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2 sept 2014

Hebreos 11:23

Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey.



En ese entonces, el rey había decidido que se mataran a todos los recién nacidos que fueran varones.  El pueblo de Israel había sido prosperado por Dios y los egipcios veían con envidia y preocupación este desarrollo.  Por ello deciden poner un freno y “cuidar” su reino. 
La descripción de Moisés al nacer habla de un niño especial.  No solamente por su belleza sino tenía algo en él que la gente no podía dejar de percibir.  Esto hace que sus padres mediten en lo que harían y deciden tener fe y esconderlo para que no fuera asesinado.  Piensa en esto: el edicto del rey tenía tal poder que, en caso de ser descubiertos, no solamente moriría el niño sino probablemente toda la familia por haber desobedecido.  Uno no podía omitir una orden del rey sin tener consecuencias devastadoras.  Sin embargo, los padres de Moisés deciden tener fe en que Dios se encargará de protegerlo.  ¿Sabes?  El pasaje no hace referencia a desobedecer las órdenes sino a tener fe y comprender que todo le pertenece al Señor y no a nosotros.  No conocemos la plática que tuvieron los padres de Moisés pero estoy seguro que en algún momento tuvieron que decir: este niño le pertenece a Dios y solamente Él podrá decidir si vive o no.  ¡Esa es la fe puesta en obras!  Uno puede hablar mil palabras sobre la fe pero una sola acción es mucho más poderosa.  La fe nos lleva a hacer lo imposible.  ¿Cómo?  Cuando uno actúa con fe, termina actuando de manera opuesta a lo que originalmente haría (por nuestra naturaleza caída) y deja que Dios tome el control.  Así, conforme los hechos se desarrollan, uno se da cuenta que está caminando por donde nunca imaginó.  ¿Lo mejor de todo?  Al caminar con fe las bendiciones abundan.  Ojo, no porque los problemas se acaban y todo se resuelve a la perfección.  No.  Bendiciones de vivir en paz y con gozo sabiendo que se está caminando por el camino correcto.  Uno se llena de preocupación y afán hasta que decide entregarse al Señor.  Imagina la escena del nacimiento de Moisés al enterarse que era varón.  Inmediatamente se preocuparon porque sería asesinado.  Al mismo tiempo, al momento en que toman el camino de la fe, todo eso queda atrás porque ahora  Dios tiene el control y como dice Jesús en Mateo 11:30, su yugo es fácil y su carga ligera mientras que nuestra carga es sumamente pesada.
Por un lado, vemos la fe en acción.  Por el otro, vemos las terribles decisiones que podemos tomar cuando nos alejamos de Dios.  El rey decidió que asesinar niños era aceptable.  Todo por pensar que ese reino le pertenecía y que tendría que tomar medidas para cuidarlo.  Así nos pasa a nosotros hoy en día.  Pensamos que algo nos pertenece.  Nos aferramos a ello y tomamos decisiones terribles por tratar de mantenerlo.  Todo le pertenece a Dios.  Te guste o no.  Así son las cosas.  Aunque parezca que algo es tuyo porque lo has tenido por mucho tiempo y porque te esforzaste para conseguirlo, la realidad es que le pertenece a Dios y Él sabrá si te lo deja o te lo quita.  Tal vez Dios ya te ha quitado algo y sigues enojado y aferrado.  Tal vez estás tomando malas decisiones por querer mantener lo que realmente le corresponde a Dios.  Has una pausa.  Es probable que tu vida sea dura y pesada.  Es probable que te sientas atrapado y no sepas cómo seguir.  Es tiempo de dejar tu carga y tomar la de Cristo.  Ten fe y camina por medio de ella. 
Oración

Señor: no puedo seguir así.  Me siento atrapado.  Mi carga es tan pesada que no puedo caminar.  Te pido que me liberes.  Te pido que tomes todas mis preocupaciones y me muestres tu camino.  Quiero vivir en fe y dejándote tomar el control de mi vida.  En el nombre de Jesús te lo pido.  Amén

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