Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los
israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales.
Los israelitas estuvieron como esclavos de Egipto 430 años. José vivió 110 años. Ya sea que estuvo en la época de la
esclavitud o no, por lo menos pasarían 320 años para que se cumpliera lo que
había dicho. Este es el perfecto ejemplo
de una fe puesta en práctica. No importa
cuánto tiempo falte para que se cumpla una promesa. No importa que las cosas se vean distintas y
parezca que no pasa nada. Cuando Dios
habla, todo se cumple. José lo sabía y
por ello da instrucciones sobre qué hacer con sus restos mortales. Sin embargo, José no tuvo esa fe de un día
para otro. Fue un crecimiento
constante. Primero estuvo a punto de ser
asesinado por sus hermanos y cambian de opinión para venderlo como esclavo. Es puesto en la cárcel con cargos falsos. Posteriormente le acusarían de intento de
violación. Así atravesaría varias
injusticias pero siempre se mantuvo fiel y con la fe puesta en el Señor. Dios lo bendijo y llegó a ser la segunda
persona más importante del reino de Egipto.
José presenció en carne propia los milagros del Señor mientras que al
mismo tiempo sufría injusticias. La
diferencia entre él y la mayoría de nosotros es sencilla: en lugar de vivir quejándose
y cuestionando todo lo que le pasaba, él se mantenía firme en obedecer y servir
a Dios. ¡Ahí está la clave! El mismo Jesús lo confirmó en Mateo 6:36
donde nos dice que busquemos el reino de Dios y él se encargará de darnos todo
lo que necesitamos. Pero tristemente se
nos olvida. Tenemos un mal día. Una mala semana o incluso meses que las cosas
no salen bien. Pensamos que esos
milagros y promesas no son para nosotros.
Nos confundimos. Nos
desanimamos. Todo porque nuestra fe no
es firme ni está bien desarrollada. Hoy
es tiempo de cambiar y crecer esa fe.
¿Cómo? A través de la palabra de
Dios. Sea cual sea tu situación, Dios
está ahí. No te ha abandonado. No quiere verte sufrir. Tal vez es necesario que trabajes con tu
orgullo y soberbia y aprendas a doblar tus rodillas y a depender al cien por
ciento de su voluntad. ¡Hay tantas cosas
que debo cambiar que no tiene sentido enfocarnos en un solo ejemplo! Piensa en tu vida y ponla a la luz de la
palabra de Dios. Es un ejercicio fácil y
rápido para darte cuenta qué debes cambiar.
Si no puedes encontrar nada.
Quiere decir que tu corazón está duro y tus oídos no están
escuchando.
José vivió prueba tras prueba.
Una y otra vez. Las atravesó de
manera tan ejemplar que su vida quedó grabada para tenerla como motivación y
meta a seguir. En ocasiones olvidamos
que Roma no se construyó en un día y queremos que nuestra madurez espiritual
sea como la de los ejemplos en la biblia.
No te desesperes ni te desanimes.
Es un proceso y Dios a penas está empezando. Utiliza estos grandes ejemplos como una meta
y que tu propósito sea alcanzar esa excelente fe que ellos llegaron a tener y
demostrar a través de sus acciones.
Oración
Señor: aquí estoy para escucharte y corregir mis pasos. Vengo con mi corazón humillado y mis rodillas
dobladas reconociendo que Tú eres Dios. Quiero
vivir como José. Con mi fe puesta en Ti
sin importar lo que esté atravesando. Quiero
dejar de quejarme y vivir buscando tu reino en todo momento. Guíame para que así sea. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
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