Vistas de página en total

3 dic 2018

Salmos 34:5 Radiantes están los que a Él acuden; jamás su rostro se cubre de vergüenza.

La iglesia a la que acudo con mi familia se encuentra ubicada en una zona muy bonita, pero para llegar, hay una calle que tiene lugares de strip tease y sex shops. ¿Sabes por qué te lo platico? Porque estos lugares son oscuros. No son como otras tiendas donde los aparadores son visibles y todo tiene luz para invitarte a entrar y explorar.  Honestamente no se si exista una ley que les exija estar así, lo que sí sé es que muchos de los que van no quieren ser vistos y prefieren esa oscuridad.  El pecado nos gusta mantenerlo “escondido”.  Nos gusta pensar que nadie nos ve y que por esa razón no es tan grave.  Hace tiempo que iba al aeropuerto en la Ciudad de México recuerdo que vi un Motel que me llamó la atención la entrada pues estaba diseñada de una manera peculiar para que no se viera bien quién entra o sale. Oscuridad.
Vuelve a leer el pasaje.
Habla de luz. Radiantes.  Jamás cubren su rostro.  Dios es Luz. Nuestro pecado es oscuridad y muerte. ¿Puedes ver la diferencia tan radical? Ahora, puede ser que tú no vayas a ningún lugar de los descritos anteriormente y pienses que estás bien.  Pues déjame decirte que no.  Todos somos pecadores y por ello vino Cristo a morir por nosotros.  A nosotros nos corresponde aprender a exponer ese pecado y entregárselo a Jehová.  Tal y como lo describe el versículo de hoy. ¡Jamás se cubre su rostro de vergüenza porque ya le han confesado y pedido perdón al Señor!  ¿Cómo lo sé?  Fácil. Habla primero sobre la felicidad que tienen de acudir a Dios.  Uno no acude a Dios mientras guarda pecados.  Sabes perfectamente que a El no lo engañas.  Por eso prefieres quedarte lejos.  Así como Adán y Eva se escondieron al descubrir lo que hicieron, nosotros también tenemos esa reacción inmediata de evasión y querer encubrir lo que hicimos.  ¡Pero Dios!  ¡Pero Dios en su infinita misericordia nos busca!  Con amor.  Paciencia. Nos llama y pregunta dónde estamos. ¡Él quiere vernos radiantes!  ¡Él quiere verte gozoso y de frente!  Nosotros somos los que nos escondemos por no querer exponer nuestro pecado y pedir perdón.  Piénsalo. Preferimos la oscuridad.  ¿Por qué?  No lo sé pero no tiene sentido.  Por eso es importante leer y estudiar la Biblia.  Para encontrarnos con versículos como el de hoy que nos guían a salir de esa oscuridad.  Que nos llenan de fe para entender que la felicidad está en exponer y traer al Señor lo que tanto pensamos que debemos cubrir.  Mientras no lo hagamos, Satanás se aprovecha aplastándonos y haciéndonos sentir que no valemos y que no tenemos derecho a que Dios nos ame.  ¡No lo permitas!  No hay ningún pecado que sea más grande que el sacrificio que realizó Cristo.  ¿Quieres vivir radiante y sin vergüenza?  Acude a Jehová.  Dobla tu rodilla.  Pide perdón. Abre tu corazón y deja que entre Su luz para que llene todo tu ser de su amor y perdón.  La felicidad no está en la oscuridad sino en la luz.  En Su luz.

Oración
Padre: perdóname. Vengo a tus pies para que alumbres mi interior y quites toda esa oscuridad que me está destrozando por dentro.  Dale sentido a mi vida y recíbeme pues no tengo a dónde ir.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

19 nov 2018

Salmos 34:4 Busqué al Señor, y Él me respondió; me libró de todos mis temores.

