Vistas de página en total

31 oct 2012

Gálatas 5:13-15


Les hablo así, hermanos, porque ustedes han sido llamados a ser libres; pero no se valgan de esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones.  Más bien sírvanse unos a otros con amor.  En efecto, toda la ley se resume en un solo mandamiento: Ama a tu prójimo como a ti mismo.  Pero si siguen mordiéndose y devorándose, tengan cuidado, no sea que acaben por destruirse unos a otros.



Con estas palabras, Pablo encierra sus propuestas anteriores.  La libertad a la que hace referencia es espiritual.  Venimos de aprender sobre la circuncisión, la ley y cómo Jesús vino a librarnos de la ley.  Ya no tenemos que hacer sacrificios, hacer o dejar de hacer ciertas tradiciones para poder ir al cielo a la presencia de Dios.  Debemos abrazar el regalo que Cristo nos dejó a través de su muerte y vivir a través de sus principios.  ¿Cuáles son esos principios?  Amar a Dios sobre todas las cosas.  Incluyéndote a ti mismo.  Y amar a tu prójimo como a ti mismo.  De aquí se deriva todo tipo de comportamiento y acción que pudieras tomar.  Siempre que te encuentres en una disyuntiva puedes pensar: ¿Agrada a Dios?  ¿Estoy afectando a mi prójimo?  Si eres honesto, realmente podrás contestar cualquier situación con estas dos premisas en mente.
Ahora, regresando a la libertad.  Existen dos tipos de libertad: la física y la espiritual.  A la que Pablo hace referencia es la espiritual.  Hemos sido llamados a ser libres.    Dejamos de ser esclavos a la ley y somos libres en Cristo.  Pero también tenemos la libertad física.  1Corintios 10:23 nos dice que todo nos es lícito mas no todo nos conviene ni todo edifica.  Esto rompe con cualquier esquema de aquellos que catalogan a Dios como autoritario.  Él nos ha dado libertad física.  Nos deja hacer lo que queramos.  Si bien, tenemos esa libertad extraordinaria, dentro de su amor, no quiere que nos perdamos y suframos las consecuencias de darle la espalda al desperdiciar esa libertad.  La gente se pregunta, cómo es posible que Dios permita esto o aquello.  La verdad es que toda injusticia se deriva de nuestra falta de acercamiento a Jehová y por consecuencia vemos la carencia de amor hacia nuestro prójimo.  ¿Cómo hay hambre y carencias en un lado mientras por el otro hay abundancia y desperdicio?  Simplemente porque el amor al prójimo es nulo.  Por esta razón Pablo nos exhorta a obedecer en el mandamiento que Jesús dejó: utilicen esa libertad para servirse los unos a otros con amor.  Ojo, esa misma libertad puede ser utilizada para morder, devorar y destruir.  Así que, pon atención a lo que haces con tu libertad.  Amar a tu prójimo no significa no meterte con nadie y “respetar”.  Amar a tu prójimo va mucho más allá.  Dios nos conoce tan bien que dejó muy claro cómo debe ser el amor al prójimo: como si fueras tú mismo.  ¿Podrías ser grosero contigo mismo?  ¿Te gritarías?  ¿Te ignorarías?  ¿Dejarías de perdonarte?  ¿Te harías a un lado en lugar de ayudarte?  ¿Te gustaría que te ayudaran cuando tuvieras alguna necesidad?  Abramos los ojos, pero sobre todo, abramos el corazón.  Dejemos la frialdad y la indiferencia a un lado para poder comenzar a amar a nuestro prójimo.  No para ser buenas personas.  No para sentirnos bien con nosotros mismos.  Hagámoslo porque Dios nos amó primero sin merecerlo.  Hagámoslo porque vivimos agradecidos y gozosos con las bendiciones que Él nos ha dado y queremos compartirlas.  ¡Eso es saber utilizar la libertad que tenemos en Cristo!

Oración
Señor y Padre Todopoderoso: cuántas gracias te doy por tu palabra y por permitirme leerla y estudiarla libremente.  Gracias porque no sufro persecución ni angustia mientras te confieso y aprendo de Ti.  Hoy quiero pedirte que pongas en mi corazón el amor correcto hacia mi prójimo.  El amor que proviene solamente de Ti que no busca nada a cambio.  Ayúdame a vivir amándote sobre todas las cosas y amando a mi prójimo tal y como Tú lo pides.  Ayúdame a utilizar la libertad que me has dado para servirte y glorificarte.  No permitas que desperdicie ni minimice tan grande regalo.  Gracias mi Señor.  En Cristo Jesús.  Amén 

30 oct 2012

Gálatas 5:11-12


Hermanos, si es verdad que yo todavía predico la circuncisión, ¿Por qué se me sigue persiguiendo?  Si esa fuera mi predicación, la cruz no ofendería tanto.  ¡Ojalá que esos instigadores acabaran por mutilarse del todo!  


