Por eso, dejando a un
lado las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la
madurez. No volvamos a poner los
fundamentos, tales como el arrepentimiento de las obras que conducen a la
muerte, la fe en Dios, la instrucción sobre bautismos, la imposición de manos,
la resurrección de los muertos y el juicio eterno. Así procederemos si Dios lo permite.
¿Qué significa esto de
dejar las enseñanzas a un lado? ¿No se
supone que debemos estudiarlas? ¿Acaso
se está contradiciendo la biblia? ¿Qué
no es perfecta?
Bien. Primero.
No se está contradiciendo y sí es perfecta. Definitivamente debemos estudiar a
profundidad toda la palabra. Y por
último, significa que debemos crecer espiritualmente y no podemos quedarnos
estancados escuchando una y otra vez los mismos principios. En ningún momento está nulificando las
enseñanzas. Recuerda que en el capítulo
anterior aprendimos que debíamos pasar de la leche a la carne espiritual y aquí
nos está dando el ejemplo práctico. Es
como decir, aprende ahora a multiplicar y dividir pues no puedes quedarte con
sumas y restas nada más. Si vuelves a
leer el pasaje, te darás cuenta que nos anima a avanzar. ¿A dónde avanzamos si no es en conocer más de
las escrituras? Por esta razón es claro
que debemos adentrarnos más y más en la palabra de Dios. Es sumamente importante tener los principios
a los que hace referencia como base y fundamento. Sin embargo, no podemos quedarnos ahí. Es necesario crecer. Es necesario edificar. ¿Tiene sentido poner los fundamentos más
sólidos y no construir el resto del edificio?
¡Por supuesto que no! De la misma
forma, no tiene sentido que quieras seguir en comunión con Cristo y nunca dejar
que reine en tu vida.
¿Sabes? De cierta manera es una llamada a dejar de
ser mediocres. Es una exhortación a
dejar de ser tibios y pasar a ser fríos o calientes. Aquí es donde debes ser honesto contigo
mismo. Debes abrir tu corazón y
ponérselo a Dios. Tú y Él. Sin tener que quedar “bien” con alguien o
aparentar algo distinto. Es personal e
íntimo. Por otro lado, no significa que estés solo para avanzar. Bien dice el autor: avancemos y procederemos. ¡Se incluye en esto! ¿Por qué?
Porque la vida en Cristo se basa en compartir el evangelio y hacer
discípulos. Al discípulo se le da
seguimiento. Se le anima. Se le enseña.
Se le exhorta. Así que medita de
qué lado estás. ¿Tienes discípulos? Anímalos a avanzar a la madurez espiritual. ¿Eres discípulo? Busca la enseñanza para dejar la infancia
atrás y encaminarte hacia la madurez. No
te quedes estancado. No te quedes en la
superficie.
Es importante que
constantemente medites sobre tu posible estancamiento espiritual. Es más cómodo quedarse estancado que subir al
siguiente escalón. Por eso no debes
dejar que la costumbre o el miedo te frenen.
Nunca te quedes conforme con lo que has aprendido y con lo que Dios ha
hecho en ti. Busca más. aprende más.
Entrega más. Ríndete más.
Oración
Señor: hoy me rindo
ante Ti. Toma mi vida. No quiero quedarme estancado y como un niño
espiritual. Guíame y quita todo aquello
que frene mi madurez. Quiero seguirte y
comprometerme contigo. En Cristo
Jesús. Amén
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