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31 jul 2009

Santiago 1:26-27

Si alguien se cree religioso pero no le pone freno a su lengua, se engaña a sí mismo, y su religión no sirve para nada. La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es ésta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo.



Voy a empezar de atrás para adelante. Consérvate limpio de las manchas del mundo y de su maldad. Por más que te esfuerces, los caminos de Dios no se cruzan en ningún momento con los del mundo. Todo aquello que llama nuestra atención en los espectaculares, las revistas, la televisión, generalmente está enfocada a la exaltación de las personas y Dios no aparece por ninguna parte. Buscan promover caminos que satisfacen necesidades inmediatas pero acaban con tu alma y vida eterna. Esta es la maldad y la corrupción del mundo. Por otro lado, hay un llamamiento a entregarnos por los demás, por atender a los necesitados. En ocasiones debes pensar que no tienes mucho que ofrecer, pero cuando pones tu vida al servicio de los que tienen alguna necesidad, siempre te darás cuenta de lo bendecido que has sido y podrás multiplicar esas bendiciones con tu prójimo. Los huérfanos y las viudas junto con los enfermos y aquellos sin hogar, necesitan apoyo. Seguir los pasos de Jesús es nuestra prioridad. Jesús otorgó su vida para limpiar nuestros pecados y dejó un ejemplo de entrega y servicio dignos de admiración. Tú y yo debemos hacer lo mismo. Tal vez no tengas huérfanos o viudas en tu casa, ¿qué tal tus vecinos? O incluso antes de salir de tu casa, ¿qué tal está tu familia? ¿No necesitan más de tu tiempo? ¿No hay huérfanos y viudas en tu hogar por tu falta de entrega?
Hacer algo por los demás no es fácil. Si lo haces por sentirte bien, te cansarás. Si lo haces por agradar a Dios te cansarás también. Pero si lo haces por AGRADECER a Dios y COMPARTIR lo que te ha dado, entendiendo que por pura misericordia te ha dado lo que tienes, siempre tendrás alas y fuerzas para echar a volar a otras personas.
Por último, la lengua. No importa lo que quieras aparentar, en una discusión siempre salen a “relucir” tus pensamientos internos y aquello que hay en tu corazón. La soberbia, la envidia, los corajes, tus enojos, tus celos, tus amarguras. ¡Con tu boca te puedes delatar en tan poco tiempo! La lengua es un excelente medidor de entrega con Dios. ¿Por qué? Porque te muestra lo que hay en tu corazón. Si dices amar a Cristo pero hablas con puras groserías, te estás engañando dice la Biblia. Si dices amar a Jesús, pero solamente salen críticas y juicios de tu lengua: te estás engañando. No estoy exagerando ni siendo extremista, la Palabra de Dios es la que pone el parámetro a seguir. Examina tu corazón. Analiza tu vida. Frena tu lengua. Atiende a los que tienen necesidades. ¡Entrega tu vida a Jesús!

Oración
Padre Celestial: eres Santo, Poderoso y lleno de misericordia pues me amas sin yo merecerlo. Perdona mis pecados y permite que vea lo bendecido que he sido para que pueda llevar más bendición a los que necesitan. Te pido que controles mi lengua y quites de mí todo lo que hay que no te agrada. Oro en el nombre de Jesús
Amen.

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