Se acercan celebraciones relacionadas con la muerte, fantasmas, espíritus, magia entre otros.  Muchas personas son verdaderamente fieles a sus tradiciones y cada año las siguen fervientemente.  Tal vez creciste en un hogar donde poner un altar de muertos era considerado divertido y al mismo tiempo un reconocimiento y remembranza de aquellos seres queridos que ya no están aquí.  ¿El problema?  Debemos basar nuestra vida en los principios de Dios y no en las tradiciones humanas.  Es verdaderamente importante cuestionar tus actos y ponerlos a la luz de la biblia y del ejemplo de Cristo.  Por esta razón, muchos judíos se enojaban con Jesús y perseguían a sus seguidores.  Incluso algunos creyentes tenían conflicto en entender que sus costumbres, ritos y tradiciones tenían que ser dejadas atrás.  La circuncisión no traía el perdón de pecados.  El tener figuras de personajes o santos no te dará una mejor comunión con el Señor ni traerá perdón a tu vida.  El confesar tus pecados con otra persona no traerá perdón a tu vida.  La biblia nos dice que solamente Jesús es el camino al Padre (Juan 14:6).  Puede ser que estés acostumbrado a mil y un cosas e incluso las considerabas como ciertas.  Es tiempo de cuestionar lo que haces.  ¿Tiene sentido?  ¿Está en la biblia?  Tal vez incluso debemos ir más atrás: ¿Crees en Dios y en Jesucristo?  ¿Crees que dejó su palabra en la biblia?  Pablo nos dice que predicar la salvación a través de Jesús y no de una serie de rituales estaba ofendiendo a muchos: si esa fuera mi predicación, la cruz no ofendería tanto.  Pero no debemos detenernos porque alguien se ofenderá.  Si bien, en amor debemos compartir a Cristo, no podemos frenar las buenas nuevas porque una persona pudiera sentirse ofendida.  Es tu deber compartir la reconciliación que Jesús trajo al mundo.  Es tu deber exponer la palabra de Dios y abrir los ojos a aquellos que siguen anclados a sus rituales y costumbres sin entender por qué hacen lo que hacen.  Medita un poco en tu vida y en estas palabras.  No soy yo quien está en contra de algún ritual o costumbre.  Es Dios quien nos pide que tengamos una vida congruente y le sirvamos en todo lo que hagamos.  ¿Cómo entonces vamos a adorarle y al mismo tiempo tener otras imágenes que adoramos?  ¿Cómo alabarle y al mismo tiempo rendir culto a algún muerto?  Así como en el tiempo de Pablo, no se podía recibir la libertad de Cristo y seguir pensando que uno debía ser circuncidado para la salvación, hoy en día no podemos hacer lo mismo con nuestros rituales y costumbres.  Por esta razón Pablo dice de manera figurada: mejor les sería mutilarse del todo.  Porque no tiene sentido pensar que un acto, un sacrificio, un rito o una costumbre traerán perdón y reconciliación con el Señor.  Ya sea nosotros que estamos vivos o aquellos que ya no están aquí, cada uno tiene una responsabilidad con el Señor y cada uno será llamado a cuentas conforme le fue otorgado.  Te animo a que pienses en tus costumbres y en tu vida espiritual.  Si crees en Dios, debes alinear tus acciones y pensamientos con los principios de Su palabra.  No caigas en el mismo error que aquellos que instigaban a los gálatas.  Deja que Cristo te hable y muestre su camino.

Oración
Padre: tú estás en los cielos, todo lo puedes, todo lo ves y sin embargo, te has fijado en mí y me has amado como nunca podré entenderlo.  ¡Gracias!  Gracias por mandar a Jesús y por permitirme reconciliarme contigo a través de Él.  Perdóname.  Límpiame.  Guía y transforma mi vida para que sea en servicio y obediencia a Ti.  Te lo pido en el nombre de Jesucristo.  Amén.

29 oct 2012

Gálatas 5:7-10


Ustedes estaban corriendo bien.  ¿Quién los estorbó para que dejaran de obedecer a la verdad?  Tal instigación no puede venir de Dios, que es quien los ha llamado.  Un poco de levadura fermenta toda la masa.  Yo por mi parte confío en el Señor que ustedes no pensarán de otra manera.  



En ese entonces, los hermanos estaban siendo confundidos con respecto a la circuncisión.  Por un lado, aprendían el evangelio y aceptaban la salvación por la fe en Cristo Jesús.  Por el otro, habían personas reclamándoles que no podrían ser santificados si no eran circuncidados.  Pablo se entera de esta situación y por ello escribe estas palabras: esa instigación no proviene de Dios; espero puedan entenderlo y no dejarse intimidar ni cambiar de parecer con respecto a Cristo y su salvación.
¿Cómo podemos relacionar estas palabras con lo que nosotros atravesamos en nuestras vidas?  ¿De qué manera atravesamos circunstancias similares en las que debemos estar alerta y no caer en la misma confusión?  Primeramente, debemos entender que Pablo se dirigía a personas que ya habían aceptado a Cristo por fe.  Ya tenían comunión con el Padre y estaban familiarizados con el evangelio.  Segundo, estar en comunión con Dios y conocer de Cristo, no significa que nuestros problemas ni pruebas se han acabado.  Tercero, si tienes una relación con Dios, debes entender que hay personas que estarán en contra de lo que estás haciendo y buscarán la forma de frenar tu entrega y crecimiento espiritual.  Esto es lo que estaban viviendo los hermanos en Galacia.  Ellos comenzaron a vivir por la fe en Jesús, pero los ataques a su nueva forma de vida no tardaron en llegar.  ¡No pueden tener comunión con el Señor si no se han circuncidado!  Y hoy en día escuchamos ¡No puedes tener comunión con Dios después de todo lo que has hecho!  ¡Dios no te va a perdonar todo tu pasado!  ¡A Dios no le importas!  ¡Alguien como tú nunca podrá cambiar!  ¡No vales nada como para tratar de ser ahora una buena persona!  Y poco a poco, los dardos que recibimos se vuelven como explosiones que nos dejan sin esperanza y apagan nuestra luz.  Dejamos que nos confundan y finalmente regresamos a donde estábamos pensando que ahí pertenecemos.  Los ataques a los gálatas buscaban que rechazaran la fe que los había salvado y siguieran la ley (la circuncisión).  Hoy, debes estar alerta y entender de dónde vienen esos ataques.  Es un hecho que los tendrás.  Lo que será diferente es la manera en que cada uno de nosotros los vivirá.  Sea como sea, pon atención.  Mantente atento.  No desvíes la mirada del Señor.  
Recuerda que todos somos pecadores y venimos a Dios con toda nuestra imperfección para ser sanados.  Nadie llega siendo perfecto.  Nadie es sanado para después poder llegar con Cristo y tener comunión con Él.  Estés en donde estés.  Sin importar lo que haya en tu pasado.  Ven a Cristo y reconcíliate con Él.  Mantén una relación estrecha estudiando su palabra y no dejando que las personas te desanimen.  Cristo te ama.  Te ama tanto que su Hijo lo envió para que pagara por tus pecados sin que lo mereciéramos.  Sea lo que sea que el día de hoy o mañana atravieses que te haga dudar de tu fe en Jesús, recuerda este pasaje.  Recuerda que es normal recibir ataques y te quieran hacer desistir de tu fe.  Mantente firme en oración y no dejes de escuchar la palabra de Dios.

