Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado. Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo.
Hay una serie de televisión que se llama Intervención. Son casos reales que son documentados para poder entender o conocer más sobre el problema de las adicciones en Estados Unidos. Aquellos que son grabados, se les informa que se está realizando un documental y se les pregunta si quieren participar. Cada una de estas personas, tiene a su familia totalmente desesperada y preocupada pues ven cómo poco a poco están destrozando su vida. Los seres queridos no saben cómo ayudar y muchas veces terminan por dejarse de ver. Sin embargo, el dolor sigue ahí. Por otro lado, la persona que es adicta, expresa sus pensamientos y sentimientos conforme pasan los días. Muchas veces su adicción resulta de un divorcio de los padres, o un abandono de la pareja, el fallecimiento de un ser querido, en fin, hay muchas causas y no podemos definirlas todas. Resulta sumamente triste ver una vida consumida por una adicción. El adicto no tiene voz ni voto. Se levanta y necesita su estimulante (o sedante). ¿A dónde voy con todo esto? ¡Es gente que necesita ayuda! Cada caso es una persona que se está desmoronando y cayendo por el abismo sin poder parar. Son vidas que están en picada y no tienen forma de ser levantadas. ¡Necesitan de alguien que los ayude! Al final del documental, se realiza una Intervención, y se le ofrece al adicto acudir a un centro de rehabilitación.
El pecado es como una adicción. Muchas veces no sabemos cómo ayudar o cómo salir de ese círculo vicioso. Lo peor que podemos hacer con un adicto es criticarlo y juzgarlo. Lo mismo pasa con una persona que está cometiendo un pecado. Por esta razón Pablo dice: deben restaurarlo con actitud humilde. ¿Por qué? Porque si somos honestos, por la gracia del Señor hemos sido rescatados. No porque fuimos sabios y tomamos decisiones correctas sino porque el Señor tuvo (y tiene) misericordia de nosotros y nos rescató. Debemos tener en nuestro corazón la carga y el deseo de salir y compartir “la rehabilitación” de Jesús. Debe preocuparnos el ver a un hermano cayendo en pecado. No debemos alarmarnos y criticarlo sino acercarnos y en humildad llevar su carga para que se le de gloria a Dios. ¿Lo puedes ver? Significa amar a tu prójimo como a ti mismo. Por eso Pablo dice: así cumplirán la ley de Cristo. Una persona cuya vida está en picada necesita consuelo, amor y ánimo. El problema es que nos quedamos fijados en lo que está mal y se nos olvida ver el corazón que tiene la necesidad.
Sea una persona que no conoce a Cristo, o un hermano en la fe, espero que en tu corazón nazca y se desarrolle el deseo de amar a tu prójimo y de querer compartir la increíble “rehabilitación” que ofrece el Señor. Espero puedas llevar el amor, la gracia y la misericordia que Dios te ha regalado, a otras personas que hoy la necesitan tanto. Dejemos de señalar y criticar y comencemos a trabajar para Cristo anunciando su evangelio y amando a nuestro prójimo. Aprendamos a llevar las cargas de nuestros hermanos y a amonestarnos en amor y misericordia tal y como Cristo lo hace con nosotros cada vez que le fallamos.
Oración
Señor: gracias. Eres inmensamente amoroso y no puedo dejar de agradecértelo. Gracias por perdonarme cada vez que cometo una falta. Te pido que de igual forma aprenda a perdonar a los que me causen un mal. Ayúdame a llevar tu amor y misericordia a mi prójimo. Quiero aprender a amonestar a mi hermano en humildad y a llevar sus cargas juntamente para que al final la gloria sea tuya mi Señor. Te pido que llenes mi corazón con tus deseos y que mi vida sea de servicio a Ti. En el nombre de Jesucristo te lo pido. Amén.
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