Vistas de página en total

2 may 2019

Salmos 34:8 Prueben y vean que el Señor es bueno, dichosos los que en Él se refugian.

Es curioso cómo somos.  Hay tantas cosas que nos hacen daño y sin embargo ahí estamos “probando” todas las variables posibles.  Tristemente cuando se trata de Dios las cosas cambian.  Preferimos verlo desde lejos.  Imaginar.  Pensar. Meditar.  Pero no actuar.  Recuerdo que cuando era adolescente quería vivir (probar) mis propios errores “para aprender”.  Hoy entiendo que es lo más estúpido que pude haber hecho pues si bien, se aprende muchísimo de los errores, ¡no tienen que ser mis errores para aprender de ellos!  Puedo aprender de los demás.  Puedo aprender de los que ya han “probado” distintas cosas y saber cuál fue el resultado.  Hay un programa de radio que escucho a través de un app que se llama “Focus on the family broadcast” en el cual, entrevistan a personas que han escrito un libro y platican sobre su experiencia personal. Hay personas que platican sobre su adicción a las drogas y cómo Dios los rescató.  Otros hablan sobre los abusos que vivieron y cómo Dios los liberó.  También hay testimonios de personas que engañaron a sus parejas y cómo Dios reestableció su matrimonio.  En fin, hay una inmensidad de testimonios que he escuchado que me han hecho abrir los ojos y entender la increíble bendición y dicha que llega a mi vida cuando decido “probar” a Dios.  Cada una de esas personas que entrevistan decidieron darle vida al versículo de hoy.  Léelo nuevamente y trata de recordar en aquellos momentos que han sido difíciles de atravesar. Tal vez ahora mismo estás en medio de una tormenta.  Lo que te puedo decir es que hay esperanza.  Lo que te puedo decir es que las circunstancias no están por encima de Dios y su increíble paz que derrama sobre aquellos que la pedimos.  Lo que te puedo decir es que todos aquellos que hemos clamado a Dios y decidido tener comunión con Él pidiendo que nos llene de su amor y esperanza para seguir adelante, nunca hemos terminado con oraciones vacías sino hemos visto milagros inesperados.  Tu situación no es única.  No te dejes engañar por Satanás.  Abre tu corazón.  Comparte tu vida con otros hermanos firmes en la fe para que puedan guiarte y te fortalezcan para que continuamente estés probando a Dios y refugiándote en Él.  Busca personas que hayan atravesado situaciones similares a la tuya y aprende para no cometer los mismos errores.  Pregúntales cómo dejaron a Dios tomar las riendas de su vida. Comparte tus miedos y dudas.  Deja que te guíen en cómo prueban a Dios.
La palabra griega utilizada para traducir “probar” hace referencia literal a los sentidos. ¿Sabes?  Yo puedo tratar de explicarte a qué sabe una fresa pero nunca podrá ser lo mismo a que tú la pruebes.  Así también pasa con Dios.  Te puedo platicar historias.  Citar la biblia.  Compartir mi testimonio y el impacto que Dios tiene en mí.  Nada de esto va a servir hasta que decidas probar a Dios por ti mismo.  Te lo repito.  Tienes que probar a Dios de manera personal para darte cuenta que Él es bueno.  Nadie más que tú lo puede hacer.
Oración
Señor: quiero probarte de manera personal y poder ver lo bueno que eres.  Ven y transforma mi vida.  Transforma mi corazón.  Transforma mi mente y mis pensamientos.  Lléname de esperanza.  Lléname de vida.  Te entrego mis problemas.  Te entrego mi vida y te pido perdones mis pecados.  En el nombre de Cristo Jesús.  Amén 

23 abr 2019

Salmos 34:7 El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende.