Oración
Señor: no puedo mas que agradecerte lo que haces por mí.  Gracias por amarme, perdonarme y llenar el vacío que había en mí.  Ayúdame a seguir tu camino y fortalecer mi fe para no desistir ni dejarme confundir.  Gracias mi Señor por tu cuidado y por darle sentido a mi vida.  En Cristo Jesús.  Amén 

12 oct 2012

Gálatas 5:2-6


Escuchen bien: yo, Pablo, les digo que si se hacen circuncidar, Cristo no les servirá de nada.  De nuevo declaro que todo el que se hace circuncidar está obligado a practicar toda la ley.  Aquellos de entre ustedes que tratan de ser justificados por la ley, han roto con Cristo; han caído de la gracia.  Nosotros en cambio, por obra del Espíritu y mediante la fe, aguardamos con ansias la justicia que es nuestra esperanza.  En Cristo Jesús de nada vale estar o no estar circuncidados; lo que vale es la fe que actúa mediante el amor.



No dejo de sorprenderme de lo similares que eran los problemas en el tiempo de Moises, luego en Jesús, luego Pablo y ahora nosotros.  Me hace entender que Él nos creó y sabe perfectamente de “qué pie cojeamos”.  En el tiempo de Pablo, el conflicto que estaba tratando de aclarar con su carta a los gálatas era la confusión que existía entre seguir con ciertas prácticas o costumbres para ser justificado e ir al cielo, o abrazar el evangelio de Jesús y entender que Él es el clímax y la revelación final de todo lo que habían aprendido.  Querían tener a Jesús como su Salvador pero al mismo tiempo querían circuncidarse y cumplir con ciertos “requerimientos” para poder completar su salvación.  En pocas palabras, acepto a Jesús, creo en Él, pero me hace falta uno que otro ritual más para lograr asegurar mi ida al cielo.  ¿Te suena familiar?  ¡Hoy en día es igual!  ¡La gente allá afuera piensa que necesita complementar lo que Jesús ya hizo!  Jesús nos dice que es el único camino a Jehová y el único camino para la reconciliación y salvación.  ¿Por qué entonces le agregamos más cosas?  ¿Por qué entonces seguir buscando intermediarios?  Actualmente veo una tendencia ideológica en la que todos los caminos llevan a Dios.  Tu dios, mi dios, no importa.  Todos llegarán al mismo lugar.  ¡Mentira!  Mi Dios no dice eso.  Mi Dios dejó claramente lo que pasa a aquellos que le siguen y a los que no.  En ningún momento he leído en la biblia que cada quien decida en qué creer y al final nos encontraremos todos en un mismo lugar.  Esto es querer “circuncidarse”.  Es querer transformar lo que el Señor dice y acomodarlo conforme consideras adecuado.  Alabas a Jesús pero crees necesario también tener imágenes de otros santos.  Crees en Cristo pero también crees que es necesario “portarte bien”.  ¿No te das cuenta?  ¡Es incongruente!  O sigues a Jesús o vas en dirección opuesta.  Por esta razón los versículos anteriores hacían tanto énfasis entre el ser esclavo o ser libre.  O se está de un lado o se está del otro.  Al mundo ya no le gustan los extremos.  Se critica a aquél que tiene un principio firme y convicción de lo que piensa.  Si bien, debemos respetar y amar a nuestro prójimo, nunca debemos poner nuestra fe en juego.  Examina tu vida.  Date cuenta si no estás queriendo “justificar” lo que haces.  Medita si tus acciones están en línea con Jesús o son un complemento que consideras necesario.  Recuerda que no hay acción ni sacrificio que puedas hacer o siquiera que importe, lo importante es el gran amor de Dios al enviar a su Hijo y dejarlo sufrir y morir por nosotros.  ¿Quieres más sacrificio que ese?  ¿Necesitas algo más que lo que Él sufrió?  Debemos ser honestos.  Es difícil dejar atrás costumbres y creencias.  Pero ahora estamos en un nuevo camino.  Nueva dirección.  Nuevo propósito.  Debemos dejar de aferrarnos a las cosas y aprender a perseguir el ejemplo de Jesús todos los días.

Oración
Señor: gracias por permitirme estudiar y aprender de tu palabra.  Gracias por mostrarme tu camino y corregir mis pasos con tanto amor y paciencia.  Te pido perdón pues he querido agregar acciones o rituales a la salvación que Cristo ofrece a través de su sacrificio.  Ayúdame a ver lo que Tú ves y a quitar de mí todo aquello que no te da gloria.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

11 oct 2012

Gálatas 5:1


Cristo nos libertó para que vivamos en libertad.  Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de la esclavitud.



