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1 dic 2010

Hechos 4:33-35

Los apóstoles, a su vez, con gran poder seguían dando testimonio de la resurrección del Señor Jesús. La gracia de Dios se derramaba abundantemente sobre todos ellos, pues no había ningún necesitado en la comunidad. Quienes poseían casas o terrenos los vendían, llevaban el dinero de las ventas y lo entregaban a los apóstoles para que se distribuyera a cada uno según su necesidad.


La gente estaba compartiendo todo lo que tenía. No pensaban si uno vendía más que el otro o si alguno se aprovecharía y no pondría todo lo que tiene. Simplemente fueron y con un corazón puesto en Jesús dejaron a un lado sus bienes materiales y los pusieron a disposición de aquellos que tenían una necesidad mayor. Me sorprende la diferencia que existe entre esta forma de vivir con la que tenemos actualmente. Si fuera una carrera, diría que la estamos perdiendo por mucho. Si bien, hay muchos grupos de apoyo, lo que predomina en la gente es el egoísmo y el arraigo a lo material en lugar de la entrega y servicio.
La biblia nos dice que aquellos que poseían terrenos o casas, los vendían y los traían a la comunidad para que fuera repartido según su necesidad. ¿Qué piensas al respecto? Hoy en día pensamos que eso es de fanáticos. Nos hacemos a la idea de que algunos se están beneficiando por encima de otros y no confiamos en que Dios pueda hacer maravillas a través de situaciones similares. No nos gusta salir de nuestra zona de confort. Nos gusta seguir como estamos. Nos gusta tener control. “Si creo en Dios, si me gusta conocer más de Él, pero eso de que debo vender mis propiedades para darlas a los demás ya no me gusta y me parece exagerado.” ¿Te identificas con la frase anterior? La biblia nos narra una historia sobre un hombre que se encuentra con Jesús y le pregunta qué bien puede hacer para ganar la vida eterna. Jesús, sabiendo que tenía muchas propiedades le pide que venda todo y le siga. ¿Entonces debemos vender todo para seguir a Cristo? No. Sería bueno pero no. Hay algo aún mejor. En lugar de vender tus propiedades, entrégalas a Dios y ponlas a su servicio. Si tienes una casa, abre sus puertas. Si tienes comida, invita a hermanos con necesidad a comer. Si tienes un auto (carro), ponlo al servicio de los demás. Todo, absolutamente todo lo que tienes te lo ha dado Dios y lo puedes regresar poniéndolo a su servicio. En lugar de pensar lo exagerado que sería vender propiedades y criticar esta idea, mejor busquemos opciones en nuestra vida para compartir de lo que Dios nos da y dejar el afán por lo material a un lado. ¿El resultado? Los apóstoles daban testimonio de Jesús y la gracia de Dios se derramaba sobre todos ellos. Vivamos para dar testimonio de Jesús y que la gracia de nuestro Dios abunde sobre todos los que nos rodean. ¿No te parece excelente propósito para vivir?

Oración
Señor: Quiero abrir mis manos y poner a tu disposición todo lo que me has dado. Te pido que lo material y el egoísmo no interrumpan mi comunión contigo. Padre, permite que mi vida sea testimonio de Ti y lleve gracia a los que me rodean. Te lo pido en el nombre de Jesús
Amén

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