Para mí, una de las mejores enseñanzas de la Biblia es la historia del éxodo.  Cada detalle, cada queja de los israelitas contra Moisés y contra Dios, cada milagro realizado por Dios me hace identificarme perfectamente con mi vida. ¿Cuántas veces has necesitado ayuda? Personalmente muchas.  ¿Cuántas veces la has buscado en todas partes menos en Dios y simplemente no encontraste paz?  No dije una solución sino paz.  Pienso, por ejemplo, en el momento en que los israelitas llegan al mar Rojo y tienen al ejército detrás de ellos.  ¿Cuántas personas se habrán quejado de su situación?  ¿Cuántos habrán tenido coraje de haber tomado la decisión de salir de Egipto y ahora morir en el desierto?  ¿Cuántos habrán pensado que ahí terminaría todo?  Nosotros sabemos cómo termina esa historia: con uno de los milagros más impresionantes que se han registrado.  Lee el versículo nuevamente.  Busqué al Señor y Él me respondió.  ¿Qué haces cuando el miedo o la incertidumbre te atacan?  ¿A quién buscas cuando las cosas no son como quisieras? ¿Sabes?  Dios está ahí.  Disponible. Esperando que abras tu corazón, que lo busques y le digas cómo te sientes y que necesitas de su amor y su paz. Toma un momento para meditar en tu vida y lo que está pasando a tu alrededor.  ¿Cómo está tu matrimonio?  ¿Cómo está tu relación con tus padres o con tus hijos?  ¿Cómo están tus familiares y seres queridos contigo? Tal vez Dios está queriendo cambiarte y no lo estás dejando.  Busca a Dios y Él te responderá librándote de todos tus miedos.  Ojo, no te responderá como tú consideres que sea la mejor solución sino conforme a Su voluntad.  Ahora. ¿Qué significa buscar a Dios? Significa orar, cantar alabanzas y buscar estar en su presencia.  ¿Qué significa: me respondió?  Significa que, al leer la Biblia, al escuchar alguna predicación, al platicar con algún hermano en Cristo o cualquier otra forma de referencia a Su palabra, te guían a un entendimiento de cómo abordar tu situación.  Entonces, cuando buscas a Dios, ¡Él responde y quita todos tus temores! ¿No te parece increíble?  ¡Lo es!  El problema es que lo olvidamos muy rápido.  Por eso me identifico tanto con la historia del éxodo.  A penas se mostraba Dios con un milagro y ya estaban haciendo algo que estaba mal.  ¡Así soy yo también!  Se encarga Dios de abrir una puerta donde no había, me lleno de gozo y fuerza para después volverme a angustiar por otra circunstancia.  ¡No está bien!  Pero no podemos cambiar con buenos deseos.  Uno solamente cambia tomando acción.  Orando más. Leyendo más la Biblia o libros que estén relacionados.  Compartiendo nuestra vida y problemas con gente que nos guía a la voluntad de Dios. Y, por último, teniendo un corazón humillado y agradecido por la oportunidad de ser moldeados a la imagen de Cristo.
Lo que sea que venga a tu vida.  Lo que sea que robe tu paz y te llene de temor e incertidumbre, no puede ser más grande que Jehová.  Búscalo. Abre tu corazón.  Escucha.  Deja que Él te libre.

Oración
Señor: líbrame de mis temores.  No dejes que me aplasten.  No dejes que roben mi esperanza.  Creo en Ti. Confío en Ti.  Lléname de tu Amor y tu Paz y no permitas que me aparte de Ti. Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén 

16 may 2018

Salmos 34:1-3 Bendeciré al Señor en todo tiempo; mis labios siempre lo alabarán. Mi alma se gloría en el Señor, lo oirán los humildes y se alegrarán. Engrandezcan al Señor conmigo; exaltemos a una su nombre.

La vida está llena de ciclos.  Alzas y bajas.  Bajas y alzas.  Una y otra vez se repiten esos ciclos que van moldeando nuestro carácter.  Este mismo pasaje lo puedes leer mientras te encuentras fuerte en la fe, caminando pegado al Señor pero con circunstancias muy adversas o al contrario, con todo en orden y marchando viento en popa.  Dependiendo tu situación, traerá un significado muy especial para tu vida escuchar a David decir estas palabras.  Cuando estamos arriba, nos refuerza el camino por el que vamos.  Cuando estamos abajo nos recuerda hacia dónde nos dirigimos.  Vuelve a leer el pasaje.  “Bendeciré todo el tiempo al Señor”.  En las buenas y en las malas.  Si todo va bien, resulta más fácil digerir estas palabras pero, cuando todo es complicado, cuando estás atravesando enfermedad, escasez, la muerte de un ser querido, la pérdida de tu estabilidad, no es igual.  Bendecir y agradecer a Dios cuando las cosas están de cabeza no resulta natural.  Si lo piensas, ¡es una locura!  ¿Cómo agradecer que las circunstancias estén así?  Yo prefiero la salud a la enfermedad.  Prefiero la abundancia a la escasez, la estabilidad a la inestabilidad y así la lista continúa.  Pero cuando estudiamos la biblia, nos damos cuenta que nos enseña a gozarnos y llenarnos de paz sin importar lo que estemos viviendo.  Tal vez acabas de recibir una noticia difícil.  Tal vez no puedes tener hijos.  Tal vez no encuentras una pareja adecuada.  Tal vez estás pensando quitarte la vida.  Estás leyendo esto porque Dios te está hablando.  Dios te está buscando.  No es coincidencia.  No es fortuito.  Es totalmente diseñado y planeado por el Señor para que, en este momento estuvieras leyendo esto.  Justo en el momento que tenías que escucharlo.  Vuelve a leer el pasaje detenidamente.  ¿Está tomando más forma?  Tal vez el versículo dos te ayude: los humildes lo escucharán y se alegrarán. ¿Cómo puedo bendecir a Dios cuando me gustaría que las cosas fueran diferentes?  Simple: cuando nos humillamos, doblamos nuestro orgullo y humildemente nos acercamos al Todopoderoso para confesar que no podemos más y estamos en sus manos; para confesar que confiamos en Él y que no nos queremos apartar, cuando transformamos nuestra mente y corazón para dejar que estén alineadas con la voluntad del Señor, es ahí, justamente en ese lugar, donde el gozo abunda. Donde la paz llena cualquier cavidad. Donde el amor de Dios se derrama sin restricción.  ¿Ahora sí te hace sentido?  Por esta razón el versículo tres concluye exaltando a Jehová.  
Ciclos.  Una y otra vez se repiten.  Lo importante es tu actitud ante ellos.  ¿Dejas que Dios vaya moldeando tu carácter y tu vida cada vez representa más el ejemplo de Cristo o todo lo contrario?  ¿En dónde estás y hacia dónde vas?  Dios tiene caminos que nunca imaginamos y mucho mejores que los nuestros.  ¿Crees esto? Entonces, camina bendiciendo y exaltando a Dios porque las circunstancias no dictan tu estado de ánimo sino Dios y tu confianza en Él.

