Vistas de página en total

9 jul 2014

Hebreos 10:26-29

Si después de recibir el conocimiento de la verdad pecamos obstinadamente, ya no hay sacrificio por los pecados.  Sólo queda una terrible expectativa de juicio, el fuego ardiente que ha de devorar a los enemigos de Dios.  Cualquiera que rechazaba la ley de Moisés moría irremediablemente por el testimonio de dos o tres testigos.  ¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merece el que ha pisoteado al Hijo de Dios, que ha profanado la sangre del pacto por la cual había sido santificado, y que ha insultado al Espíritu de la gracia?



Proverbios 1:7 dice: el principio de la sabiduría es el temor a Jehová.  No es casualidad que la sabiduría no se encuentra en el amor ni en la misericordia o la gracia sino exclusivamente en el temor a Jehová.  He escuchado opiniones sobre lo que significa temer a Jehová y personalmente creo que lo podemos tomar literal.  Debemos tener miedo a Jehová.  El problema radica en no entender el miedo.  Temer a algo no significa que estamos alejados de ello sino que nuestras decisiones serán distintas y probablemente mejores basadas en ese temor.  Por ejemplo: si temo a las alturas, tendré mayor cuidado al caminar por acantilados o conduciendo en carretera por montañas.  No voy a dejar de vivir por ese temor sino que tomaré precauciones y mis decisiones se verán afectadas por el mismo.  Pues así es el temor a Jehová.  No quiere decir que no vamos a hacer nada por temor a que nos caiga un rayo.  Al contrario, vamos a tomar decisiones sabiendo que a nuestro Dios le es abominación el pecado y, por consecuencia, debemos mantenernos alejados de él.  ¿Lo puedes entender mejor?  Ahora vuelve a leer el pasaje.  Si podemos parafrasearlo, a mi parecer diría: Con Dios no se juega.  Uno no puede ir pensando que tiene comunión con Dios por atender a un evento los domingos.  La comunión con Dios se demuestra a través de tus acciones.  Tu vida debe tener congruencia entre lo que dice la biblia y lo que haces en tu día a día.  De lo contrario, el pasaje de hoy te dice que estás jugando con fuego y te vas a quemar.  Dios conoce tu corazón.  Ve hasta lo más profundo de ti y no le puedes engañar.  Tu pareja, tus seres queridos y los que te rodean pueden ser engañados.  Dios no.  Él sabe dónde estás parado y las intenciones de tu corazón.  Si ya has conocido la verdad ¿qué esperas para reformar tu camino?
Si como sociedad hemos acordado que ciertos delitos se castiguen con cárcel, ¿qué castigo merece aquél que pisotea al Hijo de Dios?  ¿Qué merece aquél que desprecia el amor que se ha derramado sobre él?  ¿Qué merece aquél que da la espalda a la misericordia y gracia que le son ofrecidas?  Ningún hombre ha establecido ese castigo sino Dios: la muerte y el infierno.  No es una novela ni ciencia ficción.  Al morir habrá juicio y de ahí iremos a la presencia del Padre si nuestro “abogado” fue Cristo o al infierno si le despreciamos en este mundo.  Aunque no es fácil hablar del juicio de Dios, es necesario compartirlo pues la gente tiene que saberlo.


Señor: definitivamente no quiero estar jugando con fuego y te pido perdón por darte la espalda y no tomarte con la seriedad debida.  Te pido perdones mis pecados y sobre todo que renueves mi mente y mi corazón pues quiero cambiar.  No permitas que siga igual sino guía mis pasos conforme a tu voluntad.  En Cristo Jesús.  Amén.

8 jul 2014

Hebreos 10:25

No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que aquel día se acerca.



