Proverbios 19:4 dice: las riquezas traen
muchos amigos; mas el pobre es apartado de su amigo.
No es el hilo negro que encontramos
con estas palabras. Es muy común ver a
una multitud alrededor de los artistas mientras son famosos y derrochan su
dinero para después verlos solos cuando no hay nada más que ofrecer. Hay mucha gente oportunista que solamente
quiere sacar un beneficio de los demás y, en cuanto han succionado todo lo que
se podía, simplemente cambian a otra persona.
Mientras leemos los versículos de este Salmo, podemos ver que David
estaba en una situación similar. Mientras
el rey le favorecía, ganaba guerras y todo estaba “bien”, la gente cantaba
acerca de él y se gozaban estando cerca.
Cuando las cosas cambian y Saúl comienza a perseguirle para matarle,
mucha gente le da la espalda o huyen de él.
¿Sabes? Es muy duro lo que voy a
decir pero nunca debemos pensar que podemos confiar en la gente
ciegamente. No, no es que sea
desconfiado. El problema es que somos
humanos pecadores. Recuerda que Pedro
negó a Jesús tres veces. La misma
persona que le reconoció como el Cristo.
El mismo que estuvo a su lado y estuvo dispuesto a luchar cuando fue
aprehendido por los soldados. Unas horas
después le estaría negando. Tristemente nuestra
naturaleza caída no es de confiar. Pero esto
no es para desanimarte sino darte el camino correcto: Jehová. En Él siempre podemos confiar. En Él podemos depositar nuestra vida ciegamente
y nunca nos abandonará ni nos negará. Él
no es como nosotros. A pesar de nuestras
faltas, nuestros tropiezos y de no merecer su amor, Él nunca nos da la
espalda. Él nunca calumnia contra
nosotros ni se goza al vernos sufrir. Vuelve
a leer el pasaje y date cuenta de cómo reaccionaba la gente con David y lo
similar que son las cosas hoy en día. Hoy
quiero decirte que hay esperanza. No en
los hombres sino en Dios. No es que como
hombres queramos lastimar o fallarle a alguien, sino que simplemente habrá
momentos donde tomemos malas decisiones y los que nos rodean se verán afectados
mientras que Dios nunca se equivoca. Por
último, no te sientas mal o triste si, al obedecer a Cristo te ha llevado a ser
señalado o si algunas amistades han decidido darte la espalda. Jesús nos advierte que, para seguirle,
debemos estar preparados a dejarlo todo en su nombre.
En conclusión, ten ánimo pues Dios
no te deja ni un solo instante. Dios no
se equivoca y siempre busca llenarte de su amor, paz y consuelo para guiarte en
tu día a día.
Oración
Señor: Gracias. Gracias por recibirme con los brazos abiertos
y mostrarme lo que es el amor incondicional.
Te pido perdones mis pecados y llenes mi vida. Te entrego todo mi ser confiado en que nunca
me abandonarás ni harás nada que me perjudique.
Gracias Padre en el nombre de Cristo Jesús. Amén
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