Este versículo es increíble.  Debe llenar todo tu ser de paz.  De esperanza. De alivio.  De consuelo.  Todo.  Absolutamente todo lo que te suceda, sabes que Dios está protegiéndote.  ¡Impresionante!  Como humanos ponemos alarmas, pagamos seguridad, rejas, muros, alambres y todo tipo de cosas para proteger lo que consideramos valioso.  Sin embargo, la palabra de Dios nos enseña que Jehová mismo se encarga de cuidarnos.  ¡No necesitamos vivir preocupados!  ¡Podemos dejar atrás esa angustia!  Jesús nos enseñó que Salomón nunca pudo vestir mejor que las flores que Dios creó. También nos enseñó que los pájaros no hacen bodegas para guardar la comida.  Él se encarga de cuidar a los pájaros y vestir a las flores porque ama su creación. ¡A ti y a mí nos ama aún más!  Es muy importante complementar este versículo con la enseñanza de Jesús.  No quiero que pienses que nunca te pasará nada “malo”.  No quiero que pienses que nunca habrá enfermedad o carencias.  Esto no es lo que nos dice el pasaje.  Léelo nuevamente.  Dice que Dios está ahí.  Defendiéndote.  Defendiéndome.  No dice: llenándonos de riquezas y curando enfermedades.  Cuidándonos.  ¿De qué nos cuida?  Personalmente pienso que nos cuida tanto en lo espiritual como en lo carnal.  Nos cuida para que no nos alejemos de Él y nos cuida para que nuestros errores y rebeldías no tengan las consecuencias que se merecen. Personalmente puedo ver cuánto me ha cuidado.  Muchas decisiones malas que no tuvieron ni la mitad de la consecuencia que debieron haber tenido.  Dios estaba ahí cuidándome.  También pienso que nos cuida de aquellos que nos quieren hacer daño.
Hay varias historias de misioneros que cuentan haber sido protegidos por ángeles.  Una de ellas es de John G Paton.  Se encontraba en una isla con su esposa cuando los nativos intentaron atacarlos en su casa.  Lo único que pudieron hacer fue orar y confiar en Dios.  Milagrosamente esa noche no pasó nada.  Tiempo después, el jefe de la tribu recibió a Cristo en su corazón y le preguntó al misionero sobre aquellas personas que estaban cuidando su casa.  ¿Cuáles personas?  Respondió. La noche que intentamos atacarlos habían varias personas rodeando la casa.  No hubo otra explicación más que ángeles mandados por Dios para protegerlos.  
Estoy convencido que Dios nos cuida.  ¿Recuerdas los radios donde uno tenía que mover una perilla para encontrar la frecuencia correcta y poder escuchar la estación?  Pienso que así es nuestra relación con el Señor.  Para poder darnos cuenta de cuánto nos cuida debemos estar en perfecta sintonía con Él, pues de lo contrario, no podemos verlo o escucharlo mientras actúa en nuestras vidas.  Lee la biblia.  Medita en ella.  Cuestiónala. Estúdiala.  Practica sus principios por encima de tus deseos y date cuenta si traen bendición a tu vida.  Solamente así podrás estar en “sintonía perfecta” para darte cuenta de cuánto te ama y cuida Jehová.

Oración
Señor: ¡Gracias! Gracias por estar al pendiente de mí en todo momento.  Gracias por llevarte mis cargas y permitirme vivir confiado en que Tú estás siempre cerca y frenando ataques contra mí.  Perdona mis pecados y no permitas que me aparte de Ti.  En Cristo Jesús te lo pido.  Amén 

1 mar 2019

Salmos 34:6 Este pobre clamó, y el Señor le oyó y lo libró de todas sus angustias.

