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31 jul 2012

Hechos 28:17-20


Tres días más tarde, Pablo convocó a los dirigentes de los judíos.  Cuando estuvieron reunidos, les dijo: a mí hermanos, a pesar de no haber hecho nada contra mi pueblo ni contra las costumbres de nuestros antepasados, me arrestaron en Jerusalén y me entregaron a los romanos.  Éstos me interrogaron y quisieron soltarme por no ser yo culpable de ningún delito que merecía la muerte.  Cuando los judíos se opusieron me vi obligado a apelar al emperador, pero no porque tuviera alguna acusación que presentar contra mí nación.  Por este motivo he pedido verlos y hablar con ustedes.  Precisamente por la esperanza de Israel estoy encadenado.


Mientras leía nuevamente estos versículos, pensaba en lo que Dios quiere decirnos a través de ellos y no podía llegar a nada nuevo.  Nuevamente veo a Pablo explicando su situación y queriendo predicar el evangelio.  Expresa su situación injusta y cómo llegó ahí.  Pero finalmente, no esconde nada y explica que es por la esperanza de Israel, Cristo, la razón por la que se encuentra encadenado.  Después de darle vueltas y comparar este pasaje con mi vida, pude entender algo importantísimo.  ¡Las pruebas no se acaban en un día ni en dos!  La renovación que Dios hace en nosotros no es instantánea.  Pablo necesitaba ir a Roma y volver a explicar su situación pues Dios lo estaba perfeccionando.  ¿En verdad era necesario?  ¡Por supuesto!  Por eso Dios le permitió llegar con vida.  Ahora, en lo que nos corresponde a nosotros, debemos ser sabios y abrir los ojos y escuchar en lugar de ser necios.  Puede ser que tengas el mismo problema o la misma situación desde hace ya mucho tiempo.  De hecho puede ser una injusticia y aún así, nada se arregla (tal vez nunca se pueda arreglar).  Cada cierto tiempo, debes estar explicando tu situación y te frustra el ver que nada ha cambiado.  ¿Sabes cuál es el problema?  Que el propósito del Señor es que cambies tú.  Lo que debe cambiar conforme pasan los días es tu comunión con Dios.  Tu fe debe ser fortalecida.  Tus oraciones más profundas.  Tu lectura más seguida y sobre todo, tu perspectiva debe ser transformada.  Tus valores y principios deben ser reacomodados.  Tal vez debes darte cuenta que tu trabajo está tomando el papel de proveedor en tu familia.  Tal vez tu enojo está quitando el amor al prójimo.  Tal vez tu amargura está impidiendo que tengas paz.  Tal vez tu soledad te impida ver cuánto te ama Dios.  Siempre pido que cada uno piense en sus propias pruebas pues existen cantidad de situaciones que no puedo escribir o siquiera imaginar.  Piensa en las tuyas.  Medita en tu vida.  ¿Sigues arrastrando la misma situación después de mucho tiempo?  Si tu respuesta es afirmativa, tienes dos opciones: quejarte y rechazar tu situación o entender que, así como Dios trabajó con Pablo quiere trabajar contigo y depende de ti el dejarte ser transformado.  Sí, nuevamente vemos a Pablo explicando su injusticia.  Parece sin sentido pero la realidad es que así será en nuestra vida.  Los problemas no se irán de un día para otro.  Las pruebas podrán durar años y nos encontraremos en situaciones que no entendamos y consideremos injustas.  ¿Cuál es nuestro deber?  Servir al Señor sin importar las circunstancias.  ¡Esto es lo que hace un verdadero hijo de Dios!  Servir y dar gloria a Jehová en las buenas y en las malas.  ¿Qué vas a hacer tú?
Oración
Señor: quiero servirte y darte la honra que te mereces en todo momento.  Purifica mi corazón y permite que pueda verte y escucharte.  Quita de mi vida todo aquello que te estorba para transformarme y fortalece mi fe para que no deje de caminar hacia Ti.  Señor, te entrego mis cargas.  Te entrego mis corajes y amarguras.  Te pido que pueda amar a mi prójimo sin importar que me lastimen o quieran hacerme daño.  Yo quiero seguirte por encima de todo.  Heme aquí mi Señor.  En Cristo Jesús.  Amén 

30 jul 2012

Hechos 28:15-16



Los hermanos de Roma, habiéndose enterado de nuestra situación, salieron a hasta el Foro de Apio y Tres Tabernas a recibirnos.  Al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró ánimo.  Cuando llegamos a Roma, a Pablo se le permitió tener su domicilio particular, con un soldado que lo custodiara.


Cuando leemos la vida de Pablo, resulta fácil pensar que es una especie de súper hombre con cualidades y características distintas a nosotros.  ¿Cómo puede una persona soportar y reaccionar como él lo hizo?  ¿Cómo pudo mantener su testimonio tan en línea con Jesús?  ¿Cómo es posible que haya hecho todo lo que hizo?  La verdad es que es normal cuestionar todo esto.  Aquí es donde los que seguimos a Jesús encontramos nuestra esperanza: todo lo puedo en Cristo que me fortalece.  No somos más nosotros solos tratando de cambiar con buenas intenciones sino que somos transformados y renovados por el Espíritu Santo que vive en nosotros.  Constantemente vivimos un cambio que se desarrolla desde el interior de cada uno de nosotros y comenzamos a decidir de manera distinta y por consecuencia vivimos de manera distinta.  En el pasaje vemos que hermanos que vivían en Roma fueron a recibirlos.  La distancia que tuvieron que recorrer es mayor a 50 kilómetros para llegar al Foro.  Esto nos dice la alegría que tenían de ver a aquél que les había escrito la epístola con tanto amor y con tanta dirección que necesitaban.
Pero por otro lado, vemos a un Pablo muy humano: estaba cansado y sin ánimo.  No es sino hasta que es recibido por los hermanos que el pasaje nos dice que pudo animarse nuevamente.  ¡Estaba cansado!  Tal vez estaba preocupado también por lo que vendría.  ¡Es humano!  ¡Es como tú y como yo!  Se angustia.  Se entristece.  Se alegra.  Y sobre todo, necesitaba la ayuda de los hermanos.  Necesitaba recibir aliento y ánimo de los creyentes.  ¿Por qué nosotros no hacemos lo mismo?  ¿Por qué querer aguantar todas las cargas solos?  El mismo Pablo, necesitó de los hermanos para recobrar fuerzas.  ¿Tú no necesitas de un hermano que te ayude, escuche y entienda?  Es importantísimo apoyarnos en los demás.  Debes tener alguien que te ayude en tu vida espiritual.  Debes tener una persona que te aconseje conforme a la palabra de Dios.  ¡Lo necesitas!  Si bien, puedes aguantar mucho solo, ¿Qué necesidad de vivir así?  En el pasaje vemos que los hermanos traen ánimo a Pablo, ¡Hagamos lo mismo con nuestros hermanos que hoy están así!  No seas de los que acuden a la iglesia para recibir.  ¿Lo entendiste?  Te lo repito.  No vayas a la iglesia para recibir.  Cristo dejó el ejemplo diciendo que vino para servir y no para ser servido.  Por esta razón, nuestro día a día debe ser de servicio en lugar de buscar ser servidos, pero más aún cuando nos reunimos con hermanos.  ¡Nuestro servicio debe ser mayor!  ¿Cuántas personas acuden a una predicación, la escuchan, se llenan y se van?  En lugar de ser así, es momento de cambiar y entender que nos corresponde servir, llevar ánimo a los que lo necesitan, abrir nuestros ojos, nuestra mente y nuestro corazón para encontrar a todos aquellos que hoy necesitan una oración, un abrazo o simplemente un recordatorio de que el Señor está al pendiente de ellos.  ¡Es momento de decidir!
Oración
Padre: mi decisión es contigo.  Quiero seguir a Jesús, quiero que transformes mi vida y quiero servirte en todo lo que haga.  Abre mis ojos y permite que vea las necesidades de mis hermanos y que pueda ser de ánimo y consuelo para ellos.  Ayúdame a ser sencillo también para reconocer que necesito ayuda también para seguir adelante.  Gracias Señor por tu misericordia y tus bendiciones.  Gracias en el nombre de Jesús.  Amén 

27 jul 2012

Hechos 28:11-14


Al cabo de tres meses en la isla, zarpamos en un barco que había invernado allí.  Era una nave de Alejandría que tenía por insignia a los dioses Dióscuros.  Hicimos escala en Siracusa, donde nos quedamos tres días.  Desde allí navegamos bordeando la costa y llegamos a Regio.  Al día siguiente se levantó viento del sur y al segundo día llegamos a Puteoli.  Allí encontramos a algunos creyentes que nos invitaron a pasar una semana con ellos.  Y por fin llegamos a Roma.


