Vistas de página en total

24 nov 2015

Salmos 20:3-4

Que se acuerde de tus ofrendas, que acepte tus holocaustos.  Que te conceda lo que tu corazón desea; que haga que se cumplan todos tus planes. 



Desde que nacemos, lo único que hacemos es buscar que nuestras necesidades sean satisfechas.  Como padres, tratamos de proveer y proteger pero pocas veces nos acordamos de enseñar a nuestros hijos a dar y darse a los demás.  En menor o mayor escala, cada uno de nosotros crece pensando más en uno mismo que en el prójimo.  Cuando tenemos un encuentro con Jehová y entendemos que no se trata de nosotros sino de él, entramos en un conflicto para comprender lo que está pasando. 
Este pasaje puede ser utilizado incorrectamente y por ello debemos estudiarlo minuciosamente.  Si bien, Dios quiere bendecirte, tampoco hará algo que sea malo para tu vida.  Si tu hijo te pide algo que le hará daño, sabes que le vas a negar esa petición.  No porque no quieras bendecirlo sino porque sabes qué es lo mejor para él.  De igual forma sucede con nuestro Padre Celestial.  ¿Cómo va a darnos de aquello que va a entorpecer nuestra comunión con él?  ¿Cómo va a darnos algo que destruya nuestra vida?  La biblia nos dice en Jeremías 17:9 que el corazón es engañoso y perverso.  Y en este salmo se nos dice que Dios conceda lo que hay en nuestro corazón.  ¿Cómo es posible?  La respuesta la encontramos en Ezequiel 36:26 que dice: Os daré corazón nuevo y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne.  En Juan capítulo 3 nos enseña Jesús que debemos nacer de nuevo de agua y del Espíritu.  Cuando uno se encuentra con Jehová, reconoce que él es Señor y Salvador, que uno es pecador y necesita de su perdón, la biblia nos dice que él nos perdona, nos da un corazón nuevo y su Espíritu viene a morar en nosotros.  En ese momento te conviertes en una persona nueva.  Por eso la gente que da su testimonio dice: me convertí.  Porque el Señor nos convierte en un nuevo ser. 
Ahora sí podemos entender los dos versículos de hoy.  Es importante notar que primero habla de las ofrendas y el sacrificio y posteriormente que se conceda lo que hay en tu corazón.  Al ser rescatados de las tinieblas, comprendemos que debemos dar diezmos y ofrendas a nuestro Dios pues Cristo ya ha sido el holocausto perfecto.  Primero debemos hacer una pausa en nuestra vida.  Dejar que el Señor examine lo que hay en nuestro corazón, en nuestros pensamientos, en nuestros deseos.  Poner todo tu ser a la luz del Señor.  Así nos damos cuenta del amor tan grande del Padre.  De su gracia.  De su paciencia.  De su misericordia.  A través de las ofrendas y el diezmo, le regresamos una pequeña parte de lo que él nos ha dado, reconociendo y recordando alegremente que él es el proveedor.  Una vez que has hecho esto, tu corazón está en línea con él y lo que pidas será agradable a sus ojos pues pedirás conforme a Su voluntad y no a la tuya.  Entonces sí: que conceda lo que hay en tu corazón y se cumplan tus planes.  ¿Lo puedes entender?  No se trata de salir y pensar que Dios nos cumple cualquier capricho o deseo.  No está para servirnos.  Es cuando nosotros, humillándonos y reconociéndole, venimos a él y ponemos Su voluntad, Sus planes y Su sabiduría por encima de nosotros y pedimos para que se haga su voluntad en nuestra vida.  Todo esto va en contra de lo que aprendimos desde niños.  Por eso es necesario nacer de nuevo.

