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27 jun 2013

1 Pedro 4:1-2


Por tanto, ya que Cristo sufrió en el cuerpo, asuman también ustedes la misma actitud; porque el que ha sufrido en el cuerpo ha roto con el pecado para vivir el resto de su vida terrenal no satisfaciendo sus pasiones humanas sino cumpliendo la voluntad de Dios.  



Cuando una persona se pone a dieta, trata de mejorar sus hábitos alimenticios y por consecuencia disminuir el exceso de masa corporal.  Para lograr bajar de peso exitosamente, será necesario tomar decisiones en momentos cruciales.  Tal vez ese chocolate o dulce que le encanta de postre tendrá que suspenderlo.  Una dona o unos tamalitos tendrán que esperar.  Habrá días que le cueste más trabajo y el antojo de aquello a lo que está acostumbrado tratará de apoderarse de él.  Pero, si está firme y con la mirada en la meta, sabrá que el sacrificio de hoy significa un éxito en el futuro.  De la misma forma somos expuestos con nuestra vida espiritual y carnal.  La vida carnal es antes de “empezar una dieta”.  Nuestra vida espiritual comienza cuando entendemos que traemos mucho “peso” que no necesitamos.  Así emprendemos nuestro camino en Cristo.  Así da inicio nuestro crecimiento espiritual.  Una finalidad: Servir y obedecer a Dios.  Un solo sentir: entregar nuestra vida.  Un motivo: no regresar a lo mismo que hacíamos anteriormente.  Cada uno de nosotros ha vivido distintas experiencias.  Por consecuencia, cada uno tendrá sus propias pruebas y tentaciones.  Habrá aquellos que tengan que controlar su manera de hablar, otros su manera de beber, otros su manera de juzgar, otros su dependencia al dinero, otros trabajarán con su orgullo y así sucesivamente, cada uno se irá dando cuenta de cómo dejar de satisfacer las pasiones humanas y satisfacer la voluntad del Señor.  Tristemente, hay personas que predican a Cristo diciendo que todo es fácil y maravilloso una vez que lo aceptamos en nuestras vidas.  Hablan de prosperidad y de bendiciones como si fuera lo único que vamos a atravesar.  Hoy quiero decirte que la biblia nunca nos dice que estaremos exentos de pruebas y situaciones difíciles.  Tal vez lo primero que Dios haga en tu vida para transformarte sea quitarte tu trabajo.  Tal vez te quite a un ser querido.  Tal vez decida cambiarte de casa o país.  Hay tantas cosas con las que Dios puede trabajar que sería inútil tratar de nombrar todas.  Lo que debes saber, es que, una vez que estás convencido que quieres dejar atrás tu carnalidad y crecer en lo espiritual, Dios comenzará a “pulirte” o “ponerte a dieta” a través de pruebas que irán dando nueva forma a tu espíritu.  Si crees en el sacrificio de Jesucristo, dice la biblia que ya has roto con el pecado.  Ya no eres esclavo ni estás encadenado.  Ahora eres libre.  Ya no tienes pretexto de seguir cayendo en las mismas pasiones.  Tus ojos han sido abiertos y tu entendimiento ha sido aclarado.  Cristo sufrió en el cuerpo para mostrarnos que la vida espiritual es superior a la carnal.  Sufrió para enseñarnos que es más importante el espíritu que la carne.  Sufrió para romper con el pecado y abrir un nuevo camino para nosotros.
Así como aquél que inicia una dieta tendrá momentos donde quiera devorar su platillo que tanto le gustaba, habrá días en los que pienses que estabas mejor antes o que sería bueno repetir lo que antes hacías.  Hoy Dios te dice: ¡alto!  ¡No lo hagas!  El gozo carnal es efímero mientras el gozo y la bendición espiritual son eternos.  

Oración
Padre y Señor mío: tu palabra es maravillosa y te agradezco que la pueda estudiar libremente y sin temor.  No quiero regresar a mis malos hábitos.  No quiero seguir viviendo para satisfacer mi carne.  Quiero dejarte que me transformes y me renueves.  Quiero seguir tu camino.  Hoy entiendo que hay momentos difíciles y debo ser fuerte para tomar las decisiones correctas y no caer.  Te pido que pueda entender que las tentaciones son obstáculos que puedo superar y no paredes que no me dejen avanzar.  Te pido me llenes de fuerza y fe para seguirte y no me aparte ni un instante.  Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amén 

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