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31 ene 2014

3 Juan 1:11

Querido hermano, no imites lo malo sino lo bueno.  El que hace lo bueno es de Dios; el que hace lo malo no ha visto a Dios. 




La biblia nos dice en repetidas ocasiones que nuestras acciones hablan de quiénes somos.  Por sus frutos los conoceréis.  Hay un programa/documental que trata de la vida de personas que pesan más de 600 libras (280 kilos) y son sometidas a una operación para bajar de peso.  Es realmente impresionante ver estas vidas.  Pero lo que quiero enfocarme es en que algunos de ellos, después de haber pasado esa operación, siguen comiendo más de lo que deben.  No solo eso, cuando llegan a su consulta, le dan pretextos al doctor de que han intentando y están siguiendo la dieta que les pusieron.  ¿Sabes qué contesta el doctor?  Los números no mienten.  Para este momento ya deberías haber bajado tantos kilos.  Así de sencillo.  Uno puede decir que pasó esto, que pasó el otro pero al final, los números no mienten.  De la misma manera pasa con nuestra vida espiritual.  ¡Nuestras acciones no mienten!  Podrás tener muchas ganas de cambiar.  Muchos deseos de hacer las cosas diferente, pero al final, tus acciones hablan más que tus mil palabras.  Juan nos habla claramente: no imites lo malo; el que hace lo bueno es de Dios, el que hace lo malo no conoce a Dios.  A Dios no podemos darle pretextos ni tratar de justificarnos.  Cuando hacemos lo bueno somos de Dios y demuestra que pertenecemos a Él.  Cuando alguien hace lo opuesto a la voluntad de Dios y permanece en ese camino, habla de que no pertenece al Señor.  No hay un punto medio donde pueda tratar de ser de Dios y al mismo tiempo no lo sea.  O soy de Él o no soy de Él.  ¡Este es su mensaje!  Tristemente, ahora se promueve un evangelio incorrecto.  Uno que por cierto es más popular pero totalmente fuera de lo que Dios dice.  ¿Qué evangelio?  El evangelio donde todos pertenecen a Dios.  Donde todos van a un tipo de cielo que cada quien inventa o si les gusta el de la biblia toman ese.  Un evangelio donde cada quien debe tratar de hacer su mejor esfuerzo y con eso será suficiente para ser una “buena” persona y listo.  Seguramente ya lo has escuchado.  Es cien por ciento anti bíblico.  Pone la decisión en nosotros cuando Dios es quien ha decidido todo. 
No puedes seguir con pretextos.  Analiza tu vida.  ¿Cuánto tiempo tienes diciendo que vas a cambiar?  ¿Cuánto más va a pasar antes de que hagas algo?  Tal vez debes entender y reconocer que no has entregado realmente tu vida al Señor.  Es posible que no pertenezcas a Él.  Tus frutos hablan de quién eres y a quién perteneces.  Ponlos a los pies del Señor y abre tus ojos.  Dios nos ama en sobremanera.  Sin embargo, Él ha puesto los parámetros a seguir y no nosotros.  Él nos dice claramente que hay dos opciones: ser de Él o no ser de Él.  Nosotros podemos engañarnos y engañar a los demás, pero a Él no lo engañamos.  Imitemos lo bueno.  Imitemos lo que nuestros hermanos en la fe están haciendo para dar gloria a Jehová.  Demos la espalda a todo lo que este mundo hace que va en contra de la voluntad de Dios.  Dejemos de andar de un lado a otro y permanezcamos en el camino del Señor.

Oración

Padre: te agradezco el amor que tienes por mí que simplemente no merezco.  Te agradezco tus bondades y sobre todo, tu palabra que me ayuda a seguir adelante.  Te pido perdón por mis pecados.  Yo quiero pertenecer a Ti.  Yo quiero servirte y obedecerte.  No quiero que pase más tiempo sin entregar mi vida a Ti.  Gracias por el sacrificio de Jesús.  Gracias por tu misericordia.  Toma mi vida.  En Cristo Jesús. Amén.

