y puedes sonreír.  La gente a tu alrededor no siempre lo va a entender, pero tú puedes proyectar tranquilidad y gozo sin importar que no sabes lo que vendrá.
Después de un tiempo, días, meses o años el Señor comenzará a mostrarte sutilmente por dónde caminar.  Te darás cuenta que tu plan A te da más dinero pero te quita tiempo con tu familia.  Comienzas a darte cuenta que el plan B, aunque parecía poco atractivo, podría ayudarte a moldear tu carácter y podrías ser utilizado para llevar más fruto.  Créeme, poco a poco se irán resolviendo tus inquietudes e incluso verás puertas que se abren que ni siquiera te habías percatado que estaban ahí.  Este periodo es extraordinario.  Estás muy pegado a Dios.  Oras constantemente y no quieres separarte de Él.  Finalmente has tomado una decisión convencido que era la correcta.  Das gracias a Dios y así como Pablo, te preparas inmediatamente para servir.
La palabra de Dios está llena de promesas relacionadas al amor y cuidado especial que nuestro Señor tiene de ti y de mí.  Lee estas promesas.  Memorízalas.  Ponlas por práctica.  Pablo y los discípulos estaban en excelente sintonía con Dios y podían escuchar y ver claramente sus planes.  Tú y yo debes hacer lo mismo y para ello debemos prepararnos leyendo su palabra y obedeciéndola.

Oración
Padre: te pido que traigas paz a mi corazón.  Te pido que pueda comprender tu amor y vivir confiado en el cuidado que tienes de mí.  Te lo pido en Cristo Jesús. Amén 

2 nov 2011

Hechos 16:6-8


Atravesaron la región de Frigia y Galacia, ya que el Espíritu Santo les había impedido que predicaran la palabra en la provincia de Asia.  Cuando llegaron cerca de Misia, intentaron pasar a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió.  Entonces, pasando de largo por Misia, bajaron a Troas.



Es difícil explicar en pocas palabras cómo trabaja el Espíritu Santo y por ello quiero enfocarme principalmente en el efecto que tuvo su intervención.
Había un plan: ir a la provincia de Asia.  El Espíritu dice que no y tienen que cambiar sus planes.  Tenían otro plan: pasar por Bitinia.  El Espíritu nuevamente dice que no.  ¿Cuántas veces has querido llevar a cabo un plan y simplemente no se puede?  Pensabas que sería sencillo.  No tendría por qué tener complicaciones.  Todo está arreglado y listo.  En el momento en que intentas llevarlo a cabo, todo aquello que no imaginaste que podría pasar comienza a tomar acción.  Para mí, esta es una de las formas en las que Dios nos está diciendo que por ahí no va su voluntad o que el tiempo y la forma no son los correctos.  No quiere decir que debemos dejar de planear.  Lo único que debemos hacer, es entender que todo, absolutamente todo, está sujeto a su aprobación.  Recuerdo hace varios años el momento en el que surgió la idea de ir a la cárcel para compartir a Cristo con los presos.  Rápidamente teníamos varias ideas y cómo llevarlas a cabo.  Lo pusimos en oración y comenzamos nuestro plan.  Prácticamente todas nuestras ideas se derrumbaron en poco tiempo.  Lo increíble fue ver que Dios tenía otra forma de llevarnos a la cárcel.  En sus términos.  En sus planes.  Finalmente, por un camino que ninguno de nosotros imaginó, nos encontramos formando un ministerio en el reclusorio sur.  ¿Increíble cierto?
Dios puede estar frenando muchos de tus proyectos el día de hoy y tú ni te has dado cuenta.  Tal vez estás tan encerrado y enfocado en lo que tú quieres que no te has percatado que no es la voluntad de Dios.  Nos pasa a todos.  Te envuelves tanto en una idea, un proyecto, una persona o un deseo que te olvidas totalmente del Señor.  Incluso, puedes involucrar a Dios pero pidiendo porque te ayude a lograr cumplir con tu objetivo.  ¿Te das cuenta?  Eso no es seguir a Jesús. 
Los discípulos tuvieron que cambiar la trayectoria de sus misiones porque estaban atentos a lo que Dios mostraba.  Si se abría camino por la izquierda iban por ahí.  Si la derecha se cerraba, daban la vuelta a pesar de que significara caminar más y por un lugar menos placentero.  Esto es obediencia.  Esto es seguir a Jesús.  No pongas en duda el plan de Dios solamente porque significa mayor esfuerzo o porque parece no ser el óptimo o más eficiente.  Recuerda que Dios quiere trabajar con tu corazón y en esa área, cualquier plan que tenga, siempre será el más eficiente y el más óptimo.  Analiza tus planes.  Date cuenta de tus intenciones.  ¿Dónde está tu corazón?  ¿Dónde están tus deseos?  ¿Estás escuchando la voluntad de Dios?  Medítalo.  No dejes que pase el tiempo sin poner en una balanza todo lo que traes en mente.