Si pudiéramos ser como una máquina que es programada para hacer algo y posteriormente lo lleva a cabo, no tendríamos tantos versículos de la biblia dedicados a nuestra tendencia a regresar a la “esclavitud”.  Pero como somos humanos y Dios nos conoce perfectamente, nos advierte sobre aquello que debemos tener cuidado.  La libertad no es algo con lo que se juega.  No es una ideología.  No es algo efímero ni de momentos.  La libertad en Cristo es una vida que estaba encadenada al pecado, que vivía en tinieblas y que ahora ha sido hecha libre y traída a la luz.  Es una vida que se le han abierto los ojos.  Ahora es linaje escogido y nación santa.  Ahora es hijo de Dios.  La biblia nos dice que sin Cristo, no podíamos tener comunión con Dios.  Entonces, es importante entender lo que significa la esclavitud para poder valorar la libertad.
Nos dice el versículo que debemos ser firmes y no someternos al yugo de la esclavitud.  La Real Academia define yugo como: ley o dominio superior que sujeta y obliga a obedecer; prisión o atadura.  ¿Ahora entiendes mejor el yugo de la esclavitud?  La esclavitud es el pecado, es nuestra naturaleza caída.  No la puedes controlar solo.  No puedes transformarte solo.  ¡Necesitas de Cristo para ser liberado!  Sin Él, es imposible.  Sin Él, permaneces en un círculo vicioso de pecado.
Ahora, si ya has sido rescatado, ¿Qué haces volviendo a esa esclavitud?  ¡Sabes que no tiene sentido!  ¡Sabes el daño que te causa!  ¡Sabes que no ofrece nada!  Sin embargo, ahí estás.  Dudando sobre las promesas de Dios o queriendo convencerte que sí puede ofrecerte algo.  Por algo se le llama a Satanás el Engañador.  ¡Sabe perfectamente cómo confundirnos y seducirnos!  Él está atrás de cada uno de los que queremos servir y obedecer a Dios.  Los demás ya están bajo su dominio.  Él está buscando la ocasión para hacerte caer.  Para hacerte pensar que has sido derrotado, que no vales ni mereces nada bueno, que no puedes seguir adelante ni ser transformado.  ¡Mentira!  Si has aceptado a Cristo en tu vida, ¡Ahora eres libre!  En su infinito amor y misericordia, Él te ha perdonado y te ha adoptado.  Ya no eres un extraño o extranjero, ahora eres su hijo.  Imagina un niño que vive en un orfanatorio.  Una familia amorosa lo adopta.  Lo cuida.  Lo viste.  Lo alimenta.  Lo ama y le brinda protección.  ¿Tiene sentido que vuelva al orfanatorio?  ¡Por supuesto que no!  Ahora piensa en la historia de David.  Dios ya le había dicho que iba a ser rey.  Como estaba siendo perseguido le reclama a Dios y piensa que antes se encontraba mejor.  ¿Es esto verdad?  Piénsalo bien.  Ahora querían matarlo y antes no.  El punto que quiero hacer es que entendamos y vivamos en carne propia las promesas de Dios a través de la libertad que nos ha sido entregada.  No debemos confundirnos con nuestro pasado ni con nuestra antigua forma de pensar.  ¡Sí!  Estaba mejor antes que ahora pues ahora es perseguido y si lo encuentran lo van a asesinar.  Pero ahora nuestra vida no es para nosotros sino para Dios.  Entonces, a pesar de las circunstancias, si el Señor ha dicho que David será rey, Él se encargará de que suceda.  Si Dios ha dicho que te ama y que quiere derramar bendiciones sobre ti, que tiene cuidado de ti y que busca tener comunión contigo, no dejes que las circunstancias te confundan.  No pienses que estabas mejor antes.  ¡No lo estabas!  Ahora tienes a Dios.  Confía.  Descansa en Él.  Permanece en Él.  Abraza la libertad que se te ha entregado y no vuelvas atrás pues no hay nada que te pueda ofrecer la esclavitud al pecado.

Oración
Dios Padre: Te pido perdón por mis pecados.  Te pido perdón porque he cedido a la tentación.  Te pido perdón porque te he dado la espalda.  Hoy entiendo lo que has hecho por mí.  Hoy entiendo que soy libre en Ti y no tengo por qué estar cayendo nuevamente en lo mismo de antes.  Gracias por hacerme hijo tuyo.  Gracias por tus promesas y en especial por amarme.  Gracias en el nombre de Jesús.  Amén 

10 oct 2012

Gálatas 4:28-31


Ustedes, hermanos, al igual que Isaac, son hijos por la promesa.  Y así como en aquel tiempo el hijo nacido por decisión humana persiguió al hijo nacido por el Espíritu, así también sucede ahora.  Pero ¿Qué dice la Escritura?  Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque el hijo de la esclava jamás tendrá parte en la herencia con el hijo de la libre.  Así que, hermanos, no somos hijos de la esclava sino de la libre.