Muchas personas tristemente no se dan el tiempo de estudiar y meditar en la Biblia y por consecuencia, terminan orando por lo que no deben o, peor aún, pensando que Dios no cumple con sus promesas.  Estas personas escuchan o leen pasajes como el de hoy, se ponen a orar y le piden a Dios que los libre de sus angustias.  Pasan los días y los meses pero todo sigue igual.  ¿Qué pasa Dios?  Se preguntan. ¿Por qué no respondes?
El Salmo 34 lo escribe David para dar gloria a lo narrado en 1Samuel 21 donde huye de Saúl y es librado de Aquis al fingir su locura.  David reconoce al Señor como su Libertador.  Nos describe cómo clamó a Él, lo oyó y lo libró.  ¿Cuál era su angustia?  Que el rey Saúl lo quería matar y Aquis lo podía llevar a él.  ¿Qué es entonces lo que diferencia la oración de David de la de cualquiera de nosotros para que la suya si la haya cumplido Dios?  Primero, la soberanía de Dios no la podemos cuestionar ni entender siempre.  Segundo, y quizá el punto más importante, sabemos que Dios había pedido a Samuel ungir a David como rey.  Por lo tanto, cómo habría de contradecirse.  ¡Imposible! Saúl no continuaría siendo rey y David tomaría su lugar.  Por esta razón podemos entender que el clamor de David fue escuchado y él librado de su angustia.  La consecuencia de no haber sido librado hubiera sido la muerte y la falta de cumplimiento en lo que Jehová había dicho.  ¿Cómo puedo entonces saber por qué orar?  Aunque muchos piensan que esto es complicado, la realidad es que es muy simple: debemos orar por hacer la voluntad de Dios.  Debemos orar para que nuestra vida sea un testimonio de obediencia y amor a Dios. ¿Cómo hacemos esto cuando atravesamos adversidad?  Insisto. Es simple:  Dios, no puedo más con mi situación. No aguanto lo que está pasando.  Te pido que, si es tu voluntad, esto termine y se resuelva.  Pero te pido más porque pueda aprender a depender más de Ti, a amarte más, a conocerte más y dejarte que transformes mi vida.  Te pido que esta prueba traiga crecimiento espiritual a mi vida.  También te pido para que, en caso de que las cosas no se resuelvan como yo quiero, no permitas que me aparte de Ti ni tenga rencores pues sé que me amas, me escuchas y siempre harás lo mejor para mí.  Lléname de tu paz para entenderlo y vivirlo por encima de las circunstancias.  En Cristo Jesús.  Amén. ¿Lo ves?  Orar no significa utilizar a Dios como un amuleto para que “arregle” todo. Orar significa abrir nuestro corazón, nuestra mente y nuestros deseos para ponerlos a los pies del Señor.  Es ponerlo a Él primero y alinearnos hacia su voluntad.  ¿Lo puedes entender?  ¡Es demasiado profundo y maravilloso!  Con esto, te puedo decir que, si tu oración está en línea con la voluntad de Dios, tarde o temprano el Señor va a responder.
No te desanimes. Las circunstancias nos sirven para abrir los ojos y darnos cuenta del lugar que ocupa el Señor en nuestras vidas. Nos ayuda a entender si realmente está por sobre todo o lo hemos hecho a un lado porque las cosas están “bien”.  Piénsalo.

Oración
Padre: hoy clamo a Ti.  No para que resuelvas mi vida.  No para que cambies todo y no haya problemas.  Clamo para que me llenes de tu paz.  Clamo para que me llenes de tu amor.  Clamo para que nunca me aparte de ti.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén 

3 dic 2018

Salmos 34:5 Radiantes están los que a Él acuden; jamás su rostro se cubre de vergüenza.

La iglesia a la que acudo con mi familia se encuentra ubicada en una zona muy bonita, pero para llegar, hay una calle que tiene lugares de strip tease y sex shops. ¿Sabes por qué te lo platico? Porque estos lugares son oscuros. No son como otras tiendas donde los aparadores son visibles y todo tiene luz para invitarte a entrar y explorar.  Honestamente no se si exista una ley que les exija estar así, lo que sí sé es que muchos de los que van no quieren ser vistos y prefieren esa oscuridad.  El pecado nos gusta mantenerlo “escondido”.  Nos gusta pensar que nadie nos ve y que por esa razón no es tan grave.  Hace tiempo que iba al aeropuerto en la Ciudad de México recuerdo que vi un Motel que me llamó la atención la entrada pues estaba diseñada de una manera peculiar para que no se viera bien quién entra o sale. Oscuridad.
Vuelve a leer el pasaje.
Habla de luz. Radiantes.  Jamás cubren su rostro.  Dios es Luz. Nuestro pecado es oscuridad y muerte. ¿Puedes ver la diferencia tan radical? Ahora, puede ser que tú no vayas a ningún lugar de los descritos anteriormente y pienses que estás bien.  Pues déjame decirte que no.  Todos somos pecadores y por ello vino Cristo a morir por nosotros.  A nosotros nos corresponde aprender a exponer ese pecado y entregárselo a Jehová.  Tal y como lo describe el versículo de hoy. ¡Jamás se cubre su rostro de vergüenza porque ya le han confesado y pedido perdón al Señor!  ¿Cómo lo sé?  Fácil. Habla primero sobre la felicidad que tienen de acudir a Dios.  Uno no acude a Dios mientras guarda pecados.  Sabes perfectamente que a El no lo engañas.  Por eso prefieres quedarte lejos.  Así como Adán y Eva se escondieron al descubrir lo que hicieron, nosotros también tenemos esa reacción inmediata de evasión y querer encubrir lo que hicimos.  ¡Pero Dios!  ¡Pero Dios en su infinita misericordia nos busca!  Con amor.  Paciencia. Nos llama y pregunta dónde estamos. ¡Él quiere vernos radiantes!  ¡Él quiere verte gozoso y de frente!  Nosotros somos los que nos escondemos por no querer exponer nuestro pecado y pedir perdón.  Piénsalo. Preferimos la oscuridad.  ¿Por qué?  No lo sé pero no tiene sentido.  Por eso es importante leer y estudiar la Biblia.  Para encontrarnos con versículos como el de hoy que nos guían a salir de esa oscuridad.  Que nos llenan de fe para entender que la felicidad está en exponer y traer al Señor lo que tanto pensamos que debemos cubrir.  Mientras no lo hagamos, Satanás se aprovecha aplastándonos y haciéndonos sentir que no valemos y que no tenemos derecho a que Dios nos ame.  ¡No lo permitas!  No hay ningún pecado que sea más grande que el sacrificio que realizó Cristo.  ¿Quieres vivir radiante y sin vergüenza?  Acude a Jehová.  Dobla tu rodilla.  Pide perdón. Abre tu corazón y deja que entre Su luz para que llene todo tu ser de su amor y perdón.  La felicidad no está en la oscuridad sino en la luz.  En Su luz.

