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4 feb 2013

Filipenses 2:19-21


Espero en el Señor Jesús enviarles pronto a Timoteo, para que también yo cobre ánimo al recibir noticias de ustedes.  No tengo a nadie más que , como él, se preocupe de veras por el bienestar de ustedes, pues todos los demás buscan sus propios intereses y no los de Jesucristo.  



¿Alguna vez has pensado en cómo sería tu vida si pudieras tener a Cristo en vida?  ¿O qué tal a alguno de los apóstoles?  Poder convivir con ellos.  Escuchar sus enseñanzas.  Presenciar los milagros.  Ver sus vidas entregadas y comprometidas.  Yo pensaba que mi vida probablemente sería distinta.  Pensaba que tendría un mayor compromiso y que estaría más entregado.  Pero conforme voy aprendiendo de la biblia y soy honesto conmigo mismo, me doy cuenta que probablemente no hubiera sido muy distinta a lo que es ahora.  No porque no ame a Dios y quiera seguirle sino porque cada  día descubro lo arraigado que está el egoísmo y el egocentrismo en mí.  Por supuesto que me gusta servir al Señor.  Me encanta poder compartir estos pensamientos a tanta gente.  Disfruto poder dar un consejo con la perspectiva de Cristo.  Mi punto es el entender que nuestro compromiso con el Señor no debe estar basado en las circunstancias.  Nuestro deber de servir al Señor no se lo podemos dejar a otras personas.  Así como Pablo nos dice que solamente confiaba en Timoteo para realizar una tarea, hoy en día hay pocas personas en las iglesias que pueden ser consideradas para alguna misión necesaria.  Piénsalo.  ¿En qué estás sirviendo a tu iglesia?  ¿Por qué crees que no te necesitan?  ¿Porque ves a mucha gente?  Creo que pensamos que no nos necesitan porque es mejor seguir con nuestro camino, nuestra vida y nuestras costumbres en lugar de cambiar y dejar de vivir tanto para nosotros.  El mismo Pablo, un excelentísimo ejemplo de una vida entregada al Señor, tenía problemas para encontrar gente comprometida de corazón.  Hoy en día existe esa misma necesidad.  Hacen falta personas que den ese paso y suban al siguiente escalón.  Que busquen servir.  Que deseen amar a Dios y amar a su prójimo.  Necesitas cambiar.  Debes ser parte del cuerpo de Cristo.  Si bien la iglesia es un solo cuerpo, tiene distintos órganos.  Cada uno de nosotros está creado para ayudar en labores únicas y específicas.  Créeme, hay mucho que puedes hacer por la iglesia.  Es cuestión de decirle al Señor: aquí estoy, dime qué hacer y cómo puedo servirte.  Está mal que haya unos cuantos comprometidos.  Está mal que dejemos que “los de allá” sean los que sirven mientras “los de acá” escuchamos.  Abre los ojos.  Cristo solamente tuvo 12 discípulos de los cuales uno lo traicionó.  Pablo tenía a Timoteo.  Necesitamos entregarnos.  Necesitamos de más personas comprometidas y tú debes ser una de ellas.  No tu pareja, no tus hijos, no tus padres, no tus vecinos, no tu pastor.  Tú.  Tú debes tomar acción.  Tú debes servir.  Somos una iglesia que trabaja en conjunto.  Que depende uno del otro.  No es perfecta pues somos imperfectos.  Pero trabajamos para la gloria del Señor y no hay mejor recompensa.  ¡Decídete!  No dejes que pase mas tiempo.  Eso significa que seguirá habiendo un solo Timoteo.

Oración
Padre: gracias.  Tu palabra es maravillosa y entra a lo más profundo de mi corazón.  Perdona mi egoísmo y mi falta de entrega.  He querido vivir conforme a mi voluntad y he dejado que otros te sirvan engañándome al pensar que no es necesario que yo haga algo.  Hoy entiendo que mi deber es servir y comprometerme contigo.  Aquí estoy Señor.  Aquí está mi vida y te pido que me muestres cómo servirte y cómo alabarte.  En Cristo Jesús.  Amén.

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