Hablando ellos (Pedro y Juan) al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos, resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos. Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde. Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.
Hace tiempo se creía que si nacías con algún defecto o enfermedad era un castigo de Dios para ti o tus padres por haber pecado. Hoy en día también he escuchado que cuando hay una guerra, hambre o enfermedad un castigo de Dios les viene a la mente. Si este principio fuera verdad, entonces deberíamos de entender que cuando Pedro y Juan son aprehendidos y llevados a la cárcel también los estaba castigando Dios ¿no es así? De igual forma, cuando las cosas no se desenvuelven como teníamos pensado o como nos gustaría que sucedieran, en nuestra cabeza comienza a rondar una idea de que tal vez Dios nos está castigando. Nos hacemos los mártires. Pensamos que no merecemos lo que estamos atravesando y que no deberíamos estar en tal o cual circunstancia.
A partir de estos cuestionamientos, llegamos a las preguntas que todos hacemos pero pocos le damos el seguimiento correcto para llegar a la respuesta: ¿Por qué Dios permite las tragedias? ¿Dónde está Dios en las enfermedades, las guerras y las injusticias?
Recordemos algunas historias de la Biblia para corroborar mi respuesta. Abraham y su esposa tuvieron la promesa de tener una gran descendencia sin embargo ella era estéril. David fue ungido para ser rey y tuvo que huir porque lo querían asesinar. José fue vendido por sus propios hermanos. Esteban murió apedreado por compartir el evangelio. Daniel fue enviado al foso de los leones por ser fiel al Señor. Y entre muchos otros ejemplos, tenemos a Pedro y a Juan siendo encarcelados de manera injusta por haber compartido a Jesús. La biblia no es ajena a las injusticias ni a las enfermedades o a cualquier circunstancia adversa. De hecho, está llena de escenas con situaciones difíciles. Pero volvamos a la respuesta de nuestras interrogantes que la encontramos en el versículo 4. Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron. Pedro y Juan se fueron a la cárcel y no pudieron ver si la gente había aceptado el mensaje o no, pero el trabajo de Dios había sido cumplido y alrededor de cinco mil varones entregaron sus vidas al Señor en ese momento. ¿Tiene sentido? En la perspectiva de Dios lo tiene. Para nosotros es difícil entender una situación cuando estamos en el “ojo del huracán”, pero debemos enfocarnos en servir a Dios para estar confiados de que aunque “nos lleven presos” como a Pedro y a Juan y no veamos resultados de lo que hacemos, estemos convencidos de que el Señor está trabajando y está haciendo milagros que no nos corresponde ver o presenciar.
Oración
Señor: a veces no entiendo lo que pasa en mi vida pero hoy aprendí que Tú tienes el control y sobre todo un propósito que llevar a cabo. Te pido que mi vida, sin importar las circunstancias, te de gloria. Permite que entienda que debo servirte y no esperar ser servido. En Cristo Jesús te lo pido.
Amén
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