Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso, para que lo manifieste como debo hablar.
¿Cuántas veces no te has sentido cansado, desesperado o desilusionado? ¿Cuántas veces te has sentido presionado o entre la espada y la pared? Seguramente tu respuesta sería: muchas. Te tengo una noticia, la vida en Cristo no elimina estas situaciones. Seguirás atravesando momentos difíciles. Pablo estaba compartiendo del evangelio con pasión y determinación. A causa de éste, fue llevado preso. Si en general las cárceles no tienen mucho que ofrecer, en ese entonces mucho menos. Eran cavernas probablemente con poco control sanitario y poca comida. Pero Pablo, independientemente de este momento tan difícil en su vida, no nos pide que oremos por su pronta liberación y por un juicio justo. Por el contrario, pide que oremos por la apertura de corazones y por que sea sabio para compartir el evangelio. Analicemos esto otra vez desde nuestra perspectiva. Te encuentras encarcelado, o sin trabajo, o con problemas familiares, con deudas, con enfermedades que acaban contigo y tu familia. Tienes un papel y una hoja para escribir sobre tu situación. ¿Qué pides? ¿Qué cuentas? Honestamente dudo mucho que nuestras primeras líneas estén enfocadas en que oren por nosotros para compartir de Dios. Ahora, no quiere decir que por esta razón no lo hagamos. ¡Al contrario! Ya tenemos el ejemplo de Pablo, ahora nos toca seguirlo. No dejemos que los problemas nos envuelvan a tal grado que nos quiten toda esperanza y perspectiva de las cosas. Todo lo tenemos que poner a los ojos de Dios. Por esta razón Pablo podía escribir que su principal inquietud era aprovechar ese momento en la cárcel para compartir a Jesús. Él sabía que se encontraba ahí por una razón especial y quería llevarla a cabo. Hoy, todo lo que estás atravesando tiene un propósito: que te acerques más a Dios. Que abras tu vida y entregues esa área personal que tanto has querido dejar cerrada. Problemas siempre habrán. La vida siempre estará llena de altibajos. La diferencia es cómo le hacemos frente a ellos. Con Dios o sin Él. Con fe o desilusión. Con nuestras fuerzas o las de Cristo. Con las promesas del mundo o las de Jehová. Con los ánimos de la gente o el aliento y consuelo de la Palabra.
Tu vida y la mía deben estar destinadas a compartir a Cristo. Cada uno de nosotros fue puesto en un lugar específico en el que debemos cumplir con este propósito. Dejemos de quejarnos, dejemos de estar deseando que nuestros problemas se acaben o que las enfermedades sean sanadas. Mejor trabajemos en nuestra tarea principal: compartir del evangelio.
Oración
Dios Padre: definitivamente cambias mi perspectiva de la vida. a veces me lleno de tantas cosas que olvido que lo más importante es llevar tu palabra a los demás. Perdóname. Quiero vivir en servicio a Ti. Quiero seguirte y agradarte. Te pido que me llenes de tu paz, gozo y paciencia para atravesar mis pruebas pegado a Ti y buscando ser testimonio tuyo en lugar de buscar terminar con los problemas. Te lo pido en el nombre de Jesús
Amén
2 comentarios:
Que hermosa reflexión!! Amén que así sea.
Hola y muchas gracias por tu comentario
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