Por eso, al entrar en el mundo, Cristo dijo: “a ti no te complacen
sacrificios ni ofrendas; en su lugar, me preparaste un cuerpo; holocaustos y
expiaciones no fueron de tu agrado. Por
eso dije: Aquí me tienes, como está escrito de mí en el libro: he
venido, oh Dios, a hacer tu voluntad”.
Primero dijo: “Sacrificios y ofrendas, holocaustos y expiaciones no te
complacen ni fueron de tu agrado” (a pesar de que la ley exigía que se
ofrecieran). Luego añadió: “Aquí me
tienes: he venido a hacer tu voluntad”.
Así quitó lo primero para establecer lo segundo. Y en virtud de esa voluntad somos
santificados mediante el sacrifico del cuerpo de Jesucristo, ofrecido una vez y
para siempre.
Hay personas que piensan que Dios es “distinto” en el antiguo
testamento. Ya sea por los sacrificios o
las guerras que se desarrollaron, podríamos pensar que era un Dios un tanto
“sanguinario”. Piénsalo. El antiguo testamento está lleno de historias
así. La realidad es que Dios es el
mismo. Simplemente vamos conociendo
distintas características conforme a su voluntad. En el pasaje de hoy, aprendemos que, a pesar
de que los sacrificios eran parte de la ley, nunca fueron del agrado de
Jehová. Dios siempre tiene un motivo (o
varios) dentro de cada situación que permite o hace. Los sacrificios recordaban constantemente a
la gente la gran necesidad de ser perdonados así como el costo tan alto de
nuestro pecado. Después se nos enseña
que Dios preparó todo para que Cristo viniera al mundo y se realizara el
sacrificio que realmente agradaría a Jehová.
¿Por qué los sacrificios anteriores no le complacían? Mi entendimiento dice que Dios siempre quiso
la perfección en nosotros y esto solamente lo logramos a través de Cristo. Imagino que simplemente fue parte de su plan
perfecto el vivir esa etapa sin Jesús pero sabiendo que después las cosas
serían mejores. ¿Qué debemos
aprender? Primero: que Dios no cambia ni
miente sino que su palabra permanece siempre y es verdad absoluta. Segundo: no podemos encerrar a Dios en
nuestro entendimiento. Si bien, a lo
largo de la biblia encontramos distintas características de Él, nunca podremos
conocerle por completo. Tercero: debemos
aprender del extraordinario ejemplo de Jesús cuando dice: Aquí me tienes. Jesús sabía lo que vendría. Tenía perfecto conocimiento que sufriría excesivamente
y que moriría injustamente. Sin embargo
dice: Aquí me tienes, he venido a hacer tu voluntad. ¡Increíble!
Nosotros nos preocupamos por nuestro trabajo, por la salud (o la
enfermedad), porque nuestra familia esté bien, por tener una casa o comida, por
poder tomar vacaciones o cualquier otra cosa que esté en tu mente. Mientras tanto, Cristo nos enseña lo que debe
estar en nuestra mente: he venido a hacer tu voluntad. ¡Ese es nuestro propósito! ¡Esa es nuestra meta! Dejar atrás todo y buscar hacer la voluntad
de Dios. ¿Cómo te preguntarás? ¿Cómo puedo vivir si tengo problemas
económicos? ¿Cómo seguir adelante con el
dolor que causa perder a alguien o ver sufrir a un ser querido con alguna
enfermedad? Con el consuelo de
Cristo. Pero no termina ahí. 2Corintios 1:4 nos dice: el Dios de toda
consolación, nos consuela para que también nosotros podamos consolar a los que
están en cualquier tribulación por medio de la consolación que recibimos de
Dios. Si en tu vida hay necesidad de ser
consolado y por más que pides a Dios, simplemente te sientes igual,
probablemente sea que en tu corazón está solamente la necesidad personal de
“sentirte mejor” y no el deseo de obedecer como dice en Corintios de recibir el
consuelo porque sabes que así podrás ir y consolar a otros. Constantemente lo escribo: no podemos vivir
guardando las bendiciones. ¡Debemos
salir y compartirlas! Si Dios me llena
de su paz, debo salir y llevar paz a los que no la tienen. Si Dios me llena de su consuelo, debo ir con
los que necesitan ser consolados. Si
Dios me perdona, debo salir y perdonar a los que me lastiman. No puedo vivir recibiendo y recibiendo. ¡Esa no es la vida en Cristo! Él dejó todo por obedecer al Padre. Ese es el ejemplo que nos dejó y nuestros
pasos a seguir. ¿Qué vas a hacer?
Oración
Padre: aquí estoy para hacer tu voluntad. Desde lo más profundo de mi corazón, te
entrego mi vida y te pido tomes el control y reines. Quiero recibir tus bendiciones para llevarlas
a los que no las tienen. Quiero recibir
tu amor para poder amar, tu perdón para poder perdonar y tu consuelo para poder
consolar. Perdona que haya sido tan
egoísta y no haya entendido que debo entregarme a Ti y por consecuencia a mi
prójimo. Te pido que mi vida sirva a los
demás como luz y testimonio de lo increíble que es vivir en obediencia y
comunión contigo. Gracias mi Dios. En el nombre de Jesús. Amén
4 comentarios:
Amén
Gracias por enseñarme tanto con cada reflexión de la Palabra de Dios. Bendiciones.
Amén, gracias por compartir cada día aprendo algo nuevo de la oakabra, para hacer testimonio! Amen!!
Gracias por sus comentarios.
No duden en compartir el blog y que Dios los bendiga!
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