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6 dic 2010

Hechos 5:7-10

Como tres horas después entró su mujer, no sabiendo lo que había sucedido. y Pedro le preguntó: “Dime, ¿vendieron el terreno en tal precio?” “Sí, ese fue el precio” dijo ella. Entonces Pedro le dijo: “¿Por qué se pusieron de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? Mira, los pies de los hombres que sepultaron a tu marido están a la puerta, y te sacarán también a ti.” Al instante cayó a los pies de él, y expiró. Al entrar los jóvenes, la hallaron muerta; entonces la sacaron y le dieron sepultura junto a su marido.


No sabemos si fue Ananías o su mujer el primero en pensar el plan de vender el terreno y quedarse con una parte. Lo importante no es si fue el hombre o la mujer sino el darse cuenta que como matrimonio, la falla de uno puede llevar terribles consecuencias. Ananías no estaba cumpliendo con un buen liderazgo y su mujer no estaba siendo de ayuda al solapar este plan. ¿Las consecuencias? Los dos cayeron al piso muertos. ¿Qué aprendemos? Que tarde o temprano, también “caeremos al piso” y nos llamarán a rendir cuentas.
Si pones atención, te puedes dar cuenta que la mujer de Ananías tuvo una segunda oportunidad para arrepentirse cuando Pedro le pregunta sobre el terreno. En ese instante ella pudo haber explicado lo sucedido y pedir perdón. Incluso ¡pudo haber pedido que le regresaran su dinero pues no estaba conforme con entregarlo todo! Pero prefirió seguir con el engaño. Pensó que nadie se daría cuenta. Pensó que su mentira podía seguir y que podría salir delante. La verdad es que la mentira y el engaño no nos llevan a ningún lado sino a la separación con Dios y a una eternidad sin Él. ¿Tan drásticas las consecuencias? Sí. No lo digo yo sino la Biblia. A nosotros nos gusta pensar que los errores no son tan graves o pueden arreglarse. Si bien, pueden corregirse, el vivir las consecuencias de los mismos, nadie lo puede evitar. Además, ¿quién nos asegura que podremos tener vida para componer nuestros errores? La mujer optó por seguir con su mentira y se encontró con unos jóvenes llenos de tierra que regresaban de haber enterrado a su marido. Al instante cayó y fue sepultada.
¡Nuestras decisiones tienen consecuencias! A veces inmediatas a veces no, pero todo lo que hacemos nos lleva a alguna parte. Por esto la biblia nos llena de versículos advirtiendo sobre lo que sembramos y promoviendo que siempre busquemos la buena siembra para cosechar lo bueno. Tal vez no estás casado y no te identifiques con Ananías o su mujer, pero independientemente de tu estado civil, Dios te ha puesto en un lugar específico para que compartas de su palabra y le sirvas en obediencia. Por otro lado, quiero resaltar la importancia que tiene la pareja en el matrimonio. Necesitamos el uno del otro. Necesitamos entender que el estar pegados al Señor es vital y si uno comienza a fallar el otro debe estar atento para corregir. Ananías y su mujer le dieron la espalda a Dios y sabemos cómo terminaron. ¿Cómo quieres terminar tú?

Oración
Señor: me arrepiento de mis pecados y te pido perdón. Hoy entiendo las consecuencias que tiene el darte la espalda y no escucharte. Te pido que pueda retomar mi compromiso contigo y seguirte fielmente. Guíame. No me quiero separar de Ti. Quiero sembrar lo bueno y cosechar sus frutos. En Cristo Jesús
Amén

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