Oración
Padre: perdóname. Vengo a tus pies para que alumbres mi interior y quites toda esa oscuridad que me está destrozando por dentro.  Dale sentido a mi vida y recíbeme pues no tengo a dónde ir.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

19 nov 2018

Salmos 34:4 Busqué al Señor, y Él me respondió; me libró de todos mis temores.

Para mí, una de las mejores enseñanzas de la Biblia es la historia del éxodo.  Cada detalle, cada queja de los israelitas contra Moisés y contra Dios, cada milagro realizado por Dios me hace identificarme perfectamente con mi vida. ¿Cuántas veces has necesitado ayuda? Personalmente muchas.  ¿Cuántas veces la has buscado en todas partes menos en Dios y simplemente no encontraste paz?  No dije una solución sino paz.  Pienso, por ejemplo, en el momento en que los israelitas llegan al mar Rojo y tienen al ejército detrás de ellos.  ¿Cuántas personas se habrán quejado de su situación?  ¿Cuántos habrán tenido coraje de haber tomado la decisión de salir de Egipto y ahora morir en el desierto?  ¿Cuántos habrán pensado que ahí terminaría todo?  Nosotros sabemos cómo termina esa historia: con uno de los milagros más impresionantes que se han registrado.  Lee el versículo nuevamente.  Busqué al Señor y Él me respondió.  ¿Qué haces cuando el miedo o la incertidumbre te atacan?  ¿A quién buscas cuando las cosas no son como quisieras? ¿Sabes?  Dios está ahí.  Disponible. Esperando que abras tu corazón, que lo busques y le digas cómo te sientes y que necesitas de su amor y su paz. Toma un momento para meditar en tu vida y lo que está pasando a tu alrededor.  ¿Cómo está tu matrimonio?  ¿Cómo está tu relación con tus padres o con tus hijos?  ¿Cómo están tus familiares y seres queridos contigo? Tal vez Dios está queriendo cambiarte y no lo estás dejando.  Busca a Dios y Él te responderá librándote de todos tus miedos.  Ojo, no te responderá como tú consideres que sea la mejor solución sino conforme a Su voluntad.  Ahora. ¿Qué significa buscar a Dios? Significa orar, cantar alabanzas y buscar estar en su presencia.  ¿Qué significa: me respondió?  Significa que, al leer la Biblia, al escuchar alguna predicación, al platicar con algún hermano en Cristo o cualquier otra forma de referencia a Su palabra, te guían a un entendimiento de cómo abordar tu situación.  Entonces, cuando buscas a Dios, ¡Él responde y quita todos tus temores! ¿No te parece increíble?  ¡Lo es!  El problema es que lo olvidamos muy rápido.  Por eso me identifico tanto con la historia del éxodo.  A penas se mostraba Dios con un milagro y ya estaban haciendo algo que estaba mal.  ¡Así soy yo también!  Se encarga Dios de abrir una puerta donde no había, me lleno de gozo y fuerza para después volverme a angustiar por otra circunstancia.  ¡No está bien!  Pero no podemos cambiar con buenos deseos.  Uno solamente cambia tomando acción.  Orando más. Leyendo más la Biblia o libros que estén relacionados.  Compartiendo nuestra vida y problemas con gente que nos guía a la voluntad de Dios. Y, por último, teniendo un corazón humillado y agradecido por la oportunidad de ser moldeados a la imagen de Cristo.
Lo que sea que venga a tu vida.  Lo que sea que robe tu paz y te llene de temor e incertidumbre, no puede ser más grande que Jehová.  Búscalo. Abre tu corazón.  Escucha.  Deja que Él te libre.

