No sabemos cuántos días llevaba Esteban haciendo señales entre el pueblo pero supongamos que su rutina era levantarse por las mañanas y se dedicaba a servir al Señor. Como cualquier otro día, nuevamente se levantó y comenzó a trabajar solamente que en este día se topó con gente que comenzó a argumentar contra él. No solo trataron de acorralarlo con cuestionamientos sino que buscaron personas que estuvieran dispuestas a hablar mentiras sobre Esteban y acusarlo de algo que no había hecho.
Tú y yo nos levantamos todos los días y cumplimos con nuestra rutina. Así pasan las semanas, los meses y los años. Un día como cualquier otro, amaneces en tu casa pero te vas a dormir en un hospital. Amaneces con trabajo y te acuestas desempleado. Amaneces pero en ese día no todos tus seres queridos pudieron terminar el día y te vas a dormir extrañando a esa persona que no verás más. Nadie nos advierte de lo que vendrá y estamos totalmente expuestos. Podemos estar dando la espalda a Dios o en completo servicio a Él, no importa, los eventos llegarán y tenemos que saber cómo debemos reaccionar.
Esteban dedicaba su vida a Jehová. Todos los días compartía el evangelio y servía. Esto no lo excluyó de ser cuestionado e incluso acusado de algo que no cometió. ¿Por qué permite Dios esto? No lo sé. Lo que sí sé es que tiene un plan que conforme se desenvuelva, voltearemos atrás y podremos entender, a Su tiempo, el por qué de cada situación. La Biblia nos dice en Romanos 8:28 que todo lo que nos sucede a los que amamos a Jesús nos es para bien. Así que, aunque sea difícil de entender, el problema al que se estaba encontrando Esteban en ese día, era para su propio bien y para la obra de Dios. Tu situación actual no está exenta. Tal vez pienses que no deberías estar sufriendo por tal o cual enfermedad o por la falta de trabajo o el fallecimiento de un ser querido, pero recuerda que solamente Dios tiene potestad y a nosotros nos corresponde servirlo. Tenemos dos opciones: una es reclamar a Dios por todo aquello que nos sucede que no estamos de acuerdo o dos, aceptar su voluntad (ojo, no con resignación) con gozo sabiendo que cumple sus promesas y teniendo nuestra esperanza en Aquél que nos ama. ¿Hoy te levantaste y todo cambió? Tienes dos alternativas para reaccionar. ¿Qué vas a hacer?
Oración
Señor: definitivamente no entiendo por qué pasan las cosas ni por qué permites tantas otras. Lo que quiero pedirte es que pueda vivir confiado en Ti y con mi esperanza puesta en tus promesas. No permitas que me distraiga por la tristeza, la preocupación o el dolor. Ayúdame a estar gozoso en Ti y vivir en tu paz. Te lo pido en el nombre de Jesús
Amén
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