Esperaron a que el invierno pasara y tuvieron un excelente tiempo en la isla de Malta.    Finalmente pudieron descansar de la tempestad y poco a poco la dejaron atrás.  Pasaron los días, las semanas y finalmente los meses.  Habían cobrado ánimo y su día a día era agradable.  Pero no pueden quedarse muy cómodos porque deben seguir su camino a Roma.  Esto me hace pensar que nosotros tampoco debemos quedarnos en la comodidad ni el estancamiento.  Que bueno que tengamos ya un tiempo de descanso.  Lo necesitamos.  Debemos gozarlo y dar gracias a Dios.  Pero también debemos tener presente que nuestra meta no la alcanzamos sino hasta que el Señor nos llama.  Así que, mientras tanto, debemos buscar el “llegar a Roma”.  Ir y hacer discípulos.  Bautizándolos.  Enseñándolos en la buena doctrina.  Dando testimonio y llevando el nombre de Jesús a cada rincón.  ¡Esa es nuestra meta!
Por otro lado, curiosamente, el barco que toman viene también de Alejandría.  ¿La diferencia?  Nos dice el relato que ellos habían decidido invernar en Malta mientras que ellos hicieron caso omiso a la advertencia de Pablo.  ¿La consecuencia?  Un barco estaba flotando en el puerto mientras que el otro estaba encallado.  ¿Te das cuenta de la importancia de escuchar y obedecer?  Muchas personas piensas que tienen que experimentar y vivirlo todo para poder “aprender”.  Ahora que ya experimenté esto en carne propia, entiendo que no es la mejor.  ¿En serio?  ¿Tan necios y orgullosos somos?  ¿No podemos escuchar y aprender del consejo de Jehová?  ¡Piénsalo!  No queremos terminar con nuestro barco encallado por no seguir los principios de Dios.
La parte final de su viaje fue suave y tranquila.  Pudieron navegar sin problemas y se quedaron en Puteoli donde fueron recibidos por algunos hermanos quienes cuidaron de ellos.  ¿Alguna vez te has preguntado en qué puedes servir a Dios?  ¡En servir a tu prójimo!  Muchas veces las personas no saben cómo servir o qué hacer y resulta triste que se queden sin hacer nada por falta de dirección.  No todos tienen que estar dando sermones en la congregación.  Cada uno de nosotros tiene un rol en específico pero todos debemos servir.  Así que, si el día de hoy no estás sirviendo, te exhorto a que comiences lo antes posible.  
Finalmente llegan a Roma.  Después de tantos acontecimientos.  Buenos y malos.  Ahí estaban ellos.  Viendo el puerto y seguramente no podían creer que finalmente estaban allí.  La promesa de Dios se había cumplido.  Ninguno perdió la vida a pesar de que atravesaron una tormenta que les quitó toda esperanza.  Dios fue fiel y cumplió.  Los cuidó con su mano y les permitió llegar a Roma.  Así también te cuida y me cuida cumpliendo con sus promesas.  Ahora, espero que aprendas del pasaje de hoy y de ahora en adelante escuches los mandamientos de Dios y no sigas “encallando” mientras que podrías estar en el puerto sin haber tenido que sufrir las consecuencias de no haber escuchado consejo sabio.  ¡Piénsalo y actúa!
Oración
Señor: creo que mi barco está encallado.  He tomado malas decisiones por no querer escuchar tu consejo.  He sido necio y me dejé llevar por lo que veía pensando que era mejor pero hoy veo que obedecerte trae mayor bendición.  Te pido que no me acostumbre a ser como soy ahora sino que constantemente te deje transformar mi corazón para que sea más como el de Jesús y menos como yo.  Heme aquí mi Señor.  Toma mi vida que la pongo en servicio a Ti.  En el nombre de Jesús.  Amén 

26 jul 2012

Hechos 28:7-10



Cerca de allí había una finca que pertenecía a Publio, el funcionario principal de la isla.  Éste nos recibió en su casa con amabilidad y nos hospedó durante tres días.  El padre de Publio estaba en cama, enfermo con fiebre y disentería.  Pablo entró a verlo y, después de orar, le impuso las manos y lo sanó.  Como consecuencia de esto, los demás enfermos de la isla también acudían y eran sanados.  Nos colmaron de muchas atenciones y nos proveyeron de todo lo necesario para el viaje.


Nuevamente vemos cómo los planes de Dios son impecables.  Pueden parecernos sin sentido y sumamente fuera de lugar en su momento, pero cuando comenzamos a ver los resultados y podemos conectar los puntos de principio a fin, no queda nada más que maravillarnos y darle gloria.  ¿Cómo pensar que ser náufrago traería bendición?  ¡Imposible!  Es algo malo.  Pero no así con los planes de Jehová.  Él se encargó de transformar un evento duro y difícil en bendición.  De aquí podemos aprender dos puntos importantes.  Primero.  No debemos quejarnos de nuestras circunstancias pues no sabemos a dónde nos están llevando y el impacto que tendrán en nuestras vidas y en las de aquellos que nos rodean.  Segundo.  Debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.  No más, no menos.
Si pones atención, Publio recibió en su casa a los discípulos sin saber que curarían a su padre.  Lo único que hizo fue amar y servir al necesitado.  No pensó en los problemas que podrían traer estas personas ni en lo incómodo que podría ser tenerlos en su casa.  Les abrió las puertas y les compartió de todo lo que tenía.  ¡Increíble!  Esta actitud es digna de admirar.  Publio no se quedó en casa quejándose por la enfermedad de su padre.  No pensó en que ya había un enfermo en casa y por ello no podría recibir a más personas.  ¡Cuántos pretextos ponemos antes de decidirnos a servir!  ¡Qué triste!  ¿No podemos amar al prójimo como a nosotros mismos?  ¿Por qué poner tanta traba?  Hace ya varios años, tuve la oportunidad de vivir en París.  Recuerdo que llegué y no sabía bien cómo moverme así que sufrí bastante moviéndome por el metro con mi maleta y tratando de entender hacia dónde me dirigía.  Conforme pasó el tiempo, aprendí el idioma y conocía las calles.  Cada vez que veía a alguien con cara de “perdido” me acercaba y lo ayudaba.  Sabía lo que era estar en esa situación y quería ayudarlos para que no sufrieran lo que yo sufrí.  ¿Tenemos que pasar hambre, soledad, tristeza entre otros para ponernos en los pies de los demás y querer servirles?  Yo creo que no.  Simplemente debemos darnos cuenta de cuánto nos ama el Señor y llevar ese amor lleno de bendiciones a aquellos que nos rodean.
Por último, debemos ser cuidadosos al cuestionar los planes de Dios.  Si estás en el hospital, en un sepelio, sin trabajo, solo o en cualquier otro momento difícil y que no le encuentras sentido.  Detente por un momento.  Medita en la palabra de Dios.  Deja que sus planes se desarrollen y moldeen tu corazón y carácter.  Además, piensa si puedes ser de bendición para los que están cerca de ti.  ¡Deja de ser egocéntrico!  Pablo llevó enormes bendiciones a los isleños de Malta.  Esto gracias a que naufragó.  ¡Abre los ojos!  ¿De qué te quejas?  ¿Qué te limita para servir?  Pablo no se quejó de su naufragio.  No se sentó a reclamar al centurión y al dueño del barco y a decirles: ya ven, se los dije, ahora qué vamos a hacer.  Por el contrario, tal y como aprendió estando preso, aprovechó el instante y se puso a servir y dar gloria a Dios.  ¿Qué vas a hacer tú?
Oración
Señor: definitivamente necesito ser transformado.  Me quejo y no quiero dar de mí para servirte.  Hoy entiendo que sea cual sea mi situación puedo darte gloria sirviendo y amando a mi prójimo.  Te pido que pongas paz en mi corazón y me guíes para dejar de quejarme por las circunstancias y pueda ver las bendiciones que hoy hay en mi vida y sobre todo que pueda compartirlas y ponerlas a tu servicio.  Quiero aprender a llevar una vida de entrega y de servicio y por ello te pido que renueves mi corazón y mi forma de pensar para que sea como la de Jesús.  Te lo pido Padre en el nombre de Jesucristo.  Amén 

25 jul 2012

Hechos 28:3-6



Sucedió que Pablo recogió un montón de leña y la estaba echando al fuego, cuando una víbora que huía del calor se le prendió en la mano.  Al ver la serpiente colgada de la mano de Pablo, los isleños se pusieron a comentar entre sí: sin duda este hombre es una asesino pues aunque se salvó del mar, la justicia divina no va a conseguir que siga con vida.  Pero Pablo sacudió la mano y la serpiente cayó en el fuego, y él no sufrió ningún daño.  La gente esperaba que se hinchara o cayera muerto de repente, pero después de esperar un buen rato y de ver que nada extraño le sucedía, cambiaron de parecer y decían que era un dios.