Oración
Señor: líbrame de mis temores.  No dejes que me aplasten.  No dejes que roben mi esperanza.  Creo en Ti. Confío en Ti.  Lléname de tu Amor y tu Paz y no permitas que me aparte de Ti. Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén 

16 may 2018

Salmos 34:1-3 Bendeciré al Señor en todo tiempo; mis labios siempre lo alabarán. Mi alma se gloría en el Señor, lo oirán los humildes y se alegrarán. Engrandezcan al Señor conmigo; exaltemos a una su nombre.

La vida está llena de ciclos.  Alzas y bajas.  Bajas y alzas.  Una y otra vez se repiten esos ciclos que van moldeando nuestro carácter.  Este mismo pasaje lo puedes leer mientras te encuentras fuerte en la fe, caminando pegado al Señor pero con circunstancias muy adversas o al contrario, con todo en orden y marchando viento en popa.  Dependiendo tu situación, traerá un significado muy especial para tu vida escuchar a David decir estas palabras.  Cuando estamos arriba, nos refuerza el camino por el que vamos.  Cuando estamos abajo nos recuerda hacia dónde nos dirigimos.  Vuelve a leer el pasaje.  “Bendeciré todo el tiempo al Señor”.  En las buenas y en las malas.  Si todo va bien, resulta más fácil digerir estas palabras pero, cuando todo es complicado, cuando estás atravesando enfermedad, escasez, la muerte de un ser querido, la pérdida de tu estabilidad, no es igual.  Bendecir y agradecer a Dios cuando las cosas están de cabeza no resulta natural.  Si lo piensas, ¡es una locura!  ¿Cómo agradecer que las circunstancias estén así?  Yo prefiero la salud a la enfermedad.  Prefiero la abundancia a la escasez, la estabilidad a la inestabilidad y así la lista continúa.  Pero cuando estudiamos la biblia, nos damos cuenta que nos enseña a gozarnos y llenarnos de paz sin importar lo que estemos viviendo.  Tal vez acabas de recibir una noticia difícil.  Tal vez no puedes tener hijos.  Tal vez no encuentras una pareja adecuada.  Tal vez estás pensando quitarte la vida.  Estás leyendo esto porque Dios te está hablando.  Dios te está buscando.  No es coincidencia.  No es fortuito.  Es totalmente diseñado y planeado por el Señor para que, en este momento estuvieras leyendo esto.  Justo en el momento que tenías que escucharlo.  Vuelve a leer el pasaje detenidamente.  ¿Está tomando más forma?  Tal vez el versículo dos te ayude: los humildes lo escucharán y se alegrarán. ¿Cómo puedo bendecir a Dios cuando me gustaría que las cosas fueran diferentes?  Simple: cuando nos humillamos, doblamos nuestro orgullo y humildemente nos acercamos al Todopoderoso para confesar que no podemos más y estamos en sus manos; para confesar que confiamos en Él y que no nos queremos apartar, cuando transformamos nuestra mente y corazón para dejar que estén alineadas con la voluntad del Señor, es ahí, justamente en ese lugar, donde el gozo abunda. Donde la paz llena cualquier cavidad. Donde el amor de Dios se derrama sin restricción.  ¿Ahora sí te hace sentido?  Por esta razón el versículo tres concluye exaltando a Jehová.  
Ciclos.  Una y otra vez se repiten.  Lo importante es tu actitud ante ellos.  ¿Dejas que Dios vaya moldeando tu carácter y tu vida cada vez representa más el ejemplo de Cristo o todo lo contrario?  ¿En dónde estás y hacia dónde vas?  Dios tiene caminos que nunca imaginamos y mucho mejores que los nuestros.  ¿Crees esto? Entonces, camina bendiciendo y exaltando a Dios porque las circunstancias no dictan tu estado de ánimo sino Dios y tu confianza en Él.