Oración
Señor y Padre: cuántas gracias te doy por darle sentido a mi vida.  Te pido que pueda ser sabio para entender en dónde estás cerrando puertas y en dónde las estás abriendo.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

1 nov 2011

Hechos 16:4-5


Al pasar por las ciudades, entregaban los acuerdos tomados por los apóstoles y los ancianos de Jerusalén, para que los pusieran en práctica.  Y así las iglesias se fortalecían en la fe y crecían en número día tras día.



Una iglesia o una persona que cree en Cristo no se fortalece por la gran experiencia del pastor ni tampoco por los excelentes sermones o servicios que pudieran dar.  Pareciera que estos son los factores que más se buscan pero debes saber que esto no es lo que hace crecer tu vida espiritual.  Recuerda que Dios hace las cosas distintas a como nosotros las haríamos.  Si vuelves a leer con detenimiento los dos versículos, te darás cuenta del por qué las iglesias, o sea, las personas que creen en Jesús, se fortalecían en su fe y crecían en número todos los días. 
¿Ya lo encontraste? 
La biblia nos dice que gracias a que ponían por práctica la palabra de Dios, se fortalecían y crecía el número de creyentes.  Parece muy sencillo.  Suena sumamente fácil pero en la práctica parece que todo cambia.  ¿Por qué?  Porque requiere compromiso, entrega y cambios.
Si bien, no necesariamente tenemos que hacerle como Pedro que dejó su trabajo en ese instante para seguir a Jesús, definitivamente que tenemos que hacer grandes ajustes a nuestra vida y es aquí cuando la gente se “echa para atrás”.  Nos gusta escuchar del amor de Dios, de su misericordia, sus milagros y su gracia.  Tratamos de evitar el tema de Satanás y lo relacionado con nuestros pecados.  Y por último, hacemos una selección de lo que pensamos que debemos hacer y lo que no es tan necesario.  ¿Sabes cuántos creyentes hay en esta situación?  ¡Muchos!  Tal vez tú seas uno de ellos.  Te gusta escuchar de Cristo y sabes que trae cosas buenas a tu vida, pero el comprometerte a transformar tu vida te cuesta trabajo y prefieres quedarte así.  ¿Te identificas?
Sé que es difícil.  Yo mismo me encontré en ese “limbo” espiritual.  Creía en Dios y sabía que era bueno para mi vida pero me resultaba imposible dejar que ahora Él decidiera.  Pensaba en lo que la gente diría y cómo podría ser señalado.  Pensaba en aquello que era obvio que tenía que cambiar y lo difícil que resultaría.  Hoy, te puedo decir que fue más fácil de lo que pensé.  ¿Sabes por qué?  Porque dejé que Dios se encargara de esas batallas y créeme, Él venció.  Entendí que mi vida debía ser congruente entre lo que digo que creo, (Cristo Jesús), y lo que hago, (obedecerlo). 
La iglesia crece y se fortalece cuando obedecemos a Dios.  Cuando dejamos que Él sea quien dirija y que sus planes se lleven a cabo.  Cuando entendemos que su camino es mejor que el nuestro y que busca nuestro bienestar. 
¿En dónde estás?  ¿Qué vas a hacer?  ¿Finalmente vas a dejar que Dios reine?

Oración
Señor: quiero que mi vida sea congruente.  Quiero creer en Ti y vivir conforme a tu voluntad.  Tú sabes que me es difícil y por ello te pido que seas Tú quien me fortalezca y guíe para ser transformado.  Perdona mis pecados.  Perdona mi falta de compromiso.  Quiero que seas mi prioridad y reines en mi vida.  En el nombre de Cristo Jesús te lo pido.  Amén