¡Dios está de tu lado!  El Creador mismo está viendo por ti.  Si Él es con nosotros, ¿Quién contra nosotros?  Él pelea las batallas y las ha ganado de antemano.  Él le dice a los mares qué hacer y a los vientos cómo y hacia dónde dirigirse.  Él mandó a su Unigénito para reconciliarnos con Él y poder tener comunión directa y vida eterna a través de su sacrificio.  ¿Por qué digo esto?  Porque Satanás existe y quiere hacernos olvidarlo.  El diablo quiere hacerte pensar que tus problemas son superiores a Dios.  Quiere intimidarte y minimizarte haciéndote pensar que Dios está allá arriba y eres insignificante para Él.  Quiere hacerte pensar que tu vida no es digna de ser rescatada ni tus errores perdonados.  ¡Mentira!  Cristo murió por cada uno de nosotros.  Dios te ama a pesar de todo lo que has hecho.  No te puede amar más y tampoco te puede amar menos.  Su misericordia, su perdón y su gracia están frente a ti para que dobles tu rodilla y vengas a Él.
En el pasaje vemos a los isleños comentando sobre la mala suerte de Pablo.  Lo juzgan y dan un veredicto: seguramente hizo algo malo pues no solo naufragó sino que ahora lo ha picado una serpiente que le quitará la vida.  En su parecer, Pablo no tenía escapatoria.  No había ninguna salida más que comenzar a sufrir por el veneno que circulaba ahora por su cuerpo.  ¿Estaban exagerando los isleños?  ¡Por supuesto que no!  Cada vez que alguien era picado por esas serpientes, caían muertos.  Pero lo increíble y de aprendizaje para el día de hoy, es entender que nuestro Dios puede más allá de lo que estamos acostumbrados a ver.  Yo sé que puedes decir que tu situación es la más difícil de todas y que no te podemos entender.  Puedes argumentar que es imposible que se solucione esto o aquello.  Puedes decir también que los doctores ya no saben qué hacer.  Está bien.  Es normal para ellos.  Pero para ti y para mí la esperanza no debe estar puesta en lo que vemos y oímos de la gente sino en Jehová.  En aquél que rescató al pueblo de Israel del ejército egipcio.  En aquél que derribó murallas con el sonido de trompetas.  En aquél que es el Todopoderoso.  ¿Lo puedes entender?  Estamos acostumbrados a vivir y reaccionar conforme a lo que vemos y nos dicen las personas en lugar de hacerlo conforme lo dice Dios en su palabra.  ¿Quiere decir que nos pueden picar serpientes y no moriremos?  No.  Quiere decir que no dependemos más de lo que el mundo diga o piense pues nuestro Señor ha vencido al mundo.  No olvides las promesas de Dios ni sus capacidades.  Salvó a Pablo y también te puede salvar a ti.  Así estés entre la espada y la pared, Él se encargará de abrir un nuevo camino como lo hizo cuando dividió el mar para que su pueblo pudiera pasar.  Deja de mirar lo que tienes frente a ti y acostúmbrate a levantar la mirada y poner en el Señor tu esperanza.
Oración
Señor y Padre Todopoderoso: gracias por estar al pendiente de mí y amarme.  Perdona mis pecados.  Perdona mi falta de fe.  Perdona que he confiado más en las costumbres y lo que la gente dice que en tu palabra.  Hoy entiendo que Tú haces milagros y que tienes caminos distintos a lo que se ofrece allá afuera.  Quiero caminarlos contigo.  Guíame Señor.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén.

24 jul 2012

Hechos 28:1-2


Una vez a salvo, nos enteramos de que la isla se llamaba Malta.  Los isleños nos trataron con toda clase de atenciones.  Encendieron una fogata y nos invitaron a acercarnos porque estaba lloviendo y hacía frío.  


Hace ya cinco meses que rescatamos a nuestro perro de la calle.  Dentro de este tiempo, hemos tenido todo tipo de experiencias con él.  Poco a poco, la transformación se ha ido haciendo más notoria.  Tuvimos que comprar un collar especial para corregirlo sin tener que estarlo ahorcando.  Conforme pasa el tiempo, él mismo se va dando cuenta que mientras se mantenga por el camino que yo le muestro y siga mis pasos, no hay ninguna corrección y caminamos muy bien.  Por el contrario, cuando quiere dirigir él e irse a donde le plazca, es necesario aplicarle una que otra corrección para que entienda que así no funcionan las cosas.  Aunque no lo creas, nuestra relación con Dios es muy similar.  Ojalá y fuéramos más listos pero si somos honestos, realmente nos comportamos como mi perro.  Sabemos que mientras estamos en línea con el Señor, todo fluye, tenemos paz y gozo.  Los que están a nuestro alrededor notan que nuestro ánimo es distinto y nos alegramos de ello.  Pero en cuanto comenzamos a querer dirigir nosotros e irnos por donde nos parece más atractivo en lugar de por donde muestra el Señor, las “correcciones” comienzan y todo se vuelve más torpe en lugar de fluir como antes.  ¿Quiere decir que las correcciones son buenas?  ¡Por supuesto!  Cada vez que atravesamos un momento difícil, Dios nos pone en nuestro lugar y nos recuerda quién es quién.  Cada corrección de nuestro Señor, nos ayuda a seguir caminando a lado de sus pies en lugar de ir por donde nos plazca.  Ahora, después de que pasamos esa prueba, es necesario decidir cómo vamos a vivir y a tomar decisiones de ahora en adelante y es precisamente aquí donde se encuentran los náufragos junto con Pablo.  Finalmente están en tierra.  Pueden comer y sentarse sin miedo a perecer en alta mar.  Fueron recibidos calurosamente y pudieron por primera vez pasar una noche tranquila.  Este es el momento en que deben reflexionar sobre lo que pasó y tomar decisiones serias para el futuro.  Dentro de su experiencia habían escuchado a Pablo hablar de un Dios y vieron un testimonio en su vida.  ¿Habrían de creer y conocer más de ese Dios?  ¿Él fue quien les salvó la vida o simplemente tuvieron suerte?  Hoy puedes estar en este momento  o tal vez estás en plena prueba.  Ya has atravesado la tormenta.  Finalmente puedes dormir una noche en paz.  ¿Qué vas a hacer ahora?  Tristemente cuando las cosas mejoran, dejamos de orar con tanta intensidad y nos apartamos de nuestra comunión con Dios.  Te animo a que de ahora en adelante no sea así.  Hoy que estás en “la isla” descansando y teniendo paz, te motivo a que no te separes de Dios ni disminuyas tu comunión con Él.  Disfruta este tiempo y dale la gloria pues te ha sacado adelante.  Pero sobre todo, no permitas que tu crecimiento espiritual y entrega se vengan para abajo.  El diablo es astuto y quiere engañarte para que vuelvas a donde estabas antes, pero ahora sabes que no vale la pena y que no había nada que tuviera valor para tu vida espiritual.  Deja de caminar por donde tú quieres y de estar recibiendo “correcciones” de Dios.  Mejor sigue Sus pasos y Sus caminos y disfruta de sus bendiciones.
Oración
Señor y Padre nuestro: alabado seas.  Gracias por darle sentido a mi vida y mostrarme caminos que nunca imaginé.  Gracias por traer paz en medio de tormentas y por siempre cumplir con tus promesas.  Perdona que te de la espalda.  Perdona que quiera ir por mis caminos.  Perdona mis rebeldías junto con mis oídos necios.  Hoy entiendo que debo cambiar.  Hoy entiendo que tus mandamientos traen bendición a mi vida.  Ayúdame Señor y transforma mi corazón.  Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amén 
Sucedió que Pablo recogió un montón de leña y la estaba echando al fuego, cuando una víbora que huía del calor se le prendió en la mano

23 jul 2012

Hechos 27: 41-44


Pero el barco fue a dar en un banco de arena y encalló.  La proa se encajó en el fondo y quedó varada, mientras la popa se hacía pedazos al embate de las olas.  Los soldados pensaron matar a los presos para que ninguno escapara a nado.  Pero el centurión quería salvarle la vida a Pablo, y les impidió llevar a cabo el plan.  Dio orden de que los que pudieran nadar saltaran primero por la borda para llegar a tierra, y de que los demás salieran valiéndose de tablas o de restos del barco.  De esta manera todos llegamos sanos y salvos a tierra.


