Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante
tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del
edicto del rey.
En ese entonces, el rey había decidido que se mataran a todos los
recién nacidos que fueran varones. El
pueblo de Israel había sido prosperado por Dios y los egipcios veían con
envidia y preocupación este desarrollo.
Por ello deciden poner un freno y “cuidar” su reino.
La descripción de Moisés al nacer habla de un niño especial. No solamente por su belleza sino tenía algo
en él que la gente no podía dejar de percibir.
Esto hace que sus padres mediten en lo que harían y deciden tener fe y
esconderlo para que no fuera asesinado.
Piensa en esto: el edicto del rey tenía tal poder que, en caso de ser
descubiertos, no solamente moriría el niño sino probablemente toda la familia
por haber desobedecido. Uno no podía
omitir una orden del rey sin tener consecuencias devastadoras. Sin embargo, los padres de Moisés deciden
tener fe en que Dios se encargará de protegerlo. ¿Sabes?
El pasaje no hace referencia a desobedecer las órdenes sino a tener fe y
comprender que todo le pertenece al Señor y no a nosotros. No conocemos la plática que tuvieron los
padres de Moisés pero estoy seguro que en algún momento tuvieron que decir:
este niño le pertenece a Dios y solamente Él podrá decidir si vive o no. ¡Esa es la fe puesta en obras! Uno puede hablar mil palabras sobre la fe
pero una sola acción es mucho más poderosa.
La fe nos lleva a hacer lo imposible.
¿Cómo? Cuando uno actúa con fe,
termina actuando de manera opuesta a lo que originalmente haría (por nuestra
naturaleza caída) y deja que Dios tome el control. Así, conforme los hechos se desarrollan, uno
se da cuenta que está caminando por donde nunca imaginó. ¿Lo mejor de todo? Al caminar con fe las bendiciones
abundan. Ojo, no porque los problemas se
acaban y todo se resuelve a la perfección.
No. Bendiciones de vivir en paz y
con gozo sabiendo que se está caminando por el camino correcto. Uno se llena de preocupación y afán hasta que
decide entregarse al Señor. Imagina la
escena del nacimiento de Moisés al enterarse que era varón. Inmediatamente se preocuparon porque sería
asesinado. Al mismo tiempo, al momento
en que toman el camino de la fe, todo eso queda atrás porque ahora Dios tiene el control y como dice Jesús en
Mateo 11:30, su yugo es fácil y su carga ligera mientras que nuestra carga es
sumamente pesada.
Por un lado, vemos la fe en acción.
Por el otro, vemos las terribles decisiones que podemos tomar cuando nos
alejamos de Dios. El rey decidió que
asesinar niños era aceptable. Todo por
pensar que ese reino le pertenecía y que tendría que tomar medidas para
cuidarlo. Así nos pasa a nosotros hoy en
día. Pensamos que algo nos
pertenece. Nos aferramos a ello y
tomamos decisiones terribles por tratar de mantenerlo. Todo le pertenece a Dios. Te guste o no. Así son las cosas. Aunque parezca que algo es tuyo porque lo has
tenido por mucho tiempo y porque te esforzaste para conseguirlo, la realidad es
que le pertenece a Dios y Él sabrá si te lo deja o te lo quita. Tal vez Dios ya te ha quitado algo y sigues enojado
y aferrado. Tal vez estás tomando malas
decisiones por querer mantener lo que realmente le corresponde a Dios. Has una pausa. Es probable que tu vida sea dura y
pesada. Es probable que te sientas
atrapado y no sepas cómo seguir. Es tiempo
de dejar tu carga y tomar la de Cristo. Ten
fe y camina por medio de ella.
Oración
Señor: no puedo seguir así. Me siento
atrapado. Mi carga es tan pesada que no
puedo caminar. Te pido que me
liberes. Te pido que tomes todas mis
preocupaciones y me muestres tu camino. Quiero
vivir en fe y dejándote tomar el control de mi vida. En el nombre de Jesús te lo pido. Amén
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