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13 abr 2009

Mateo 24:1-2

Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.


Lo primero que viene a mi mente cuando leo este versículo es: ¿qué le habrán dicho los discípulos a Jesús? Si lees con atención dice, respondiendo él les dijo. ¡Pero no nos dicen a qué está respondiendo! Lo único que sabemos es que los discípulos se convirtieron en guías turísticos y llevaron a Jesús a que viera el templo y probablemente pensaban que se sorprendería de lo inmensa y asombrosa que era la construcción. En cambio, Jesús no hizo ni un ¡Ah! O un ¡oh! Si no les contestó con una enseñanza: todo esto que ven quedará destruido. Si parafraseo un poco les está diciendo: entiendo que es increíble la construcción y digna de contemplar pero deben recordar que lo importante no es lo que vemos sino lo que está dentro de nuestros corazones. Es normal que se sorprendan de construcciones hechas por el hombre, pero recuerden que el único que vive para siempre es mi Padre. No se dejen sorprender demasiado por lo que ven pues olvidarán que la fe es por encima de todo ello. No se dejen llevar por lo que ven pues les dificultará vivir las promesas que tengo para ustedes. No confíen demasiado en lo que ven, aunque sea sorprendentemente asombroso, pues más temprano que tarde no quedará piedra sobre piedra…
Así nos sorprendemos con lo que vemos en nuestras vidas. Vemos un mal jefe y no pensamos que haya alguna solución, tenemos momentos de abundancia y pensamos que así será siempre, atravesamos enfermedades y nos limitamos solamente a lo que los doctores dicen, deja de existir un sueldo fijo y nos preocupamos por lo que habremos de comer mañana. Todo, absolutamente todo, está bajo el pleno control de Dios. Además, lo que ves y vives, aquello que piensas que nunca cambiará o que nunca sucederá, habrá algún día en el que no quedará “piedra sobre piedra” y todo sea diferente.
No permitas que lo que vives y lo que ves, te aleje de la perspectiva correcta: la Divina. Cada día debes alinearte con la voluntad de Dios y esto solamente se logra cuando te maravillas de aquello por lo que debes maravillarte: el amor de Dios hacia ti, el trabajo de su Espíritu Santo en tu ser y el fruto que trae consigo en tu vida.
Es normal que te maravilles por las cosas que ves y pasan a tu alrededor. Le pasó a los discípulos. Incluso ellos trataron de sorprender al mismo Jesús mostrándole el templo, pero tú y yo ahora aprendemos de sus errores y podemos evitarlos. Ellos se sorprendieron tanto por lo que tenían enfrente que se olvidaron que a su lado tenían al Hijo de Dios, ¡Dios mismo encarnado! Seguramente se sintieron avergonzados al darse cuenta de lo que habían hecho. Dios en su amor, corrigió a sus discípulos y nos corrige hoy en día. Te animo a que te sorprendas y maravilles de lo que Dios tiene para ti y pongas en segunda perspectiva todo lo demás.

Oración
Señor: perdona mis pecados. Perdona que a veces las circunstancias no me permitan ver más allá de lo que veo y no puedo entender así tu voluntad y vivir tus promesas. Te pido que pueda cambiar y maravillarme de lo que Tú haces en mi vida y no de aquello que pasa alrededor de ella. Te lo pido en el nombre de Jesús,
Amén

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