30 ene 2014

3 Juan 1:9-10

Le escribí algunas líneas a la iglesia, pero Diótrefes, a quien le encanta ser el primero entre ellos, no nos recibe.  Por eso, si voy no dejaré de reprocharle su comportamiento, ya que, con palabras malintencionadas, habla con nosotros sólo por hablar.  Como si fuera poco, ni siquiera recibe a los hermanos, y a quienes quieren hacerlo, no los deja y los expulsa de la iglesia.



Gran decepción cuando uno llega a una iglesia y ve que sus miembros hacen cosas incorrectas.  Causa cierto enojo.  Cierta desilusión y decepción.  Pero esto viene de un principio equivocado.  Pensar que aquellos que asistimos o servimos debemos ser “perfectos”.  Ahora, esto no significa que la palabra de Dios no sea la base y la dirección que se tiene día a día.  ¡Por supuesto que no!  Se trata de entender que, como seres humanos, tenemos errores y debemos aprender a trabajar en ellos.  En el pasaje de hoy, Juan nos dice que Diótrefes era la antítesis de Gayo.  No tenía ningún tipo de hospitalidad con los hermanos, hablaba en contra de ellos y quería siempre andar mandando (ser el primero).  Él era parte de la iglesia.  Sin embargo, tenía actitudes incorrectas.  Juan pensaba llamarle la atención por este tipo de acciones y así debemos pensar nosotros.  Si alguien en nuestra congregación hace algo malo, en lugar de juzgar y “rasgarnos las vestiduras” debemos buscar que los líderes le llamen la atención y animen a cambiar ese camino.  Recuerda que la iglesia es el hospital donde asistimos todos los enfermos.  No hay uno solo que no sea pecador.  No hay uno solo que sea perfecto.  Todos necesitamos de la gracia de Dios para poder ser perdonados.  Pero es sumamente importante entender por qué línea debemos caminar.  No podemos caer en malas acciones pues nuestro corazón debe buscar obedecer y permanecer en Dios.  Por el otro lado, tampoco debemos estar juzgando y señalando a aquellos que se equivocan porque nosotros mismos nos estamos condenando.  ¿Lo puedes ver?  Es una línea delgada por la que podemos y debemos caminar.  Es, de cierta manera, un punto medio o de equilibrio donde entendemos que los principios de Dios deben dirigir nuestra vida, promovemos ese estilo de vida entre nuestros hermanos, exhortamos a no estar fuera de Su palabra y nos mantenemos fuera de juicios y condenaciones entendiendo que si fuimos rescatados es por pura misericordia del Señor.  Diótrefes estaba haciendo mal las cosas.  A tal grado que Juan quiere llamarle la atención.  Nosotros, como cuerpo de Cristo, debemos procurarnos los unos a los otros.  Debe preocuparnos el ver a un hermano que se aparta del Señor.  Debe preocuparnos ver a un hermano haciendo algo incorrecto.  No podemos decir “cada quien su vida”.  No podemos caer en “la tolerancia”.  ¡No!  Son nuestros hermanos y debemos exhortarnos los unos a los otros.  En amor.  En oración.  Con el afán de dar gloria al Señor y no sentirnos “superiores”.  ¡Ese es el amor que tanto nos promovió Juan en su primera carta!  Podría escribir sobre Diótrefes y criticar sus conductas.  Sería muy fácil.  Pero no le veo el sentido ni creo que aprenderíamos nada para crecer espiritualmente.  Por el contrario, veo oportunidad en la reacción de Juan al decir: le voy a llamar la atención cuando lo vea.  No está creando chismes, criticándolo o hablando mal alrededor de él.  Está señalando un problema real acerca de su actitud.  Advierte a Gayo y explica que tomará cartas en el asunto.  Preocupémonos por nuestros hermanos en la fe.  Oremos los unos por los otros.  Sigamos el ejemplo de Juan.
Oración
Señor: te pido perdón por mis pecados y en especial por no preocuparme por mis hermanos en la fe.  Hoy entiendo que en ocasiones he preferido que cada quien viva su vida o por otro lado simplemente he juzgado.  Te pido que pongas en mi corazón la carga y preocupación por el crecimiento espiritual de mis hermanos.  Te pido que pongas amor en mí para con ellos para no juzgarlos y llenarlos de ánimo para seguir tu camino.  Padre, no dejes de transformar mi vida y guíame en todo momento.  En el nombre de Jesús.  Amén