Definitivamente ninguno de nosotros es perfecto y por consecuencia las congregaciones tampoco lo son.  Es fácil caer en la crítica y juzgar lo que se hace en una u otra iglesia.  Sin embargo, ¿quiénes somos para llevar juicio?  Si bien, es importante que pongas atención a lo que se predica y buscar siempre que la palabra de Dios sea lo más importante, el resto está de más.  He oído críticas a iglesias que son muy grandes mientras que otros critican que en una iglesia pequeña están encima de uno como si fuéramos niños.  Unos piensan que las alabanzas deberían ser himnos mientras que otros quieren música más contemporánea.  También se comenta sobre el pastor o co pastores que y su estilo de predicación.  En fin, siempre hay algo sobre lo cual podríamos discutir.  Sin embargo, pocas veces reconocemos el increíble efecto que tiene una congregación sobre aquellos que quieren alabar a su Señor y tomar ánimos para seguir en la lucha de su crecimiento espiritual.  Testimonios de personas que quebrantan corazones.  Familias destrozadas que hoy cuentan cómo el Señor puso paz en donde solo había gritos, rencores y odios.  Personas adictas que hoy dan gloria a Dios por otro día más de libertad y esperanza.  Cada persona tiene una historia.  A veces unas nos impactan más que otras pero eso es simplemente por el momento que estamos atravesando.  Yo te aseguro que tu vida sirve de inspiración a alguien más.  Ni siquiera tienes que saberlo pero hay gente que te observa y ven con ánimos tu forma de servir y vivir a Cristo.  Por esto nos dice el versículo que no debemos dejar de reunirnos.  ¡Nos perderíamos de muchas bendiciones!  No podríamos escuchar historias asombrosas sobre vidas transformadas y corazones renovados.  Tampoco podríamos ir y pedir para que oren por la situación que atravesamos.  Nos perderíamos de la oportunidad de convivir con gente que quiere crecer espiritualmente y pasa por situaciones similares a las nuestras.  Dejaríamos de escuchar palabras de aliento cuando todo parece estar de cabeza.  Y, a mi parecer, lo peor sería que dejaríamos de escuchar las correcciones de aquellos que nos muestran lo que dice la palabra y cómo debemos ajustar nuestra vida basada en ella.  Es fácil minimizar a la congregación y criticarla.  Sin embargo, esto no trae ningún beneficio y no edifica.  Por el contrario, si cambiar tu perspectiva y dejas que la visión de Dios te guíe, podrás darte cuenta de que reunirte y gozarte con los hermanos en la fe es una de las más grandes dichas.  Sé que algunos pudieron haber tenido malas experiencias y por ello prefieran “mantener su distancia”.  Hoy te digo que eso se llama soberbia.  Si Jesús te perdona y te recibe con los brazos abiertos, quién eres tú para no hacerlo con tu prójimo.  No dejemos de reunirnos como familia y busquemos la bendición que resulta de este ejercicio.

Oración

Padre: perdóname.  Entiendo que estoy siendo orgulloso al juzgar y criticar a la congregación.  Hoy me humillo ante Ti y te pido que pongas amor en mi corazón para con mi prójimo.  Te pido pongas en mí el deseo de reunirme con mis hermanos y que pueda gozarme de la bendición que esto conlleva.  En Cristo Jesús.  Amén

7 jul 2014

Hebreos 10:22-24

Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con plena seguridad que da la fe, interiormente purificados de una conciencia culpable y exteriormente lavados con agua pura.  Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa.  Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. 



La biblia está llena de promesas por una sencilla razón: la vida no es fácil.  No quiere decir que todo sea malo y que siempre vamos a estar pasando tiempos difíciles.  No.  Simplemente tenemos que entender que no hemos venido a pasarla de maravilla sino que siempre habrá momentos difíciles.  Estoy seguro que has atravesado momentos así y sobre todo, que vendrán más en el futuro.  Incluso, puede ser que hoy mismo estés pasando por una prueba.  La pérdida de trabajo.  La pérdida de un ser querido.  Una enfermedad terminal o crónica.  Problemas familiares.  Adicciones.  Soledad.  Amargura.  Miedos.  Y tristemente puedo llenar páginas y páginas de ejemplos así.  Pero eso no significa que Dios no exista o que no le interesa tu vida.  Simplemente son etapas que tenemos que atravesar.  Lo importante es saber que tenemos dos opciones para hacerlo.  Con Dios.  Sin Dios.  La segunda es fácil de explicar.  Simplemente realizas tu mejor esfuerzo y esperas que todo salga bien.  Te llenas de buenos deseos y pensamientos positivos para salir adelante.  Por el contrario, cuando decides vivir con Dios, el pasaje de hoy se vuelve algo cotidiano en tu día a día: te acercas a Él con corazón sincero y seguridad que has sido purificado y por consecuencia que eres su hijo y estarás en su presencia al morir.  Además, sabes que Él te ama y cumple sus promesas en tu vida.  Por último, y a mi parecer, lo más importante, dentro de la familia del Señor, nos preocupamos los unos por los otros.  No se trata de ser entrometidos.  Buscamos animarte cuando estás con la esperanza caída.  Buscamos abrazarte cuando estás triste.  Consolarte cuando las cosas no están bien.  Recordarte que Dios te ama y quiere utilizarte.  Cada día de tu vida sabes que tienes una familia que te apoya.  ¿No lo has vivido?  Involúcrate en tu congregación.  Busca hermanos en la fe que estén entregados y puedan ayudarte.  Como dice el dicho, que obviamente no está en la biblia, el que no habla, Dios no lo oye.  Que no te de pena ni seas soberbio para reconocer que necesitas el apoyo de otra persona.  La biblia nos dice que nos amemos los unos a los otros.  Que nos consolemos.  Que nos animemos a las buenas obras.  ¿No te parece increíble recibir este tipo de ánimo?  Tristemente hay personas que no entienden lo maravilloso que es esto y prefieren buscar en otros lados.  No caigamos en el mismo error.  Tengamos comunión entre hermanos y apoyémonos los unos a los otros.  Los problemas de hoy nos quitan la perspectiva eterna.  No dejes que eso pase en tu vida.  Recuerda: acércate a Dios con corazón sincero.

