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3 dic 2008

Mateo 8:23-24

Y entrando él (Jesús) en la barca, sus discípulos le siguieron. Y he aquí se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía.



Escogí este pasaje porque habla de algo que me ha pasado muchas, pero muchas veces a lo largo de mi camino con Dios.
Es muy común que como explica el versículo, escuchemos de Dios, conozcamos a Jesús y decidamos “subirnos a la barca” muy contentos y felices de lo que acabamos de escuchar. Sin darnos cuenta, ya NO estamos en tierra firme y de repente, TODO lo que nos daba seguridad y estabilidad se vuelve inseguro e inestable.
¿En qué momento pasó este cambio? ¿Por qué las cosas no son como antes?
La verdad es que son preguntas muy comunes. Hay que agregar también que los problemas muchas veces se multiplican y comienzan a tomar formas de grandes tempestades que cubren nuestra visión y opacan nuestras esperanzas.
Como se dice coloquialmente “sin deberla ni temerla” nuestra vida de repente YA no es la misma y no encuentras cómo resolver tus problemas.
Hay dos vertientes principales para enfocar este versículo.
El primero está en el momento en que decides SEGUIR a Jesús. Entras en una “barca” y no sabes qué habrá en el camino, con qué peligros te encontrarás o paisajes y momentos hermosos vivirás. Lo único que sabes es que en ESA barca también está Jesús y por eso vale la pena estar en ella.
El segundo punto está relacionado al momento en que se termina ese atardecer tan hermoso y tu paz y gozo se ven arrebatados por tormentas sin precedentes. Aquí es cuando todo lo que está a tu alrededor parece estar haciendo complot contra ti. Tus problemas toman niveles muy altos y por ningún lado encuentras soluciones. Después de un tiempo comprendes que tu “barca” ha sido totalmente cubierta por “las olas”.
A veces parece que Dios NO contesta las oraciones o como dice el versículo, que está dormido. Que te quede MUY claro: Dios NO está dormido sino todo lo contrario, Él está al pendiente de ti y esperando a que le pidas que te rescate. No sé si te encuentres en una situación similar, pero lo que te puedo decir es que Jesús está esperando a que dobles tus rodillas y le pidas que te ayude y de fuerzas para seguir adelante. Es normal atravesar momentos difíciles y duros. Tú escoges cómo atravesarlos: en la barca CON Jesús o tú solo.

Oración
Dios: gracias por amarme de esta manera tan incondicional. Hoy quiero decirte que mi vida la quiero vivir contigo y entregarte mis problemas pues ya me han rebasado. Quiero tener fe en que Tú estás al pendiente de mí y vivir con tu paz.
Te pido, en el nombre de Jesús, que perdones mis pecados y me guíes para vivir por un nuevo camino: tu camino.
Amén

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