Al amanecer, los magistrados mandaron a unos guardias
al carcelero con esta orden: Suelta a esos hombres. Pero Pablo respondió a los guardias: ¿Cómo? A
nosotros, que somos ciudadanos romanos, que nos han azotado públicamente y sin
proceso alguno, y nos han echado en la cárcel, ¿ahora quieren expulsarnos a
escondidas? ¡Nada de eso! Que vengan ellos personalmente a escoltarnos
hasta la salida. Los guardias
comunicaron la respuesta a los magistrados.
Éstos tuvieron miedo cuando oyeron que Pablo y Silas eran ciudadanos
romanos, así que fueron a presentarles sus disculpas. Los escoltaron desde la cárcel, pidiéndoles
que se fueran de la ciudad. Al salir de
la cárcel, Pablo y Silas se dirigieron a la casa de Lidia donde se vieron con
los hermanos los animaron. Después se fueron.
Todo tiene un ciclo.
Si bien, el día de ayer vemos que Pablo y Silas tenían un respiro de lo
que estaban viviendo en la cárcel, ellos seguían presos. Seguían sin saber qué sucedería con
ellos. El guardia los había sanado y les
había ayudado a pasar un mejor rato, pero vemos que al día siguiente, ellos
siguen en la cárcel. Nos gusta pensar
que Dios se encargará de evitar cualquier problema en nuestra vida. En la cultura occidental, tenemos impuesta la
idea de cómo debe ser la vida perfecta.
Implica mucho dinero, una linda casa, una familia y un padre
exitoso. Ve por un momento los reality shows, películas y demás
programas de tv y te podrás dar cuenta que esto es lo que se promueve. Nosotros como seguidores de Jesús, en lugar
de renovar nuestra mente y nuestro entendimiento como lo dice la palabra,
queremos trasladar esas ideas y esa cultura e implantarla en las promesas de la
biblia. ¡Por eso hace corto circuito y
no entendemos lo que nos pasa! Queremos
entender lo espiritual y divino utilizando herramientas carnales y del
mundo. ¿No te parece ilógico? ¡Por supuesto que lo es! Por eso el evangelio hace tanto énfasis en
que permanezcamos en Él. Que
escudriñemos su palabra. Que oremos sin
cesar. Que permanezcamos fieles. Porque sabe que todo lo que está a nuestro
alrededor estorba nuestra comunión con Él.
Dios está buscando “pulir” tu corazón. Está transformando y renovando tu
entendimiento. Quiere moldear tu mente
para que pienses y actúes como Jesús.
Para ello, es necesario “extirpar” todas tus mañas y costumbres que le
estorban. En ocasiones, esto implica
atravesar momentos que no parecen gratos y son llenos de incertidumbre y
dolor. En nuestro proceso debemos
atravesar por cárceles y lidiar con magistrados corruptos y carceleros que
sanen nuestras heridas. Es parte del
plan de Dios y es lo que necesitamos para ser transformados. Pero hoy, en los versículos que escribí
podemos ver que todo tiene un ciclo. Al
día siguiente, los magistrados fueron, se disculparon y los escoltaron a la
salida de la cárcel. Así, un día, las
cosas cambian. Lo que debes preguntarte
es ¿qué estoy haciendo mientras tanto?
¿Estás dejando que Dios renueve tu corazón? ¿Qué diría hoy Dios de tu actitud? ¿Qué diría el Señor de tu entrega? Si algo debe preocuparnos es el quitarle a
Dios el trono de nuestra vida.
Oración
Señor: toma el trono de mi vida. Reina en mi vida y que sea tu voluntad en mí. Hoy entiendo que debo renovar mi mente y mi corazón
y te los entrego para que los transformes a tu manera. Perdona mis pecados. Perdona que te de la espalda. Hoy vengo a ti humillado pidiendo reconciliarme
contigo. Te lo pido en el nombre de Jesús.
Amén
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