Oración

Padre: gracias por traer esperanza y perspectiva a mi vida.  Gracias por levantar mi ánimo y dejar que me acerque a Ti y entregarte mis preocupaciones.  Gracias por tu palabra que me levanta y me guía para caminar día a día.  Perdona mis pecados y no me dejes caer en tentación.  En el nombre de Cristo Jesús.  Amén

2 jul 2014

Hebreos 10:19-21

Así que, hermanos, mediante la sangre de Jesús, tenemos plena libertad para entrar en el Lugar Santísimo, por el camino nuevo y vivo que él nos ha abierto a través de la cortina, es decir, a través de su cuerpo; y tenemos además un gran sacerdote al frente de la familia de Dios.



Al momento en que Jesús muere, nos dice la biblia que el velo del templo que dividía el Lugar Santísimo fue rasgado y quedó abierto.  No te dejes engañar por la palabra velo pues medía cuatro pulgadas de grueso lo que equivale a 10cm.  Como hemos aprendido, uno no podía simplemente entrar en el Lugar Santísimo.  Solamente el sacerdote y después de haber realizado un ritual que incluía el sacrificio de un animal inocente.  Dios se encargó de mostrarnos que el pecado nos separa de Él.  De manera tangible podían ver que no se podía entrar al Lugar Santísimo sin haber primero pedido expiación por los pecados.  Cuando Cristo muere y el velo es rasgado, no significa que nuestro pecado no nos separe más sino que el pecado ya no nos domina ni reina pues Jesús vino para darnos esperanza haciendo el sacrificio perfecto.  Ya no es necesario estar realizando sacrificios constantemente sino que el camino a Jehová quedó abierto con la sangre de Cristo.  Por esto, el pasaje nos dice: mediante la sangre de Jesús, tenemos libertad para entrar al Lugar Santísimo.  Gracias al sacrificio de Jesús, la separación entre nosotros y Dios queda anulada.  Insisto, no porque nuestro pecado deje de existir sino porque Cristo nos ha limpiado y perdonado con su sangre.  Esto es lo que yo considero la máxima expresión de amor y gracia.  Sin merecerlo.  Sin haber hecho absolutamente nada.  Cristo me amó y entregó su vida por mí.  ¡Increíble!  Como buen padre amoroso, intercambió mi condena y la sufrió por mí.  Pagó por mí.  Se entregó por mí.  ¿No te parece incomprensible tanto amor?  Pues ahora, ese amor que hemos recibido debemos vivirlo llevándolo a nuestro prójimo.  Perdona.  Ama.  Ayuda.  Comparte.  Predica.  Da testimonio.  Deja de pensar tanto en ti y piensa en tu prójimo.  ¿Cómo quiere Dios que seas utilizado?  El mundo está lleno de odios y rencores; de guerras entre familias, países e ideologías por falta de amor y perdón.  La gente se pregunta, ¿dónde está Dios en todo este caos?  La respuesta es sencilla: está presente esperando a que podamos reconocer nuestra necesidad de Él y aceptemos que su Hijo pagó por nuestros pecados.  Que no te confundan.  Dios no está alejado.  Tampoco es un Dios que no le interese lo que pasa en tu vida.  Incluso cuando existía el templo y se separaba el lugar santísimo, no significaba que Dios estaba excluido de los demás.  Él siempre te ha amado y siempre te amará.  Sin embargo, debes decidir si vas a reconocer tu naturaleza caída y pedir que Cristo limpie tus pecados y puedas ser perdonado.  Él ahora está como nuestro sacerdote frente a la familia de Dios y a la diestra del Padre.  Cristo ya cumplió su parte y ahora nos corresponde cumplir la nuestra.

Oración

Señor: perdóname.  Entiendo el gran sacrificio que hizo Jesús por mí y sobretodo que yo merecía todo ese sufrimiento.  Te pido que limpies mi vida y que ahora tenga a Jesús como mi sacerdote.  Quiero vivir conforme a tu palabra.  Te pido reines en mi vida.  En el nombre de Jesús.  Amén