La película “El Padrino” es una de
mis favoritas. Toca temas demasiado
reales. Dinero. Poder.
Rencor. Pasiones. Egoísmos.
Odios. Fama. El hermano del personaje principal, se llama
Santino, y en él me quiero enfocar. Es el
primogénito y quien debe quedarse a cargo de la familia cuando muera el
padre. Constantemente vemos a su padre
calmándolo y regañándolo por hablar cuando debía callar, actuar cuando debía
esperar y dejar que sus impulsos dominaran sus pensamientos y acciones. Finalmente, termina siendo asesinado. La biblia nos dice en este salmo: no seas
como el caballo que no tiene discernimiento y necesita brida y freno para ser
guiados. Piensa en esto por un
momento. Si bien, hay personalidades que
son más o menos parecidas a Santino, cada uno de nosotros tenemos algo de él en
nosotros. A veces guardamos
rencores. A veces herimos con nuestras
palabras. A veces actuamos sin pensar. Dios te está hablando el día de hoy: escucha
mis mandamientos; obedécelos y yo te protegeré.
De hecho, una y otra vez leemos en la biblia que nuestro deber no es
preocuparnos por el trabajo, la comida, el vestido ni nada sino por obedecer al
Señor. Te lo repito: obedecer a Jehová. Mientras nosotros pensamos que debemos hacer
y deshacer, Dios nos dice que esperemos, que Él tiene el control. Vuelve a leer el pasaje con
detenimiento. Trata de pensar en los
momentos que has cometido errores. Los momentos
que has desobedecido. Los momentos donde
hubieras necesitado tener una “brida y freno” para haber actuado
diferente. Ahora, es normal que
cometamos errores. Somos pecadores. Así nacimos.
Pero una vez que venimos a Dios, debemos abrir los ojos y comenzar a
cambiar. Si pones atención, el pasaje
nos dice que primero debemos ser instruidos, luego seguir el camino y
finalmente Él velará por nosotros. Dicho
de otra forma, tenemos dos opciones: ser como un animal salvaje que no escucha
ni ton ni son o dejar que el Señor nos instruya, guíe y proteja. ¿Lo estás entendiendo? No es fácil.
Nuestro yo es fuerte y no nos gusta renunciar a nosotros mismos. Este principio es sumamente fácil de leer y
sumamente difícil de llevar a cabo. ¿Por
qué? Porque significa renunciar a uno
mismo y dejar que Jehová tome control.
Dios nos instruye que amemos a nuestro prójimo. Nuestra carne nos dice que guardemos
cualquier agravio y no olvidemos quién lo hizo para que no nos vuelvan a
lastimar. Dios nos dice que aborrece el
divorcio mientras que nuestra carne nos hace pensar que “escogimos” mal y que
debe haber otra persona que es la correcta.
Dios instruye y a nosotros nos corresponde tener fe y obedecer. No podemos pasar a la bendición y protección
del Señor sin antes pasar por la fe y la obediencia.
Toma un momento nuevamente para
hacer una pausa y cuestiona si tienes fe, estás obedeciendo y recibiendo la
bendición y protección de Dios.
Oración
Padre: perdóname. He sido desconsiderado y rebelde. He dejado que mis impulsos dominen mi vida y
hoy entiendo que no han traído nada bueno.
Te pido que seas el freno y brida de mi vida para que pueda estar
siempre en tu camino y en tu voluntad. Instrúyeme. Abre mis ojos, mi mente y mi corazón para
escuchar tu palabra y dejarte transformar mi vida. No quiero ser un necio. Ven a mi vida y llénala Señor. Te lo pido en Cristo Jesús. Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario