El hecho de que no entendamos algo
no quiere decir que está mal. Si yo no
entiendo cómo, matemáticamente, funciona la gravedad, no quiere decir que la
ecuación esté mal o que no exista. Lo
mismo aplica para la biblia. Aunque
parezca un poco obvio o tonto el ejemplo, muchas veces escucho personas que
tratan de minimizar la palabra porque algo no les hace sentido. Estas personas acuden al antiguo testamento y
utilizan leyes que existían para cuestionar la veracidad de Dios y su
palabra. Otras piensan que pueden
cambiar el significado del mensaje y decir que Cristo no es Dios “porque nunca
lo confiesa”. Hay que leer un poco para
poder entender cuántas veces Jesús lo dijo.
Otros discuten si existe o no el cielo y por qué Dios va a mandar a
gente al infierno. ¿A dónde quiero
llegar con esto? A que a nosotros no nos
corresponde hacer que la gente cambie de opinión. Te lo repito.
No es nuestro trabajo convencer a nadie.
Hay algunos que piensan lo contrario pero no está bien. Nuestra labor es compartir el evangelio. Decirle a la gente que la palabra de Dios es
justa. No nosotros. No nuestras acciones. No nuestras ideas o interpretaciones. La palabra de Dios solamente. Habrá gente que no le guste. Gente que buscará discutir y tratar de
encontrar fallas. A nosotros nos
corresponde explicar su perfección. Juan
capítulo 1 dice: en el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el
Verbo era Dios. todas las cosas por Él
fueron hechas. En Él estaba la vida y la
vida era la luz de los hombres.
Dios es quién ha establecido las
reglas y parámetros a seguir. Nosotros no. Dios nos creó. Nosotros nunca opinamos sobre el día que
naceríamos o la familia en la que habríamos de formar parte. ¿Quieres tomar buenas decisiones? Acude a la biblia. ¿Quieres ser un buen cónyuge, padre (madre) o
hijo? Lee la biblia. ¿Quieres tener éxito en tu vida y vivir
plenamente? Lee la biblia. Habrá ocasiones en las que te cueste trabajo
aceptar lo que dice y el principio a seguir, sin embargo, esto no quiere decir
que deje de ser justa y verdadera. Personalmente
he vivido lo difícil que es obedecer para posteriormente disfrutar de la
bendición que resulta de haber obedecido.
La decisión de confiar que su palabra es justa, viva y eficaz. Cuando leo el pasaje de hoy, simplemente
recuerdo en todas las ocasiones en las que, confiar en la palabra, entender que
es justa y perfecta, me llevan a un mejor lugar que el que estaba. De un enojo, rencor y coraje, termino en un
lugar de paz y esperanza. De un lugar
oscuro, triste y sin dirección, termino en una montaña con el sol brillando con
su máximo esplendor. No. No son buenas intenciones. No son ideas mías. Es la palabra de Dios que es justa.
Hoy quiero decirte que la palabra de
Dios es atacada todos los días. No exagero. Todos los días la gente quiere negarla,
quitarla y prohibirla. A nosotros nos
corresponde mantenernos firmes y confiar en ella. No te dejes confundir. No dejes que los ataques nublen tu
visión. Cada día, aunque sea por unos
minutos, lee. Un pasaje. Un capítulo.
Hazlo todos los días por una semana.
Luego un mes y luego hazlo una costumbre de todos los días. En menos de lo que te imaginas, ya habrás
leído la biblia completa y tu vida no será la misma.
Oración
Padre: te pido porque pueda entender
tu palabra y tu mensaje. No quiero vivir
confundido pensando que tu palabra no es perfecta o que tus mandamientos son
injustos. Quiero dirigir mi vida
conforme a tu voluntad. Perdona mis
pecados y alumbra mi camino. Te lo pido
en el nombre de Jesús. Amén
AMEN...
ResponderEliminarAmén!!!
ResponderEliminarExactamente. ¡Amén!
ResponderEliminarAmén Amén
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