En 2 Reyes capítulo 1, vemos una
historia que me parece extremadamente interesante y en línea con el pasaje de
hoy. El rey Ocozías mandó llamar al
profeta Elías a través de un oficial y 50 soldados. Éstos, al llegar, le dicen: hombre de Dios,
el rey ordena que bajes y vayas con él. A
lo que Elías respondió: si soy hombre de Dios, que caiga fuego del cielo y los
consuma. Así sucedió. El rey, al enterarse, manda a otro oficial
con 50 soldados y se reptie la historia.
Nuevamente decide mandar a otro oficial con 50 soldados pero éste le
dice: hombre de Dios, le ruego respete mi vida y la de estos 50 servidores
suyos. Sé que cayó fuego del cielo y
consumió a los otros soldados y por eso le pido que respete mi vida. Entonces, el ángel de Dios le dijo a Elías
que bajara y le diera el mensaje.
A veces necesitamos recordar que
Dios sigue teniendo control sobre todas las cosas. Nos hace falta reconocer que Él puede hacer
descender fuego del cielo en cualquier instante. ¿Acaso nosotros decidimos cuándo va a
temblar, la magnitud y duración?
¿Decidimos cuándo una tormenta se convierte en huracán? ¿Le podemos decir al huracán que se vaya por
este o por aquél lado? ¡Por supuesto que
no! Dios sigue siendo el mismo Dios que
estaba cuando vivía Elías. Es el mismo
Dios que dividió el mar para que atravesara su pueblo sobre tierra seca. El mismo Dios que resucitó a Jesús al tercer
día. ¡Es Jehová Todopoderoso! Ahora vivimos en una época de no incomodar a
nadie y por consecuencia minimizamos a nuestro Dios. Lo hacemos chiquito. Le quitamos sus atributos y lo convertimos en
un amuleto. Dios sigue siendo Dios.
David le pide a Dios que no permita
que se burlen de él. Pide que traiga
justicia y calle a los que hablan contra los justos. ¿Por qué hoy no oramos de esa manera? Si bien, no debemos estar esperando una
venganza, Dios puede escuchar lo que hay en nuestro corazón. Podemos desahogarnos en Él y decirle todo lo
que sentimos. También me parece
razonable enojarnos por las injusticias de este mundo y clamar a Dios.
La historia de Elías la puse para
que meditemos en la oración de David y la verdadera capacidad de Jehová. En un instante nos quita la vida. Sin preguntarle a nadie ni tener que rendirle
cuentas a nadie. Ahora medita en tus
oraciones a la luz del poder del Dios que estamos estudiando hoy. ¿Realmente crees que Dios no puede hacer algo
con tu situación? David sabía que podía
confiar en Él. ¿Tú también lo sabes? ¿Estás convencido? Creemos en un Dios Todopoderoso y nuestras
oraciones y acciones deben estar en línea con Él. No temamos más. Vivamos gozosos de que Él ha vencido.
Oración
Padre: gracias por tu palabra y por
darme esperanza. Hoy clamo a Ti pidiendo
que traigas paz a mi vida y me des entendimiento sobre tu Grandeza, Poderío y
Soberanía. En Ti confío. En Ti descanso. Toma todas mis cargas y permite que mis pasos
sean aligerados. Te lo pido en el nombre
de Cristo Jesús. Amén.
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