Por eso, dispónganse para actuar con inteligencia; tengan dominio propio; pongan su esperanza completamente en la gracia que se les dará cuando se revele Jesucristo.
Una persona que tiene problemas de adicción no va a cambiar de un día a otro por conocer y aceptar a Jesús. Una persona que está acostumbrada a engañar a su pareja se encontrará en la misma situación. Si tienes un gran amor al dinero y lo material, el hecho de conocer a Jesús no hará que de un momento a otro todo cambie. Tristemente he escuchado a pastores predicando un evangelio milagroso en el que, “por arte de magia” todo se resuelve. Mentira. Si esto fuera verdad no tendríamos versículos como el de hoy. No habría necesidad por parte del Señor de darnos instrucciones y guiarnos pues todo lo que hiciéramos sería correcto y conforme a su voluntad. Ahora, la biblia dice que nacemos de nuevo, que somos una nueva criatura y que todo es hecho nuevo. Todo esto sucede cuando Cristo se vuelve rey de nuestra vida. Cierto. La diferencia es que dichos cambios se realizan en el ámbito espiritual y no en el carnal. Debemos entender que ahora nos enfrentamos a una lucha entre nuestra carne y nuestro espíritu. Aquí es donde aparecen la inteligencia y el dominio propio del versículo 13. A través del espíritu, se nos revelan cosas que antes no entendíamos. A través del espíritu, podemos ver y entender que los principios de Dios son mejores que nuestros principios. A través del espíritu podemos darnos cuenta de cómo nuestra carne nos ha metido en tantos problemas. Y finalmente, a través del espíritu entendemos que la felicidad y el placer de la carne son pasajeras mientras la paz y gozo que ofrece Dios es infinita.
Inteligencia y dominio propio. Van de la mano. Si no puedes discernir con inteligencia entre lo bueno y lo malo ¿De qué sirve tener control de las acciones de uno? ¡De nada! Por el contrario, nuestra inteligencia debe ir creciendo y madurando. Así, conforme nuestra vida presenta distintos escenario, sabremos que el domino propio debe entrar en acción. ¿Qué quiere decir dominio propio? Significa tener un buen juicio. Significa no dar rienda suelta a tus “instintos” o deseos. Significa controlar tu cuerpo, tu mente y tu corazón. Un gran ejemplo de dominio propio lo encontramos en Daniel. Rechazó comer de lo que el rey comía. ¿Lo puedes creer? Algo que jamás podríamos imaginar en su grandeza, David lo rechazó. ¿Qué más hizo? No hizo reverencia a una estatua sabiendo que sería echado a un horno de fuego. No termina ahí. Caminó hacia ese horno de fuego sin saber que el Señor lo rescataría. ¿Quieres más? Nuevamente rechazó lo que el rey ordenaba y fue echado al foso de los leones. Todas estas acciones involucran dominio propio. ¿Por qué? ¡Porque la carne nos dice que hagamos lo contrario! Estoy seguro que la carne de Daniel decía: ¡come del banquete del rey! ¡No seas tonto Daniel y vamos a disfrutar! Estoy convencido que su carne decía: inclínate a esa estatua y ora con las ventanas cerradas, nadie se va a dar cuenta y te vas a evitar muchos problemas. Su vida estaba en juego y prefirió controlar su carne para que el Espíritu reinara. ¿Lo puedes ver? ¡Así también nuestra carne nos grita y trata de convencer! Por esta razón, los ejemplos que escribí al principio no cambiarán de un instante a otro. Ahora sus ojos están abiertos. Ahora no son esclavos de esas adicciones. Pero también, ahora tenemos que decidir con inteligencia y ejercer el dominio propio cuando la carne comience a gritar y a querer confundirnos sobre aquello que es bueno. La carne hará todo lo posible por convencerte que tu adicción no es tan mala. Te hará recordar los “buenos momentos” que has pasado. Te confundirá al decirte que seas infiel y que nadie se dará cuenta. Te susurrará al oído para recordarte cuánto gozo te han dado tus bienes materiales. ¡Esta es la lucha que día a día atravesamos! En distintas formas pero todo se reduce a una: la carne luchando contra el espíritu. ¿Qué vas a hacer? Es momento de decidir. No hay medias tintas. Es frío o caliente. Personalmente he visto los resultados de mis “instintos” y deseos. Prefiero luchar por el espíritu. Por eso escribo hoy. Para compartirte mi experiencia y animarte a escoger diferente. Decirte que hay un mejor camino que es el de Jesús. Decide por Él.
Oración
Señor: perdóname. Te he fallado. He dejado que mi cuerpo reine. He permitido que mis deseos se apoderen de mí y pensaba que tenía el control. Hoy entiendo que no es así. Quiero aprender a vivir por el espíritu. Quiero aprender y desarrollar el dominio sobre mi carne. Quiero aprender a discernir entre tus principios y mis deseos. Renuévame mi Señor. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén
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