Habían recibido la promesa de Dios a través de Pablo que ninguno de ellos perdería un solo cabello.  Pero de repente, dentro de todo su alboroto, comienzan a escuchar los planes de los soldados.  ¡Nos quieren matar!  ¿Qué vamos a hacer?  ¡Se supone que tu Dios nos iba a rescatar y salvar!  La vida de los soldados en ese entonces estaba totalmente ligada al de los presos que llevaban.  Si algún preso se escapaba, el soldado tenía prácticamente una condena a muerte por haberlo dejado escapar.  Por esta razón, cuando ven las circunstancias, piensan que la mejor forma de solucionar la situación es matando a todos para que no tengan ningún problema.  Vayamos atrás en la historia y pensemos en el momento en el cual, el centurión se presentó a Pablo.  ¿Crees que Pablo imaginó que él le salvaría la vida un tiempo después?  ¡Por supuesto que no!  Lo único que hizo fue predicarle a Cristo y ser testimonio de una vida diferente.  Gracias a esto, la vida de todos los presos fue salvada.  ¿Puedes ver lo increíbles que son los planes de Dios?  Por esta razón, debes ser sumamente cuidadoso con tus palabras y tus actos.  Imagina que Pablo hubiera reaccionado con quejas hacia el centurión.  ¡Yo soy inocente!  ¡Yo no debo estar aquí!  ¡Soy ciudadano romano y merezco un mejor trato!  ¿Sabes qué hubiera logrado?  Que en el instante en que la oportunidad de matarlos fue posible, el centurión hubiera accedido.  Pablo nunca hubiera llegado a Roma y el Señor hubiera utilizado otro corazón entregado para dar testimonio en esa ciudad.  No somos indispensables en los planes de Dios.  Pero si decidimos tomar parte en ellos, los que recibimos las bendiciones somos nosotros y no alguien más.  ¡Las bendiciones de Dios están en la mesa para que las abracemos!  ¿Por qué preferimos vivir sin ellas?  Nuestro deber es amar al prójimo como a nosotros mismos.  No juzgarlos ni criticarlos.  No menospreciarlos ni exaltarlos.  Además, debemos testificar a Jesús en todo momento.  Hoy te puedo decir que no tienes idea, así como Pablo no la tuvo, de la gente que se está atravesando en tu vida y lo que pueda pasar en un futuro con ellos.  Sirve.  Obedece.  Predica.  Da un buen testimonio siempre y no solo los domingos.
Tal y como lo había anunciado Pablo, cada uno de ellos llegó sano y salvo a tierra sin perder un solo cabello.  La promesa de Dios se cumplió.  Aquellos que dudaron tuvieron que reconocer que realmente hay un Dios y que les había concedido la vida.  Pero sobre todo, vieron la vida de un hombre que seguramente les marcó para el resto de la suya.  ¡Tú y yo debemos ser los “Pablos” de hoy en día!  ¿Si no quién?  Deja de pensar que alguien más va a realizar ese trabajo y mientras tanto te pierdes de todas las bendiciones que están ahí esperándote.  ¡Sirve y da testimonio de Jesús!
Oración
Padre Santo:  alabado seas.  Te pido que perdones mis pecados y mi falta de compromiso contigo.  Quiero dar testimonio de Ti y servirte en todo momento.  Quiero ser el Pablo de mi generación.  Quiero llevar tu nombre a los que me rodean y recibir tus bendiciones mientras te obedezco.  Padre, no permitas que las circunstancias frenen mis deseos de comprometerme contigo.  Heme aquí Señor, dispuesto a servirte.  Toma mi corazón y dime hacia dónde caminar.  Te lo pido en el nombre de Jesucristo.  Amén 

20 jul 2012

Hechos 27:38-40


Una vez satisfechos, aligeraron el barco echando el trigo al mar.  Cuando amaneció, no reconocieron la tierra, pero vieron una bahía que tenía playa, donde decidieron encallar el barco a como diera lugar.  Cortaron las anclas y las dejaron caer en el mar, desatando a la vez las amarras de los timones.  Luego izaron a favor del viento la vela de proa y se dirigieron a la playa.


Sumamente simbólico lo que vemos en este pasaje.  Pablo nos dice en Filipenses capítulo 3 que su forma de pensar y ver las cosas fue transformada en Cristo de tal forma que todo aquello que antes valoraba ahora lo consideraba insignificante.  Si analizas la vida de Jesús detalladamente, constantemente nos insiste en recordar que ha venido por nosotros los enfermos, que ha venido a servir y no a ser servido, que ha venido a rescatar a los perdidos; a reconciliarnos con el Señor pagando por nuestros pecados y a dejarnos un excelentísimo ejemplo de cómo vivir.  No angustiados por lo que habremos de comer o beber.  No siendo egoístas ni mentirosos.  Amando a nuestro prójimo nos quiere ver.  Orando por nuestros enemigos y pidiendo para que puedan revertir su camino.  Transformando nuestro corazón día a día y renovándonos para ser similares a Jesús.  Si dedicáramos cada día de nuestra vida en obedecer y entregarnos al Señor al cien por ciento, podríamos llegar a la misma conclusión de Pablo.  Entenderíamos cuántas cosas que valoramos hoy, en una perspectiva espiritual realmente carecen de valor.  ¿Recuerdas que escribí que me robaron el celular?  ¿Qué lugar tiene un celular en la vida eterna?  Pero nos encanta preocuparnos y angustiarnos por lo que habremos de comer o vestir mientras que Jesús mismo nos dice que Él se encargará de cubrir esas necesidades.  Por esta razón es tan simbólico lo que leemos en el pasaje de hoy.  Primero echaron trigo al mar.  Se deshicieron de una carga.  Luego cortaron las anclas dejándolas caer al mar.  ¡Pum!  Otra cargar menos.  Desatan las amarras y dejan libres los timones.  Otra carga menos.  Finalmente izaron la vela a favor del viento para comenzar con su nuevo rumbo.  ¡Increíble!  ¿Ya sabes hacia dónde voy?  Tú y yo estamos arrastrando cantidad de cargas que nos tienen varados sin dejarnos mover.  Estamos con el timón totalmente amarrado.  La vela no la podemos levantar y las anclas no nos dejan ni voltear.  Ahora viene lo interesante.  Debes darte cuenta de cuáles son tus anclas.  Debes ser sincero y abrir tu corazón para entender qué está amarrando tu timón.  Debes reconocer tus pecados y entender que te tienen atrapado.  Es necesario que tu vida pasada, que tu forma de vivir que no está en línea con Dios la eches al mar y comiences a navegar en la dirección que muestra Jesús.  ¡No puedes seguir arrastrando todo!  De hecho date cuenta que no estás yendo a ningún lugar.  Es momento de crecer y confiar en Jehová y su palabra.  Es momento de dejar atrás tu cuerpo carnal y desarrollar tu espíritu.  Es momento que abras los ojos y entiendas cuántas cosas que consideras valiosas en realidad no valen nada.  Sigue el ejemplo de Jesús.  Sirve.  Ama.  Ora.  Predica su palabra con tu ejemplo.  No te quedes parado.  Decide hoy.
Oración
Padre y Señor: perdona mis pecados.  Límpiame.  No quiero seguir atado y cargando todo esto que no me deja dar un paso más.  Quiero dejar esta vida atrás.  Quiero ser diferente y seguir tu camino.  Quiero vivir tus promesas y obedecerte.  Renuévame.  Transfórmame.  Dame un corazón conforme a tu voluntad.  En Cristo Jesús.  Amén.

19 jul 2012

Hechos 27:33-36


Estaba a punto de amanecer cuando Pablo animó a todos a tomar alimento.  Hoy hace ya catorce días que ustedes están con la vida en un hilo, y siguen sin probar bocado.  Les ruego que coman algo, pues lo necesitan para sobrevivir.  Ninguno de ustedes perderá ni un solo cabello de la cabeza.  Dicho esto, tomó pan y dio gracias a Dios delante de todos.  Luego lo partió y comenzó a comer.  Todos se animaron y también comieron.  Éramos en total doscientas setenta y seis personas en el barco.


