De primera impresión pensaría que esto no debe ocurrir mucho. Después de meditar y leer el versículo más de una vez, comienzo a pensar que probablemente pase más de lo que tú y yo creemos.
El motivo de las quejas no tiene que ser algo grande ni espectacular, no tiene que llamar la atención de todas las personas ni ser un conflicto único y de carácter urgente. Las quejas son sencillas, discretas, pequeñas y difíciles de detectar, pero al mismo tiempo son tan malignas y lastimosas como un puñal en la espalda.
¿Cómo comienza el círculo vicioso de las quejas? De manera muy simple: este hermano no está haciendo lo que le corresponde y yo tengo que terminar su trabajo; otra vez no cumplieron con lo que habían dicho; yo puedo enseñar mejor que muchos de los maestros; qué aburrido predica esta persona; ese hermano es un mentiroso; el servicio de hoy no me gustó tanto como los anteriores; ese hermano no tiene fe; ese otro no es un buen ejemplo y no debería estar ahí; este de acá no sabe mucho y se preocupa demasiado; este hermano no sabe tratar a su pareja ni a su familia; y así las quejas continúan sin tener un final.
No importa si eres parte de un grupo de servicio o simplemente acudes a una iglesia, tus comentarios siempre tienen una consecuencia.
No se quejen unos contra otros para que no sean condenados…
Como Santiago escribió en capítulos anteriores, ¿quién eres tú para juzgar? Solamente hay un Juez y no dejó lugar para otro, ni siquiera hay lugar para ayudantes, así que deja de pensar que puedes juzgar a tu prójimo y en especial a tu hermano.
Me queda claro que es más fácil encontrar lo malo que lo bueno. También pienso que nos gusta pensar que nosotros podemos hacer mejor las cosas. Termino concluyendo esto: ¿qué pasaría, si, en lugar de quejarnos los unos con los otros, comenzáramos a amarnos como Dios lo pide, a animarnos, a exhortarnos, a consolarnos, a apoyarnos? ¿Sabes cuál sería la consecuencia de esto? Cumplir con el plan de Jehová para tu vida y la mía. No estoy descubriendo el hilo negro al proponer estos cambios y dejar atrás lo que destruye, simplemente estoy recordando que Cristo nos tiene un mejor camino por recorrer y de ti depende el seguirlo o desviarte. El Juez ya está a la puerta dice el versículo, ¿qué estás esperando para decidirte?
Oración
Padre: reconozco que he pecado y necesito ser perdonado. Quita de mí todas esas quejas y pon amor en mi corazón hacia mi prójimo. Guíame para ser testimonio de un fiel siervo tuyo que ama, consuela, escucha y construye en lugar de quejarse y juzgar. Ayúdame a seguir tu camino por encima del mío. Te lo pido en el nombre de Jesús
Amén
El motivo de las quejas no tiene que ser algo grande ni espectacular, no tiene que llamar la atención de todas las personas ni ser un conflicto único y de carácter urgente. Las quejas son sencillas, discretas, pequeñas y difíciles de detectar, pero al mismo tiempo son tan malignas y lastimosas como un puñal en la espalda.
¿Cómo comienza el círculo vicioso de las quejas? De manera muy simple: este hermano no está haciendo lo que le corresponde y yo tengo que terminar su trabajo; otra vez no cumplieron con lo que habían dicho; yo puedo enseñar mejor que muchos de los maestros; qué aburrido predica esta persona; ese hermano es un mentiroso; el servicio de hoy no me gustó tanto como los anteriores; ese hermano no tiene fe; ese otro no es un buen ejemplo y no debería estar ahí; este de acá no sabe mucho y se preocupa demasiado; este hermano no sabe tratar a su pareja ni a su familia; y así las quejas continúan sin tener un final.
No importa si eres parte de un grupo de servicio o simplemente acudes a una iglesia, tus comentarios siempre tienen una consecuencia.
No se quejen unos contra otros para que no sean condenados…
Como Santiago escribió en capítulos anteriores, ¿quién eres tú para juzgar? Solamente hay un Juez y no dejó lugar para otro, ni siquiera hay lugar para ayudantes, así que deja de pensar que puedes juzgar a tu prójimo y en especial a tu hermano.
Me queda claro que es más fácil encontrar lo malo que lo bueno. También pienso que nos gusta pensar que nosotros podemos hacer mejor las cosas. Termino concluyendo esto: ¿qué pasaría, si, en lugar de quejarnos los unos con los otros, comenzáramos a amarnos como Dios lo pide, a animarnos, a exhortarnos, a consolarnos, a apoyarnos? ¿Sabes cuál sería la consecuencia de esto? Cumplir con el plan de Jehová para tu vida y la mía. No estoy descubriendo el hilo negro al proponer estos cambios y dejar atrás lo que destruye, simplemente estoy recordando que Cristo nos tiene un mejor camino por recorrer y de ti depende el seguirlo o desviarte. El Juez ya está a la puerta dice el versículo, ¿qué estás esperando para decidirte?
Oración
Padre: reconozco que he pecado y necesito ser perdonado. Quita de mí todas esas quejas y pon amor en mi corazón hacia mi prójimo. Guíame para ser testimonio de un fiel siervo tuyo que ama, consuela, escucha y construye en lugar de quejarse y juzgar. Ayúdame a seguir tu camino por encima del mío. Te lo pido en el nombre de Jesús
Amén
6 comentarios:
MUY BUENA DEFINICIÓN DE LA PALABRA DE DIOS MUY ACERTADO Y MUY CLARO MUCHAS GRACIAS ES EDIFICANTE AMÉN.
Hola y muchas gracias por tu comentario!
Que bueno que esto te sirva para acercarte mas a Dios pues la gloria siempre es para El.
Si crees que alguien pueda necesitar leer estos devocionales, por favor no dudes en compartirlo.
Exrlente estudio muy buena reflexión
Gracias por el comentario!
Si te sirvió, no dudes en compartirlo.
Excelente cometario del versiculo dde Santiago. Edificante para la reflexion y encaminar nuestra manera de ser en los caminos de Jesús. Bendiciones
Hola Ricardo y gracias por escribir tan bonitas palabras.
Qué gusto que sea de bendición esto que escribí.
Bendiciones de vuelta.
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