Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He
aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y llamará su nombre Emanuel.
La Navidad ya pasó pero el mensaje sigue
siendo el mismo. No debes dejar que la
rutina vuelva a tomar control de tu vida y las ganas de buscar a Dios y
reencontrarte con él terminen el 26 de diciembre. El libro de Isaías fue escrito
aproximadamente 700 años antes de la venida de Cristo. ¡Setecientos años! Por lo menos unas seis generaciones tuvieron
que pasar para que se cumpliera esta profecía.
Mientras tanto, ¿qué hicieron los demás?
Esperar y confiar. Hoy ya sabemos
que la virgen sí concibió y Jesús vino al mundo. Hoy ya sabemos que Cristo es el Verbo y por
lo tanto Dios mismo confirmando el nombre de Emanuel que significa: Dios con
nosotros. Hoy la profecía ha sido
cumplida y resulta fácil verlo en retrospectiva. Sin embargo, hay más profecías y promesas que
no se han cumplido y debemos de velar todos los días hasta verlas
cumplidas. Incluso, puedo pensar en
algunas promesas que deberíamos tener presentes cada instante de nuestra vida:
Dios promete tener cuidado de nosotros y nos pide dejar de preocuparnos. ¿Realmente vives confiado? ¿En cuanto llega cualquier adversidad todo se
pone de cabeza y no sabes qué hacer? Insisto,
pasaron setecientos años para que la profecía que Isaías anunció se
cumpliera. ¿Cuánto estás dispuesto a
esperar para que Dios cumpla algo en tu vida?
¿Por qué dudas tanto? ¿Por qué
cuesta tanto trabajo dejar de preocuparnos y vivir confiados en Aquél que ha
vencido a la muerte? A mi parecer, la
respuesta es sencilla: todo se basa en nuestra comunión con él. Cuando llevas una vida en la que Dios es una
pequeña parte de tu día a día, cualquier situación que venga será causa de caos
y nerviosismo. No tienes una base sólida
para dar estabilidad a tus decisiones y tratas de salir adelante como
puedas. Tal vez te identifiques con este
tipo de vida. Sabes que Dios
existe. Crees en él. Sin embargo, no te interesa mucho conocer de
él. Tal vez atiendes los domingos a
escuchar algo de su palabra pero realmente no te interesa cambiar tu vida. Después tenemos a aquellos que la biblia
describe como tibios. Creen en él. Conocen de él. Pero no quieren dejar atrás su vida en la
carne. Prefieren seguir su camino. Por último, tenemos a aquellos que son
verdaderos discípulos de Cristo. Pedro y Andrés respondieron dejando todo al
momento en que Jesús los llamó sin cuestionar absolutamente nada. ¿En dónde estás tú? Sabemos que Dios prometió que mandaría a su
hijo Jesús y lo cumplió. Hoy te animo a
que mejores tu comunión con él y sepas lo que promete para tu vida. Lee su palabra todos los días. Ten un tiempo de oración todos los días. Acude a un grupo de estudio y ten personas
que te den consejo basado en la palabra de Dios. Y sobre todo, ora para que tu corazón y tu
mente siempre estén dispuestos a escuchar la palabra de Dios y seguir el camino
que él muestre.
En diciembre celebramos el nacimiento de
Cristo aunque personalmente creo que es algo que debemos festejar cada día
recordando que el Señor cumple sus promesas y profecías. Cada momento de incertidumbre. Cada instante que sientas que no puedes
más. Cada circunstancia que te robe la
paz. Has una pausa. Recuerda que el mismo Dios que cumplió su
promesa mandando a Cristo, ha prometido cuidarte y bendecirte. Cree en su palabra. Confía en él.
Aprende a depender de él. Entrega
tus cargas a él y camina su camino dejando el tuyo atrás.
Oración
Señor: gracias. No hice nada para merecer a tu Hijo Jesús y
aún así lo mandaste a morir por mis pecados.
Gracias por permitirme reconciliarme contigo. Perdóname por todas mis transgresiones contra
Ti. Aquí estoy. Dispuesto a dejarte cambiar mi vida, mi
corazón y mi forma de pensar. Quiero seguir
tus pasos. Quiero vivir para darte
gloria. Gracias Padre. En Cristo Jesús. Amén
2 comentarios:
Waoooo maravillosos. Dios es bueno excelente un mensaje para meditar y vivir. Dios le bendiga mas....
Muchas gracias por tu comentario.
Bendiciones también para ti.
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