29 ene 2014

3 Juan 1:5-8

Querido hermano, te comportas fielmente en todo lo que haces por los hermanos, aunque no los conozcas.  Delante de la iglesia ellos han dado testimonio de tu amor.  Harás bien en ayudarlos a seguir su viaje, como es digno de Dios.  Ellos salieron por causa del Nombre, sin nunca recibir nada de los paganos; nosotros, por lo tanto, debemos brindarles hospitalidad y así colaborar con ellos en la verdad.



¿Qué es lo que Gayo estaba haciendo?  ¿De qué testimonio hablan?  Dice la biblia que ayuda a personas en su viaje y que brinda hospitalidad.  Leyendo algunos comentarios bíblicos, sugieren que se refiere a los misioneros que pasaban por donde Gayo vivía y él los acogía.  ¿Por qué sobresale su obra?  Porque al parecer iba más allá de lo normal.  Daba ese “paso extra”.  Probablemente Gayo no solo recibía en su casa a aquellos que vivían del evangelio.  Seguramente les daba de comer, les recibía con gozo, les ayudaba a lo que necesitaran y buscaba colaborar con ellos en llevar el mensaje de Cristo.  Fielmente hacía esto no solo con aquellos misioneros que le caían bien.  No.  Incluía personas que no conocía.  La iglesia se percató de este hombre que estaba haciendo algo extraordinario.  Te lo repito: un hombre común y corriente, como tú y como yo, haciendo cosas extraordinarias para el Señor.  ¿Cuál es la base o principio que Gayo siguió?  El ejemplo de Jesús lavando los pies de sus discípulos.  Comprendió que servir es mejor que ser servido.  Llegó a tal grado su servicio, que la congregación entera notó el trabajo que estaba realizando y fue causa de comentarios y exaltación.  ¿Qué estamos haciendo hoy en día?  ¿De qué forma estamos sirviendo al Señor para que la gente hable?  Tal vez estamos dormidos.  Tal vez estamos demasiado cómodos así como estamos.  ¿Necesitamos que pase algo en nuestras vidas para sacudirnos esa comodidad?  ¿No podemos salir hoy y pedirle al Señor que nuestra vida sea como la de Gayo?  Hoy quiero animarte a llevar una vida de servicio.  Una vida que transforme otras vidas y lleve bendición.  Una vida que no mire por lo suyo sino por las cosas de su Señor.  Una vida que será señalada, cuestionada y criticada, es normal, el mundo no entiende las cosas de Dios, pero finalmente con la dirección puesta en Jehová y siendo un canal para que sus bendiciones lleguen a más personas y su evangelio anunciado en todo momento.  ¿Lo puedes ver?  Ese es el estilo de vida que debemos buscar.  ¡Ese es el ejemplo que nos dejó Jesús!  Él entregó su vida por nosotros.  No dejó nada sin entregar.  Mientras tanto, tú y yo queremos quejarnos por esto o aquello.  Nos gustaría que las cosas fueran diferentes en tal o cual situación.  Sí, entiendo que hay momentos difíciles, sin embargo, debemos poner nuestras prioridades a la luz de la biblia y no de nuestra perspectiva.  De esta manera, Dios realmente toma el trono de nuestra vida y las decisiones que tomamos serán basadas en Su voluntad.  Medítalo.  No dejes que este mensaje se quede ahí sin impactar tu vida.  Es tiempo de actuar.  ¿Qué estás esperando?

Oración

Señor: te doy gracias por el gran ejemplo de Gayo y sobre todo por el maravilloso y perfecto ejemplo de Jesús.  Me lleno de gozo al saber que mi vida tiene sentido al seguirle y buscar imitarle.  Te pido perdón pues sé que he estado apagado y dormido.  Hoy entiendo que puedo servirte y crear un gran impacto con los demás y todo para tu gloria.  Yo te pido que transformes mi corazón y que mi vida sea de servicio a Ti.  Te pido que, así como Gayo, aprenda a ir más allá de lo normal o lo necesario.  Te pido que piense primero en Ti y me goce en servir.  Señor: heme aquí dispuesto a entregarte mi vida.  Guíame.  Te lo pido en el nombre de Jesucristo.  Amén.