Estos pasajes son palabra de Dios.  No de humanos.  Solamente Él sabe quiénes son hijos de la esclava y quiénes no.  Solamente Él, en su soberanía, decide quién va a su presencia y quién no.  Por alguna razón, muchos creyentes se han adjudicado la potestad de poder seleccionar y señalar quiénes son hijos de la esclava y quiénes de la libre.  No puedo entenderlo.  ¿Cómo pueden saber lo que hay en el corazón de las personas?  Si bien, la misma biblia nos dice que por nuestros frutos seremos conocidos, ¿acaso podemos ver lo mismo que ve el Señor?  ¡Por supuesto que no!  Evita el juzgar.  No te corresponde.  Evita señalar.  No te confundas.  Tú estabas igual que el otro y por gracia el Señor te ha rescatado.  Mejor ve y, en amor, encamina a tu hermano en la dirección correcta.  No nos corresponde a nosotros echar “fuera” a la esclava.  Por esto escribí que es palabra de Dios y no de nosotros.  Él nos está diciendo que habrá separación entre los que creemos en Cristo y los que no.  Pero será Él y solamente Él quien la lleve a cabo. 
Por otro lado, es importante entender la distinción que Dios marca con respecto al pecado y su santidad.  ¡No hay comunión entre ellos!  O se es esclavo o se es libre.  No se puede tener una mezcla.  Por esta razón, cuando leemos, echa fuera a la esclava y a su hijo (el fruto del pecado) porque jamás tendrá parte en la herencia, debemos comprender que, en nuestro caso, no hace referencia a las personas pues eso le corresponde al Señor.  Para nosotros, estas palabras nos guían para tener conciencia de las consecuencias del pecado.  Nos ayudan a entender que debemos dejar atrás nuestra antigua forma de pensar y de ser.  ¡Ya no podemos ser los mismos!  Así como ya no puedes ser esclavo y libre, ¡ya no puedes comportarte igual!  No porque Cristo te obligue a comportarte de otra manera ni porque quiera que seas otra persona.  Tu motivación debe ser guiada por el agradecimiento de lo que has recibido por gracia.  El darte cuenta de dónde te ha rescatado el Señor.  El entender cómo tus decisiones te han traído tan malas consecuencias.  El entender que Dios te da agua de vida y vida en abundancia.  El entender que Él quiere llenarte de bendiciones y quiere tener comunión constante contigo.  Todos estos detalles deben prender fuego en tu corazón.  Deben promover el cambio y la transformación para caminar ahora conforme a su voluntad.  Amamos a Dios porque Él nos amó primero.  Él hizo todo por nosotros.  ¿Cómo no corresponderle?  ¿Cómo dejarlo ahí?  Si no haces nada con lo que Dios te ha dado, no has comprendido la profundidad de lo que se te ofrece.  Espero estas palabras te sirvan de ánimo y motivación para cambiar.  Espero abras los ojos y te des cuenta que debes entregar tu vida al Señor y corresponder al gran milagro que ha hecho en tu vida.

Oración
Padre nuestro: Tú que todo lo sabes y todo lo puedes, te pido que examines mi corazón y mi mente.  Renuévame.  Transfórmame.  Quita de mi todo lo que sea de la esclava y guíame para seguir siempre por el camino de la libre.  Mi Señor, la gracia que has tenido conmigo es incomprensible al igual que el amor que has derramado.  Permite que mi vida pueda servirte y agradecerte siempre lo que has hecho por mí.  Te lo pido en el nombre de mi Señor Jesucristo.  Amén 

9 oct 2012

Gálatas 4:24-27


Ese relato puede interpretarse en sentido figurado: estas mujeres representan dos pactos.  Uno, que es Agar, procede del monte Sinaí y tiene hijos que nacen para ser esclavos.  Agar representa al monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la actual ciudad de Jerusalén, porque junto con sus hijos vive en esclavitud.  Pero la Jerusalén celestial es libre, y ésa es nuestra madre.  Porque está escrito: alégrate, mujer estéril, tú que no has dado a luz; prorrumpe en gritos de alegría, tú que no has sufrido dolores de parto; pues la abandonada tiene muchos hijos, más que la casada.  



Conforme voy conociendo más de Cristo a través de leer y estudiar su palabra, me doy cuenta que el mundo va en dirección totalmente opuesta a sus principios.  Puede parecerte obvio o sencillo, pero para mí, resulta impresionante.  Pasajes como el de hoy, me recuerdan que no hay comunión entre lo espiritual y lo carnal.  No puede haber oscuridad junto con luz.  Una excluye a la otra.  Por eso, el pasaje dice que una mujer representa la esclavitud mientras que la otra nuestra libertad en Cristo.  O se está en esclavitud o se está en Cristo.  ¡No se pueden las dos al mismo tiempo!  Esto quiere decir, que si ya conoces y has aceptado a Dios en tu vida, no tienes pretexto para seguir andando en esclavitud al pecado.  ¡Ahora eres libre!  Él te ha librado y quitado las cadenas que no te dejaban caminar.  Antes, nada podías hacer para cambiar tu comportamiento pues eras esclavo.  Hoy es distinto.  Hoy, el Señor te ha liberado.  Él ha traído luz a tu vida mientras que antes había oscuridad.  Ahora tienes entendimiento.  Ahora puedes discernir.  ¿O acaso quieres seguir poniendo pretextos para no cambiar ni dejarte ser transformado?  La verdad es que ya no hay más excusas.  El pasaje de hoy es muy claro.  Tenemos dos opciones: vivir en esclavitud o vivir en libertad.  La primera viene desde la caída del hombre con Adán.  La segunda llega cuando reconocemos a Cristo y confesamos su nombre.  ¿De qué lado estás?  No puedes tener un poco de cada uno así como no puede haber un poco de luz en la oscuridad ni un poco de libertad en la esclavitud.  ¿Lo puedes ver?  ¿Te das cuenta de lo que Dios quiere decirte el día de hoy?  ¡Quiere que tu vida tenga congruencia!  ¡Quiere que vivas con sentido!  ¡Quiere que tu vida sea testimonio de Aquél que amas y te amó primero!  ¡Quiere renovarte, bendecirte y guiarte!  El problema es que debes entender que para ello, debes dejar atrás todo lo que vienes arrastrando.  Debes cortar con todo aquello que estorba en tu comunión con Jesús.  ¡Debes dar ese paso de fe!  
¿Crees en Dios pero vives amargado?  ¿Te dices creyente pero tienes celos, rencores y odios?  ¿Vives con tristeza y soledad?  ¿Tienes deseos de no seguir más?  ¿Dices una cosa pero haces otra?  Has una pausa y medita en esto: ¿de qué lado quieres estar?  Dios te ofrece libertad a cambio de entregarle el trono de tu vida.  Si sigues arrastrando problemas como los ejemplos anteriores, debes ser honesto contigo mismo y reconocer que no has dejado que el Señor tome las riendas por completo.  Has limitado lo que quiere hacer en ti y por consecuencia sigues como antes.  ¡Basta!  ¡Decídete!  Está en ti y en nadie más.  No te escondas ni pongas pretextos.  Tú sabes lo que hay en tu corazón y Dios también lo sabe.  ¿No quieres cambiar?  ¿No quieres vivir distinto?  ¿No quieres dejar atrás todo aquello que te causa tanto daño?  Es momento de decidir entre la luz y la oscuridad.  Es momento de definir si quieres vivir en libertad con Cristo o en esclavitud con tu pecado.

Oración
Padre Santo: te pido perdón por mis pecados.  Te pido me liberes de esa esclavitud que me tiene aplastado y sin dejarme mover.  Quiero vivir en tu libertad.  Quiero vivir conforme a tu voluntad.  Ayúdame a dejar atrás todo lo que va en contra de tus principios.  Dale sentido y congruencia a mi vida Señor.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén 

5 oct 2012

Gálatas 4:21-23


Díganme ustedes, los que quieren estar bajo la ley: ¿Por qué no le prestan atención a lo que la misma ley dice?  Acaso no está escrito que Abraham tuvo dos hijos, uno de la esclava y otro de la libre?  El de la esclava nació por decisión humana, pero el de la libre nació en cumplimiento de una promesa.



A veces se facilita el entendimiento de la biblia cuando parafraseamos y tratamos de darle un sentido práctico a lo que leemos.  El pasaje de hoy diría algo así: díganme ustedes que quieren seguir viviendo bajo su propia voluntad, ¿No han visto cuántos errores han cometido ya?  ¿No se han dado cuenta de cómo perjudica a su vida el dar la espalda al Señor?  ¿No se han percatado de la enorme diferencia entre vivir por la promesa versus por decisión humana?  ¿No han entendido que no pueden ser “buenos” ni hacer las cosas bien pues separados de Él nada pueden hacer?
La verdad es que muchas veces me cuesta trabajo llevar a cabo estos principios.  Sé que es por mi bien.  Sé que es de bendición el obedecer a Cristo.  Pero por alguna razón mi orgullo quiere seguir luchando.  Cuestiono.  Dudo.  ¡Definitivamente no lo digo como algo bueno!  Mi orgullo es un verdadero estorbo en mi vida espiritual.  Me confunde.  Me engaña.  Me hace pensar que lo necesito cuando en realidad nunca, leíste bien, nunca, me ha traído nada bueno.
En el pasaje de hoy, Pablo nos recuerda lo que pasó con Abraham.  Dios le prometió descendencia a una edad sumamente avanzada.  Tan avanzada que su misma esposa se rió cuando escuchó esas palabras.  Tenía de qué reírse.  Era imposible que tuviera hijos a esa edad.  Sin embargo, era una promesa del Señor.  Solamente Él sabía cuándo sucedería.  Lo único que Abraham tenía que hacer (fuera de lo que le corresponde) era esperar.  Sin embargo, no pudo esperar lo suficiente y comenzó a cuestionar.  Posteriormente, su esposa le sugiere que el plan de Dios podía ser “distinto” y que en realidad se refería a su sierva con la que tendría descendencia.  Así que Abraham, con muy poco discernimiento decide tener hijos con “la esclava”.  ¿Qué pasó después?  Resulta que ¡Dios cumplió su promesa y su esposa tuvo un hijo!  Ahora tenía un hijo con la “esclava” y otro con “la libre”.  ¿Ahora puedes entender mejor cuando hablan de una y otra?  Una simboliza nuestra falta de fe y las malas decisiones que tomamos.  Por el contrario, la libre simboliza el pleno cumplimiento de las promesas del Señor sin importar lo imposibles que sean para nosotros.  ¿No venció Cristo a la muerte?  ¿No resucitó a Lázaro?  ¿No trajo visión a los ciegos y palabra a los mudos?  ¡Al día de hoy esto sigue siendo imposible!  ¿Entonces por qué seguimos dando la espalda al Señor?  ¿Qué pretextos son suficientes?  ¿Cuántos errores tendremos que cometer para darnos cuenta que estamos por el camino equivocado cada instante que decidimos por nuestra voluntad y hacemos al Señor a un lado?  ¿Cuántos hijos con “la esclava” tenemos que tener para entender?  ¿Tan orgullosos somos?  ¿Tan necios?  ¡No tiene sentido!  ¡Piénsalo!  Es momento de cambiar.  Es momento de vivir y decidir diferente.  ¡No tienes por qué seguir así!  Solamente necesitamos tener un corazón dispuesto y el Señor se encarga del resto.  ¿Cómo está tu corazón?

Oración
Señor: mi corazón está dispuesto a que lo transformes.  Estoy dispuesto a vivir diferente.  Quiero vivir confiado en tus promesas y esperando que Tú muestres cuándo y cómo.  Perdona mis pecados.  Perdona que te haya hecho a un lado para tomar mis propias decisiones.  Las consecuencias han sido duras y ya no quiero cometer los mismos errores.  Guía mi camino Señor.  Toma mi vida.  Te lo pido en el nombre de Jesucristo.  Amén.

4 oct 2012

Gálatas 4:17-21


Esos que muestran mucho interés por ganárselos a ustedes no abrigan buenas intenciones.  Lo que quieren es alejarlos de nosotros para que ustedes se entreguen a ellos.  Está bien mostrar interés, con tal de que haya buenas intenciones, y de que sea siempre y no sólo cuando yo estoy con ustedes.  Queridos hijos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes, ¡Cómo quisiera estar ahora con ustedes y hablarles de otra manera, porque lo que están haciendo me tiene perplejo!



Como aprendimos el día de ayer, había personas que estaban confundiendo a los gálatas sobre su camino espiritual.  Estas personas, nos dice la biblia, no tenían interés en ellos ni en mejorar su comunión con Dios.  No tienen buenas intenciones.  Dice Pablo.  A veces resulta difícil tomar decisiones para Cristo porque involucra dejar atrás costumbres e incluso amistades que considerábamos valiosas.  No significa que debas apartarte del mundo.  Por esto digo que resulta difícil discernir entre lo bueno y lo malo.  Debes aprender a dar testimonio en un mundo que está en contra de Dios.  Debes aprender a navegar en aguas difíciles sin dejar que te hundan.  Me explico mejor.  Si tienes problemas con tu pareja porque nunca estás en casa, tienes que cuestionar a tus amistades que te alejan de tu familia.  De cierta manera es como tener problemas de diabetes y ¡tus amigos son del club del azúcar!  ¿Ya lo ves?  Dicen por ahí: mira con quien andas y te diré quién eres.  Esto no es del todo cierto.  ¡Imagina lo que dirían de Jesús!  Lo que sí resulta cierto es que nuestra probabilidad de caer en las mismas andanzas aumenta exponencialmente.  Debes pensar antes de actuar.  En general, siempre recomiendo tener un plan de acción para atacar debilidades espirituales.  Por ejemplo: si tienes problemas con tu carácter y no sabes qué hacer, debes meditar en cómo puedes frenar tu impulso ANTES de que estalle tu furia.  Si tienes problemas con el alcohol, debes pensar en cómo evitar un camino que tenga bares o a esas amistades que solamente se reúnen para beber.  ¡Busca amistades entre hermanos en Cristo!  Si bien, no son perfectos (como tampoco tú lo eres)  serán de mayor bendición para tu vida pues buscarán juntamente el mismo camino.  Cuesta trabajo dejar atrás lo que nos gustaba.  No es nada fácil.  Debemos entender que el camino que tenemos por delante es mejor y traerá mayores bendiciones.  Debemos fortalecernos espiritualmente y cortar con todo aquello que nos arrastra y no nos deja dar fruto.
Por otro lado, quiero que pongas atención en las palabras de Pablo: ¡Cómo quisiera estar ahora con ustedes pues me tienen perplejo!  Es difícil aceptar nuestra impotencia ante una circunstancia que nos gustaría cambiar.  Pablo estaba preocupado por ellos.  Deseaba con gran anhelo estar ahí.  Sus palabras nos describen su pasión por tratar de encaminarlos y protegerlos.  Pero solamente podía escribir.  Ni siquiera podía hablar por teléfono y tener una respuesta inmediata.  Solamente pudo escribir y ponerse a orar por ellos.  Así nosotros tenemos que aprender a “soltar” aquello en lo que no podemos intervenir.  Podemos buscar hacer nuestro mejor esfuerzo, pero después nos queda solamente orar y dejar que el Señor muestre.  Por más perplejo y desesperado que te encuentres.  Debes parar y entender que no hay más nada que puedas hacer.  Es momento de entregarte y confiar en que Dios hará su voluntad y será lo mejor.  Deja que el Señor trabaje.  ¡No te afanes!  ¡No te quedes en lo mismo!  Entrega tu situación, tus sentimientos y tus deseos a Jehová y confía en Él.
Oración
Padre: te pido perdón por mis pecados.  Te pido por sabiduría para aprender a discernir entre aquello que me aparta de Ti y lo que ayuda en mi comunión contigo.  Pon fuerza en mí para aprender a cortar lo que arrastra y tomar lo que empuja.  Te pido que pueda cambiar de dirección y caminar hacia Ti en todo momento.  Te entrego mis preocupaciones y mis deseos de que las cosas sean diferentes.  Te pido pueda estar en paz y tranquilo confiado en que Tú tienes control.  Gracias en Cristo Jesús.  Amén 

3 oct 2012

Gálatas 4:15-16


¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais?  Porque os doy testimonio que si hubieseis podido, os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos.  ¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?



En el libro del Apocalipsis, el mensaje a la iglesia de Éfeso es sumamente similar.  Comienza hablando de las grandes cosas que han hecho pero termina diciendo: tengo en tu contra que has abandonado tu primer amor.  La vida espiritual no va en línea recta.  No es todo el tiempo subida ni tampoco bajada.  Si la tuviera que comparar con algo, pensaría que es semejante a una montaña rusa.  A veces se sube lento, a veces rápido, a veces son vueltas abruptas mientras que otras son sencillas.  En ocasiones estamos totalmente emocionados con nuestra relación con Dios y en otros momentos simplemente nos olvidamos de orar y estar en comunión con Él.  A veces queremos obedecer en todo lo que nos pide el Señor y a veces pensamos que nuestra voluntad es mejor.  Los gálatas en un principio no tomaron en cuenta la enfermedad de Pablo y le atendieron como a ninguno.  Aceptaron el evangelio y lo abrazaron como su nueva forma de vivir.  Pero después de un tiempo (como veremos en los siguientes versículos) dejaron que otras personas opinaran sobre su fe y comenzaron a cambiar para mal.
¿Es raro que pase esto?  Al contrario.  Tristemente es muy común.  Escuchamos del evangelio y nos entregamos totalmente a él.  Entendemos nuestra situación y queremos cambiar.  Queremos hacer las cosas distintas.  Ya no queremos cometer más errores y terminar mal.  Ahora queremos tomar decisiones correctas y basadas en los principios de Dios.  Pero conforme el tiempo pasa, si no ponemos atención y dejamos de crecer espiritualmente, comenzamos a perder la dirección.  Lo más triste es cuando caemos en una situación similar a lo que escribe Pablo: ¿ahora soy su enemigo por decirles la verdad?  Es triste alejarse tanto que al escuchar la verdad del evangelio nos cuesta trabajo aceptarla.  Hemos regresado tanto a nuestra voluntad a nuestros deseos y a nuestra vida anterior, que resulta difícil doblar el orgullo y escuchar la enseñanza del Señor.  
¿Cómo evitar caer en esta situación?  Obviamente estar en constante oración y lectura de la biblia no es suficiente.  Leíste bien.  Piénsalo.  Si solamente fuera necesario leer y orar, ¿dónde queda la entrega y la transformación de nuestros actos?  La oración y la lectura deben estar acompañadas de crecimiento espiritual.  En otras palabras: de frutos.  Cambios.  Transformaciones.  Renovaciones.  No te estanques en tu crecimientos espiritual.  Si ya has aprendido a controlar tu carácter, aprende a amar a tu prójimo.  Aprende a perdonar, aprende a servir.  Aprende a dar y compartir.  ¡Hay tanto que Dios puede hacer en tu vida!  Es importante aprender del ejemplo de los gálatas.  Tenemos gran probabilidad de caer en lo mismo.  No te dejes sorprender y ten cuidado.  Analiza tu comunión con Dios.  Analiza tu compromiso y entrega.  ¿Estás creciendo?  ¿Estás dejando que otros opinen y te estás desanimando?  Se honesto.  No pongas pretextos.  Esto es entre Jehová y tú.  Nadie más.  No tiene sentido que escondas absolutamente nada.  Te animo a que constantemente busques que tu vida de fruto y puedas gozar de una comunión con Dios que se fortalece día a día.