Oración
Padre: gracias. Gracias por hablarme en el momento correcto.  Gracias por traer sentido y dirección a mi vida.  Gracias por mostrarme lo apartado que estoy de Ti cuando quiero hacer y resolver las cosas a mi forma y a mis gustos.  Perdóname.  Vengo humillado ante Ti para pedirte perdón.  Para confesar que creo en Ti.  Creo en tus promesas.  Creo que eres verdad y real.  Señor: toma mi vida y no permitas que me aparte de Ti.  Transforma mi mente.  Transforma mi carácter.  Transforma mi corazón.  Transfórmame para que cada día te bendiga y exalte sin importar lo que suceda.  En Cristo Jesús.  Amén

1 mar 2018

Lucas 19:5-7 Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Entonces él descendió aprisa y le recibió gozoso. Al ver esto, todos murmuraban diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador.

Después de mucho tiempo de no escribir, decidí regresar con este pequeño pasaje.  Zaqueo.  Un hombre que sabía que no había hecho bien las cosas, se había enriquecido a costa de sus compatriotas y de cierta manera los había traicionado tomando el lado de los romanos.  Tal vez tomó dinero para sí pues menciona el pasaje que era rico y el mismo Zaqueo le propone a Jesús devolver el dinero a los que haya defraudado.  Piensa en esto por un momento: ¿Qué quiere Dios que aprendamos?  ¿Que es malo traicionar?  ¿Que es malo ser recolector de impuestos?  Personalmente creo que la historia nos enseña la vida de un pecador que busca ser redimido.  Es decir: la vida de todos los que estamos en esta tierra.  ¿Pero por qué escogí este pasaje en particular?  Por la reacción de la gente cuando Jesús le dice que irá a su casa.  Murmuran.  Critican.  Señalan.  Juzgan.  Para mí, ¡esa es la parte importante de la historia!  Por alguna razón es fácil pensar que eres una buena persona o no tan mala, que siempre estás del lado de los que critican y señalan, pero nunca eres el señalado.  Todo este tiempo que no he escrito y que Dios ha seguido trabajando en mi vida, lo puedo reducir en este principio: todos necesitamos de la misericordia de Dios.  ¡Cuántas veces he tenido que pedir perdón!  Definitivamente muchas.  Y seguiré haciéndolo pues el objetivo es Cristo y esto es solamente parte del camino mas no el final.  No eres una buena persona.  No importa que te conozca o no.  No eres una buena persona.  Ni tú, ni yo.  No somos buenas personas y es sumamente importante entenderlo y reconocerlo pues solamente así podemos acercarnos al Señor y buscar su gracia y su misericordia.  De lo contrario, pensamos que Dios es solamente un elemento más o un extra a todo lo bueno que venimos haciendo.  ¿Te das cuenta?  La historia de Zaqueo es mi historia.  Un pecador que escuchó de la palabra de Dios y se fue interesando poco a poco hasta que un día, supo que Jesús ofrecía perdón y gracia y no tuve más opciones que correr y tomar esa oferta sin dudar.  Arrodillado.  Doblando mi corazón.  Dando gloria a Jehová.  ¿En dónde estás parado?  ¿Eres de los que señala y juzga?  Peor aún, ¿criticas a los que quieren acercarse a Dios y siguen cometiendo errores?  ¿Crees que eres una buena persona?  Espero que con este devocional puedas entender que no se trata de ser una buena o mala persona sino de entender que nuestro pecado nos pone a todos en la misma situación: muerte y separación de Dios.  No hay absolutamente nada que puedas hacer para cambiar esto.  Sin importar la cantidad de labor social que hagas.  Sin importar que nunca hayas mentido ni cometido algún crimen.  Todos hemos sido destituidos de la gloria de Dios y necesitamos reconciliarnos con el Padre a través de su Hijo Jesucristo.  Piénsalo.  ahora toma una decisión.

Oración



Señor: vengo a poner mi vida ante tus pies.  Vengo a pedirte perdón.  Vengo a pedir misericordia.  No soy una buena persona.  No soy digno de Ti.  Te pido que perdones mis pecados y pueda ser reconciliado con el Padre.  Te pido que abras mi corazón y lo transformes para no seguir comportándome como antes.  No quiero seguir señalando.  No quiero seguir criticando.  Quiero cambiar y te pido que hagas un milagro en mi vida y me renueves y transformes.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén