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7 sept 2010

Mateo 6:9-10

Ustedes deben orar así: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.



El domingo estuve meditando sobre la última frase de estos versículos: hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Pensé en la importancia de pedir por la voluntad de Dios por encima de la nuestra. A veces nos gusta orar y decirle a Dios todo lo que “necesitamos”. Necesitamos un trabajo, necesitamos salud, necesitamos cuidado y protección, necesitamos más dinero, necesitamos y necesitamos… Si Dios nos contestara en ese instante nos diría: yo quiero verte transformado, yo quiero tener más comunión contigo, yo quiero que pongas tu fe en mí, yo quiero que sigas mi camino, yo quiero que entiendas que todo depende de mi voluntad, yo quiero que entiendas que nunca te voy a abandonar, que entiendas que siempre voy a ver por ti y que tu “tragedia” no se ha salido de mis manos. Nos gusta el monólogo con Dios. No nos gusta pensar en lo que podría contestarnos.
Jesús nos dejó un ejemplo para dirigirnos a Él en oración. Aquí nos dice que pidamos porque se cumpla Su voluntad en la tierra. Pero cuando pensamos en su voluntad en “la tierra” nos gusta pensar como en algo general. Creemos que significa que no haya guerras, hambre o injusticias. La realidad no es así. El que se haga la voluntad de Dios en la tierra significa que nuestra voluntad pasa a segundo término y la de Cristo toma el lugar que le corresponde. No podemos pensar que cuando se hace la voluntad de Dios en la tierra, podemos ver todo “de lejos” como si no fuéramos partícipes de ello. Error. La voluntad de Dios en la tierra te involucra principalmente en lo individual.
La voluntad de Dios en la tierra transforma tu vida, tu corazón, tu carácter, tu esperanza, tu paz y tu gozo.
Jesús tenía un propósito al dejar estas palabras como ejemplo para nuestras oraciones: hacernos entender que la voluntad de Dios es mejor que la nuestra. ¿Lo puedes comprender? Otra vez: la voluntad de Dios es mejor que la tuya. Si ponemos a Dios por encima de nosotros nuestras prioridades cambian y toman la dirección correcta.
Hoy te animo a reflexionar en los temas de tus oraciones. ¿Qué pides? ¿Por qué lo pides? ¿Dónde está la voluntad de Dios en tu oración? Dejemos de pedir por todo aquello que pensamos que es “necesario” para nuestras vidas y comencemos a pedir por lo que Dios nos muestra que en realidad necesitamos como: amor, misericordia, perdón, humildad, gracia, entrega, servicio entre muchas otras cosas que quiere cambiar en nuestra vida. ¡No dejemos pasar más tiempo y corrijamos nuestra forma de orar concentrándonos en la voluntad de Dios y dejándolo que nos muestre cómo ser transformados!

Oración
Padre nuestro: en verdad eres Santo y Todopoderoso. Te doy gracias por tus palabras y la manera en que corriges mi camino. Hoy te pido perdón porque he puesto mi voluntad antes que la tuya. Hoy quiero pedirte porque se haga tu voluntad no solo en la tierra sino especialmente en mi vida. En Cristo Jesús
Amén

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Love the blog page layout!

Unknown dijo...

Amén

Anónimo dijo...

Muy bueno , la maldad está a la vuelta de la esquina .

Un Tiempo con Dios dijo...

Gracias por sus comentarios. No duden en compartirlo y que Dios los bendiga