Oración

Señor: quiero nacer de nuevo.  Quiero tener un corazón de carne y no de piedra.  Quiero vivir en tu luz y salir de las tinieblas.  Quiero dejar de ser esclavo del pecado.  Reconozco que eres mi Salvador y que Cristo murió para pagar por mis pecados.  Te pido que tu Espíritu viva en mí y pueda estar alineado conforme a tu voluntad para que mis ofrendas y peticiones de mi corazón sean siempre agradables a Ti.  Gracias Señor.  Gracias por tu infinito amor y tu paciencia inagotable.  En Cristo Jesús.  Amén.

23 nov 2015

Salmos 20:2

Que te envíe ayuda desde el santuario, que desde Sion te de su apoyo. 



El versículo 1 dice: que Jehová te oiga y defienda.  El versículo 2 nos dice: que te envíe ayuda y apoyo.  Santiago 4:3 dice: Pides y no recibes porque pides mal pides para satisfacer tus propias pasiones.  El pasaje de Santiago tiene que ir de la mano con el Salmo que estamos estudiando el día de hoy.  ¿Por qué?  Porque tenemos que aprender a pedir la ayuda correcta.  Te lo repito.  Es necesario que aprendas a pedir lo que realmente necesitas y no lo que tu carne y deseos te están pidiendo.  ¿Qué ayuda vas a pedir si no sabes lo que necesitas?  Por ejemplo: si tienes un problema económico, ¿vas a orar porque Dios traiga más dinero?  Cristo nos dice en Mateo capítulo 6 que no debemos preocuparnos por lo que habremos de comer o vestir pues nuestro Padre sabe de nuestras necesidades.  Si caemos enfermos ¿debemos orar por la salud?  Si estamos atravesando un momento difícil, ¿debemos orar para que se resuelva?  La respuesta no es mi opinión sino que el mismo Jesús nos la da en Mateo capítulo 26 diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero sino como Tú.  Uno puede y debe orar al Señor exponiendo todos sus sentimientos.  Dile que estás cansado.  Dile que te sientes abatido.  Dile si te sientes solo o triste.  ¡Habla con él!  No dejes de estar en comunión con Jehová.  Lo que debemos aprender con el pasaje de hoy, es qué tipo de ayuda debemos pedir pues estamos convencidos que él nos quiere ayudar.  A veces nos quedamos envueltos en el problema y se nos olvida que para El no hay ningún problema que no pueda resolver.  En lugar de pedir para que haya salud, uno puede decir: Padre, gracias por recordarme lo frágil que soy y lo rápido que puedo perder la salud.  Si es tu voluntad te pido pueda recuperar mi salud pues yo ya no puedo más.  Mientras tanto, te pido que abras mi entendimiento para cambiar mi carácter y escuchar mejor tu voz.  Te pido pueda aprender a servirte a través de esta situación y que siempre tu nombre sea exaltado.  Que la gente pueda ver que tengo esperanza, fe y gozo sin importar las calamidades.  Te pido que sea un rayo de luz para todos los que viven en tinieblas.  Padre, te pido que pueda dejar de pensar en mí y en mis dolores y pueda pensar en los demás y cómo compartir que este tiempo es pasajero y que Tú tienes cuidado de mí.  ¿Te das cuenta de la diferencia?  La salud no es lo importante.  Lo que hacemos mientras estamos enfermos y cómo respondemos es lo que realmente importa.  Entonces, ¿qué tipo de ayuda debemos pedir y esperar del Señor?  Simple: paz, amor, consuelo, esperanza, gozo, certeza, confianza, descanso y alegría.  Todo esto no lo puedes encontrar en ningún lado más que en Dios.  A mi parecer, esta es la ayuda que debemos pedir.  Esta es la ayuda que debemos perseguir.  ¿Para qué pedir por soluciones terrenales cuando tenemos a nuestro Padre Celestial?  Mejor pidamos para que la ayuda sea espiritual y nuestra vida sea de verdadero servicio a Jehová.
Cualquier situación que estés atravesando el día de hoy, le pido al Señor que te envíe su ayuda.  Que te llene de Él.  Que inunde tu vida con su paz.  Que abunde la esperanza en ti y puedas descansar confiado en que Él es la roca.