28 ene 2014

3 Juan 1:1-4

El anciano, al querido hermano Gayo, a quien amo en la verdad.  Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente.  Me alegré mucho cuando vinieron unos hermanos y dieron testimonio de tu fidelidad.  Nada me produce más alegría que oír que mis hijos practican la verdad.




Necesitamos a muchos Gayos en este mundo.  Son aquellos que, sin darse cuenta, nos sirven de ánimo y dirección en nuestra vida espiritual.  Muchas veces no son aquellos que predican ni hablan mucho.  Simplemente son fieles y aman al Señor.  No pienses que todos tenemos que estar predicando y todos tenemos que estar al “frente” de las cosas.  No.  Somos un cuerpo y cada miembro tiene una función distinta a realizar.  Cada uno de nosotros fue creado específicamente por el Señor para poder desarrollar ciertas cosas que otros no podrán.  ¿Quiere decir que debo encontrar mis virtudes?  No necesariamente.  Recuerda que el poder del Señor se manifiesta en nuestra debilidad.  Así que, por el contrario, es posible que la manera en que más impacto tengas en tu testimonio, sea a través del trabajo y desarrollo de tus debilidades.  Por ejemplo, tal vez tengas problemas con tu matrimonio.  Si reconoces tus debilidades para poder salir adelante y permites que el Señor trabaje contigo, en el futuro, tu testimonio será como el de Gayo.  Será utilizado para que otras personas tomen esperanza que la vida en Cristo puede restablecer también sus matrimonios.  Tal vez tu testimonio sea por el lado laboral.  Tal vez has perdido a un ser querido y el Señor te ha sacado adelante.  La carta de Juan no nos dice exactamente lo que Gayo vivió.  Simplemente nos habla de su gran testimonio y amor por permanecer en la verdad. 
Espero que hoy puedas abrir los ojos a la importancia que tiene tu testimonio y tu vida en general.  Todo lo que haces los demás lo ven.  Insisto, las acciones más sencillas pueden servir para gloria a Jehová.  Uno nunca sabe cómo será utilizado para dar gloria a Dios.  Lo que sí sabemos es que hoy podemos decidir por Él y para Él.  Estoy convencido que, así como Juan se goza de ver a sus discípulos creciendo y permaneciendo fieles a la verdad, nuestro Dios también se llena de gozo al vernos en este camino.  No te desanimes.  Recuerda que tenemos una batalla que no es de carne y sangre sino contra principados, potestades, gobernadores de tinieblas y huestes espirituales (Efesios 6:12).  Esta batalla es real así como el testimonio que das cuando te mantienes firme.  Gayo fue un gran hombre de Dios.  No sabemos exactamente cuáles fueron sus obras.  Solamente sabemos que ponía en práctica los mandamientos.  Esto fue suficiente para que su ejemplo quedara registrado en la biblia.  Hoy quiero que sepas que con tu vida puede ser igual.  Puedes servir de gran ejemplo para todos los que te rodean.  El Señor puede gozarse al verte permanecer en su palabra.  ¿Qué tienes que hacer?  Simplemente entregar tu vida a Él y buscar servirle y obedecerle en todo lo que hagas.  Eso es lo que hizo Gayo y llevó bendición a los que le rodeaban.  Hagamos lo mismo.

Oración

Señor: gracias por la vida de aquellos que me han motivado a seguir en mi crecimiento espiritual.  Te pido por sus vidas y sobre todo porque sigan creciendo en Ti.  Hoy quiero entregarte mi vida y pedirte que pueda servir de testimonio a otros así como lo hizo Gayo.  Te pido que mi vida sea agradable a Ti.  Te pido que mi vida tenga el propósito de servirte y ser bendición para los que me rodean.  Abre mis ojos y permite que entienda en dónde y cómo quieres que te sirva mi Señor.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén