Los judíos piden señales milagrosas y los gentiles buscan sabiduría, mientras que nosotros predicamos a Cristo crucificado. Este mensaje es motivo de tropiezo para los judíos, y es locura para los gentiles, pero para los que Dios ha llamado, lo mismo judíos que gentiles, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios. Pues la locura de Dios es más sabia que la sabiduría humana, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana.
Vuelve a leer el pasaje detenidamente. Habla no solo de aquel tiempo sino del nuestro también. Hoy en día tenemos personas queriendo exigir a Dios cómo debe comportarse para que ahora sí “crean” en Él. Señor, le dicen, si haces o permites esto y si pasa aquello, ahora sí prometo cambiar, ahora sí admito que eres mejor que yo, ahora sí creeré que existes. Para otras personas, la sabiduría los atrae pensando que pueden encontrar más de lo que realmente hay. Dudan la existencia de Dios. Buscan encontrarle el sentido a la vida. Buscan encontrar el origen de las cosas incluyendo la creación misma. Hoy en día tenemos personas creyendo que provienen de un primate y que de alguna forma evolucionaron hasta lo que son hoy en día. ¡Esta es nuestra gran sabiduría humana! Pero sabes algo, esa sabiduría y esa exigencia de señales no acaban ahí. ¡Hoy en día tenemos tantas influencias que provienen de estas dos premisas! Dentro de las costumbres de hoy en día, creemos que la sabiduría del hombre es mejor que la de Dios y por esta razón tomamos decisiones que, aunque equivocadas, tienen un tinte de ser correctas. Te voy a dar un ejemplo: ahora las parejas piensan que es sabio vivir juntos antes de casarse. ¿La lógica detrás? Deben saber si son compatibles antes de tomar un compromiso. Segundo ejemplo: las personas creen que aquél que sigue fielmente a Dios, se está perdiendo de mucho. ¿La lógica detrás? El obedecer a Dios, evita realizar ciertas acciones que causan placer o que simplifican la vida. Mentir para salir de una situación incómoda es mejor que decir la verdad. Tener relaciones sexuales con varias personas es un placer y no me afecta en nada. Pero basta de ideas y de ejemplos. Vayamos a lo importante. La locura y la debilidad de Dios es más sabia y más fuerte que la de nosotros los hombres. ¡Piénsalo! Si encontramos a la persona más fuerte del mundo, no podrá siquiera cambiar el rumbo del viento o dirigir una tormenta. Sin embargo, le tememos más al hombre que a Dios. Asimismo, la persona más inteligente del mundo jamás podrá tener los pensamientos y la sabiduría del Señor. Sin embargo, confiamos más en lo que el hombre dice por encima de lo que Cristo. ¿Lo puedes ver? Te da más seguridad el ahorrar dinero que confiar en que el Señor provea y cuide de ti. ¿Lo estás entendiendo? Cuando Pablo nos dice estas palabras, quiere abrirnos los ojos y hacernos entender que, cuando seguimos y obedecemos a Cristo, vamos en dirección opuesta a la de los demás. No te confundas. Lo que Cristo ofrece es miles de veces mejor que lo que hay allá afuera. No te quedes buscando señal milagrosa y tampoco te pierdas en la sabiduría de este tiempo sino deja que Jesús te muestre su camino y sus bendiciones para que te des cuenta de lo que realmente te has estado perdiendo. Recuerda que su debilidad es mucho más fuerte que tú y yo juntos. Recuerda que su locura es mucho más sabia que tú y yo en nuestro mejor momento de lucidez. Entonces, ¿para qué seguir yendo en dirección opuesta a Aquel que es mejor que nosotros y quiere bendecirnos?
Oración
Padre: te pido perdón por mis pecados. Te pido perdón por ser obstinado y no querer abrir mis ojos a la realidad. Hoy entiendo que toda esa sabiduría que consideraba valiosa no tiene nada que ofrecer para hacerme feliz ni darme paz o amor. Hoy entiendo que la fuerza que hay allá afuera se desbarata mucho más rápido que un hielo en el desierto. Hoy entiendo que Tú eres la verdad y el camino. Hoy entiendo que tienes un plan para mí y que me amas. Toma mi vida Señor. Has de mí como te parezca conveniente y no permitas que me aparte de Ti. Te lo pido en el nombre del Señor Jesucristo. Amén
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