Oración

Padre: necesito tu ayuda.  Gracias por mostrarme cómo pedir correctamente y decirme que estás al pendiente de mí.  Te entrego mis problemas.  Te entrego mi vida.  No quiero caer envuelto en el día a día y en las circunstancias sino quiero vivir confiado en Ti y servir como un canal de esperanza para todos los que me rodean.  Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amén.

18 nov 2015

Salmos 20:1

Jehová te oiga en el día de conflicto; el nombre del Dios de Jacob te defienda.




Cuando atravesamos una situación difícil, pareciera que todo está nublado.  Pareciera que nuestras oraciones no se escuchan como antes.  Hay tanto “ruido” en nuestras vidas que nos abruma todo lo que sucede.  Pero el Señor no es ajeno a todo lo que está pasando y mejor aún, no ha dejado de escuchar cada una de tus oraciones.  Te lo repito, Dios no ha dejado de escuchar una sola palabra que has clamado a él.  El salmo de David empieza justamente recordando este principio: Dios nos escucha en nuestros días de conflicto.  No importa qué tan grave sea la situación, él te está escuchando.  Satanás, por el contrario, quiere hacerte pensar que Dios se ha olvidado de ti.  Quiere hacerte pensar que no eres tan importante para él.  Quiere confundirte para que dejes de orar pensando que no tiene sentido.  Tal vez hoy te encuentras en este estado.  Debes saber que nuestra batalla es espiritual.  Debes saber que el diablo existe y quiere eliminar tu comunión con Jehová.  Así, cuando tienes esto presente y atraviesas un momento en el que sientes que tus oraciones no son escuchadas o que no eres nadie para Dios, puedes recordar que es Satanás queriendo engañarte y que la realidad es que el Señor está a tu lado, amándote como un padre amoroso y queriendo protegerte en todo.  Personalmente he tenido varios momentos así.  Instantes en los que sé que debo orar y ponerme en comunión con mi Padre pero por alguna razón me siento triste o abatido y pienso que no debo hacerlo.  Siento que los problemas son muchos y que no tiene sentido orar.  Gracias a Dios por la vida de mi esposa que me recuerda que debo orar y ponemos en práctica el pasaje de hoy confiando plenamente en que nuestra oración será escuchada y el Dios de Jacob vendrá a defenderme.  ¡Esto es maravilloso!  Si realmente conoces a Dios y has entregado tu vida a él, sabes perfectamente de lo que estoy hablando.  De lo contrario, estarás pensando qué son estas palabrerías.  Sea que estás de un lado o del otro, quiero enfatizar la importancia de tener muy claro y presente este principio: sin importar las circunstancias, Dios escucha tus oraciones.  Si tienes la buena costumbre de orar constantemente, te recomiendo que, cuando te encuentres en una situación complicada, dupliques o tripliques tus oraciones.  Jesús mismo nos repitió que no dejáramos de orar y nos dejó el ejemplo orando durante todo su via crucis e incluso segundos antes de morir.
Concluyendo, no dejes que Satanás te engañe.  Ora sin cesar confiado que cada palabra es escuchada por nuestro Padre Celestial.  Ora por tu relación con él para que no sea afectada ni te alejes por los problemas que atraviesas.  Ora para que cada momento de incertidumbre Él sea la roca que te sostiene.  Ora para que nunca dudes que Él escucha.  Ora para que siempre confíes que El te defiende.

Oración

Padre: no permitas que dude y piense que no escuchas mis oraciones.  Gracias por tu palabra y por mostrarme tu camino por encima de lo que Satanás quiere hacerme pensar.  No permitas Padre que me aparte de Ti y que las circunstancias me hagan pensar que no soy importante para Ti.  Te pido examines mi corazón y me des entendimiento para que sea más como Cristo y menos como yo.  Heme aquí Padre queriendo agradarte en todo lo que haga.  En el nombre de Jesús.  Amén