Oración
Padre: gracias. Gracias por hablarme en el momento correcto.  Gracias por traer sentido y dirección a mi vida.  Gracias por mostrarme lo apartado que estoy de Ti cuando quiero hacer y resolver las cosas a mi forma y a mis gustos.  Perdóname.  Vengo humillado ante Ti para pedirte perdón.  Para confesar que creo en Ti.  Creo en tus promesas.  Creo que eres verdad y real.  Señor: toma mi vida y no permitas que me aparte de Ti.  Transforma mi mente.  Transforma mi carácter.  Transforma mi corazón.  Transfórmame para que cada día te bendiga y exalte sin importar lo que suceda.  En Cristo Jesús.  Amén

1 mar 2018

Lucas 19:5-7 Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Entonces él descendió aprisa y le recibió gozoso. Al ver esto, todos murmuraban diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador.

Después de mucho tiempo de no escribir, decidí regresar con este pequeño pasaje.  Zaqueo.  Un hombre que sabía que no había hecho bien las cosas, se había enriquecido a costa de sus compatriotas y de cierta manera los había traicionado tomando el lado de los romanos.  Tal vez tomó dinero para sí pues menciona el pasaje que era rico y el mismo Zaqueo le propone a Jesús devolver el dinero a los que haya defraudado.  Piensa en esto por un momento: ¿Qué quiere Dios que aprendamos?  ¿Que es malo traicionar?  ¿Que es malo ser recolector de impuestos?  Personalmente creo que la historia nos enseña la vida de un pecador que busca ser redimido.  Es decir: la vida de todos los que estamos en esta tierra.  ¿Pero por qué escogí este pasaje en particular?  Por la reacción de la gente cuando Jesús le dice que irá a su casa.  Murmuran.  Critican.  Señalan.  Juzgan.  Para mí, ¡esa es la parte importante de la historia!  Por alguna razón es fácil pensar que eres una buena persona o no tan mala, que siempre estás del lado de los que critican y señalan, pero nunca eres el señalado.  Todo este tiempo que no he escrito y que Dios ha seguido trabajando en mi vida, lo puedo reducir en este principio: todos necesitamos de la misericordia de Dios.  ¡Cuántas veces he tenido que pedir perdón!  Definitivamente muchas.  Y seguiré haciéndolo pues el objetivo es Cristo y esto es solamente parte del camino mas no el final.  No eres una buena persona.  No importa que te conozca o no.  No eres una buena persona.  Ni tú, ni yo.  No somos buenas personas y es sumamente importante entenderlo y reconocerlo pues solamente así podemos acercarnos al Señor y buscar su gracia y su misericordia.  De lo contrario, pensamos que Dios es solamente un elemento más o un extra a todo lo bueno que venimos haciendo.  ¿Te das cuenta?  La historia de Zaqueo es mi historia.  Un pecador que escuchó de la palabra de Dios y se fue interesando poco a poco hasta que un día, supo que Jesús ofrecía perdón y gracia y no tuve más opciones que correr y tomar esa oferta sin dudar.  Arrodillado.  Doblando mi corazón.  Dando gloria a Jehová.  ¿En dónde estás parado?  ¿Eres de los que señala y juzga?  Peor aún, ¿criticas a los que quieren acercarse a Dios y siguen cometiendo errores?  ¿Crees que eres una buena persona?  Espero que con este devocional puedas entender que no se trata de ser una buena o mala persona sino de entender que nuestro pecado nos pone a todos en la misma situación: muerte y separación de Dios.  No hay absolutamente nada que puedas hacer para cambiar esto.  Sin importar la cantidad de labor social que hagas.  Sin importar que nunca hayas mentido ni cometido algún crimen.  Todos hemos sido destituidos de la gloria de Dios y necesitamos reconciliarnos con el Padre a través de su Hijo Jesucristo.  Piénsalo.  ahora toma una decisión.

Oración



Señor: vengo a poner mi vida ante tus pies.  Vengo a pedirte perdón.  Vengo a pedir misericordia.  No soy una buena persona.  No soy digno de Ti.  Te pido que perdones mis pecados y pueda ser reconciliado con el Padre.  Te pido que abras mi corazón y lo transformes para no seguir comportándome como antes.  No quiero seguir señalando.  No quiero seguir criticando.  Quiero cambiar y te pido que hagas un milagro en mi vida y me renueves y transformes.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén