Recuerdo hace ya varios años la primera vez que fuimos al reclusorio sur. No fuimos solos. Nos acompañó un grupo que tocaría alabanzas. Nuestra sorpresa fue ver que estas personas, puestas en una foto, parecían rockeros y rebeldes sin causa y sin embargo, sus canciones daban gloria a Dios con batería, guitarra eléctrica y si mal no recuerdo creo que hasta una armónica. Para mí fue extraño y probablemente no fui el único. Ahora entiendo que estaban obedeciendo este versículo: canten a Dios con gratitud de corazón. También recuerdo el lugar en el que pude compartir a Jesús en varias ocasiones y cómo se cantaban alabanzas y salmos a Dios. El lugar estaba lleno de tierra y polvoso. Se escuchaba una grabadora sonando a su máxima capacidad todo tipo de canciones. Gente vendiendo. Olor a comida y aceite. Olor a marihuana. Olor a humano. Y dentro de todo este circo que para la mayoría era el día normal, había una pequeña esquina con personas que cantaban al son de una guitarra vieja pero con corazones renovados y agradecidos con el Dios que los rescató.
Todo esto me hizo meditar en mi forma de cantar y alabar a Dios. En mi forma de vivir la palabra de Cristo y dejar que habite en mi corazón con toda su riqueza, pensé en que Dios quiere que nos aconsejemos y nos instruyamos con toda sabiduría. ¿Cómo le das gracias a Dios? ¿Vives con un corazón agradecido?
Que habite en ustedes la palabra de Cristo… no se trata de leer la palabra de Dios sino dejar que ella sea quien lea nuestro corazón, nuestros pensamientos y todo nuestro ser. Permite que la palabra abra tu interior, examine tu vida y puedas darte cuenta de lo que hay en ti. ¡Te vas a sorprender!
Como hermanos en Jesús, debemos aceptar nuestra responsabilidad sobre cuidarnos los unos a los otros y cada vez que sea necesario, exhortarnos, llamarnos a corregir nuestros pasos, hacer notar lo que estamos haciendo bien y también lo que estamos haciendo mal. Debemos tener la palabra de Dios presente para poder instruirnos los unos a los otros y crecer en nuestra comunión con Dios. Reflexiona en las siguientes preguntas y permite que Dios te hable. ¿Qué habita en tu corazón? ¿Problemas? ¿Incertidumbre? ¿Quejas? ¿Corajes? ¿Resentimientos? ¿Angustia? Que habite en ustedes la palabra de Cristo…
Oración
Señor: quiero que tu palabra habite en mí, que me examine, que me corrija y muestre tu camino. Te pido perdón si no te he alabado correctamente y te doy gracias por recordarme que puedo cantarte himnos y salmos para reconocer tu amor y tu grandeza. Te pido también que me enseñes a instruir y aconsejar a mis hermanos así como también a escuchar y aceptar sus consejos. Sobre todo Padre, enséñame a vivir agradecido. Que mi vida siempre te de gloria y te agradezca por todo lo que me das sin merecerlo. Gracias Señor en el nombre de Jesús
Amén
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