Quiero seguir hablando del impacto que tienen aquellas personas que no vemos inmediatamente. Ahora aparece Ninfas. ¿Quién es y que hizo? ¿Qué crees? No sabemos. Ni siquiera estamos seguros si era hombre o mujer. Pero lo que sí podemos estar seguros es que tenía gran disposición para las cosas de Dios pues abría las puertas de su casa para recibir creyentes y estudiar la Palabra. Tal y como lo escribí, no es necesario ser el centro de atención ni el más conocido por la congregación para ser un buen siervo de Dios. Aquellos que están cumpliendo con trabajos menos vistos, tal vez menos llamativos, son también parte esencial del ministerio de Dios. Esto nos llama a buscar nuevas formas de trabajar para nuestro Dios. ¿No puedes hablar en público? ¿Qué tal si abres las puertas de tu casa para que se predique a Dios? ¿Eres muy ordenado? Apoya en la organización de las actividades y ministerios. No dejemos a un lado el servicio al Señor porque no vemos una actividad inmediata o llamativa en la que podamos servir. Ninfas prestó su casa a la iglesia, no sabemos si hizo más, pero eso bastó para que fuera recordado siempre en la Palabra de Dios como un ejemplo para nosotros, como una motivación para seguir trabajando sin importar lo grande o pequeña que sea nuestra aportación.
En estos pasajes salen nuevos personajes como Lucas y Demas. Más creyentes que apoyaban a Pablo mientras se encontraba preso. ¡Qué importante es el apoyo entre hermanos! Ya he mencionado mi asombro por culturas como la judía en la que el apoyo entre ellos es asombroso. Me encantaría a la iglesia del Señor que sobresalga por su entrega a los demás. Que la gente se sorprenda de que no solo en una comunidad seamos así sino en todo el mundo nos comportamos igual.
Por último, quiero hacer énfasis en la importancia de compartir a Dios. La carta que escribe Pablo, no está llena de buenas ideas para que después de leerla sea guardarla en un cajón. Está hecha para compartirse entre los que creemos en Jesús. Así como cada libro que tenemos en la Biblia. Pablo pide a los colosenses que por favor lean la carta en la casa de Ninfas y también a la iglesia de Laodicea. Probablemente no se leyó unas cuantas veces sino muchas.
Hoy quiero invitarte a meditar en tu servicio y entrega a Dios. ¿Qué estás haciendo para servir? ¿Qué estás esperando para hacerlo? ¿Qué te frena a hacerlo? Busquemos ser transformados por Dios para servirlo en todo lo que hagamos.
Oración
Padre: gracias por tu amor tan grande. Gracias por guiarme y mostrarme un camino distinto y lleno de bendición. Te pido sabiduría para encontrar nuevas formas de servirte y entregarme a ti. Permite que mi vida te de gloria en todo lo que hago. En Cristo Jesús te lo pido
Amén
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