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21 ago 2012

Gálatas 1:3-5


Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz.  Jesucristo dio su vida por nuestros pecados para rescatarnos de este mundo malvado, según la voluntad de nuestro Dios Padre, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos.




Si te consideras seguidor de Jesús, vuelve a leer los versículos con detenimiento.  Estas palabras deben tocar en lo más profundo de tu corazón.  Jesús entregó su vida para rescatarnos de este mundo según la voluntad de Dios Padre.  ¡No fue la voluntad de Jesús sino la del Padre!  Lo que hizo Jesús fue obedecer y eso es impresionante.  Este ejemplo que dejó Jesús debe revolucionar y transformar tu forma de pensar.  No se trata más de ti ni de mi sino de la voluntad del Padre.  
Recientemente vi un documental sobre matrimonios arreglados.  Su fundamento es espiritual y, para sorpresa de muchos, en un país donde la tasa de divorcio supera el 50%, éstos tienen mejores números.  ¿Cómo es posible?  Personas que no se conocían.  No tuvieron sus citas.  No vivieron juntos para confirmar su compatibilidad.  No contestaron tests para saber si las estrellas estaban alineadas cuando nacieron.  Simplemente actuaron conforme sus principios.  En un mundo donde la tendencia es evitar a como de lugar la verdad y tratar de redefinirla conforme al punto de vista de cada individuo, resulta difícil poder llegar a un acuerdo donde uno esté bien y el otro esté mal.  Por consecuencia, en el caso del matrimonio, es mejor divorciarse.  Pero si leemos la biblia, nos damos cuenta que Jesús es la verdad y que su palabra da parámetros para lo bueno y lo malo.  No los hombres.  No las costumbres.  Dios pone el estándar y la vara para ser medidos.  Entonces, ¿Cómo decidir?  Conforme a los principios de Dios.  Debes amar a tu prójimo como a ti mismo y con este principio probablemente puedas resolver el 90% de tus problemas simplemente cuestionando si con tus actos estás o no amando.  Regresando al ejemplo del matrimonio, nuestro deber es hacer la voluntad del Padre y no la nuestra.  Por consecuencia, como hombres, debemos aprender a entregar nuestra vida por nuestra pareja, debemos aprender a ser líderes que sepan balancear la toma de decisiones con el amor incondicional que solo Dios puede dar.  Y mujeres, no se quedan fuera de los deberes, aprendan a ser la ayuda que su pareja necesita, aprendan a respetar a sus maridos como a Cristo.  Pero sobre todo, tengan presente las palabras de los versículos de hoy, hagan todo conforme a la voluntad del Padre y no la suya.  Obviamente esto no se limita al matrimonio.  Fue un simple ejemplo.  Esto aplica en todos los aspectos de tu vida.  En tu trabajo, con tus hijos, con tus padres, con tu familia, con tus amigos y con tus enemigos.  Repito, ya no se trata de tu voluntad sino la de Dios Padre.  Deja de buscar a quien culpar.  Deja de buscar pretextos.  Deja de encontrar razones para no perdonar.  Deja de esconderte.  Todo eso que estás arrastrando impide que tu relación con Dios crezca y de fruto.  No puedes llevar una doble vida.  Jesús dejó el ejemplo diciendo, Señor, si puedes, que pase de mi esta copa pero que se haga conforme a Tu voluntad.  Este es el gran paso de la fe.  Ama.  No porque la gente es buena sino porque es la voluntad del Padre.  Perdona.  No porque lo merezcan sino porque es la voluntad del Padre.  Pide perdón y arrepiéntete.  Reconoce cuánto te has alejado de Dios y vuelve a casa.

Oración
Dios Padre: me arrepiento de mis pecados.  Perdona que te he dado la espalda por tanto tiempo mientras Tú siempre has extendido tus brazos para recibirme.  Hoy aprendí que mi vida debe ser conforme a tu voluntad y mi crecimiento espiritual estará limitado si mi entrega es limitada.  Quiero entregarte mi vida entera.  Sin restricción.  Quiero obedecerte y darte gloria en todo lo que haga.  Padre, tu conoces mi corazón.  Fortalece mi fe y ayúdame a entender que tus planes son mejores que los míos y que el hacer tu voluntad será la mejor decisión que pudiera tomar.  En Cristo Jesús te lo pido.  Amén 

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