
Este pasaje es muy conocido. El joven rico llega a preguntarle a Jesús lo que debe hacer para tener la vida eterna. Primeramente Jesús le contesta que con el cumplimiento de los mandamientos. El joven dice: todo esto lo he guardado desde mi juventud, ¿qué más me falta? Y Jesús contesta con el versículo de hoy: cambia tus tesoros de la tierra por tesoros en el cielo y sígueme.
Por un lado, la actitud que tiene este joven, podría ser muy buena al querer mejorar su vida y obtener la vida eterna. Quiere saber qué más puede cambiar y toma la iniciativa de ir con Jesús para preguntar. Por otro lado, Jesús conoce nuestros corazones a la perfección y con su respuesta dejó desnuda su intención de ser una mejor persona u obtener la vida eterna pues al oír las palabras de Jesús, se fue triste. En realidad, a esta persona le gustaba demostrar a la gente que era “bueno” pero por dentro no tenía nada.
También quiero resaltar que lo que pidió Jesús en ese momento, lo sigue pidiendo hoy: deja los tesoros de la tierra y has tesoros en el cielo. (Mateo 6:19-20). Pero no quiere decir que ahora debas de ir y vender tus posesiones. Lo que quiere decir es que Dios pide que le entreguemos nuestra vida entera, no a mitades, no por domingos, no por sentimentalismo ni por necesidades sino por arrepentimiento, amor a Él, agradecimiento y convicción. ¿Qué debes “vender” entonces? Aquello que interrumpe tu crecimiento espiritual, aquello que estorba tu relación con Dios, aquello que te aleje de ser un mejor siervo de Dios. Si eres honesto contigo mismo, estoy convencido que ya se te ocurrieron algunas cosas que están estorbando en tu relación. Por ejemplo, si prefieres ver algún deporte por encima de ir a estudiar la palabra de Dios (aunque sean “clásicos”) si pasas más tiempo en tu oficina que obedeciendo tu compromiso como esposo(a). Prefiero que tú mismo entiendas tu propia situación meditando en ello.
Vender lo que tenemos significa entregar todo. Estar conscientes que el Señor es quien da y nosotros administramos, así que, si en algún momento, Dios pide algo de regreso, nosotros debemos estar preparados para entregar cuentas de ello y estar contentos por el tiempo que nos permitió disfrutar aquello que nos dio.
Hoy te animo a “vender” todo lo que tienes y entregarte a Dios sin reservas. ¿Qué contestarías a Dios si te pide que le entregues algo que tanto valoras? ¿Alguna posesión, algún ser querido? ¿Estarías dispuesto a darle gracias porque te permitió tenerlo y ahora es tiempo de regresarlo o te irías triste como el joven rico pues prefirió tener sus propiedades que seguir a Dios?
Oración
Señor: es muy duro para mí entregar mi vida. Perdona que dude de Ti y no me entregue como Tú lo pides, ayúdame a tener fe y poder vender todo lo que tengo para seguirte con todo mi corazón y sin ningún estorbo. Quiero aprender a vivir agradecido con lo que me das y me quitas. Guíame para lograrlo en el nombre de Jesús
Amén