Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre.
Creo que este versículo es el MEJOR ejemplo de cómo se comparte la Palabra y Mensaje de Dios. Cristo vino a morir por nuestros pecados y RECONCILIARNOS con Dios. Lo hizo por amor a nosotros. No le importó el sufrir con tal de permitirnos tener comunión con él.
¿Qué estás compartiendo a los demás?
Tristemente me he topado con personas que piensan que los cristianos buscan “convertir” a las personas. También he oído que los cristianos creemos tener la verdad y todos los demás están mal. Me da coraje y lástima no escuchar que los cristianos ¡HABLAN DE CRISTO!
No entiendo en qué momento tergiversamos el mensaje. A veces pienso que es como el juego de “teléfono descompuesto”, donde el mensaje que se dio a la primera persona es totalmente distinto al llegar a la última.
Vuelve a leer el versículo.
¿Pusiste atención a la palabra: hijitos? Eso es compartir de Dios con AMOR.
Si algo demostró Cristo una y otra vez fue el amor a los demás. Su misión fue transmitir que a través de su muerte nosotros tendríamos vida eterna al aceptarlo en nuestra vida.
¿De qué manera vives a Dios?
¿Lo tienes como tu Salvador? ¿Entiendes que Cristo es quien LAVA tus pecados?
Tal vez no compartimos bien la palabra de Dios porque nosotros mismos no entendemos lo que Cristo hizo y hace en nosotros: tener MISERICORDIA.
Deja de juzgar a los demás. No quieras CAMBIAR a las personas. No pienses que lo que tú dices es la última verdad. Son los peores errores que puedes cometer cuando quieras compartir acerca del Señor.
Lo que se debe decir es que Cristo quiere perdonar los pecados de todos nosotros y que para ello es necesario que cada persona se arrepienta y lo reconozcan como su Señor y Salvador.
Dios es quien va a juzgar a cada persona, NO TÚ. Cristo es quien CAMBIA los corazones, NO TÚ. El Señor es quien tiene la verdad en su palabra, NO TÚ.
Espero que guardes este versículo como un gran prototipo de cómo debes hablar de Dios a los demás: con amor, cariño, respeto, paciencia y siempre entendiendo que el Señor es quien HACE el trabajo, NO TÚ.
Oración
Padre: gracias. Gracias por mandar a Cristo a morir por mí y perdonar mis pecados en su nombre. Gracias por el amor tan grande que tienes hacia mí. Te pido que pueda aprender a compartir de tu palabra como lo hizo Juan, con ese amor tan característico de su persona. Permite que pueda tener paciencia hacia los demás y que pueda siempre ser respetuoso, pero sobre todo, que siempre puedas estar Tú en el centro de la plática y no lo que yo pienso. Te lo pido en el nombre de Jesús.
Amén
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