Como Apolos quería pasar a Acaya, los hermanos lo animaron y les escribieron a los discípulos de allá para que lo recibieran. Cuando llegó, ayudó mucho a quienes por la gracia habían creído. Porque refutaba vigorosamente en público a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús es el Mesías.
Hay una frase muy conocida que dice: por sus frutos los conoceréis. ¿Te suena familiar? Jesús lo dijo para que nos cuidáramos de los falsos profetas. Nos advierte que habrá personas que hablen maravillas y sean muy convincentes, pero nuestro deber es ser cautelosos y analizar sus acciones. De hecho, en unos versos más adelante, Jesús nos dice (Mateo 7) que no todo el que le diga Señor, Señor entrará en el reino. ¿Qué dicen tus actos de ti? ¿Qué tipo de fruto tienes? Hoy vemos que Apolos decide ir a Acaya para seguir compartiendo las nuevas de Cristo. Firmemente utilizaba su conocimiento para exponer la verdad del Mesías. Sin temor y vigorosamente hablaba a los judíos y utilizaba cada profecía que fue cumplida en Jesús. Esos son frutos. Eso habla de los tesoros que había en el corazón de Apolos. Cristo era su tesoro. Cristo era su alimento y la gloria a Él eran sus frutos.
Nosotros debemos ser responsables y analizar nuestras acciones. ¿Qué hacemos para el reino de Dios? ¿Qué hacemos como esposos? ¿Qué hacemos como padres? ¿Qué hacemos en nuestros trabajos? En general, ¿qué hacemos con lo que Dios nos da hoy? El Señor nos ha llenado de bendiciones. Cada día debemos ponerlas a trabajar a su servicio. Si recuerdas la parábola de los talentos (Mateo 25), al final se piden cuentas sobre lo hecho con ellos y se felicita al que los duplicó mientras se regaña al que no hizo nada con ellos. Apolos lo entendió. Pudo comprender que después de haber recibido la gracia y misericordia de Dios al ser perdonado y reconciliado, decide compartir a todas las personas ese mensaje tan increíble que había cambiado su vida. Hoy quiero animarte a hacer lo mismo. Actualmente (gracias al Señor) hay una lista bastante numerosa de personas que reciben este mensaje por correo electrónico o lo leen a través del blog. Si cada uno de nosotros decide compartir este mensaje a una sola persona, duplicamos en un instante el alcance que tiene hoy este ministerio. Yo te animo a que personalmente compartas siempre tus experiencias con Dios. A que siempre des testimonio de lo que el Señor ha mostrado en tu vida. Por ello, hoy también te animo a que mandes este mensaje y los que siguen, a un conocido tuyo. Alguien por quien has orado. Alguien que sabes que tiene necesidad de Cristo. Has un compromiso y reenvía estos mensajes a aquellos que necesitan escuchar palabras de aliento. Aquellos que necesitan consuelo. A aquellos que necesitan reconciliarse con el Señor. Apolos fue a Acaya para compartir a Cristo. Se dedicó a hablar a los judíos y exponer lo que era evidente. No se guardó para sí esa revelación ni esa bendición sino que la exhibió y la compartió. Hagamos lo mismo hoy. Utiliza esta herramienta para que más personas conozcan de Cristo. Utiliza esta herramienta para que las bendiciones lleguen a más personas. Utiliza esta herramienta para servir al Señor y dar fruto anunciando a los demás que crees en Él y que quieres obedecerlo.
Oración
Padre: quiero reconciliarme contigo y por ello te pido perdón por mis pecados. Hoy entiendo que mis frutos han sido resultado de una vida egocéntrica y egoísta. Te pido que pueda ser transformado y aprenda a vivir compartiendo tus bendiciones y duplicándolas para que lleguen a más y más personas. Me entrego a Ti mi Dios. En el nombre de Cristo Jesús. Amén.
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