Los apóstoles no dejaron pasar tiempo e inmediatamente comenzaron a trabajar enseñando en el templo. Este es nuestro ejemplo a seguir. ¿Cómo funcionamos nosotros? A la inversa. Cuando Dios nos ha sacado adelante a partir de circunstancias en nuestra contra, en lugar de salir y compartir su evangelio, nos sentamos, meditamos, damos gracias a Dios y pensamos en nuestros errores. Nos llenamos de buenas intenciones, entendemos que debemos hacer esto o aquello, pero conforme pasan los días, vamos poco a poco olvidando lo que sucedió hasta regresar al punto inicial. Tristemente no estoy exagerando. He presenciado esto en repetidas ocasiones. El Señor hace un milagro, nos sorprendemos y emocionamos para posteriormente olvidarnos de Él nuevamente. ¿La causa? Nuestro egoísmo. ¿La solución? La tienen los discípulos con su ejemplo: al amanecer entraron en el templo y se pusieron a enseñar. No se pusieron a discutir sobre lo que había acontecido, ni tampoco pensaron en estrategias para que no volvieran a ser aprehendidos. Salieron de mañana al templo e hicieron conforme habían escuchado. Si Dios ha hecho un milagro en tu vida (además del milagro de estar vivo el día de hoy) te pido que recuerdes el momento de tu angustia y temor. Regresa a ese día en el que no podías más. Ahora recuerda cómo Jehová abrió caminos donde no los había. ¿No es lo mejor que puede pasar en tu vida? No dejes pasar más tiempo y corrige tu vida. Obedece al Señor y entrégate a Él.
Por otro lado, los ancianos de Israel tenían sus planes para que los seguidores de Jesús no siguieran adelante: meterlos a la cárcel e intimidarlos. Dios en su misericordia y amor, también tenía planes para con ellos. Cuando piden que traigan a los apóstoles les informan que todo está como la noche anterior pero las celdas están vacías. ¡Qué momento! ¿Qué pudieron haber pensado? Dos posibles causas se me ocurren: sobornaron a los guardias o un evento sobrenatural. Dios los estaba buscando. Quería que meditaran sobre lo acontecido y aceptaran que no había otra explicación sino que Jehová había actuado. Hoy el Señor quiere lo mismo de ti. Quiere que dejemos nuestras justificaciones a un lado y reconozcamos que es Dios trabajando a nuestro alrededor. No son coincidencias. No es casualidad. Es nuestro Señor buscándote. ¿Qué vas a hacer?
Oración
Padre: hoy entiendo que debo obedecer sin dejar que pase más el tiempo. También entiendo que me estás llamando y yo he bloqueado tus llamados. Perdóname Señor. Te pido que transformes mi vida por una de servicio a Ti. Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús. Amén
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