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15 oct 2014

Hebreos 12:4

En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.



Algunas veces he pensado cuánto podría soportar si mi fe se pusiera a prueba.  No sé si pudiera lograr lo que los discípulos que entregaron todo hasta morir.  Honestamente me encantaría porque significaría que logré entender y entregar todo por lo que realmente vale: Cristo.
El Señor me ha bendecido demasiado.  No vengo de una familia descompuesta.  Tuve a mis padres que me cuidaron y corrigieron.  Me apoyaron.  Me amaron.  Tampoco he sido adicto a nada y no he sufrido ninguna enfermedad o pérdida de algún ser querido muy cercano.  Por el contrario, me han compartido historias que hablan justamente de todo lo que yo no atravesé.  Sin embargo, esto no quiere decir que Dios no ha probado mi corazón o que no está trabajando en mi fe y mi carácter.  He pasado momentos muy difíciles en otras áreas que no necesariamente involucran lo físico o material.  ¿Para qué escribo todo esto y qué tiene que ver con el versículo de hoy?  En distintos tiempos vemos que los seguidores de Jehová han atravesado persecución.  Un foso de leones no hizo que Daniel se retractara de su fe.  Ser vendido por sus hermanos no hizo que José cuestionara la existencia de Dios.  Ver a su compañero en la fe ser asesinado por lapidación no hizo que los discípulos dejaran de hablar de Cristo.  Dios utiliza distintas formas para moldear nuestro carácter y probar nuestros corazones.  El día de hoy, Dios está trabajando en ti.  Quiere que abras los ojos y veas dónde están realmente tus tesoros.  Dónde está tu fe.  Dónde está tu paz.  El versículo nos habla sobre la lucha que tenemos contra el pecado.  Dicho de otra manera, nuestra lucha para crecer espiritualmente.  Recuerda que tu carne es pecado.  Tu naturaleza.  Tu instinto.  Tu yo.  Tienen una base en el pecado.  Conforme vas creciendo en Cristo, tu naturaleza caída comienza a luchar.  ¿Qué estás dispuesto a entregar por seguir a Jehová?  En la biblia vemos extraordinarios ejemplos de personas que entregaron su vida entera.  Derramaron su sangre con tal de no volver atrás.  Hoy tenemos que recuperar esos valores.  No para ir y morir o hacer alguna tontería.  ¡Por supuesto que no!  Valores de entrega.  Principios puestos en el orden correcto.  ¡Cuántas quejas escuchamos por lo que pasa en la vida de uno o de otro!  ¡Cuántos cuestionamientos de dónde está Dios y por qué permite esto o aquello!  Dios está aquí.  Nunca se ha ido ni se ha alejado un centímetro.  Pregunto: ¿Cuánto estás dispuesto a sufrir por tu fe?  Sabes, Pablo sufrió mucho y aprendió que todo lo que antes consideraba como valioso, realmente no tenía valor porque ahora vivía para Cristo.  Y así vemos muchos ejemplos que nos muestran que el sufrimiento lleva al crecimiento.  La lucha contra el pecado es la lucha contra uno mismo.  Mientras más orgullosos, más necios y más duro nuestro corazón, más difícil la batalla.  Piénsalo.  ¿Qué batalla estás librando el día de hoy?  ¿Cuánto estás dispuesto a entregar por tu fe en Jehová?

Oración

Padre: me he quejado, te he cuestionado, me he rebelado y mi orgullo simplemente ha estado estorbando todo este tiempo.  Ya no quiero luchar contra ti y seguir lo que mi cuerpo quiere.  Hoy entiendo que sufrir por ti trae bendición.  Hoy entiendo que dejar mis deseos y buscar los tuyos es lo mejor que puedo hacer.  Hoy entiendo lo equivocado que estaba al pensar que hay bendiciones fuera de Ti y tu voluntad.  Aquí estoy mi Dios.  Mis rodillas dobladas.  Mi corazón humillado.  Toma mi vida.  Guíame y no permitas que siga cometiendo tantos errores y apartándome de Ti.  En Cristo Jesús te lo pido.  Amén

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