La escena se desarrolla con los fariseos intentando tender una trampa a Jesús y por ello le preguntan del tema en el cual todos parecían estar en contra: los impuestos. Recuerda que el pueblo judío era una nación dentro de un imperio, el romano. Y por ello muchos judíos percibían como injusto el estar pagando tributos excesivos al imperio y más si había corrupción o injusticias. Por esta razón, van a Jesús para ver cómo puede escaparse de esta disyuntiva. Seguramente los fariseos se quedaron con “la cola entre las patas” cuando Jesús les responde: dar al César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios. Simplemente no había forma de justificarse contra la verdad que les había sido revelada. Hace algún tiempo, tuve una plática acerca de los impuestos y ayudar a la sociedad en México. Al parecer, existe en la sociedad un sentimiento generalizado, en el cual, no se quiere ayudar a nadie pues nadie nos ha ayudado primero, y es molesto para todos pagar impuestos pues no se ve ninguna reciprocidad de beneficio al pagarlos. Me parece que este versículo es aplicable el día de hoy para nosotros y los impuestos. Toma nota de que Jesús no preguntó si los romanos eran justos o no, tampoco preguntó cuánto les cobraban de impuestos, el 30% o el 10%, lo único que dijo es dar a cada quien lo que le corresponde. Entiendo que no es fácil pero es lo que Dios nos pide que hagamos, así que, la siguiente vez que pagues impuestos o ayudes a tu prójimo, no cuestiones sobre lo que harán con el dinero o la ayuda, si te parece justo o injusto, simplemente da gracias a Dios por lo que tienes y por lo que puedes dar y gózate en obedecer al Señor de todo lo creado.
Por otro lado, me parece que va más allá la enseñanza de Cristo cuando dice dar a Dios lo que es de Dios. ¿Qué le pertenece a Dios? Pienso que es posible hacer una separación entre lo que Dios quiere de nosotros y aquello que nos da en su misericordia pero no quiere de vuelta. Me explico mejor. Cuando habla de dar lo que le corresponde al César, se refiere al dinero. Tú y yo tenemos diferentes bienes materiales y dinero. Es muy normal que nos preocupemos porque nunca falte nada a nuestras familias en lo económico o la salud. Pero si pensamos más profundo, lo único que va a estar con Dios el día que mueras es tu espíritu. Tus bienes se quedan, tu salud o enfermedad también al igual que tus seres queridos. En el último momento, quedarás sin absolutamente nada y Dios te dirá ¿qué me diste cuando estuviste en la tierra? ¡Qué pregunta! La respuesta está ligada a lo que Dios nos pide que hagamos: amar a Dios sobre todas las cosas, amar a nuestro prójimo, no afanarnos por lo que habremos de comer o beber, no hacer tesoros en la tierra, ir y hacer discípulos en todas las naciones, llevar una vida espiritual que dé frutos al ciento por uno. ¡Esto es lo que quiere Dios de ti! ¿Lo estás haciendo?
Oración
Señor: gracias por mostrarme cómo debo de ajustar mis principios y cómo ponerte en la perspectiva correcta. Te pido perdón por mis pecados y porque pueda entender que es mi vida lo que quieres que te entregue por completo. Ayúdame a no aferrarme a aquello que se quedará en la tierra y permite que viva trabajando para hacer tesoros en el cielo. Quiero llevar una vida agradable a Ti. Escucha mi oración Señor, te lo pido en Cristo Jesús
Amén
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