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15 abr 2009

Mateo 25:19-21

Después de mucho tiempo volvió el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos. El que había recibido las cinco mil monedas de oro llegó con otras cinco mil. “Señor- dijo- usted me encargó cinco mil monedas. Mire, he ganado otras cinco mil. Su señor le respondió: “¡hiciste bien siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!”


Después de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo, me parece que el ir y hacer discípulos en todas las naciones lo encontramos dentro del top ten de los mandamientos. El llevar una vida que de fruto al ciento por uno entraría también en esa misma lista. Estoy leyendo un libro sobre el matrimonio y no dejo de sorprenderme la cantidad de correcciones que debo hacer a mi vida. ¡Cambios, cambios y cambios!
En la vida cristiana, los cambios son algo de todos los días. Por el contrario, la mayoría de los hombres somos adversos al cambio y nos gusta acomodarnos a lo que conocemos y hacemos, para así, trabajar con el menor número de incertidumbre (algunos no tanto, por eso digo la mayoría…).
Si analizamos el ejemplo del versículo de hoy, nos damos cuenta que el hombre que recibió las monedas, no dudó en ir y ponerlas a trabajar para generar otras cinco mil. Recibió y lo puso a trabajar. Lo repito: 1- recibir. 2- utilizar. Este hombre no se puso a meditar sobre lo que habría de hacer con esas monedas, tampoco las guardó y pensó que después podría ver qué hacía. El versículo 16 nos dice que a penas y recibió las monedas, salió inmediatamente para negociar con ellas.
Bien. La analogía con la vida actual.
Tú y yo hemos recibido cinco mil monedas de oro.
Cada uno de nosotros tiene diferentes capacidades y cualidades. Unos tienen facilidad de palabra, otros saben escuchar mejor, otros son pacientes, otros son líderes, otros pueden aprender idiomas fácilmente, y así, la lista sigue y sigue.
La reflexión de hoy es que puedas seguir los pasos del siervo que agradó a su amo: 1- recibir 2- utilizar.
¿Tienes conocimiento de lo que te ha sido entregado? Dentro de esta categoría entra una sub categoría. Se te han entregado dos cosas principalmente: 1- tus características como persona y 2- la oportunidad de estudiar y aprender de la palabra de Dios. Es importante que estés consciente de aquello que se te facilita y lo que no. Si te pones muy nervioso al hablar en público, es mejor que busques por otros lados y encuentres la actividad que puedas desarrollar con gusto y facilidad. Por ejemplo: yo respeto mucho a las personas que pueden trabajar en los hospitales con personas sumamente enfermas. Me cuesta mucho poder convivir con enfermos y por el contrario veo gente que se mueven en un hospital como pez en el agua. La segunda característica de lo que recibimos es todavía más importante: recibimos la Palabra de Dios. De todo lo que has podido aprender sobre la palabra de Dios ¿cuánto realmente has utilizado? ¿Has producido el “doble” de lo que se te ha entregado como lo hizo el siervo fiel? ¿Qué has hecho con esto que se te ha dado?
Quiero concluir recordándote que Jesús vendrá un día, al igual que el amo del siervo, a ajustar cuentas contigo. ¿Qué trabajo podrás decirle que has hecho? ¿Cuánto has utilizado y multiplicado lo que te ha sido entregado? Espero que mucho…

Oración
Padre nuestro: Tú que te encuentras en los cielos y en tu misericordia nos permites tener comunión contigo, ¡alabado seas! Perdona mis pecados y mi falta de entrega. Hoy entiendo que me has dado mucho y que tengo el compromiso de utilizarlo para Ti. Te pido esto en el nombre de Jesús
Amén.

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