¿Por qué Pablo tiene que animarlos a tomar alimento?  ¿No tenían hambre?  A mi parecer, no querían comer porque no sabían cuánto tiempo permanecerían a la deriva.  Piénsalo por un momento.  Tienen una cantidad limitada de comida y una espera para ser rescatados que puede durar por días y meses.  ¿Qué hacen?  Aferrarse a lo último que les queda de esperanza.  Si bien, al parecer ya están cerca de tocar tierra, ¿quién les garantiza que podrán conseguir comida?  Conforme a su instinto, deciden almacenar lo más que puedan.  Tiene sentido.  
¿Y qué relación tiene con nosotros? O ¿Qué podemos aprender de esto?  
Dios te está diciendo el día de hoy, anímate y come.  Anímate y goza.  Anímate y agradece.  Anímate y vive.  No te aferres a tus problemas.  No te ahogues con tus pruebas.  No permitas que la incertidumbre te robe tu capacidad de vivir.  Dios te está diciendo: sé que llevas ya varios días con la vida en un hilo y sin probar bocado, pero come pues yo me encargaré de que sobrevivas y no pierdas ni un solo cabello de la cabeza.  ¿Lo puedes ver?  ¿Te das cuenta de cuánto nos aferramos a las cosas?  El domingo pasado dejé mi teléfono celular desatendido por diez minutos y con eso fue suficiente para que me lo robaran.  ¡Qué coraje me dio!  Lo busqué.  Lo localicé vía satélite.  Ví que estaba muy cerca de mi casa y fui al lugar donde aparecía que estaba.  Llegué y obviamente no encontré a nadie que tuviera mi teléfono.  Insistí y en mi cabeza no lo quise olvidar.  Por la tarde, mientras caminaba comencé a orar.  Tuve que pedir perdón.  ¡Es un teléfono!  Un teléfono pudo cambiar mi estado de ánimo por casi un día.  ¡Algo no está bien!  No podemos estar tan apegados a lo material.  Cuando Jesús fue tentado en el desierto después de no haber comido nada por 40 días, responde a Satanás diciendo que no solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Jehová.  ¿Esto quiere decir que no tenía hambre?  ¡Por supuesto que tenía hambre!  Lo que nos enseña es a poner prioridades en el orden correcto.  Primero está Jehová y luego nuestras necesidades carnales.  Tus problemas no se van a terminar ni todo será maravilloso así como Jesús seguía con hambre.  Lo que va a cambiar es que podrás vivir con gozo, paz y agradecido sin importar las circunstancias.  Podrás, como Pablo, animar a los demás a comer pues sabrás que Dios se encargará de proveer.  Podrás disfrutar de lo que Dios te da pues no estarás preocupado por lo que vendrá después.  Dios conoce tus necesidades.  Ora.  Abre tu corazón y dile cómo te sientes.  Él quiere bendecirte y llenarte de consuelo y amor pero necesitas comer de su palabra.  Necesitas mejorar tu comunión con Él.  Necesitas mejorar tu compromiso con Él.  Necesitas dejar de confiar y aferrarte en lo material y comenzar a desarrollar lo espiritual.
Oración
Padre Santo: te pido perdón por mis pecados y sobre todo por aferrarme tanto a las cosas en lugar de aferrarme a ti y a tu palabra.  Quiero fortalecer mi relación contigo y renovar mi compromiso de entrega.  Dame fe mi Señor para seguir caminando y poder comer y vivir confiado en Ti y no en las circunstancias.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

17 jul 2012

Hechos 27:30-32


En un intento por escapar del barco, los marineros comenzaron a bajar el bote salvavidas al mar, con el pretexto de que iban a echar algunas anclas desde la proa.  Pero Pablo les advirtió al centurión y a los soldados: si ésos no se quedan en el barco, no podrán salvarse ustedes.  Así que los soldados cortaron las amarras del bote salvavidas y lo dejaron caer al agua.


Necedad e incredulidad.  Estos son verdaderos enemigos de nuestra comunión con Dios.  Escuchamos en una predicación o leemos en la biblia que debemos tener fe, que Cristo nos ama y tiene planes increíbles para nosotros.  Lo creemos y tomamos esperanza.  Pero no mucho tiempo después, recordamos que estamos en una tempestad y tratamos de tomar cualquier salida a como de lugar.  Dios ya nos había dado instrucciones y mostrado que saldríamos adelante.  ¿Por qué nos rebelamos y no esperamos Sus planes?  ¿Porque siempre queremos que todo se resuelva tan rápido?  He escuchado que las últimas generaciones tenemos menos capacidad de espera pues el mundo se mueve más rápido que antes.  La verdad es que no creo que sea cierto y el ejemplo lo tenemos desde hace más de dos mil años con estos marineros que buscaron salvar su vida utilizando los recursos que tenían frente a ellos en lugar de confiar en el Señor y su promesa.  ¡Seamos honestos!  Nosotros hubiéramos tratado de hacer lo mismo.  Son este tipo de situaciones las que nos llevan a la madurez espiritual.  El centurión y los soldados lo entendieron y por eso frenan lo que estaban haciendo los marineros.  Recuerda que Pablo advirtió lo que vendría si se embarcaban y el centurión junto con el dueño del barco decidieron hacer caso omiso.  Ahora, el centurión estaba convencido que lo que dijera Pablo era de gran importancia para sus vidas y prácticamente le obedeció al frenar a los marineros cortando las amarras del bote salvavidas.  Ahora, ¿qué necesitas para escuchar a Dios y convencerte?  Debemos ser honestos y reconocer que, como el centurión, no quisimos escuchar las primeras advertencias que fueron sutiles y fáciles.  Debemos aprender a reconocer nuestros errores.  A reconocer que somos orgullosos y necios al no confiar en la palabra de Jehová.  Debemos estar alerta y reconocer cuando nuestro yo interior se pone en el trono y desplaza al Señor tomando decisiones en contra de Su voluntad.
Hoy quiero animarte a que no sigas como antes.  Quiero animarte a que confíes en Jehová y no olvides sus palabras con la primera tormenta que se atraviese por tu vida.  Él y sus palabras permanecen cuando todo lo demás perece.  Él era, es y será.  Él gobierna sobre todo lo que existe.  Pero sobre todo, Él te ama y quiere tener una comunión extensa contigo.  No quiere ser un dios que está a lo lejos sino un Dios que reina en tu vida y te muestra sus planes maravillosos que tiene para ti.  No trates de tomar el bote salvavidas o la salida rápida.  Espera.  Confía.  Deja que Dios tome el control de tu vida y espera a que amanezca bajo Su voluntad.  Él te abrirá puertas que nunca habías pensado.  Él trazará caminos que pensabas no existían.  No caigas ante la tentación ni la desesperación.  Sus promesas se cumplen y quiere demostrártelo.  
Oración
Señor y Padre amado: cuántas gracias te doy por tu amor.  Cuántas gracias te doy por darle esperanza y sentido a mi vida.  Gracias por fijarte en mí.  Te pido perdón por mi falta de fe.  Quiero vivir conforme a tu palabra y aprender  esperar en tus promesas.  Quiero estar en comunión constante contigo y te pido que quites de mi vida todo aquello que te estorba.  Gracias mi Señor en el nombre de Cristo Jesús.  Amén 

16 jul 2012

Hechos 27:27-29


Ya habíamos pasado catorce noches a la deriva por el mar Adriático, cuando a eso de la medianoche los marineros presintieron que se aproximaban a tierra.  Echaron la sonda y encontraron que el agua tenía unos treinta y siete metros de profundidad.  Más adelante volvieron a echar la sonda y encontraron que tenía cerca de veintiséis metros de profundidad.  Temiendo que fuéramos a estrellarnos contra las rocas, echaron cuatro anclas por la popa y se pusieron a rogar que amaneciera.