Oración
Señor: perdóname.  Me he olvidado de ti.  No tengo la misma pasión y el mismo fuego.  Hoy quiero regresar a Ti.  Quiero regresar a mi primer amor y servirte en todo lo que haga.  Quiero vivir bajo tu voluntad y no confundirme con lo que hay allá afuera.  Examina mi corazón y muestra lo que necesitas cambiar.  Heme aquí para servirte y darte la gloria.  En Cristo Jesús.  Amén 

2 oct 2012

Gálatas 4:12-14


Os ruego, hermanos, que os hagáis como yo, porque yo también me hice como vosotros.  Ningún agravio me habéis hecho.  Pues vosotros sabéis que a causa de una enfermedad del cuerpo os anuncié el evangelio al principio; y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien me recibisteis como aun ángel de Dios, como a Cristo Jesús.  



Aceptar mi necesidad de Dios ha sido una de las mejores decisiones de mi vida.  Pero la mejor de todas es haberme comprometido a obedecer su palabra y entregar el trono de mi vida para que fuera ocupado por Cristo.  Mi vida no ha sido perfecta desde entonces.  He pasado por momentos difíciles y complicados donde no entendía el plan del Señor.  Como todos, he estado en distintos altibajos.  Pero, sin importar la situación, siempre he buscado permanecer en el Señor y definitivamente me ha llenado de su paz, su amor y su consuelo.  Incluso en aquellos momentos en los que he sentido que Dios “no está cerca” he podido entender que yo soy el que está volteando hacia el lado contrario.
Los versículos de hoy nos dicen que, gracias a que los gálatas no le tomaron en cuenta a Pablo su enfermedad, pudieron recibir el evangelio.  Exactamente no sabemos qué tenía, pues solamente ellos estuvieron ahí y no se nos dice más al respecto, pero lo que sí podemos entender son las bendiciones que llegaron a ellos por haber hecho a un lado la enfermedad de Pablo.  Como bien dice el dicho: las apariencias engañan.  De haber hecho caso a la enfermedad, ¡No hubieran recibido el evangelio!  ¡No hubieran escuchado de Cristo ni de la reconciliación que ofrece!  En otras palabras, habrían dejado pasar la mejor decisión de sus vidas.  Pero no fue así.  Recibieron a Pablo y el evangelio les fue predicado.  En la nueva versión internacional, nos dice que la prueba más bien fue para los gálatas al tener que decidir entre aceptar o rechazar a Pablo y esto es justamente lo que debemos aprender.  Lo que vemos nos confunde del camino de Dios.  No nos ayuda a caminar bajo la sombra de la fe.  Al contrario, nos estorba constantemente.  Así como una persona que está impedida de su visión, desarrolla nuevas habilidades con sus otros sentidos, nosotros debemos desarrollar nuestro “sentido” de la fe.  No dejes que aquello que puedes ver cambie tu perspectiva de las cosas y te quite la mirada que debe estar puesta exclusivamente en las cosas de Dios.  Los gálatas recibieron a Pablo por dos razones principalmente: la primera, porque no tuvieron nada de que juzgarlo o criticarlo.  La segunda, porque escogieron servir por encima de ser servidos.  Estos principios deben de estar guardados en tu mente y en tu corazón.  No podemos juzgar.  No podemos señalar.  No podemos decidir a quién hablamos y a quién no.  Debemos entender que Dios utiliza a las personas para enseñarnos y trae bendiciones con ello.  Piensa en esto: quiénes somos para decidir quién nos va a traer enseñanza y quién no.  Seamos sencillos.  Amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos y dejemos atrás la costumbre de señalar.  Por otro lado, el servir debe ser parte de tu día a día.  No solo con tu familia o seres queridos.  Recuerda que los gálatas sirvieron a Pablo a pesar de su enfermedad.  Así, tú y yo, tenemos que servir a nuestro prójimo a pesar de todos lo pretextos que ponemos.  Como dije anteriormente, Cristo es lo mejor que pudo pasar en mi vida.  No me gustaría perderme de sus bendiciones por no tener mi corazón y mi mente en línea con Él.  El orgullo y el juzgar nos separan de Su camino.  Depende de ti el decidir.
Oración
Padre Santo: cuánto te agradezco lo que haces por mí.  Gracias por darme salud, vida, bendiciones que definitivamente no merezco.  Gracias por amarme y perdonarme.  Yo te pido mi Dios que pueda servir y no juzgar como lo hicieron los gálatas.  Permite que mi vida sea conforme a tu voluntad.  Renueva mis pensamientos.  Renueva mi corazón.  Te lo pido en el nombre de Jesucristo.  Amén.