Todo esto lo escribo porque el versículo de hoy nos habla de una fuente de la vida. El pasaje nos habla de luz para ver la luz. Dios nos dice en Apocalipsis 21:6 que Él es el agua de la vida. ¡Es la única forma de saciar nuestro interior! ¡Es la única forma de saciar nuestros vacíos! ¡Es la única forma de saciar nuestros deseos!
Una casa más grande no es la solución para que seas feliz. Más dinero no te dará esa paz que tanto anhelas. Una pareja no hará que las cosas mejoren. ¡Por eso dice el dicho que el pasto o jardín del vecino siempre se ve más verde!
La vida plena no está en las cosas de este mundo sino en Dios… Piénsalo.
¿Cuántas veces has pensado que si logras esto o aquello tendrás paz? ¿Cuánto tiempo te duró esa paz? ¡Ahora piensa en cómo Dios puede traer paz a tu vida sin importar las circunstancias! ¿Cuántas veces has pensado que la vida no tiene sentido? Ahora lee y graba este versículo en tu corazón para que nunca olvides que a través de Dios podemos entender las cosas. Tu luz nos hace ver la luz.
Date cuenta que utiliza la palabra fuente. De una fuente nunca deja de brotar agua. De la misma forma, si quieres vivir, la única manera es que lo hagas conociendo más de Dios y, por consecuencia, viviendo en obediencia a Él mientras eres transformado. ¡Por eso la biblia nos dice que todo esto es locura para los que no creen! Resulta verdaderamente ilógico y contra nuestros deseos pero es la realidad. ¿Por qué crees que hay billonarios donando casi todo su dinero mientras que otros estamos queriendo ser más ricos? Porque ellos ya llegaron al punto máximo y se dieron cuenta que no sirve de nada. Además, entendieron que les da mayor beneficio utilizar su dinero y sus logros para servir a los demás que para servirse a sí mismos.
En esta vida podemos estar como los ratones corriendo y corriendo en esa rueda que nunca para ni llega a ningún lado o podemos bajarnos, disfrutar de lo que nos ha sido dado y servir a los demás. ¿Qué vas a decidir?
Oración
Señor: no quiero estar corriendo en otra dirección que no seas Tú. Corrige mis pensamientos. Corrige mis deseos. Dirige mi vida y no dejes de transformarme. Te lo pido en Cristo Jesús. Amén
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