Tal vez tú no has pasado catorce días a la deriva por el mar Adriático pero sí has estado en el hospital por la enfermedad de un ser querido o por la tuya.  Piensa en esos momentos en los que te sentiste que estabas a la deriva y simplemente no sabías qué hacer.  Recuerda los sentimientos.  Tu frustración.  Tu soledad.  Tu miedo.  Tu incertidumbre.  Es difícil.  Por eso debes siempre reflexionar sobre cómo diriges tu vida.  ¿Qué ocupa el primer lugar de tus prioridades?  ¿Sobre qué principios tomas decisiones?  Estas dos preguntas son importantísimas y te voy a explicar por qué.  En el pasaje de hoy vemos que llevaban ya varios días en la tempestad y habían perdido la esperanza de vivir.  Pablo les anuncia que su Dios le ha revelado que ninguno perecerá.  Si nos ponemos en los pies de los que estaban ahí, estoy seguro que varios dieron por loco a Pablo.  Piénsalo.  Llevaban días sin comer y la tempestad era sumamente dura.  ¡Cualquiera podría volverse loco!  Muchos de los que oyeron sus palabras no las creyeron y más adelante veremos cómo querían bajarse del barco a como diera lugar.  Después vemos que al echar la sonda, el agua comienza a estar cada vez menos profunda lo que es una muy buena señal.  ¿El problema?  Llega un momento tal en el que tienen que echar las anclas y esperar a que amaneciera.  ¿Parece fácil cierto?  Pues si has estado en una situación difícil sabes que no lo es.  Por esta razón, el pasaje dice que los que estaban a bordo no se fueron a dormir tranquilos y aliviados.  Por el contrario, nos dice que se pusieron a rogar que amaneciera.  ¡Ya no podían más!  Después de todo lo que habían atravesado anhelaban el poder ver tierra y bajarse de ese barco.  Así también nos pasa.  Después de varios días a la deriva, ya no podemos dormir tranquilos y solamente estamos rogando porque las cosas cambien.  Ruegas por encontrar un trabajo.  Ruegas por tu salud o la de alguien más.  Ruegas por tu tristeza.  Ruegas por tu soledad.  Ruegas por que puedas salir adelante.  ¿Notas la diferencia entre pedir y rogar?  Hay una gran diferencia en actitud.  Cuando rogamos, sabemos que es nuestra única opción y que no podemos más por nuestra propia cuenta.  Así nos quiere Dios.  De rodillas.  Rogando.  Reconociendo que lo necesitamos.  Reconociendo que no podemos más.  Él está ahí listo para abrazarte.  Totalmente presto para consolarte.  Cuando Dios ocupa el trono de nuestra vida y basamos nuestras decisiones en sus principios, el esperar se vuelve más sencillo.  El poder irnos a dormir para esperar a que amanezca se vuelve más fácil.  Cuando confías en el Creador y dejas que Él te llene de su paz, todo cambia.  Cuando cambias tus cargas pesadas por las de Él que son ligeras finalmente puedes darte cuenta de lo atrapado que vivías y lo difícil que era caminar.  Cuando pones tu fe en Dios el esperar tiene un propósito y se convierte en gozo.  Por el contrario, ya sabes lo que es esperar a que amanezca lejos de Él.
Oración
Padre Santo: perdóname.  Perdona mis ofensas contra Ti, perdona mi soberbia y mi falta de entrega.  Hoy me doy cuenta que no puedo más y necesito rogarte por que le des dirección y sentido a mi vida.  No sé ni puedo esperar por eso te necesito.  Te pido que pueda esperar confiado en Ti.  Te pido que pueda esperar a través de tu consuelo, tu paz y tus bendiciones.  Lléname de Ti mi Señor.  En el nombre de Cristo Jesús te lo pido.  Amén 

13 jul 2012

Hechos 27:21-26


Llevábamos ya mucho tiempo sin comer, así que Pablo se puso en medio de todos y dijo: señores, debían haber seguido mi consejo y no haber zarpado de Creta; así se habrían ahorrado este perjuicio y esta pérdida.  Pero ahora los exhorto a cobrar ánimo, porque ninguno de ustedes perderá la vida; sólo se perderá el barco.  Anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y a quien sirvo, y me dijo: no tengas miedo, Pablo.  Tienes que comparecer ante el emperador; y Dios te ha concedido la vida de todos los que navegan contigo.  Así que ¡Ánimo señores!  Confío en Dios que sucederá tal y como se me dijo.  Sin embargo, tenemos que encallar en alguna isla.


¡Cuántas emociones y sentimientos en tan pocos versículos!  Estaban cansados y desilusionados.  Hambrientos.  Esperando el momento en que ya no pudieran seguir más.  De repente Pablo se para en medio de todos.  La tormenta seguía así que probablemente tuvo que gritar: ¡Les dije que no debíamos haber zarpado!  Dentro de la misericordia del Dios al que sirvo, puedo decirles que un ángel se me ha aparecido y revelado que se nos ha otorgado la oportunidad de seguir viviendo.  ¡Imagina el alivio que tuvieron al escuchar estas palabras!  Ahora ni el dueño del barco ni el centurión argumentaron en su contra como lo hicieron la primera vez.  ¿Cuál fue la diferencia?  Que ahora ya habían perdido todo.
A mi parecer, uno de los momentos más increíbles de visitar la cárcel en México constantemente fue el poder apreciar su fervor por el Señor.  Estas personas realizaban un servicio donde se cantaban alabanzas con una guitarra vieja y sin un sonido muy nítido.  Probablemente algún regalo.  Piso de tierra y polvo por todos lados.  Calor o frío dependiendo la estación.  Mientras que por otro lado, yo acudía a un lugar con aire acondicionado, piso, sillas y equipo de sonido de gran calidad.  Sin exagerar, a pesar de tanta comodidad y lujo, no creo que nuestras alabanzas fueran tan fervientes como las de mis hermanos en el reclusorio.  ¿Por qué?  Porque el tener o no tener moldea nuestro corazón.  Me explico mejor.  Cuando tenemos diferentes opciones para aferrarnos mientras atravesamos problemas, dejamos a Dios como la última opción.  Preferimos nuestra capacidad de resolver, confiamos en nuestra cuenta de banco, pensamos positivamente, confiamos en nuestras conexiones, confiamos en que nuestra casa se mantendrá, nos apoyamos en amigos o familiares.  Pero un día, el Señor decide que la tempestad sea tan fuerte que cada una de esas esperanzas perdió su sustento.  ¿A dónde voltear?  ¿Qué hacer?  Es en este momento cuando Jesús, como lo hizo Pablo, se para frente a ti y te dice: ¿recuerdas que te advertí de tomar tales decisiones?  ¿Recuerdas que en lo profundo de tu corazón sabías que Yo no estaba de acuerdo con lo que estabas haciendo?  Sé que ahora no sabes qué hacer ni cómo caminar.  Yo te amo y quiero que te acerques a mí y camines mis caminos pues tengo planes maravillosos para ti.  Lo único que necesito es que te deshagas de todo lo que estorba en nuestra comunión y me sigas.  Tú decides.  Los hermanos en el reclusorio lo entendieron y decidieron seguirle pues no había nada más a qué aferrarse para poder seguir.  Se aferraron a Cristo y su promesa.  No dejemos que lo que hay allá afuera envuelva nuestros ojos y termine apoderándose de nuestro corazón.  Debemos ser cuidadosos en que todo lo que tenemos sea para servir y dar gloria a Dios y no vivir sirviendo y dando gloria a lo que tenemos.  Dios prueba nuestros corazones.  Él quiere pulirnos y la realidad es que somos un diamante en bruto (personalmente a veces ¡Muy bruto!).  Pero Dios te ama y me ama incondicionalmente y quiere llenarnos de bendiciones.  No permitas que la tormenta que ha destruido tu vida te quite la esperanza.  Al contrario, ahora podrás tener una nueva esperanza, una que realmente tiene valor y perdura con el tiempo y las pruebas: Cristo.  Entiende que todo lo que el Señor da y quita es para tu propio bien.  ¿Qué vas a decidir?
Oración
Padre Santo: alabado y glorificado seas.  Cuando hablas lo único que puedo hacer es escuchar y hoy entiendo que he tomado malas decisiones y he hecho mal las cosas.  Perdóname.  Gracias por estar ahí con tus brazos abiertos para rescatarme pues no sabía a dónde ir o voltear.  Gracias por tu amor que todo lo puede.  Gracias por darme una nueva esperanza que es eterna.  Gracias.  En el nombre de Cristo Jesús.  Amén.

11 jul 2012

Hechos 27:20


Como pasaron muchos días sin que aparecieran ni el sol ni las estrellas, y la tempestad seguía arreciando, perdimos al fin toda esperanza de salvarnos.


Si bien, Cristo es extraordinariamente bueno y perdona nuestros pecados cuando lo reconocemos y lo confesamos, todo aquello que hicimos antes tiene consecuencias que tenemos que enfrentar.  Sea grande o pequeña, si es que es posible darle medidas a nuestras malas decisiones, todo aquello que hacemos trae involucrada una consecuencia.  Podemos decir que a toda acción corresponde una reacción.  
En el versículo de hoy vemos que, a pesar de haber echado la carga por la borda y haberse desecho de partes importantes del barco, siguieron pasando los días sin que apareciera el sol ni las estrellas.  Peor aún, la tempestad continuaba empeorando hasta que perdieron la esperanza de salir vivos.  Definitivamente fueron buenas decisiones las de deshacerse del sobrepeso, pero no fueron suficientes para cambiar su situación de manera inmediata.  Tuvieron que pasar varios días más sufriendo por haber tomado su mala decisión de salir cuando se les había advertido de no hacerlo.
¿De qué nos sirve esto?  ¿Cómo aplicarlo a nuestra vida?  
Es importante ser sencillos y honestos para reconocer nuestras malas decisiones y de ahí poder empezar a trabajar.  Dios no es malo ni busca hacernos daño pero tristemente le echamos la culpa cuando las cosas no salen bien.  Le reclamamos.  Le cuestionamos lo que ha hecho.  Pensamos que merecíamos esto o aquello.  Mientras tanto, no nos damos cuenta que, en primer lugar no somos nadie para cuestionar a Dios y en segundo lugar, gran parte de lo que atravesamos tiene que ver con las decisiones que hemos tomado.  No tiene nada que ver con energía ni leyes de atracción.  Si tomas una mala decisión, por más que intentes atraer un buen resultado, la consecuencia será negativa.  Es simple y sencillo.  Por esta razón, la biblia nos anima a permanecer en Cristo.  Nos exhorta a leer y estudiar su palabra.  A meditar en ella constantemente.  A buscar servirle en el transcurso de cada día.  Dios no nos pide esto por egoísta ni porque le beneficie.  ¡Al contrario!  Nosotros somos los principales beneficiados pues nuestra toma de decisiones será mucho más certera que si nos apartamos de Él.  Medita en tus acciones.  Medita en sus consecuencias.  No evadas tu responsabilidad sobre las decisiones que has tomado.  Si estás atravesando por tormentas, te animo a que busques con más fervor al Señor y le pidas que te ayude para salir adelante.  Él y solamente Él puede realizar un milagro en tu vida.  No te desanimes ni dejes que la tempestad te quite los ánimos de salir adelante.  Dios te da la fuerza necesaria para que puedas seguir pues la misma biblia nos dice que a los que esperamos en Jehová nos da alas como águilas para que no nos cansemos.  Por último, te animo a que en tus siguientes decisiones, pongas tus prioridades en orden antes de tomar cualquier acción.  Pon tus opciones a la vista de Cristo y deja que Él te muestre cómo decidir basado en Sus principios y sabiduría y no en los tuyos.
Oración
Señor y Padre: cuántas gracias te doy por amarme de manera incondicional.  Te pido que perdones mis pecados y sobretodo mi falta de entrega a Ti.  Hoy te pido que me des fuerzas para seguir adelante pues he tomado malas decisiones.  Te pido por sabiduría para caminar por mejores caminos.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén.

10 jul 2012

Hechos 27:16-19


Mientras pasábamos al abrigo de un islote llamado Cauda, a duras penas pudimos sujetar el bote salvavidas.  Después de subirlo a bordo, amarraron con sogas todo el casco del barco para reforzarlo.  Temiendo que fueran a encallar en los bancos de arena de la Sirte, echaron el ancla flotante y dejaron el barco a la deriva.  Al día siguiente, dado que la tempestad seguía arremetiendo con mucha fuerza contra nosotros, comenzaron a arrojar la carga por la borda.  Al tercer día con sus propias manos arrojaron al mar los aparejos del barco.  


La vida está llena de momentos difíciles.  Si el día de hoy tus vientos son tranquilos, mi recomendación es que des gracias y gloria a Dios.  Además, utiliza este tiempo para mejorar tu comunión con Él y prepararte para lo que venga. 
En el pasaje vemos que la tempestad estaba llegando a un grado tal que comenzaron a echar por la borda toda la carga.  Lo que necesitaban los dueños del barco para hacer dinero.  Era su negocio y para muchos, podría considerarse su vida.  ¿Cuánta gente cuando pierden un bien material dice: ahí va mi vida?  De cierta manera es cierto.  Nos apegamos tanto a los bienes que cuando tenemos que desprendernos de ellos nos cuesta demasiado trabajo y pensamos que están arrancando una parte de nuestro ser.  Piensa por un momento en la escena del barco y la tempestad.  Los cielos están negros.  El viento es mucho más poderoso de lo que el barco parece que puede soportar.  De repente te das cuenta que eres insignificante en comparación de los mares, los cielos y los vientos.  Eres una pequeña hormiguita que nada puede hacer al respecto y comienzas a desesperarte y entender que algo debes hacer para poder sobrevivir.  Tu mente empieza a funcionar con mil ideas por segundo.  Te das cuenta que hay mucho peso en el barco y sería bueno deshacerte de lo que no es vital.  La carga te sirvió mientras las cosas estaban en calma y podías comerciar y ganar dinero.  Hoy es un verdadero estorbo para poder sobrevivir.  Es necesario deshacerte de esa carga si quieres seguir adelante.  Pero si la tiras, perderás todo el dinero que ibas a generar.  Puede ser que tu reputación se vea afectada y tu negocio disminuya considerablemente.  ¿De qué vas a vivir?  ¿Cómo vas a tener dinero?  Tienes razón.  Son preguntas muy importantes.  El problema radica en que si no estás vivo, de qué sirve preguntárselas.  Ahora traslademos toda esta escena a tu vida.  ¿Cuánta carga estás arrastrando que debes tirar por la borda?  Cosas o incluso personas que piensas que son valiosas pero lo único que hacen es alejarte e interrumpir tu comunión con Dios.  Esa carga está afectando tu vida.  Lo sabes.  Lo has notado.  Pero no quieres deshacerte de ella porque piensas que puedes seguir así y nada pasará.  Déjame decirte que Dios es celoso de ti y no quiere ser el segundo ni el tercer lugar en tu vida.  El quiere estar por encima de todo y todos.  No lo puedes engañar y sabe perfectamente cuando lo desplazas del trono.  Son los momentos difíciles los que te hacen recordar que tus prioridades andan invertidas.  Son las enfermedades, los fallecimientos, los despidos, las sequías y todo tipo de problemas los que nos recuerdan que aquello que tanto valoramos realmente nos estorba para seguir adelante.  En el barco comenzaron a deshacerse de la carga y tres días después de los aparejos o sea de los instrumentos que el barco utiliza para navegar.  
Independientemente de que la situación era crítica, buscaron agarrarse de lo poco que les quedaba.  El barco.  Pero tres días después vieron que habría que desprenderse de más cosas si querían sobrevivir.  Tres días.  Setenta y dos horas estuvieron sufriendo en la tempestad hasta que decidieron desbaratar el barco y dejarlo como un bote salvavidas nada más.  
El barco es tu vida, tu cuerpo.  El barco nos recuerda cuántas porquerías acumulamos mientras todo es viento en popa y qué poco nos sirven cuando las cosas son adversas.  Hoy te animo a que medites en tus cargas.  Te animo a que medites si es necesario que una vez que te has dado cuenta que debes deshacerte de tantas cosas, dejes pasar más tiempo hasta que entiendas que es necesario deshacerte de todo pues no puedes seguir más.  ¿Cuánta tormenta necesitas para ceder?  ¿Qué tan duro está tu corazón para no dejarte tomar decisiones correctas?  No dejes que tu orgullo estorbe.   Entrega tu vida a Cristo.  Deja que Él lleve tus cargas.  Deja que Él te muestre por dónde caminar.  Deja que su amor llene tu vida.
Oración
Señor: no puedo más.  Las cargas me están aplastando y la tempestad me tiene atrapado.  Me entrego a ti mi Señor.  Rescátame y líbrame.  Te pido que perdones mis pecados.  Te pido me guíes por vientos mejores y me muestres cómo confiar en Ti cuando las tormentas son fuertes.  Hoy entiendo que todo aquello que consideraba útil y valioso no me ha servido para seguir adelante y por ello te pido que seas Tú quien me de la fuerza y la paz que tanta falta me hacen.  En Cristo Jesús te lo pido.
Amén 

8 jul 2012

Hechos 27:13-15


Cuando comenzó a soplar un viento suave del sur, creyeron que podían conseguir lo que querían, así que levaron anclas y navegaron junto a la costa de Creta.  Poco después se nos vino encima un viento huracanado, llamado Nordeste, que venía desde la isla.  El barco quedó atrapado por la tempestad y no podía hacerle frente al viento, así que nos dejamos llevar a la deriva.  


Proverbios 5:3-4 dice: porque los labios de la mujer extraña destilan miel, y su paladar es mas blando que el aceite; mas su fin es amargo como el ajenjo, agudo como espada de dos filos.  Las estadísticas son sumamente tristes pero sirven para abrirnos los ojos.  12% de las búsquedas que se realizan en internet son relacionadas con pornografía.  Cada segundo se gastan 3 mil dólares en pornografía.  40 millones de estadounidenses visitan regularmente páginas pornográficas.  Una de cada tres personas que las visita son mujeres mientras que 7 de cada diez hombres entre 18 y 24 años.  El día que más pornografía se ve es el domingo.
¿Qué tiene que ver todo esto con un viaje que estaba realizando Pablo rumbo a Roma?  Muy buena pregunta.  El pasaje nos dice que en el momento en que un viento suave comenzó a soplar, tomaron la decisión de embarcarse y seguir su camino sin importar que unos minutos antes Pablo les había advertido sobre el peligro que se avecinaba.  De cierta manera, fueron seducidos y engañados por esos vientos que por un momento parecían buenos y de repente se encontraron en medio de vientos huracanados sin saber cómo escapar.  ¡Cuántas veces he experimentado algo similar!  Pensamos que algo no es tan “malo”.  Pensamos que podemos controlarlo.  Pensamos que es bueno.  Pensamos que es dulce como la miel y de hecho lo es en su momento.  Pero posteriormente nos encontramos con su fin amargo y con una espada de dos filos que corta hasta lo más profundo de nosotros dejándonos todavía más vacíos de lo que estábamos.  ¿Ya te identificaste?  ¿Cuántas veces has tomado decisiones sabiendo que los vientos suaves y favorables tenían gran posibilidad de convertirse en vientos huracanados?  No te estoy acusando.  ¡No conozco tu situación!  ¡Yo soy igual!  Lo único que te puedo decir que me hace diferente a los demás, es mi entrega y ganas de cambiar y entregar mis deseos y pensamientos al Señor.  
Sin importar si eres hombre o mujer, debes analizar la forma en que tomas decisiones.  Muchas personas me preguntan con cierto nivel de desesperación qué deben hacer con respecto a la situación que atraviesan.  Lo que no se dan cuenta es que su problema va más allá de un has esto o aquello.  Su disyuntiva está arrastrando deseos y decisiones anteriores que hoy están mostrando su efecto.  Hoy están viviendo los vientos huracanados que unos días o meses atrás parecían suaves.  Nuestro cuerpo nos engaña y no me refiero solamente a lo sexual sino a todos los deseos de la carne.  ¿No me crees?  ¿Cuántas veces has tomado decisiones contrarias a lo que sabes que es mejor pero que en su momento preferiste disfrutar?  ¿Tienes problemas con el alcohol?  ¿Con otro tipo de droga?  ¿Con el sexo?  ¿Tienes problemas con tu temperamento?  ¿Tienes problemas de autoestima?  En su momento disfrutaste drogarte, o gritar y lastimar a otra persona, pero sabes que después te sentiste mucho peor.  Hay cantidad de ejemplos que podría escribir pero no me caben en una sola página y por ello te pido que medites en tu vida y seas honesto contigo mismo.  Abre tu corazón a Dios.  Él sabe lo que has hecho.  Solamente está esperando que le pidas perdón y reconozcas que lo necesitas.  Allá afuera van a haber muchas cosas que buscarán robarte tu atención.  Habrán cosas que te hagan pensar que te llenarán de satisfacción y te harán sentir bien y con gozo.  La verdad es que lograrán todo lo que te prometen.  ¿El problema?  El problema radica en que esa satisfacción no durará más allá de unos minutos, horas o días.  Después sentirás ese trago amargo y esa espada que te penetra tan profundo que te das cuenta que estás más vacío de lo que estabas antes.  Cristo te promete vida en abundancia.  Te promete una vida llena de bendiciones e incluso dice que todo lo que te sucede mientras le obedeces es para tu bien.  Si ya has probado lo que el mundo ofrece y hoy eres testigo de los resultados, te animo a que pruebes lo que Dios tiene para ofrecerte.  Escoge diferente.  Dale un giro a tu vida y prueba a Dios.  Deja que te muestre su amor y misericordia.  Deja que su paz y sus bendiciones te inunden hasta no poder más.  Él está esperando a que des la vuelta, caigas de rodillas y le digas que no puedes más.  ¿Qué estás esperando?
Oración
Señor:  no puedo más.  Estoy cansado.  Estoy lastimado.  Estoy triste.  Estoy sin saber qué dirección tomar.  Te pido perdón por mis pecados.  Te pido perdón por darte la espalda por tanto tiempo.  Hoy entiendo que he tomado malas decisiones y que me he dejado seducir por aquello que brillaba mientras lo único que trajo a mi vida fue un sabor amargo.  Hoy quiero vivir diferente y quiero entregarte mi corazón y mi vida.  Quiero pedirte que le des sentido a lo que hago y que pueda experimentar tus bendiciones.  Gracias por escucharme Señor y te pido todo esto en el nombre de Cristo Jesús.  Amén.
 

6 jul 2012

Hechos 27:9-12


Se había perdido mucho tiempo, y era peligrosa la navegación por haber pasado ya la fiesta del ayuno.  Así que Pablo les advirtió: señores, veo que nuestro viaje va a ser desastroso y que va a causar mucho perjuicio tanto para el barco y su carga como para nuestra propia vida.  Pero el centurión, en vez de hacerle caso, siguió el consejo del timonel y del dueño del barco.  Como el puerto no era adecuado para invernar, la mayoría decidió que debíamos seguir adelante, con la esperanza de llegar a Fenice, puerto de Creta que da al suroeste y al noroeste, y pasar allí el invierno.


En la teoría, escuchar o dar un consejo, suena sumamente sencillo.  Son bien intencionados y deberían ser dados fácilmente así como escuchados.  Pero por alguna razón, cuando llegamos a la parte práctica, las cosas no son así.  A la gente le cuesta trabajo escuchar un consejo o por el contrario, les cuesta trabajo darlo.  ¿Por qué?  Porque entran distintas áreas de nuestra vida que tenemos que trabajar.  Piensa por un momento en el centurión que no hizo caso al consejo de Pablo.  Un hombre militar que está acostumbrado a dar órdenes y llevar a cabo cualquier tarea que le hayan encomendado.  Él sabe que puede sobrevivir cualquier tipo de circunstancia y una tempestad o un mal clima en general no serán motivo para frenarlo de cumplir con su labor de llevar a Pablo a Roma.  ¿Te parece si lo catalogamos como soberbia o necedad?  Estas dos características nos impiden recibir una opinión que pudiera ayudarnos a tomar mejores decisiones.  Lo que Pablo estaba anunciando era de sentido común.  Sus palabras son contrarrestadas por el dueño del barco y el timonel.  ¡Obviamente!  No iban a decir: sí, bajen pues corren peligro y lo mejor será permanecer en tierra.  ¡Por supuesto que no!  No iban a dejar de ganar más dinero por llevarlos a Roma y tampoco iban a quedarse con la carga que traían.  Piensa que un barco mientras más viajes haga, más dinero gana.  ¿Qué le interesa al dueño?  Pues que haga la mayor cantidad de viajes.  ¿Cómo es posible que el centurión se dejó convencer y no pudo ver más allá de las intenciones del dueño del barco contra las intenciones de Pablo?  Le faltó sencillez en su corazón para poder discernir mejor.
Ahora, tú puedes estar pensando que a ti no te pasaría.  ¡Error!  Somos sumamente propensos a caer en situaciones similares.  ¿Te han hecho daño, lastimado, engañado o algún otro mal?  ¿Qué haces cuando al contar tu historia te dicen que tu deber es perdonar a pesar de que hayas sido inocente en lo sucedido?  ¡Pero si yo no hice nada!  Pensarás.  ¿Por qué debo perdonar si ni siquiera les interesa pedirme perdón?  ¿Te das cuenta que cuando nos afecta personalmente se vuelve difícil recibir consejos?  Debemos trabajar constantemente el mantener un corazón sencillo, unos oídos listos para escuchar y una lengua muy lenta para argumentar.
Por otro lado, es muy importante aprender a dar consejos.  Muchas personas prefieren quedarse calladas por no meterse en posibles problemas o discusiones.  Esto no está bien.  Si sabes que Dios en su palabra dice algo y tu hermano está haciendo lo contrario o simplemente no sabe qué hacer, es tu deber, en amor y gracia, decirle lo que nuestro Señor pide y quiere.
Pon atención a tus reacciones al dar o recibir consejos.  Date cuenta si estás cayendo en acciones como las del centurión o si estás siendo egoísta al no dar consejos por evitar una discusión.  Pide a Dios que te muestre cómo dar y recibir consejo.
Oración
Señor: primero quiero agradecerte por tu amor y misericordia.  Quiero pedirte que perdones mis pecados y me guíes por tu camino.  Te pido mi Señor que aprenda no solo a recibir sino a dar consejos de manera adecuada.  No permitas que mi orgullo, necedad o egoísmo me detengan.  Te pido que mi vida sea para servirte y me transformes para que seas Tú quien reine en mí.  En Cristo Jesús.  Amén.