Tengo muchas cosas que decirte, pero
prefiero no hacerlo por escrito; espero verte muy pronto, y entonces hablaremos
personalmente. La paz sea contigo. Tus amigos aquí te mandan saludos. Saluda a los amigos allá, a cada uno en lo
particular.
Dedicarle tiempo a la gente no es
fácil. Significa sacrificar del tuyo y
dárselo a alguien más. No tienes que
estar lleno de actividades para que sea difícil. Piensa en esto: puedes estar cansado y
prefieres ir a tu casa y descansar, sin embargo, vas a ir con un hermano en la
fe a tratar de darle apoyo y algún tipo de consejo bíblico. Con el tráfico, más el tiempo que pases ahí,
tal vez se te fueron dos horas. Por otro
lado, personalmente hay días en los que preferiría hacer otra cosa y no
escribir estos devocionales. Sí. También soy como tú y mi vida dista mucho de
ser perfecta. Pero al leer pasajes como
el de hoy, donde vemos la entrega de los apóstoles como Juan, tiene que
impactar nuestra vida. Vuelve a leer el
pasaje y trata de poner entonación a sus palabras. Tienen un toque de cariño y afecto. Quiere que Gayo mande un saludo individual a
la congregación y no general. A cada uno
en particular quiero que saludes. Le
dice Juan. ¡Eso es dedicar tiempo a los
demás y entregarse por los demás! A
veces nos confundimos y queremos que el evangelio se lleve a miles de
personas. Queremos tener impacto en
diferentes países. En fin, tenemos
planes increíbles mientras que por otro lado, perdemos el amor y la dedicación
a nuestro prójimo. Tenemos pastores con
iglesias de miles de personas. ¿Cómo le
van a hacer para conocer a cada uno de ellos?
¡Imposible! Ahora, no existe una
iglesia perfecta porque simplemente no somos perfectos. Algunas iglesias explotan ciertas
características y no tienen que ser todas iguales. Por eso no estoy criticando una mega
iglesia. Lo que quiero hacer énfasis
hoy, es en la atención tan dedicada y específica que muestra Juan en su carta. A cada uno de la congregación donde Gayo se
encontraba, manda a saludar. Además, quiere
ir pronto con ellos. Quiere hablar
personalmente y pasar tiempo con ellos.
Puede parecer muy simple pero no lo es.
Si pudiéramos comparar la labor de los apóstoles al día de hoy, serían
como directores de empresas multinacionales.
Así me los imagino yo. Viajando
de una ciudad a otra. Tratando de ver
cómo va el “negocio”. Hablando con los
gerentes (líderes) y preguntando por el crecimiento. Hablando constantemente por teléfono o
mandando correos electrónicos. La
diferencia es que en ese entonces, viajar era mucho más lento y las
comunicaciones muy, pero muy, arcaicas.
Pero seguramente su vida no tenía mucho tiempo de ocio. Sin embargo, hay una diferencia adicional que
tiene gran importancia. Juan y los
apóstoles no buscaban la forma más efectiva de “crecer”. Buscaban imitar a Jesús en todo lo que
hizo. Entregaban su vida a cada uno de
los hermanos. Servían en todo
momento. Y se guiaban por lo que Dios
dice. Esto les dio el mejor resultado
que cualquiera pudiera pensar. Tener impacto
en todo el mundo. Pero pon atención. Vino del amor y entrega que cada uno dedicó a
sus discípulos. Así como Juan, tú y yo
debemos aprender a morir a nosotros mismos y dedicar de nosotros a nuestros
hermanos en la fe y a nuestro prójimo en general.
Oración
Padre: gracias por abrir mis ojos. He sido egoísta y no quería aceptarlo. Hoy entiendo que debo entregarme y dedicar de
mi a mis hermanos y mi prójimo. Te pido
perdón porque solamente he pensado en mí.
Te pido pongas las ganas y el deseo de servir y de gozarme en mi entrega
a Ti. Sé que va en contra de lo que
pienso, sin embargo sé que tu camino es mejor que mi camino. Gracias Señor. En el nombre de Jesús. Amén
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