Como pasaron muchos días sin que aparecieran ni el sol ni las estrellas, y la tempestad seguía arreciando, perdimos al fin toda esperanza de salvarnos.
Si bien, Cristo es extraordinariamente bueno y perdona nuestros pecados cuando lo reconocemos y lo confesamos, todo aquello que hicimos antes tiene consecuencias que tenemos que enfrentar. Sea grande o pequeña, si es que es posible darle medidas a nuestras malas decisiones, todo aquello que hacemos trae involucrada una consecuencia. Podemos decir que a toda acción corresponde una reacción.
En el versículo de hoy vemos que, a pesar de haber echado la carga por la borda y haberse desecho de partes importantes del barco, siguieron pasando los días sin que apareciera el sol ni las estrellas. Peor aún, la tempestad continuaba empeorando hasta que perdieron la esperanza de salir vivos. Definitivamente fueron buenas decisiones las de deshacerse del sobrepeso, pero no fueron suficientes para cambiar su situación de manera inmediata. Tuvieron que pasar varios días más sufriendo por haber tomado su mala decisión de salir cuando se les había advertido de no hacerlo.
¿De qué nos sirve esto? ¿Cómo aplicarlo a nuestra vida?
Es importante ser sencillos y honestos para reconocer nuestras malas decisiones y de ahí poder empezar a trabajar. Dios no es malo ni busca hacernos daño pero tristemente le echamos la culpa cuando las cosas no salen bien. Le reclamamos. Le cuestionamos lo que ha hecho. Pensamos que merecíamos esto o aquello. Mientras tanto, no nos damos cuenta que, en primer lugar no somos nadie para cuestionar a Dios y en segundo lugar, gran parte de lo que atravesamos tiene que ver con las decisiones que hemos tomado. No tiene nada que ver con energía ni leyes de atracción. Si tomas una mala decisión, por más que intentes atraer un buen resultado, la consecuencia será negativa. Es simple y sencillo. Por esta razón, la biblia nos anima a permanecer en Cristo. Nos exhorta a leer y estudiar su palabra. A meditar en ella constantemente. A buscar servirle en el transcurso de cada día. Dios no nos pide esto por egoísta ni porque le beneficie. ¡Al contrario! Nosotros somos los principales beneficiados pues nuestra toma de decisiones será mucho más certera que si nos apartamos de Él. Medita en tus acciones. Medita en sus consecuencias. No evadas tu responsabilidad sobre las decisiones que has tomado. Si estás atravesando por tormentas, te animo a que busques con más fervor al Señor y le pidas que te ayude para salir adelante. Él y solamente Él puede realizar un milagro en tu vida. No te desanimes ni dejes que la tempestad te quite los ánimos de salir adelante. Dios te da la fuerza necesaria para que puedas seguir pues la misma biblia nos dice que a los que esperamos en Jehová nos da alas como águilas para que no nos cansemos. Por último, te animo a que en tus siguientes decisiones, pongas tus prioridades en orden antes de tomar cualquier acción. Pon tus opciones a la vista de Cristo y deja que Él te muestre cómo decidir basado en Sus principios y sabiduría y no en los tuyos.
Oración
Señor y Padre: cuántas gracias te doy por amarme de manera incondicional. Te pido que perdones mis pecados y sobretodo mi falta de entrega a Ti. Hoy te pido que me des fuerzas para seguir adelante pues he tomado malas decisiones. Te pido por sabiduría para caminar por mejores caminos. Te lo pido en Cristo Jesús. Amén.
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