Vistas de página en total

21 may 2015

Salmos 10:1

¿Por qué, Señor, te mantienes distante?  ¿Por qué te escondes en momentos de angustia?



Si de algo podemos estar seguros, es que, a lo largo de nuestra vida atravesaremos muchas pruebas.  No se trata de cuántas sino de cuándo.  No son un castigo de Dios.  No son momentos en los que Dios se ha olvidado de nosotros.  Las pruebas son los momentos en los que Dios pone a prueba nuestra fe.  Es en situaciones cruciales cuando sale a flote lo que hay en nuestro corazón y precisamente lo que el Señor quiere trabajar en nosotros.  Sin embargo, las pruebas no son fáciles.  No son tiempos de paz y quietud.  Todo lo contrario.  Por esta razón, el salmista le dice a Jehová que lo siente distante y escondido.  Pareciera que el Señor no está cerca.  Pareciera que se ha olvidado de nosotros.  La realidad es que no es así.  La realidad es que está junto a nosotros esperando que reaccionemos correctamente.  Imagina a un niño que está aprendiendo a caminar.  El padre puede estar atrás y éste no le ve mientras camina.  Sin embargo el padre no ha dejado de estar ahí ni un solo instante con la mirada fija en su hijo.  ¿Ahora lo entiendes mejor?  Por eso, Santiago nos dice que debemos tener alegría y gozo durante las pruebas.  Porque tenemos la certeza de que nuestro Padre está con nosotros y, si la atravesamos con éxito habrá bendición.  Una prueba sigue siendo prueba cuando nos mantenemos pegados a Cristo y seguimos su voluntad por encima de la nuestra.  Por el contrario, una prueba se convierte en tentación cuando terminas haciendo tu voluntad y terminas pecando.  Dios no es injusto.  Él nos advierte abiertamente que vendrán pruebas.  Incluso nos da pasajes como este que nos podemos identificar sobre tiempos en los que nos sentiremos desamparados, angustiados y sin rumbo.  A pesar de esto, no podemos utilizarlo como pretexto para pecar o para no permanecer fieles a Él.  Jesús nos dijo que nosotros somos las ramas y Él el árbol.  Si queremos tener vida, es necesario permanecer en Él.  En conclusión, no te desanimes cuando sientas que el mundo está de cabeza y que el Señor está distante o escondido durante tu aflicción.  Él está ahí.  Es tu responsabilidad entender que tu fe está siendo probada y meditar en qué está trabajando Dios contigo.

Oración

Padre: te doy gracias porque no me dejas ni un instante.  Te pido que, a pesar de lo que atraviese, no me aparte de Ti.  Quiero aprender a tener gozo en las pruebas y crecer espiritualmente haciendo tu voluntad y no la mía.  Abre mis ojos, Señor, para que entienda qué quieres trabajar en mí.  En Cristo Jesús.  Amén

No hay comentarios: